sábado, 19 de diciembre de 2015


                                   Déjame que te meza

Bryan, un bebé de cinco meses. Duerme plácidamente en su cuna, mientras su madre, Johana, pasa la fregona por el piso. Un piso de alquiler de las afueras de New York, caro, para las posibilidades para una madre soltera.
Trabaja a media jornada en un supermercado del barrio y saca adelante como puede a la criatura. Su padre, oficial de la Armada, no lo reconoce como suyo. Ya que él está casado con otra mujer y no quiere romper su relación ni asumir la responsabilidad que le toca.  Johana ve todos los días de la semana, como se esfuma su tiempo, como se consume un cigarrillo, cada vez que no está con su hijo. Solo una anciana vecina le hace de canguro gratis y por corazón. Ya que no tiene a nadie más, que se quiera hacer cargo. Niño que llora, se le mece para que se duerma. Niño que yo llora, se le amamanta con el biberón siempre templado. Ajeno a todo, duerme y descansa, mientras su cuerpecillo se prepara para su crecimiento. Ayer 60cm, hoy 65cm. Quien sabe mañana, eso lo sabe mejor la señora anciana. Que a sus años, está más que acostumbrada.

Es verano y tiene la ventana abierta para que se le seque antes el suelo, escucha las sirenas sonar en un barrio, de por sí conflictivo. Se despierta el niño y su llanto se mezcla con el sonido de los coches de policía. No se escuchan disparos, no se escucha ninguna reyerta. Pero ella sabe, sabe y calla. Calla porque no le queda más remedio, no tiene a donde ir. Sola con Bryan a donde va?  No sería bien vista, una madre soltera. Con que acaba de fregar y arropa al niño, para que no se resfríe con el aire que entra de la calle. Ahora sí que escucha el correr de unos cuantos, mientras los policías les dicen “alto”. Pero ellos no paran y se escapan, se escapan  y se esconden. No se sabe donde, nadie dice nada. Ella ya no mira por la ventana.

Después de todo, piensa en que no se vive tan mal. Que al menos tiene un hijo, un hijo que quien sabe si en un futuro. Tiene un padre y ella un marido y que el pequeño piso de alquiler, se respire el mismo ambiente que en una casa grande. Pero este, al ser más pequeño, se llene y se respire más rápido de un aire más noble. Ella es joven, pero a nadie le dice su edad. Solo saben que es lo suficientemente mayor, como para cuidar y proteger a un bebé de meses. Pero no deja de soñar y que alguna vez, cuando suene el timbre de la puerta, sea porque viene ese hombre que tanto anhela. Mientras que no lleve uniforme ya le vale, mientras no sea un viajante y un charlatán, le abrirá la puerta y no solo la de su hogar. Ella no puede cantar “libre”, pero no le importa y tampoco le angustia. Porque, gracias a su pequeño, ya sabe lo que es el querer. Se sienta al lado de la televisión, la tiene en voz baja para no molestarle y piensa y sueña que su voz será recibida por alguien, por alguien que la ame y que no le importe adoptar como suyo el niño que ahora duerme. Porque en un piso, ya sea de un matrimonio o madre soltera, solo cuando callan se encuentra la paz y la calma. Quizás, alguna vez se rompe por el sonido de la calle.
Todo en silencio y pasan las horas y llega el momento de ir a trabajar. Para no perder la costumbre, avisa a la anciana. Esta, en poco rato ya está arropando al niño en la cuna. Lo tiene todo a mano, lo tiene todo preparado. Pero por si acaso, se lo recuerda Johana sin olvidar de decirle el número de teléfono. Un día, otro día, todos los días son iguales y es que trabaja hasta los días de descanso. Es mucho esfuerzo, para tan poca recompensa? Si no pensamos en el futuro que ahora descansa, solo duerme y come, come y duerme.

Ventas de pan, a altas horas de la noche. Solo venta de alcohol a aquellos que ya no son tan jóvenes. Mira a través de la cristalera y ve la gente andar por la calle. Se pregunta si no tendrán casa o lo que tienen en ella, les hace salir y escapar, intentando despejarse y romper la discusión o la monotonía. Y es que después de los años de pasión, llegan los años del cariño y del respeto y sin ello no hay matrimonio completo. Los hombres salen y se juntan con sus iguales. Las mujeres, más caseras. Se mecen, mientras hacen algún jersey o bufanda. No sin olvidar los colores, que colores? Ella se imagina, pero vuelve a la realidad al tener que atender a un cliente. Barra de pan, pan para cenar. Cenar algo, algo que comer, para luego dormir.  Que descanso hay, si mañana será un día igual. Ella piensa en sus ratos, se ausenta mentalmente mientras no viene gente. Solo la esperanza y la alegría de abrazar a su retoño, le hace mantener la sonrisa mientras trabaja.

Solo la noche hace de paz y sosiego. Solo el amanecer hace que ella descanse, qué  más da. Por los amaneceres se acerca la cuna a la cama y duerme, duerme cerca de él. Suele ser tranquilo y la deja descansar. No suele despertar a su madre, como no sea por comer o por la humedad del pañal. Descansa abrigado en una mañana clara en la que hasta las farolas apagan sus luces. Salen entonces los perros con sus dueños. Tiene la hora cambiada o no sigue el ritmo de la vida diaria de manera normal. Bryan llora, al escuchar a unos canes. Ella se despierta, pero con una sonrisa le mira y le observa, solo el pañal mojado. Se levanta somnolienta y en pocos minutos lo deja como antes. Solo el bebé le quita el sueño, solo el bebé le roba el tiempo. Ni el super, ni sus pensamientos. Solo el llanto del niño le hace de despertador. Cambiado y preparado, vuelve a acunarlo y vuelve a la almohada. En principio hasta las dos de la tarde, no tiene nada mejor que hacer que dormir y velar por la paz de su hijo.

En sus sueños se encuentra con un guitarrista y un vocal, uno le hace música en su corazón, el otro le susurra al oído. Por quién decantarse? A quién elegir. Quién sabe. Uno es alto y moreno, el otro más musculado y con una buena mata de pelo negro. Pasan las horas y las dos dan pronto en el reloj, ha sido corto el viaje del amor. Pero no le molesta, solo piensa y mira, la cara inocente del niño en la cuna. No volverá a cometer el mismo error, no permitirá que ningún hombre le venga con música de amor o palabras bonitas. Solo con hechos de los que pueda creer y ver de verdad a un hombre sincero. La anciana le dice una y otra vez, que viva pero que no crea en ninguno. Porque ninguno dice la verdad y en lo que piensan es en lo que piensan y que para uno que la quiera de verdad y sea verdadero, no vale la pena porque a la larga por culpa del destino se quedará sola y viuda.
Johana no cree en ello y sigue soñando mientras prepara la comida, un plato para ella y un biberón para el pequeño. A veces, sin querer. Le vienen recuerdos, recuerdos de un ayer que nunca volverá. Sin querer, sin querer olvidar se le cae un plato al suelo. Lo mira y remira, solo ve sus trozos rotos como su corazón. No quiere llorar, pero las lágrimas le rodean el rostro en pocos segundos. Que ha hecho ella para merecer tal destino, lo único que saca claro es su hijo. Bryan se hará mayor seguramente sin un padre y ayudará a su madre. Johana de donde sacará la fuerza y la voluntad de vivir, si no de ver a su retoño. No agacha los brazos y lucha como en una competición de boxeo. No deja de golpear y bailarle a la vida, para que esta no pueda con ella. Recoge los trozos y tirándolos a la papelera, echa un suspiro, un suspiro de esperanza. Con el paso de los minutos y de las horas, se acerca el momento de volver al tajo. De volver a la rutina, se siente como un ratón en una rueda. Una rueda que no para de rodar y rodar. Esta vez, va a ser diferente. Aunque sea vistiendo el uniforme del supermercado, se pinta y se peina, no haciéndose un moño. Se dirige al local, los hombres casi no la reconocen. A ella le da igual, no quiere nada con ellos. Ella sabe ser paciente y espera, espera a alguien, no sabe a quién, pero le espera.

La anciana no tiene aliento, para verla correr en contra del viento. Del viento y de la vida, ella no sabe, porque la mujer no dice. Pero sabe que hace lo correcto, porque la belleza, al igual que la juventud es un suspiro y quiere y desea que viva. Porque ya habrá tiempo para el descanso y el pasar de largo. Pero los hombres que se acercan, no son merecedores de tal mujer y ella lo sabe. Pero quien dice, que por esa puerta o a través de la cristalera la mire un hombre de verdad. Que le haga vivir y vuelva a sonreír de amor, porque ello no tiene fecha de caducidad. La noche se hace larga, solo venta de alcohol y de pan, más de lo primero, pero a ella le da igual. Está echando un bostezo, cuando entra el primer rayo de sol. Mira la hora y suspira, las siete. Ficha y se dirige para casa, hora de salida, hora de entrada para algunos. Todos se cruzan por el camino, pero ninguno se saluda. Unos por cansancio de la jornada, los otros por el madrugar y abandonar el lecho y la almohada.
Nubes de tormenta acechan, aire húmedo de agosto se respira en el ambiente. Todavía queda para el otoño, pero ya vienen. Ya vienen y pican a la puerta las primeras lluvias. Echa a correr y al llegar al barrio, echa la mirada hacia arriba y ve la persiana subida, pero la ventana cerrada. Respira y sube por las escaleras. La recibe de la señora del piso, es día de pago, de pago del alquiler. Ya no se acordaba, lleva dos meses de retraso y ya le vence el contrato. No tiene palabras con las que defenderse ni dinero suficiente. Eso irrita a la dueña, que la amenaza. La anciana que escucha y observa desde la mesa del comedor, se levanta poniéndole a Johana la mano en el hombro y le pregunta a la dueña, que pagará un mes y ya se verá el resto.  La muchacha al ver el gesto se queda muda, pero asienta. A la dueña le descansa un poco su avaricia y concede el tiempo de la duda. La anciana la acompaña y la invita a entrar en su casa, para realizarle el pago. Johana coge en brazos a Bryan y mira, mientras abraza a su hijo. Pensando en que decirle, en como agradecerle y se pregunta el como se lo podrá devolver.

La anciana se despide y la dueña le echa una mirada, que parece un puñal. Estamos en los ochenta y esto no está bien visto. Que va a hacer si eligió mal, que va a hacer si ahora se encuentra entre la espada y la pared. Pasan unos segundos, que parecen horas y la vecina la hace pasar a su casa con el pretexto de tomar un café. Johana le explica, le comenta, que por muchas horas que haga. Que por mucho que sude y trabaje, no llega a fin de mes y por eso los retrasos. Ella habla y esta escucha, escucha con una sonrisa que hace enfadar a Johana. Porqué sonreirá, porqué esa cara de felicidad. Sube el café y emitiendo un pitido avisa a la anciana. Le sirve un café y le dice, le comenta que ella es viuda y sin hijos. Que no tiene a nadie, salvo su propia sombra. La muchacha no entiende ni quiere. Le agradece todo lo que hace por ella, pero que no sabe como corresponderle en el pago. Esta dice, que no todo es el dinero. Que con el cariño y con el respeto ya le vale. Ella sigue sin entender, hasta que la mujer le dice…..

-Múdate a vivir conmigo y sabrás lo que digo. Múdate y vente con tu hijo, que a ti te querré como mi propia hija y al pequeño, como si fuese mi propio nieto.

Le tiemblan las piernas, pero no lo suficiente como para ponerse de pie y dándose un fuerte abrazo, firman el trato. Podrá descansar y podrá estar más con su hijo. Habrá perdido un piso de alquiler y un hombre. Pero ha ganado un techo seguro y el cariño de una mujer, que ya a su edad, solo quiere respirar un poco de ambiente familiar.

 

 

 

 

 

viernes, 11 de diciembre de 2015

                             Lazo de sangre.
Querida madre.
Antes que apaguen la luz, quería comentarle lo que dicen por ahí y es que no hay nada que tire más que la sangre. Que no hay amor más grande con más afecto y más duradero, que el de una madre hacia un hijo. Puede ser cierto y yo esté inútilmente dudando y en vilo. Ay, mi madre! Que culpa tengo yo, de formar una banda de malhechores en vez de una banda de Rock & Roll. Yo sé que a usted le sigo quitando el sueño por las noches y que ya no es tan joven. Ahora es una señora ya de cierta edad, que sigue y sigue queriéndome como si fuese un crío. No viene, no viene y me arropa porque no le dejo y porque no puede, aunque tenga frío.
Que será de mí el día que llegue, que llegue y no venga a verme. No por no quererme, sino porque ya en este mundo no se encuentre. Que será de mí, si no hay lazo más fuerte que el de una madre hacia un hijo. Espero cumplir rápido los años que me quedan y que pueda reunirse afuera conmigo.
Uno puede tener hermanos, primos….Que familia no falta! Pero como su abrazo no hay nada y no hay pelea ni discusión duradera. No hay voz lo suficientemente alta ni palabra lo suficientemente baja, que haga temblar los cimientos del querer y con ello, hacer desbordar el manantial que riega el amor maternal.
Cuanto se ama a una madre, tanto que espero con ansia su llamada. Por su tono de afecto que me embriaga como si fuese todavía un feto. Una criatura todavía en evolución que aprende cada día por cada palabra que escucha.
Me llama y me dice “hola” me llama y me dice “hasta luego”. Siempre un lazo que no se corta, siempre una corriente que no es ajena al paso del tiempo. Un paso del tiempo que yo temo y me hace pensar si seré un memo.
No soy nada de eso, no soy nada en comparación al hecho. Que hecho? Pues el de agradecerle que me dio la vida, una vida de la cual yo soy el único propietario. El único que tiene derecho a remar o no a remar. A divagar o a reflexionar. Qué más da, lo que sé es que le debo todo y solo a ella, le tengo todas las puertas abiertas.
Como un concierto de música de guitarra clásica, me abrazo con su alma. El día que no esté, el día que no escuche ese “hola” o su  “hasta luego”. Escucharé nuestra música y ya sé el porqué,  para que me abrace desde el otro lado y no sentirme solo. Pondré los altavoces a un volumen correcto y seré calmado y esperaré, esperaré sentado.
Solo serán unos segundos o quizás un par de minutos, pero me sentiré otra vez querido. Suena la guitarra, suenan las cuerdas de la esperanza y yo sonrío. Sonrío y siento que todavía está conmigo, aprovecharé y le haré una llamada. Para que se alegre y se sienta contenta, contenta del agua que lleva mi río. Un río de agua clara y de corriente lenta, pero segura. Que no se enrabia y que no se enoja, desbordándose de sus caudales. Unos caudales, que son los de la paz y de la concordia con uno mismo.
Aunque hay cometido algún delito, no es para estar tan arrepentido. Porque cualquiera puede ser tentado, cualquiera puede desear lo ajeno y no por eso ser esposado. Otra cosa es que uno no sea lo suficientemente capaz, para no ser pillado y poder gozar de aquello que has cogido sin el debido consentimiento.
Vienen otros vientos, vienen otros tiempos. Seguro que el lazo de sangre, ese que nos une, se hará fuerte y con ello perdurará el afecto familiar. No niego ni reniego, pero es que como una madre no hay nada. Mándeme una carta, llámeme por teléfono, que llegará el día que una de sus visitas, me vea tatuado su nombre en la piel. Se lo merece, porque ella ha dado la suya por mí.
Mire! Al fondo, donde se pierde el horizonte. Donde la tierra no está en calma, allí lloro. Lloro y lloro. Porque sé que el final será por mucho que quiera, el mismo. Ese que nos hace separar de los seres queridos y no hay ninguno más querido que el materno. Ese que te cuida desde pequeño y suspira cada vez que llegas a casa, como si te fuese a llevar el viento.
Madre! Si pudiese leer estas líneas, vería en ellas. Una lágrima en cada frase, porque por mucho que yo quiera y desee mi libertad, mi corazón sigue siendo el mismo. Un corazón lleno de amor y afecto, un querer que será eterno.
Suena una guitarra española, no es ni flamenco ni pasodoble y es que para dar pasos ya estamos cansados, usted por la edad y yo quizás por la ansiedad. Prefiero escuchar esta música, relajado…no repostado en un almendro sino en un roble que es más fuerte y duradero.
Pero para ello tendrá que pasar algún tiempo, de mientras. Para que ello, haga de nuestro lazo de sangre. Algo nuestro y solo nuestro. Me repostaré en las húmedas paredes de esta prisión.
En verdad soy un condenado más, total por cuatro fruterías. Es cierto que me ha caído una pena, pero no es por la condena. Es por no poder verla más tiempo del que yo quisiera. Que más me da las manzanas o las peras, que comino me importa a mí. Ser tan sincero solo lo soy con ella, que es la que verdaderamente me comprende y me quiere.
Aunque esté entre rejas, ella no ve los barrotes de la celda. Solo ve al hijo que algún día se fundirá en un abrazo. Yo le digo que al alma no se le ata ni se le encadena y a mí me tiene ahora y en un futuro, para lo que le haga falta. Ya sea para darle una palabra de abrigo como para irle a buscar un cubo de agua.
No quiero decir su nombre, vaya que por culpa de mi destino a usted se le falte. Aunque no hay nada que esconder, solo la mala suerte de haber caído en aquello que nos vuelve locos a los hombres y que tampoco tiene nombre. Porque son lo que son y ellas solo codician el dinero, un dinero que dicen que no es ajeno.
Solo a mi madre se lo entrego, porque las demás no me tienen ni amor ni afecto. Solo a mi madre yo quiero, porque por los demás no hay ser sincero. No confío en nadie más, no hablo ni me descubro. Como no sea entre estas letras que yo dibujo, intentando hacer un cuadro. Un cuadro lleno de luz, lleno de amistad. Que solo con una madre se puede pintar.





jueves, 3 de diciembre de 2015

                                                      Aquí Alpha.
Aquí Alpha, Omega, llamando…. Es una llamada de auxilio, es una llamada de alguien que se encuentra en apuros.
Aquí Tango, Bravo. Te escucho.
Vuelo alto, vuelo más allá de las nubes. Veo el Sol a lo lejos, pero también el cielo que hay debajo de mí. Está lleno de negritud y no veo tierra.
Muy bien Alpha, Omega. La tormenta se disipa y será un pequeño chubasco en breve.
Aquí a lo alto, no se ve tan claro. Tango, Bravo, es posible aterrizar?
No Alpha, Omega. Hasta que no escampe un poco no es posible. El viento viene del Este y corre de Levante. Pero no te preocupes, es poco tiempo lo que le auguro. Simplemente vuela en círculos y no pierdas de referencia al Sol.  
Así lo haré, tengo combustible para un buen rato.
Alza la vista hacia las nubes y tocarás con las manos el cielo. Dicen desde su interior. Pisa fuerte en el suelo y te mantendrás firme en tu sueño. Dice una voz, desde el exterior. Sueño? El que sea, solo tienes que pensar en él y crearlo. Dejarse llevar por una simple canción y que los espíritus que te rodean, se hagan dueño del mismo. Que arte hay más creativo que el de la pintura o el de la escritura. Ay! Si entendiera de colores, haría un mar de lágrimas. Pero no de tristeza sino de alegría, por saber que está vivo. Vive pensando que mañana también vivirá. Otras situaciones, otras circunstancias. Pero en definitiva se levantará y correrá las cortinas, abrirá las persianas para que con ello entre el aire y la luz del Sol.
Es una simple avioneta de dos plazas, una de esas de recreo. Blanca con franjas azules en los lados y una simple hélice que lleva en el morro, da todo lo que puede de sí. Volar por encima de las nubes con tal aparato, es difícil. Solo la maestría y la destreza del piloto lo puede hacer realidad. No se rompe la comunicación y siguen en contacto..
Tango, Bravo. Me escuchas?
Aquí estamos, Alpha, Omega.
La tormenta no se desdibuja, al revés parece ser que coge fuerza.
No te asustes, aquí en Cincinnati estamos acostumbrados. Pero es cierto, hay relámpagos por doquier y no sabemos cuándo te podremos bajar de arriba con seguridad.
Puedo estar unos treinta minutos, pero aquí arriba hace frío y solo veo las nubes encenderse por debajo de mí. Estoy empezando a preocuparme, como veis la pista? Yo creo que lo puedo conseguir.
Ten un poco de paciencia Alpha, Omega. Es mejor que bajes sin combustible, casi planeando es lo mejor.
El tiempo parece detenerse y el combustible a correr deprisa. El piloto sigue haciendo dibujos en el aire, como si quisiese pintar un cuadro. Se arriesga adentrándose en la tormenta. No ve, solo ve lo que no ve y eso le entusiasma y le sube la adrenalina. Sube de nuevo y observa como el Sol se marcha sin decirle un adiós.  La oscuridad, el reflejo de la Luna es solo una opción. Al fin de cuentas, nunca se muere del todo, siempre se vuelve a cantar la misma canción o al menos eso cree..  Esto se está volviendo muy espiritual!  Dice para él y es que se eleva al escribirlo y se asienta en sus convicciones. No hay una muerte total, solo carnal. Quién sabe si volvemos a nacer o simplemente nos transformamos y volamos como si no existiese la gravedad.
La noche se acerca y las estrellas no iluminan debajo de las nubes. Ya no puede mantener tan alto la avioneta y baja arriesgadamente entre ellas. Como humo que fluye en el aire, es el momento que vive el piloto. No sabe dónde está, parece que la conexión con la torre de control se ha perdido. Luces relampagueantes entre el cielo oscuro  iluminan la cabina. La lluvia resbala sobre los cristales de esta.
Un relámpago y un trueno, le hace temblar y no solo de miedo. Por una vez en su vida le entra el pánico y empuja los mandos hacia abajo. A los diez segundos está fuera, no escucha a nadie por la radio y no sabe realmente que pasa. Otro destello, como un relámpago, pero sin trueno. Se ve envuelto en un manto magnético y consigue ver algo parecido a un objeto redondo. Como si alguien le hubiera cogido en sus brazos y suavemente le dejara cerca del suelo.
Sudor frío, corazón caliente. Nervios a flor de piel, no siente del todo las piernas. Las mueve buscando los pedales de control. Las manos en cambio, sujetan firmemente los mandos del equipo y solo se acuerda de sus seres más allegados. Como si fuese presente de una despedida se encuentra, mentalmente se recuerda de cada uno de ellos.
No ve nada y planea en el aire, hasta tocar el suelo. Un solo contacto, un solo golpe de rueda hace recorrer varios metros a la nave. Suspira cuando está parada, se cree en el aeropuerto pero dos luces que vienen por delante a larga distancia le hace reaccionar. Se encuentra parado en una autopista, es de noche y el coche que se intuye, aminora la velocidad y frena en el arcén. Intentan en vano apartar el aparato. Este se encuentra en el lado derecho de la calzada, pero es imposible adentrarlo fuera del perímetro de la vía.
Alpha, Omega…Aquí Tango, Bravo, conteste….
El piloto escucha la radio, una radio que pensaba perdida. Corre y coge el micrófono, esbozando una sonrisa. Se siente lleno, lleno de vida.
Aquí Alpha, Omega….he aterrizado en medio de una autopista. No sé en qué milla ni en qué dirección.
No pasa nada, ahora avisamos a la policía del condado.
27 de marzo de 1980, autopista interestatal de Ohio. Será una fecha recordada en las páginas de los periódicos. Una avioneta aterriza en medio de la autopista en plena noche, después de una tormenta. Gracias al esfuerzo de la policía y de los ahí presentes, se ha evitado una tragedia. Lo que no está claro es como lo consiguió, pero no hubo que lamentar daños personales.
Pasan un par de minutos y se escucha con una voz del cielo, que dice…….JULIO, A COMER!
Es solo un niño en su mundo de juegos y sueños. Se encontraba en el séptimo de esos cielos y le han tenido que despertar de golpe. De golpe despierta de su sueño de ser mayor y obedece a su madre…..
Ya bajo mama!
El niño deja la avioneta y se dispone a bajar para comer, solo piensa en lo que su imaginación le hace ahora dudar. Piensa en la creatividad, piensa en lo que puede llegar a crear, no diciéndole nada a sus padres. Con lo a gusto que estaba jugando con la avioneta…. había llegado un momento, quizás solo un instante que ha parecido ser real.
Por la ventana ve que ha escampado la verdadera tormenta y los rayos del Sol se cuelan por toda la sala. La avioneta sigue ahí, parada en una imaginaria autopista que no es otro lugar que la mesa de su dormitorio. El piloto es un muñeco diminuto de plástico de color azul,  que va en la cabina.
Piensa en lo verdadero de lo que ha hecho, ha jugado, cierto. No ha dejado de ser un juego, pero le entra miedo a volar de verdad. Piensa en si tuviera que subir a un avión comercial, de esos de verdad y solo tener el cinturón de seguridad, para atarse al asiento. Corre a su dormitorio subiendo las escaleras. Se tumba de golpe en la cama y mira de refilón al juguete. Está tal y como lo ha dejado, el coche y la avioneta. Piensa en seguir jugando, jugando o aprendiendo experiencias sin llegar a la realidad.
Ya no es lo mismo, pero sabe que puede hacer la noche o el día, solo tiene que encender o apagar las luces. Ello le llevará a coger con los dedos de una mano la avioneta y con la otra el coche…..
El piloto se encuentra dispuesto, siempre en su cabina. Esperando las órdenes de Julio, unas órdenes que no tardan en llegar y en un momento se encuentra volando en el perímetro de la habitación. No hay ninguna nube, solo la luz de un Sol artificial. El niño se estira en la cama y deja su mente soñar. No hay música, no hay danza para el protagonista. Eso le hace pegar un brinco y sentarse de nuevo en el borde del colchón y animar el juego con un poco de música. No la pone alta, no quiere ni molestar ni ser molestado. El muñeco, parece hablarle con ansiedad. Quiere ser partícipe del momento. Vuelve a tumbarse en la cama y hace piruetas con el avión. Le sopla a la hélice para que esta gire y lo hace volar sin soltarlo, imagina que imagina. Juega que juega…
Aquí Alpha, Omega. Me encuentro en el aire.
Aquí Tango, Bravo. Le recibo.
Es la misma voz, el niño sonríe. Vuelve a estar en las nubes con el aparato y sigue con su juego. Pero se escuchan interferencias, será la radio, será la música. A saber. Él sigue a lo suyo, nadie le molesta y sigue creando con su mente, una mente que no deja de ser la de un niño.
No se levanta de la cama, mira el reloj de la mesita y ha pasado ya una hora. Todavía tiene tiempo, es domingo y no hay nada mejor que hacer. En la vida real se está haciendo de noche, pero en la suya, en la de un niño no existe el tiempo. Para él pueden ser las ocho de la mañana y el piloto seguir volando por el aire. Todo es relativo, todo es creer en lo que quieres creer. Su imaginación le desborda y se levanta de la cama. No coge el coche, solo juega con la avioneta.
Hola Tango, Bravo. Pido permiso para aterrizar.
Hola Alpha, Omega. Aquí Tango, Bravo. Permiso concedido, aterrice en la pista número seis.
Gracias Tango, Bravo. Tengo un poco de prisa, con que allá voy.
Acerca a la mesa el aparato, ahora es una pista de aterrizaje y aunque todavía es pequeño, para pensar en ello.  Piensa en que alguien le espera en su llegada. Le busca una novia al piloto, una chica para un chico. Así que agarra lo primero que le viene en mano y la presenta en la pista. Es una goma de borrar que le ha dibujado con un bolígrafo la cara de una joven.
No se borra la sonrisa de la cara del pequeño, juega que te juega. Ajeno a la realidad y a los peligros que acechan en la verdadera oscuridad. No sale de habitación, no sale de casa. Al menos por la tarde y por la noche. Solo se une a la pandilla por las mañanas y cuando tiene que ir al colegio. Mientras tanto el piloto es su compañero de aventuras y su mejor amigo.
Le busca un nombre para la chica y como no, también para el piloto. Pero no sabe cuál les puede quedar mejor y omite ese pequeño detalle. Serán unos sin nombres, como son unos simples juguetes. Una simple goma de borrar y un piloto de plástico.
Juega que te juega, se le ocurre cortar un pedacito de la goma y sentarla en la cabina. Ya pueden volar los dos, quien sabe si en la vida irreal e ilusionaría le dan las gracias. Ahora sí que son chico y chica o chica y chico. Con que a volar, a dejar volar la imaginación. No habrá tormenta lo suficientemente violenta ni nube demasiado alta, como para qué eso destruya la aventura de volar y seguir soñando.
No entiende de amores, solo de motores y es qué a su corta edad, no sabe de más allá de los sueños. Como en un infantil cuento, sigue jugando. Sigue jugando y se piensa y cree que todo es como dicen sus héroes de su pared. Posters de aquellos verdaderos protagonistas de su corta vida.
Caballos alados y superhéroes, así es el forro de la pared de Julio. También la foto de una avioneta biplaza y sueña con pilotar una cuando sea mayor. Mayor para él, que edad será. Solo desea que un día lo consiga, porque los sueños a veces si lo pides con fuerza  y lo intentas de forma testaruda, se logran.
Mira por la ventana, solo ve lo oscuro y fría que es la noche. Solo los gatos se atreven a cruzar la calle y osan dormir al raso. Otra voz suena, esta vez es la del padre,  que sube por las escaleras. Le pica con los nudillos al mismo tiempo que abre la puerta.
Julio echa la mirada para atrás y lo mira, mira lo mayor que es. Un hombre de mediana edad y piensa, solamente para él piensa. Cuanto tiempo tiene que pasar, para ser como su padre. Para ser como su padre y poder volar como un pájaro en libertad.


lunes, 12 de octubre de 2015

Como un niño de cuna, duerme en el sofá, ajeno a los peligros que le acechan. Tiene 20 años y vive con su madre. Sola ella, hace el esfuerzo diario de seguir caminando. Él, yendo de muchacha en muchacha, se divierte sin saber de sentimientos. Los amigotes lo tienen como una persona que se aprovecha de las mujeres. Un muchacho alto y bien plantado, que se engomina cada mañana, para poder atraer a aquellas que todavía no le conocen. Como un murmullo corre la voz por el mundo, quien se creé para jugar de esta manera y ser tan estúpido.
Sigue durmiendo y a su madre, se le enciende la sangre. Solo se prepara para juerga tras juerga. No tiene ni oficio ni beneficio y no tiene intención de cambiar. Mientras tenga una cama y alguna que le invite, para qué el sudor de su frente.
A veces pasa por delante de las fábricas del polígono y ve a muchos de su edad, que ya dan el cayo y él se dice para él, “ esto no es para mí “. Para qué, a lo mejor soy mejor gigoló que trabajador.
Nubes de tormenta se acercan y con un trueno, se despierta el zagal. La madre sentada en una silla, ve la televisión. Pero mira y no se calla, “ me puedo sentar”. A regañadientes se despereza y rascándose el trasero, se dirige al lavabo. Se desahoga y se mira al espejo, acariciándose el pelo, se prepara. Otra noche, otra muchacha. Como se llamará ahora, cual será su nombre. Se ve joven y con toda la vida por delante. En cambio, su madre, ya entrada en años, no sabe que será de su futuro si no espabila y es más sincero.
No tiene dinero, no tiene coche y en la puerta del bar que hay al bajar un par de calles, se apoya con el pie en la pared. No fuma, porque no tiene tabaco, pero si gorrea a los colegas que se encuentra. Muchos, hartos ya no le ofrecen y pasan de largo, llevando de la mano a sus novias. No se da cuenta, que a la larga la única novia que tendrá será la soledad. Una soledad completa, por no espabilar. Pero que se le va a hacer si él prefiere ir de mujer en mujer. Piensa que la juventud es eterna y eso no es verdad, pero no despierta de su letargo.
Una morena, con ojos verdes y pelo largo negro, pasa por al lado. No dice nada, solo entra y el muchacho aguarda. Pasan cinco minutos, tal vez diez. La morena sale a fumar y le dirige una mirada. Que ojos, que pelo…Quien no se enamora. Le pregunta su nombre y ella contesta “Ana”. Con dos besos, uno en cada mejilla le dice el suyo. “Alberto” , Así es como se llama. Le ofrece un cigarrillo, mientras se hace el atardecer. Se quedan rato afuera y tras pasar el tiempo, ella decide marcharse, no si antes decirle un “hasta mañana”. Se queda en la duda, si será amor o solo una más de la triste colección de corazones rotos, que tiene en su agenda.
Esa noche no hay mujeres, no hay caza. Al local donde van por las noches, ya le conocen y alguna incluso repite, por su buen hacer . No es ningún escándalo ni ningún secreto, la que va, ya sabe de que va la historia. Pero esta vez, es él el que dice que “no”. Se reserva, solo piensa en la morena. No le preguntó la edad, pero uno más, uno menos., es de su edad.
Alguna vez ha pensado en dar el salto a mujeres maduras, que sabe que son las que tienen los cuartos. Pero tiene temor a la reacción de algún marido celoso, no se atreve. Alberto espera y es consciente por una vez. Pero la noche es larga y sin dinero, no tarda en irse para casa. Hoy no ha habido suerte o simplemente se ha negado por una vez a si mismo.
Se cree y sueña por la noche, de que las mujeres tienen dueño, como si fuesen una propiedad que se traspasa o se venden. Tiene un corazón que parece que no ha latido nunca, tiene un corazón en el que la sangre, parece no regar los abismos de la pasión.
Duerme y espera, espera y duerme. Ya sea por la mañana, ya sea por la noche. Mientras su madre hace lo contrario, se despierta y friega, se desvela y cocina. Dándole vueltas a la sopa, no deja de pensar que será cuando ya no esté en este mundo. Como podrá ayudarle y abrirle los ojos, quien sabe porque le caen las lágrimas, empañando el cristal de las gafas.
Dan las nueve, dan las diez. Él se levanta, la sopa ya estará fría. Pero el caldo ya está a fuego lento, que es como mejor sabe. Quien sabe, se despereza y mira por la ventana, el Sol se cuela, llenando la habitación de  claridad. Pero ésta no acaba de llegarle a la cabeza y piensa en Ana como un bien preciado, una nueva jugada y una nueva pieza en su colección. No tiene miedo, usa protección. Es lo único en lo que piensa y se le inunda el cerebro. Sigue mirando por la ventana, a través del cristal. Solo apartando un poco la cortina, ve la gente pasar. Cada uno a lo suyo, cada uno a su trabajo, mientras él solo se rasca el trasero. Es Lunes y todo el pueblo está en movimiento, algunos desde la madrugada.
Tiene 20 años y se imagina la vida dentro de otros 20 y esos son iguales para él. No se imagina ni por asomo, los peligros que le acechan desde que se quedó dormido en el sofá. Padres y más padres, que ya lo conocen y ponen coto a sus hijas. No dejan que se acerquen, por temor a lo que pueda pasar. Son muy jóvenes para entender, que solo es un corazón en destierro. La luz sigue entrando y sigue mirando por el cristal. De golpe y sin darse cuenta, es tanta la claridad que le ciega los ojos y piensa escuchar una voz, una voz que le alerta de lo que se le avecina.
Hace caso omiso y se viste y se engomina, dándole un beso en la frente a la madre, sale a la calle.  Pero no llega a poner pie en el portal, cuando es apuñalado por un hombre de mediana edad, diciendo a la vez “ toma lo que te mereces”. Corre calle abajo sin antes dejar el cuchillo en un contenedor de basura. Las sirenas de la ambulancia alertan a la pobre mujer, que parece que  le cae el mundo encima, cuando le pican a la puerta de su casa. “Su hijo está grave, puede acompañarnos. Corre que te corre, se calza los zapatos y cogiendo las llaves y el bolso, se sube a la ambulancia y de manera apresurada le aprieta las manos a su hijo, fundiéndose en una sola. Corre, circula rápido hasta el hospital. Ahora sí que llora, ahora espera que no sea demasiado tarde.
Alberto se ve fuera de su cuerpo, se ve desde el techo. Ve a su madre y ve a los del equipo de emergencias, de un lado a otro. De golpe, siente como si una mano se asentara en su hombro. Quien es? Un ángel, quien lo sabe. A saber. Solo escucha lo que le dice “ ves en lo que te has convertido? Piensa si tienes una oportunidad”.
El equipo, le lanza una sacudida  de electrógenos. Le cortan la herida y Alberto vuelve a su cuerpo. A los dos minutos, abre de nuevo los ojos. Solo ve los fluorescentes, solo ve la luz reflejada en las pantallas. Mientras lo llevan en camilla a una zona de vigilancia intensiva. Ella ya respira, le dicen que está estable, que han conseguido cortar la hemorragia.
Hace guardia  y se queda toda la noche, hasta que abatida por el cansancio se duerme. Pasa el rato, pasan las horas. Una mano se asienta esta vez en el hombro de la mujer, ella se despierta sobresaltada. “Disculpe señora, porqué no se va para casa y descansa, a su hijo lo vamos a subir a planta”. Da un suspiro y acepta, no sin antes volver a apretarle la mano a su hijo diciéndole un “hasta luego”.
Está ya en casa, se ducha y se asea. Cuando pican a la puerta, es la policía que quieren saber. Ella dice no saber nada y que su hijo está grave y ahora no puede atenderles. Cosa que entienden y respetan y solo se dedican a trabajos de policía científica.
Se toma un café y deja entrar la luz por el balcón. Al cabo de unos minutos, se posa en la baranda un pájaro, un pájaro que parece hablarle y le dice, le comenta que tiene una nueva oportunidad, que le dé tiempo, que él lo sabe.
Sonríe, pero con la boca pequeña se dice a si misma, si es cierto todo lo que pasa. Ya aseada y más tranquila, sale a la calle a esperar el autobús. A esperar esa oportunidad que dicen tener, ella se dice a si misma, que es muy joven. El “48”, es su autobús. Se sube y se asienta, todo el mundo a lo suyo. No saben o no quieren saber. Llega a la parada y se baja, pregunta en que habitación se encuentra y la enfermera le dice, que está en la 3ª planta y en la habitación numero 32. Pulsa el botón del ascensor y el corazón se le acelera…En un momento está en la puerta, mira para adentro y ve que la saluda con una sonrisa. Pero no le cuenta lo acontecido, al igual que ella se lo calla. Es un secreto, es algo que los dos omiten.
Que ha sido un ángel, quien ha sido. Promete aprovechar la oportunidad y le dice a la madre “ Voy a buscar trabajo madre” , ella no se lo cree, pero no se lo dice.
Es la hora de comer y una  enfermera, le ayuda a incorporarse. Le duele, tendrá el recuerdo para toda la vida. Una bonita cicatriz, para un mal recuerdo o quien sabe. El destino de la persona no sabe donde se va a asentar y solo piensa, en varias cosas a la vez. Parece que esta vez la rueda de la fortuna ha rodado a su favor. No se ve más pájaros ni se ve a nadie más. No tiene visitas, no tiene amistades de verdad ni novia a quien besar. Pero se dice para si mismo “esto va a cambiar”. No lo escucha su madre, pero ella sonríe. Porque sabe que el destino, le ha dado una nueva oportunidad, una nueva vida que empezar y empieza en la salida del hospital a las dos semanas. Nadie pregunta, nadie se interesa y se da cuenta del vacío de su vida. Solo están ellos dos, pero con el amor familiar serán capaces de caminar un tiempo juntos. Hasta que encuentre esa compañera, que no le lleve por los senderos de la discordia. Si no al revés, lo lleve por el sendero del amor y del respeto hacia la persona amada.



lunes, 10 de agosto de 2015

El sexo entre las rosas.

Quien dice que entre ellas, no tienen sexo. Quien es capaz de afirmar con tal rotundidad, de que no tienen amor ni sienten celos. Cuando están llenas de espinas, quien no las coge y las entrega a una persona amada. Entre ellas tienen sexo, solo que no lo vemos y no son las abejas, no señoras y señores. Son cuando atrapadas por la noche y ocultas entre la Luna, juntan sus pétalos haciendo emanar tal olor embriagador, que deja aturdido al más seductor.
Siguen su viaje sin moverse de la tierra, que les hará arrastrarse por la noche. Que hace invisible sus roces y sus besos, entre pétalos anda el juego. Algunas se pintan de rojo, otras se pintan de amarillo y aunque tengan sexo entre ellas, no se consideran lesbianas. Sino rosas, solo rosas que se ven con el mismo derecho que el ser humano y juntan sus pétalos y entrelazan sus tallos, en símbolo de su amor y de su unión.
Hacen el amor y no la guerra, son símbolos de paz y prosperidad, pero entre sus espinas ocultan un oscuro secreto y es aquel que se corte con ellas, su sangre, su mala sangre hará germinar en la tierra. Una clase de rosa, una rosa que hará mover los vientos a su puro capricho. Haciendo desaparecer al hombre del planeta, un planeta que consideraba solo suyo y solo de él, cuando en verdad viven más seres, más formas de vida. Que no sabía ni enumerarlas. Pero el destino, hizo que esa gota de sangre, esa minúscula gota cayera al barro. Germinó una clase de rosa que su espina no hacía dolor alguno, como la picadura de un escorpión entraba y se colaba su veneno. Sin saber alguno, quien era dueño de él se hacía con el poder, destruyendo al prójimo. Las demás rosas solo deseaban sexo a pleno sol, sin ocultarlo, iban a ser las próximas dueñas de un planeta que había sido dominado por el hombre.
De que color será la rosa en cuestión? Quien sabe, a saber. Solo se sabe, que el corazón que la bombea es negro como el tizón. Solo se sabe eso. ni cuando será ni cuando pasará. Solo que ocurrirá y será el fin de los días, de una paz nunca conseguida. Por culpa de las envidias y los celos, los sentimientos rotos han hecho salir una rosa destructiva. Una rosa con tal espina, que engaña por su falsedad e ironía. Solo eso llevará al mundo al ocaso. Quien girará entonces de la rueda, ya no será el buey. Quien se sentará, látigo en mano, A quien azotará para que vaya más de prisa y la rueda muela más rápido el grano si la rosa solo le hace falta una buena tierra y un buen riego, como también el sol de la mañana y la luna de la noche.
No caerá ninguna lágrima que haga rodar la rueda, ni caerá ninguna lágrima que haga germinar una flor, la flor que una abeja....aquella abeja cualquiera y olvidada haga la cópula y vuelva el hombre a correr entre los campos de trigo sin ningún peligro. De quien tiene que ser esa lágrima sino del ser más puro, que haga volver la esperanza a un mundo sumergido en la desesperación. Un mundo en el que la mitad no ve a la otra mitad o se hace la ciega o la sorda, no viendo ni sintiendo los lamentos de aquellos que no tienen culpa, que no tienen culpa de que no germine ni una rosa de paz ni una flor de amor.


sábado, 1 de agosto de 2015

Estoy cansado, muy cansado. Cansado y triste de ver, como funcionan las cosas. Que más da, que más se puede pedir. Que si no esperar, un esperar que puede ser largo. Largo y penoso, penoso como aquello que se hace, sin ilusión y con esfuerzo. Gira, que gira. Como un ratón en una rueda, es a veces la vida. Una vida, que puede tener dos caras o dos cruces, todo depende de donde nos ubiquemos. Todo y todo es relativo. La felicidad en sí, es relativa. Solo, solo un hecho en un momento puede provocar la tristeza, dentro de tu ser.
Abrázame, dame un abrazo y sentiré la felicidad de nuevo. Que más da, hay muchas clases de amor. Pero ya sabes, cual es la que más necesito. A lo mejor es el amor y deseo carnal o simplemente es el cariño y el mutuo respeto. Cógeme de la mano, apriétala fuerte y hazme sentir seguro, seguro de mí mismo. En un entorno, que parece hostil.
Llueve, llueve a cántaros y yo lo miro a través del cristal de la ventana. Viento, mucho viento. Me hace estremecer y me abrazo yo mismo, dándome cuenta que no me hace falta nadie. Solo yo mismo, yo mismo con confianza. No dependo de nadie, solo de mí mismo. Ahora, un abrazo real y no hipócrita sienta bien. Solo aquel, que no viene acompañado con un puñal, es de agradecer.
Blanco o negro, porqué no puede ser gris. Hay muchas tonalidades de grises, pero solo un blanco o negro. Solo un sí o un no, solo lo real o lo irreal. No puede ser todo relativo, tiene que ser como debe de ser. Todo tiene un precio, hasta un beso lo tiene. Que puedo pedirle a la vida, que sea gratis. Gratis, casi no lo es, ni el aire que respiramos. Que va a ser gratis, que va a ser si hasta el amor tiene un precio. Dime cuanto tienes y te diré lo que vales, dime un precio por quererte y yo me lo pensaré detenidamente. No te estoy poniendo en venta ni quiero que me regales tu cariño, solo saber si es de verdad o tiene una etiqueta por detrás,  por la espalda que no veo claramente.
Estoy solo, muy solo. Ni la compañía de la televisión, llena mi cuerpo ni mi tiempo y decido escribir, escribir para poder soltar. Soltar por no llorar, porque la humanidad no tiene corazón. Solo tiene el recelo de el del al lado, de aquel que tiene cerca. De aquel, que dice ser amigo. Pero que a la hora de cerrar la puerta, no se sabe si por dentro  escupe y  maldice.
Quien está libre? A saber, yo no sé nada. Solo que el que dice, que tiene muchos amigos, en verdad tendría que contar los enemigos. Seguro que son cientos, pero el que dice tener pocos, es aquel que los cuenta con los dedos de una mano.
A veces y solo a veces, vale solo escuchar el sonido del viento. Nada más, ni música ni lamentos. Solo el viento, que se cuela por una rendija. Eso significa soledad? No es así, eso significa compañía. No hace falta, estar acompañado físicamente. Para sentir el aire colarse a gran velocidad, como si quisiese decir algo. Como si quisiese dar palabra y con su sonido interpretar algún mensaje. No hay que pensar mucho y solo tener cuidado, de cuando hace viento. Viento y agua, que golpea sobre el cristal de la ventana. Mientras yo me siento seguro dentro de casa, solo el aire que se cuela. Me avisa y me alerta, de que nunca se está solo y que nunca se sabe, de donde puede venir un abrazo.
Duermo o sueño despierto, que es real? Solo lo que vemos o sentimos, es lo que verdadera-mente creemos. Lo demás, solo no queremos verlo o sentirnos identificados. Por la sencilla razón de que somos así, escépticos para lo que no queremos. Que es más real, que el propio nacimiento y la propia muerte. Solo la vida está por el medio, una vida en la que intentamos querer o abrazar a los que más sentimos cariño sin preguntarnos si realmente nos quieren a nosotros mismos.


viernes, 24 de julio de 2015

Señor espejo, no me hagas seguir las lineas blancas de la muerte. Una muerte cerebral, debido a su dañino efecto que hace en mi cerebro. Espejo, no me engañes. Que esas lineas son traicioneras y no me llevarán a buen puerto. Que marinero se dejaría prestar a tal suicidio, yo no. No reflejes una imagen mía de alegría y esperanza, cuando en verdad es de tristeza y desesperación.
Cuando esté perdido, te darás la vuelta y no querrás saber de mí. Cuando esté verdaderamente enganchado y perdido, no querrás reflejar mi imagen. Una imagen de un hombre sin esperanza y desconsolado. Que no encontrará refugio en su cabeza, para tal descanso. Que más da, dirías tú. Pero yo soy más fuerte de lo que parece y no lo probaré ni siquiera. Seguiré con mi mente aburrida, pero contenta. Estoy por tirarte al suelo, espejo no traes nada bueno.
Hay casos, en los que la linea blanca entra como un suspiro. Pero como los campos de plantación, son cortados de raíz y tu mente se descoloca, llegando a no saber ni tu identidad. Espejo, espejo. Yo me miro en ti y te sonrío, sonrío porque veo la cara de un hombre bueno. Un hombre que sabe decir que no, que no a aquello que no le traerá ningún disfrute. Solo el tormento, después de una felicidad irreal y efímera. No trae nada bueno, con que espejo yo te guardo. No te rompo en pedazos, pero si me olvidaré de ti. Te encierro en lo más profundo del cajón, para evitar tentaciones que no me darían ninguna felicidad.
Estoy preparado, no necesito ningún guía. Saldré a la calle, como si mi vida dependiera de ello. Saldré a la calle, con la cabeza despejada y sin nada que temer. Porque no hay mayor enemigo que uno mismo, uno cuando no sabe decir que no. Hay una negativa y ni siquiera de regalo, caeré en la tentación.
Sopla el viento y yo lo absorbo y noto la libertad, una libertad que me ofrecía el espejo y que era del todo engañosa. Solo entra el aire limpio y solo veo el cielo, la gente no se da cuenta de mi presencia. Que más da, soy libre. No hay mayor libertad, que aquella que no te hace depender de nada ni de nadie. Vuelvo a absorber, vuelvo a respirar y camino, camino firme por la acera. Nadie se percata de mi presencia, pero yo sí de ellos. Algunos son libres, otros están atados y los más desgraciados, encadenados a una libertad irreal-. Condenados a depender del espejo, para poder caminar y decidir, sin ello no son nadie y con ello les llegará la muerte. Una muerte rápida y en muchos casos en plena juventud.
Yo ya no tengo espejo, no me hace falta para ver la clase de persona que soy. Soy quien soy, libre de todo aquello que nos condena y libre seré hasta en la peor de las situaciones. De eso, consiste la felicidad. No hay que seguir la linea blanca de un espejo, porque en ese caso, serás ciego y no te verás reflejado. Reflejado no serás y condenado sí, a una vida triste y cercado por un entorno viciado por el capricho de un espejo.
Corro, corro y me siento ágil, voy en busca de aquello que realmente quiero. Que puede querer o anhelar una persona, si no es su propia felicidad. Pero una felicidad real y duradera, que no sea algo que no notemos y no prestemos atención a nuestros sentidos. Que más real puede ser, que el tacto y el roce de una mujer en una noche oscura, con la única luz de una vela. Veré y tocaré lo real, no aquello que me promete el espejo y que es solo como la palabra dice, un espejismo. Alguna alucinación, solo para aquellos que se conforman con tan poco. Yo quiero más espejo, quiero además oír las verdaderas voces de los que me rodean por afecto y no aquellas voces, que son de interés o simplemente imaginarias.
Estoy cansado, cansado de ti espejo. No sé como has venido a mí, pero sí se como te marcharás. No te voy a romper, te lo he prometido. Pero si quedarás en el recuerdo, en un recuerdo que intentaré no olvidar, para alejarme de tentaciones traicioneras. Espejo, espejo ya me miro todos los días. Pero no en ti y veo una persona con esperanza, con esperanza de que algún día. Use los demás sentidos, que tengo y que no son en vano. No serán en vano el poseerlos, porque algún día disfrutaré de ellos de una forma real, real y segura. Para que de éste sí, me quede un buen recuerdo.


miércoles, 22 de julio de 2015

Llueve a cántaros, la noche es oscura y fría. Yo me abrigo con una manta en el sofá, mientras que veo una película. Es de acción, bélica y como siempre se espera que ganen los “buenos”. Quienes son los “buenos” y quienes son los “malos”. Quien tiene más negro el corazón? Quien empuña primero un arma, con ansia de matar.
Los postigos de la contraventana, golpean con fuerza y me levanto. Abro la ventana y el aire y el agua, me hacen correr deprisa a cerrarlo todo. No pienso en nadie ni en nada, solo vuelvo al sofá. Para terminar de ver la película, son las diez de la noche. Pero no hay prisa, es viernes y mañana toca día de descanso. Descanso, después de una semana larga.
Escucho caer las bombas y los tiros, a través de los altavoces del televisor. Me arropo y me sitúo en posición fetal. No quiero ver más muerte, solo quiero que acabe este infierno. No sé porqué, solo es una película más. Pero yo me arropo, me abrigo con la manta y me coloco en posición fetal. Siguen cayendo las bombas, ganarán los buenos? Quien sabe. Por un momento, casi me decido a apagar el televisor.
Son las diez y media, queda menos para que acabe. Para que acabe el tormento y es que después de todo uno es masoca. Con lo fácil que es apagar o cambiar de canal, no, sigo viendo la pelicula. Mejor dicho, escuchando. Que sería de mí, si me llamaran a filas. Que sería de mí, si estuviésemos en guerra. Que sería de mí, si me dieran un fusil. No sé que pasaría, no sé que ocurriría. Solo quiero vivir en paz y en armonía con el mundo. A quien le regalaría una rosa, que mujer se puede sentir atraída hacia mi persona. Vivo solo y solo moriré. Solo estaré el día que me vaya y desaparezca. Nadie se acordará de mí, pero yo sí de las bombas y de los tiros.
La mayor victoria que puede tener la humanidad, es que no ocurra ninguna guerra. Que no ocurra ningún conflicto. Esa es la mayor de las victorias y poder construir un mundo. Un mundo donde las bombas, queden en el olvido
Son las once y ya ha terminado, como siempre ganan aquellos que se hacen decir “buenos”. Los malos quedan rezagados y aniquilados por la maquinaria bélica. Me levanto del sofá y me asiento, alargo la mano y cojo un cigarrillo. Porqué tanto sufrir, porque sí. Cuando es fácil cambiar de canal, será por canales. Ya no es como antes, que solo habían dos. Ahora hay un montón. Me siento ya tranquilo, fumando. Aspiro el humo para adentro y lo soplo para afuera. Se consume rápido, como la vida misma. Esa que parece que no acaba nunca y cuando nos damos cuenta, viene ya el de la guadaña. Pero espero que eso tarde, no me asusta la muerte. Me asusta lo que puede venir después, si es que hay algo.
Ahora dan anuncios, pero miro el reloj y me decido por acostarme. Acostarme en una cama fría y solitaria. Una cama sin compañía, no pienso y solo rezo poder dormirme rápido. Cuanto más rápido mejor, cuanto menos dure con los ojos abiertos, menos durarán los pésimos pensamientos. Doblo la almohada y sueño con un nuevo porvenir, un nuevo sueño o una nueva meta. La película me ha dado que pensar, me ha hecho reflexionar de qué iba yo a luchar. Porqué motivo empuñaría un arma y salir a la aventura de la muerte. Solo viven los héroes o solo mueren los valientes? En la película se ven muchos que perecen al ser valientes y no ponerle valor a su vida. O sí lo hacen y soy yo, el que le da poco valor. Pero no quiero agazaparme en una trinchera, al igual que lo hago en el sofá. Que dirían de mí, si me vieran. Se reirían o se enfadarían, mejor no saberlo. Solo sé, que la película a acabado y yo me siento más relajado. Mañana es sábado y continuaré mi vida como civil. No tengo ninguna obligación de hacerme con un arma y menos de ir a ninguna lucha. Todo ha sido una película de entretenimiento a la que yo le doy demasiada importancia.

Se me cierran poco a poco los ojos y me relajo, mil sueños tendré esta noche. Espero no tener ni una sola pesadilla. Dulces sueños

lunes, 20 de julio de 2015

Dale al botón y apaga la luz, sopla la vela del barco hasta que nos lleve a buen puerto. Sopla la vela, dios del viento. Naveguemos por el mar de tinieblas, que es la vida. Caminemos por los senderos de la noche. Circulemos por las vías, como si fuesen nuestras propias venas. Arde la sangre, que albergamos en nuestro cuerpo. Quien sabe de donde procede, solo sabemos de que estamos vivos. Cinco minutos antes, cinco minutos después. Nos puede cambiar el destino de forma radical. Solo el Sol  y la Luna, hacen de testigos de nuestra lucha. Una lucha diaria, una lucha que no cesa. Como no sea para emprender el nuevo camino, después de la vida. Luchemos entonces, porque entonces aprenderemos que no todo es en vano y quizá, solo quizás alguien o alguno, se acuerde de nosotros y de nuestro paso por la vida. Solo el simple latido del corazón, nos esboza una ligera sonrisa. Que al vernos en el espejo, nos hace reír. Reír y creer en nosotros,  en nosotros mismos. En lo que podemos llegar a ser capaces sin temor a perder lo que más apreciamos en esta vida, que no es otra cosa, que nuestra propia existencia. Sonriamos entonces y demos un pequeño empujón a la rutina diaria, de la cual estamos condenados como seres humanos. Quien sabe lo que hay después, solo sabemos que es real lo que vemos, que es real lo que oímos y que es real lo que tocamos. Como podemos saber si es real o simplemente un espejismo. Y si realmente estamos dormidos, años y  años. Hasta que despertamos de nuestro letargo y vemos y escuchamos a aquellos que teníamos olvidados, olvidados porque ya no estaban a nuestro lado. Quien sabe, sin en verdad de morir, lo que hacemos es despertar como si estuviésemos todavía en el vientre de nuestra madre. Una madre que puede ser grande, tan grande como el planeta Tierra y a la vez tan pequeño, que no podemos salir de ella.
Quien sabe donde llegaremos, solo quiero darle al botón y despertar. Estirar los brazos y que éstos toquen el techo. Que mi mirada no se pierda en el horizonte y llegue a un sinfín de lejanía. Quien sabe a donde vamos, solo sabemos que cada mañana nos despertamos dentro de un sueño. Un sueño llamado vida y de que el cual, solo vemos la claridad del Sol. Porque sin él, estaríamos perdidos. Aparte de no ver, moriríamos de frío. Que grande es la estrella que nos ilumina cada día y como no saber, que él y solo él es nuestra verdadera madre. Una madre con nombre masculino, cuando realmente es lo que es. Todo germina y todo sale gracias a él, todo circula a su alrededor, es el centro de todo. Que grande y que poco se puede acercar uno a ella, te quemaría, te abrasaría como si fuese un volcán en erupción. No quedaría de ti, ni el más pequeño aliento ni el más pequeño trozo de carne o hueso. Todo sería aniquilado, como será el Sol en verdad. Solo sabemos lo que sabemos, es decir, nada.
La Luna es más bella. Tiene nombre de mujer, pero es un satélite. Una pequeña piedra, que gira a nuestro alrededor como si fuese nuestro centinela. Quien sabe. Pero cuando la luz se refleja en ella, se le ve tan hermosa……que no me hace dudar de mi destino. Yo sé que hay algo más, que no es solo lo que vemos o tocamos. Que en verdad es lo que sentimos e intuimos, lo que verdaderamente cuenta. Lo que hace latir nuestro corazón, no es solo la sangre si no nuestra propias ganas de vivir y eso, eso es lo que cuenta. Salir y estirar los brazos, siempre y cuando no toquemos o alcancemos el Sol, él sí está por encima de todo y de todos.  No podemos alcanzar todo lo que soñamos, pero quien sabe lo que es real o irreal, solo con la muerte sabremos la verdad o el resultado de nuestra propia existencia.


miércoles, 1 de julio de 2015

Rayo veloz es el que me acecha. Rayo veloz es el que me impacta, me impacta pero no me quema ni me destruye. Su energía eléctrica, se desvía desde los dedos de mis pies. Miro aquella chica, aquella chica inalcanzable. No por mi economía y estatus, sino porque según ella. Les gustan rápidos y lanzados. Yo le comento, que me ha alcanzado un rayo y que me siento pletórico de energía. Que venga a mis brazos y se lo demostraré. Hace caso omiso y me ignora, bueno, no es la primera. Han habido muchas que han tomado esa actitud.
Yo no me he echo para atrás, inundo de energía el local y solo pienso en acercarme a ella, pero sin llegar al acoso. No duermo por las noches y por las mañanas, me encuentro solo y sin compañía. Que daría, por tener un rato de amor y roce con ella. Pero es inalcanzable, ella los desea, quizás más guapos. Yo no soy feo, pero no llego a superar sus espectativas y me rechaza una y otra vez. Me siento derrotado y me voy a la barra, la única rubia que me es fiel y me entiende, sí, la cerveza.
Me bebo una, me bebo dos. Pero ahí paro, ella se acerca. Me flaquean las piernas y cierta parte del cuerpo, hace lo contrario. Que más da, se acerca y me toca la mejilla. Me roza con su mano y yo pienso estar en el paraiso. Ese paraíso que se llama....A saber. No le he preguntado su nombre y quiero saberlo, para poder escribirlo en mis ratos de soledad. Ella calla boca y se mantiene en silencio.
Se sienta a mi lado, en ese momento desaparece la gente que concurre el local. No la escucho pero la oigo, lo mismo que la música que salen por los altavoces. Altavoces que me quieren chivar el nombre. Me estaré volviendo loco, que más da. Su nombre es Ana, que suerte tengo. Ana, me dicen los altavoces. Con discrección y tentando a la suerte, le cojo la mano. Ella se deja y yo sonrío. Era inalcanzable, como es posible. Solo he tenido que sentarme en la barra del local, para que acuda a mí, porqué? Porqué se sienta a mi lado, después de tanto rechazo.
Quizás alcancemos con la mano el cielo,
o quizás nos arranquen el alma en el mismísimo infierno.
Que más da. yo todavía te quiero,
te quiero y no olvido tu último beso.
Como dos jovenzuelos, podemos correr,
o como dos adultos podemos dar un paseo.
La cuestión es no separarnos,
que ninguna ley del destino lo consiga.
Yo lucho cada día, por nuestro amor,
yo peleo cada segundo por nuestra unión.
Yo soy jinete y cabalgo,
cabalgo hasta el lugar más lejano.
No olvides, que solo voy por esa flor,
esa flor tan extraña y tan bonita como tú.
Súbete a mi caballo y abrázame,
que sentiré tus manos apretando mi cuerpo.
Acompáñame, sígueme,
olvida el pasado y vive el presente.
Forjemos juntos, nuestro futuro,
un futuro unidos, unidos por nuestro amor.

No puedo expresar lo que siento, es un sueño hecho realidad. Tanto tiempo pensando en ella, que me he sumergido en el mar y me he enterrado en la tierra. Yo busco su amor, pero y ella? Tendré que arriesgarme, no puede ser real. Estoy flotando en el aire y vuelo alto, para regalarle la Luna. No creo que sea tan malvada y sea el principio de algo, de algo que pueda llenar mi corazón de alegría y cabalgue, cabalgue hasta alcanzarle la flor prometida.

sábado, 20 de junio de 2015

Suenan las trompetas y los tambores, ha llegado el Rey. Él siempre complaciente, se acerca a la gente que le saluda. Montando su caballo negro, muestra su gran espada de acero noble, como noble es su corazón. No diré su nombre, pero vosotros mismos descubriréis de quien relato.
Forman un baile en su honor y acuden las más bellas damas y los nobles de la comarca. No hay guerras, es tiempo de paz y eso se agradece. No más derramamiento de sangre, sangre desperdiciada por sed de ideas o conquistas. Él desea que acabe el baile, aunque está a gusto, prefiere la compañía en privado de su mujer, la Reina. Hace tiempo que no está con ella y solo la luz de una vela, hace de testigo del amor que se procesan. Sin ningún vástago, no pierden tiempo en iniciar la tarea. Con la ilusión puesta, en tener sucesor. Rozan la piel y se adentran en los confines del amor y del deseo carnal. Nadie les molesta y solo dejan pasar, a la ligera brisa nocturna de una noche de verano.
Todo es perfecto y al acabar, quedan en lo más profundo de los sueños. Dos guardias, vigilan la entrada y se van relevando cada cierto tiempo. Todo es sosiego y calmado, hasta que llega la mañana y con ella el amanecer. La luz del Sol, entra iluminando la estancia. Él la besa y la despierta y rozando la mano por el cabello, le dice cuanto la ama. Cuanto la ama y que no desea estar con otra mujer, que no sea ella.
Se preparan y bajan a la entrada, los dos juntos. Seguidos por dos lacayos, se dirigen a las caballerizas. Ël montará como siempre el mismo caballo, el suyo, negro. Ella dice, que no montará caballo alguno. No por no querer ir y divertirse, sino por temor a estar en cinta. Sonríe tal preciado Rey, sonríe y dándole un beso en la mejilla, se aleja en compañía de los dos lacayos. No saldrá de los límites del campo feudal y no correrá riesgos innecesarios, aunque nadie le puede negar su valentía. Varias luchas y enfrentamientos ha tenido a su mediana edad.
Al rato de cabalgar, hace un descanso. Más bien, para que respire el caballo y poder beber un poco de vino, antes de seguir la marcha. El Sol se impone como dueño y señor del cielo, mientras él lo hace en la tierra. Se acabaron las disputas y nadie le falta el respeto. No solo es rey por linaje, si no por méritos propios. A alguno ha tenido que amedrantar, para que no se le sublevara ni intentara acto parecido.
Ya descansado, vuelve a montar el lindo caballo negro. Vuelve al castillo, para estar cerca de su bella dama. Ésta le espera, con nerviosismo. No por peligro alguno, sino porque piensa o cree, estar esperando descendencia. Han sabido aprovechar el momento oportuno y no deja de estar mareada y se siente débil. Las doncellas que le rodean, ya saben y buscan matrona que dirija los meses previos al nacimiento. Todos esperan que sea varón, para que sea príncipe y después sucesor.
Al llegar, ella le recibe con una sonrisa cómplice, que solo él es capaz de traducir. Bajando del caballo, sonríe y la abraza, pero con cuidado. Sigue estando fuerte, aunque ya no son los años de juventud que tanto ha aprovechado.
Quien sabe lo que pasará ahora, solo se sabe que por la mañana sale el Sol y por la noche la Luna. Cuantas veces, tendrán que aparecer hasta que nazca la criatura. Es feliz o mejor dicho, son felices y solo esperan, que reine la paz y que sea duradera, para que no tengan que separarse más de lo debido.

No habrán batallas que lidiar, solo serán las de la naturaleza propia. Pasan los meses y ella va cambiando el cuerpo, el vientre va cogiendo forma y los días y los meses pasan demasiado rápido, casi no les dan tiempo a saborear la fecundidad. Ella se sobresalta al sentir un dolor agudo, solo han pasado siete meses justos y parece que el parto se adelanta. Las doncellas avisan a la matrona, que rápidamente va a la habitación donde ella espera. El Rey, se encuentra por casualidad, fuera en las cercanías. Un lacayo, montando una yegua joven, va rápido a dar aviso de la llegada. Él lo ve acercarse a galope rápido. Ya presiente la noticia y monta su caballo. Se miran a la cara y no le salen las palabras, tampoco hacen falta. Los dos aceleran el paso y en un suspiro, ya están en el castillo. El lacayo a sus menesteres y el Rey a esperar tras la puerta. Pasea y pasea por el pasillo de la entrada, hasta que un grito suena desde el interior. Las lágrimas le caen de los ojos y sin espera, abre la puerta y ve a la matrona con el recién nacido. Ella, alegre, le dice "es un niño". Él proclama día festivo y que corra la voz por el territorio y que la noticia llegue a todos los demás señores feudales. No cabe de gozo y abraza a su señora mujer, ahora también madre.

viernes, 19 de junio de 2015

                             Carta a Lucifer.

Hola amigo mío, ayúdame a buscar una solución a mi problema. No hace falta que te lo explique, ya me conoces y sabes cual és. No pienso venderte mi alma, ya que para mí tiene tal precio, que no lo sé sumar. Por otro lado, puedes contar con mi respaldo y apoyo, en aquello que necesites. Espero tu ayuda, al mismo tiempo cambiaré mi actitud. Cambiaré mi forma de ser y me esforzaré, pero siempre teniéndote a mi derecha. Eres un buen amigo y sé que me leerás detenidamente. Solo necesito tu apoyo, para poder resolver ciertos temas. Ya sabes de que hablo y pienso rebelarme y ser tu aliado en un futuro, que espero sea lejano. No por no estar cerca tuyo, sino por vivir más tiempo en este mundo terrenal. Aunque a veces se hace muy complicado y le entran las ganas a uno de tirar la toalla. Pero hay que seguir adelante, no hay otra. Espero, aunque no me haya casado y progresado en el sentido de tener descendencia. Acabar mis días con nota y saber que merezco tu respeto y que me valores, por lo que soy.
La gente no lucha, pero sí se pelea. La gente no escucha, solo oye las voces sin atender realmente a lo que dicen. Todo el mundo va a lo suyo y ese nos es buen camino. Es lógico que cada uno camine y solo piense en su destino. Pero siempre es de agradecer, un compañero de viaje, alguien con quien poder seguir el ritmo. Un ritmo que no para, como no para el latido de nuestro corazón.
Dicen que el tuyo está helado, yo no me lo creo. Algo tiene que arder en tu interior, cuando te rebelaste contra el Más Grande. Estás en un mundo helado y oscuro, ese es mi próximo destino. Yo tengo corazón, como sé que no me helaré en ese mundo paralelo. Como sé, que seré abrazado por tus semejantes y no por las sombras de la noche. Que no intentarán apoderarse de mí y podré luchar contigo, a tu lado. Sé que tienes mil nombres y éste es el que más me gusta y el que más se acerca, a lo que eres en realidad. Nombres como Satanás o Belcebú, son nombres que el hombre se ha inventado para identificarte. Identificarte como algo malvado y sin corazón. Cuando es al revés, tienes tu parte buena, como nos pasa al resto. Solo que no eres hipócrita y eso me encanta y me enorgullece, llamarte amigo. La gente es así y no se dan cuenta, que siempre es mejor ir con la verdad por delante y que para decir una mentira, es mejor callarse.
Espero tu ayuda, yo sé que me leerás y vendrás a mi llamada. Al igual lo haré yo, cuando sea necesario. Por la amistad y por la lealtad que nos une, te mando un abrazo. Un abrazo que caliente tu alma, si es que la tienes. Ya sabes que para haber vivido en este mundo, la necesitas y no puedes ir robando o comprando almas, para intentar escarbar o arañar los muros de la intolerancia. Para conseguir algo, que todavía es toda una quimera.
Sin nada más que contarte y en espera de tus noticias, lo dicho. Recibe un fuerte abrazo y sigue con tu lucha. Que yo intentaré lidiar mis problemas y asuntos, espero con tu ayuda. Para que le des un golpe de mano al destino.

Espero tus noticias, que no sean breves. Saludos



                            Respuesta del Centinela

En el abismo del mal, esconderé todo mi poder. Hay! Aquel que se interponga en mi destino. Hay! Aquel que intente remendar lo acontecido. Yo soy el que siempre seré, aunque no me crean. Soy el dueño de las llaves, el centinela de lo malvado. Aquello que se desvíe de mi camino, será borrado para no dejar huella. Solo la luz y el resplandor de la Luna, me acompañará en mi viaje. Yo seré portador de las nuevas noticias, solo las sombras serán encerradas de por siempre de todas las eternidades.
Quien osa escribir a Lucifer, todas sus cartas pasan por mis ojos y mi ojo decide, como buen avizor las que debe o no, leer. He leído tu carta y es para ti y para mí la buena noticia, de que llegue a Lucifer. Serás por tanto, recibido el día que se dé buena ventura, por él mismo. En la oscuridad eterna, ya eres uno de nosotros. Siempre y cuando, recibamos de tu parte, la lealtad prometida. Que si un día se rompe, serás lanzado al abismo del mal. Donde están las sombras, aquellas que no son ni de ellas mismas. Por su tiranía o por su maldad. Han sido expulsadas de la luz.
Tienes que tener por seguro, que ese punto es difícil de llegar. Porque ya te conocemos, de los años y de los años. Has tenido fe ciega en nosotros y nosotros te lo agradecemos, con la señal en la mano derecha. Portador serás de la espada, una cruz invertida. Será la que presida tu entrada en el mundo paralelo, ese mundo que tanto anhelas y buscas sin razón. Eres poseedor del saber humano, porque siempre estaremos a tu lado. Hasta que el fin de tus días llegue, serás el que serás y nunca estarás solo. No intentes reclutar o convencer a nadie, de que sigan nuestros pasos y nuestros actos, ya que el ser humano no está preparado y tú serás el primero en entrar, por la puerta trasera en la oscuridad de la noche.
Mucho se ha hablado del tema y solo es como tú dices, una rebeldía. Sin la maldad propiamente dicha y que tú sabes. Yacemos esperanzados de que llegue el día en que el mundo cambie y se vuelva más tolerante y justo. Porque al que siguen, solo trae envidias o guerras y a ti todo eso te remueve por dentro.
Yo soy el centinela, ya mismo tendrás respuesta. Ya será caminando por la calle o soñando en tu cama. Te despertarás sobresaltado y de golpe lo entenderás todo y sabrás el camino a seguir. Sinceramente creo que has obrado bien, acudiendo a nosotros y ya sabes que somos justos a tu llamada. Sabes que vivirás dentro de lo oscuro, por toda la eternidad y si en algún momento quieres ir hacia la luz, serás libre de hacerlo. Ya que con nosotros, no tienes ninguna deuda y ningún pago que hacer. Que el simple hecho de haber confiado ciegamente en él.
Sin más, te ruego que seas paciente y tendrás respuesta a tu misiva



                                    Carta al Centinela


Borrón y cuenta nueva. Volver a nacer, que fácil sería si fuese cierto. Uno cuantas veces, puede nacer o puede vivir el mismo destino o el mismo tormento. Porqué es así. A saber. Yo solo quiero que me responda pronto, para saber si estoy en el camino adecuado o es que no hace falta ningún guía. Quien sabe a quien va dirigida esta carta o quien la va a leer. Yo seguiré esperando pacientemente, gracias centinela.
Observo desde la ventana y veo a la gente hacer siempre lo mismo, es como ver una película en la que siempre tiene el mismo final. Que novedoso o que hay de nuevo cada día, cuando nos levantamos. Dímelo centinela, si lo sabes, dímelo. Yo solo espero respuesta de él. Sé que tengo que tener paciencia y que el día que deje mi cuerpo, sea para reunirme en paz y en libre albedrío.
Que rebeldía consumada, lleva al alejamiento y al rechazo. Porqué hay que ser sumiso y obedecer sin mediar palabra alguna. Dímelo tú, que estás al otro lado. Cuantos planos hay en el Universo y cuantos caminos o senderos, llevan hacia la libertad. Esto, que me lo conteste Lucifer. Espero que le llegue mis cartas, no tengo nada que perder. No tengo ni mujer ni hijos, solo un triste destino de ser humano.
Esperaré, pero no sentado. Seguiré viviendo, seguiré caminando y quien sabe, si algún día. Como tú dices, me levantaré sobresaltado. Todo será relativo, todo lo dejaré en este mundo y mi alma desnuda, se marchará sin decir adiós. No habrá nadie de quien despedirse, pero sí de encontrarme o al menos eso espero yo. Creo que se me recibirá bien, no con cohetes y petardos, pero sí con alegría. Solo es un pequeño paso, que espero llegue cuando esté con una vejez avanzada y no antes.
Porqué no me escribe o tienen que pasar por ti. Acaso es tan importante o recibe tal número de peticiones, que queda colapsado. Solo soy un ser humano, que en suma rebeldía se quiere unir a vosotros. Para seros leal, en los tiempos de los tiempos y vivir con libertad  y fraternidad el resto de la eternidad. Que será de mí, si no me acepta. Que será de mí, si me esquiva.
Solo no quiero ni pensarlo, porque al otro lado no tengo deseo de ir. Nada más por eso. Que imagen quedará de mí, si cruzo la puerta sin pensarlo. Que luz despediré si entro en la oscuridad. Iluminaré el cielo oscuro de la noche o será con el ocaso cuando resurgiré, quien sabe. Hasta que no llegue el momento, viviré y amaré, amaré pero no solo en el deseo carnal. Si no en el espiritual, quien sabe lo que ocurrirá. Ahora, no me dejaré pisar por aquel que se crea con ese derecho. Porque nadie tiene ese poder ni despreciar al prójimo.
 Amar y ser amado, es lo que deseamos todos en secreto. Pero es lo cierto, así que seguiré mi camino y no escribiré más cartas, hasta que me responda él. No es por nada en especial, es que es a él a quien escribo y no a ti Centinela. Ya sé que eres el guardián, que eres el que abres la puerta. Una puerta fría y helada, como la oscuridad eterna que invade el Cosmos.

                                          Carta a Lucifer

Hola Lucifer, gracias por todo. Ha pasado un poco, desde nuestra última conversación. Pero aquí estoy, gracias por estar a mi lado, dándome apoyo en los malos momentos y riendo conmigo en los buenos. Sabes que siempre te seré fiel y jamás te haré dudar de mi incondicional amistad. Porque si una cosa he aprendido en mi corta vida, es que uno debe forjarse como hombre y defender y luchar por su manera de vida. Que no es la más buena ni la más mala, solo la mía.
Sueño con la ansiada libertad y el libre albedrío, momentos que quedarán grabados en mi memoria. No pienso correr y pienso ser paciente, demostrar que uno se forja con el paso de los años y que a este mundo, se viene a aprender. No solo a procrear y a vivir, cosa que es importante por otro lado. Ya que uno deja su legado una vez se va.
Espero que tener la suficiente fuerza, en los momentos de soledad y que en esos ratos, pueda escribirte unas líneas y que éstas lleguen a tu mano. No lloro o al menos lo intento, solo lo hago por tristeza o emoción y es que no dejo de tener mi propia alma de la que ya sabes que no está en venta. Tiene un alto precio y no hay nada que me pueda tentar, para llegar a venderla. Ahora, siento curiosidad de ver vuestro mundo. Aunque no sé porque me da, que ya lo he visitado en sueños.
Pero soy consciente y espero. Mientras tanto viviré y andaré el camino que el destino a trazado para mí. Pero también quiero recordarte, que por mucho que hablen o digan, del que éste está escrito. Yo no pienso seguirlo, como una aguja sigue un disco de vinilo. No soportaré siempre la misma canción, yo no soy de dormirme en letargo y ver la vida pasar. No he nacido, no he venido al mundo por ello. Yo creo, que el destino me tiene reservado una grata sorpresa y no es solo tu amistad. Es algo más, lo presiento. Lo siento en viva carne y los pelos se me ponen de punta, será de la emoción? No quiero llorar, por favor. Así que, por hoy lo dejamos. Ya continuaré mañana, esta carta.....
Es de noche, no tengo sueño y por eso sigo escribiendo. No tengo con quien hablar a quien amar. He sido un inconsciente, pero no soy mala persona, pero la sociedad si puede te pisa y yo no me dejo. Dicen algunos, que hay que ir hacia la luz. Pues yo, prefiero la oscuridad y estar cerca de ti, sé que no me olvidarás y cuando sea la hora, vendrán a buscarme y no pasaré el túnel. Dime si de verdad, se puede ir soñando. Porque si es así, ahora mismo me voy a dormir. Si después me traes de vuelta, no me lo pensaré. Dime en un sueño, en uno solo. Cual será mi destino, de si seré libre como quiero ser y podré descansar por toda la eternidad y no volver a este mundo. Un mundo, que nunca es lo que es y tampoco lo que aparenta. O tendré que volver, por muy reacio que sea.

No me hace ninguna gracia, volver por el mundo pasar. Pero si así tiene que ser, que así sea y que venga con la lección aprendida y no con la memoria borrada. Porque no hay peor destino, que el del que no sabe que se acerca su muerte y vive, vive como en un mundo que no tiene fin. En un mundo del cual es difícil salir, pero muy fácil entrar. Solo hay que atravesar la puerta, para estar dentro de ella. Yo, para eso prefiero mi soledad. Una soledad, que amortiguo con la esperanza y no la fe ciega. Porque he visto, lo que he visto y creo ya en ti.
  

martes, 16 de junio de 2015

Hola padre, cuanto tiempo hacía que no te veía. Como estás, yo solo te veo con más canas. Pero también te veo con más ganas, más ganas de vivir. Desde que falleció madre, que no te veía tan sonriente. Como es eso? Has conocido a alguien o simplemente, te tomas la vida con más filosofía.
Hola hijo, que te puedo contar. No, no he conocido a ninguna mujer. Mi corazón pertenece a tu madre, en que no esté en este mundo, sigue estando en mí. Solo, como tú dices. Me tomo la vida con más filosofía y sabré esperar, para reunirme con ella. Me siento vivo, vivo en todos los sentidos de la palabra. Que más da, aquí estoy y me fijo en cada paso que doy. Por donde ando y por donde camino.
Que alegría me das, pensaba en el temor de que cayeras en depresión. Soy testigo, desde mi niñez, de vuestro gran amor. Puedes conocer a quien quieras, vive y disfruta del tiempo que tienes concedido, ya que en este mundo no se queda nadie.
Sabes una cosa? Existen los ángeles, el otro día me visitó uno. Me dijo en mis sueños, que tu madre se encontraba tranquila, en el nuevo mundo. Ese mundo,  donde van aquellos que son de bondad.
Caminando y fijándose en el paso. Fueron por el sendero de la vida, durante largo rato. No hablaron y se quedaron callados. Como si pasase un ángel, se hizo el silencio. Siguieron caminando y no fue de discordia alguna, su marcha. Como padre e hijo, fueron largo rato. Un tiempo que se detuvo para ellos, haciendo que su unión y lazo fuera más fuerte. No habían muchas piedras y el terreno era llano. Fácil fue la tarea y hasta que se despidieron, no abrieron boca.
Se despidieron con un abrazo, hasta la próxima. Deseando que fuera pronto, se alejaron uno del otro. No habrían paredes  suficientemente gruesas, que separasen el respeto y el cariño familiar. Solo estaban ellos dos, ni mujer, ni madre. Nadie más que ellos, cada uno en su casa, cada uno en su sitio.
Entonces,  a los pocos días. Un demonio visitó al padre y susurrándole al oído le dijo….
Porque pertenecer a una sola mujer, cuando son ellas las que pueden ser de tu posesión. Si quieres te presento algunas, tiene que hacer tiempo que no sientes el éxtasis con ninguna o es que solo has sido de una?
Dobló la almohada y se tapó la cabeza, no quería escuchar tal sugerencia. Dada la persistencia de él, le dijo que se marchará y éste se fue. Quedando aliviado, durmió todo lo que restaba de noche. Por la mañana y  tomando el primer sorbo de café, pensó en lo que le decía y no dándole valor alguno, se marchó a dar un largo paseo. Esta vez solo, no le diría nada a su hijo de lo acontecido por la noche y seguiría amando a su esposa en silencio.
Paseaba alrededor de unas fuentes, solo escuchaba el correr del agua. Se sentía tranquilo, aliviado de la noche vivida. Se acercó a una de ellas y ésta le dijo al oído, quieres que sea tuya? Se sobresaltó y dando dos pasos para atrás se marchó rápido. No entendía nada. Es cierto, solo había estado con su mujer. A lo mejor por eso era tan codiciado, pero no quería y deseaba  que la paz reinara en su vida, hasta el fin de sus días.
No volvió a reunirse  con su hijo, hasta pasadas unas semanas. Semanas en que estuvo tranquilo,  pero temeroso y siendo consciente de lo ocurrido. No fue ninguna locura y sí muy real. Solo, le dejaron solo y envejeció, pero no se supo a ciencia cierta si volvieron a visitarle. Solo se sabe, que a los años. El hijo enterró al padre, al lado de la madre. Ahora nadie podrá separarlos, en carne y alma. Juntos hasta la eternidad, por tener un amor tan puro.
Se rumorea entre los parques y jardines, que ellos dos ahora pasean juntos de la mano y no hay nada ni nadie, que les perturbe la paz. Siendo grandes amantes, se unieron en una sola alma y en una sola luz. Esto es lo que se rumorea, de que sea cierto o mentira. A saber.
El hijo fue el más perjudicado, se quedo en la soledad completa. Quedando a merced de una barra de algún bar, haciendo charlas con la copa de compañera ideal.


lunes, 15 de junio de 2015

Quieres viajar a lo desconocido, fúmate un poco de hierba y experimentarás lo que nunca tu imaginación, ha podido llegar a ver. Fuma y sentirás la sensación de volar y flotar. Alcanzarás el cielo con la mente y podrás dibujar el arco iris en tu cerebro. No hagas caso de lo que dicen, de los que están en contra. Tú fuma y verás el séptimo cielo. Verás el otro mundo tan cerca, que te quedarás enganchado.
Fuma un poco de hierba, yo te invito a la primera. Para que lo pruebes y compruebes que no te miento. Fuma un poco de hierba, mucha gente lo hace y saborea como el humo fluye por su cabeza, dejando sin acción ni reacción a tu mente. Déjate llevar y podrás navegar por los mares que nunca has visto y podrás caminar por los senderos oscuros de lo que llaman “droga”.
No hagas caso de aquellos intolerantes, no hagas caso y fuma. Fuma hasta que en el ambiente, se forme una densa “niebla” de humo. Entonces ya no tendrás escapatoria, serás enganchado a la hierba. La “niebla” no te dejará ver el horizonte y quedará tu mente tan plana y dirigida por mí…… Eso es la “droga” y sus efectos. Tú viaja ahora gratis que ya te cobraré y encima serás mío. Me pertenecerás y además ganaré dinero.

Duerme si quieres, hasta que se te pase el efecto. Después te venderé todo lo que tu cartera pueda soportar.  Que hombre más ingenuo, nadie está libre de caer. Él ya es mío. Otro más para formar la cadena…..
Que has hecho de mí, ahora no soy capaz ni de escribir. Dame una calada o échame el humo a la cara. Que has hecho de mí, que ahora tengo que fumar si me quiero reir. Antes era risueño, ahora me veo siempre con sueño.  Que más da, cuánto cuesta. Cuánto vale, el poder navegar por los rincones oscuros de la droga. Cuánto cuesta, entrar en ambiente. Si no fumo, no me dejáis entrar. Porque despierto, me daría cuenta del error y echaría a correr. Pero no lo hago y compro y no como. Con el dinero de la comida, fumo y no me desespero. Solo ha sido por un día más, está todo controlado. Con lo comprado, tengo para varios días. Mañana podré comer y navegar al mismo tiempo. Echo una calada y una tras otra, sigo riendo. Riendo a mi manera, mi cabeza flota entre el humo de la hierba, que se va quemando a la misma velocidad, que el papel que la envuelve.
Aspiro hasta quemarme los dedos, estoy enganchado. Como podré dejarlo, aunque creo que lo tengo controlado y es toda una autopista hacia la felicidad. Que caray, no tengo cosa mejor que hacer, que fumar. Aprovecho el tiempo libre, que me deja el trabajo y fumo uno tras otro. Hasta caer anestesiado hacia el anochecer. Aprovecho y duermo, duermo y sueño.
Pasan las horas y sigo durmiendo, sigo soñando y no escucho el despertador. No escuché el timbre de corneta, que me avisa de que tengo que volver al mundo real. Que es real o irreal, que es verdad o mentira. La vida es una sátira del mismo ser humano, yo fumando me siento en mi mundo. Un mundo que he formado a mi medida, solo con un poco de hierba me mantengo.
Vuelve a sonar el timbre de corneta y esta vez sí que me levanto, es hora de trabajar. Un trabajo sucio y pesado, pero no hay otra cosa. Menos mal, después me evadiré con mi humo.
Uno por vender y ganar, yo por comprar y perder….Que más da si soy un perdedor, que más da si el mundo me ha comido ya. Necesito de la hierba, para ser feliz. Estoy enganchado hasta las cejas, que será de mí. Cada día necesito más y ya no me conformo con fumar después de la jornada, si no que lo hago a escondidas mientras trabajo. Lo hago, solo me delatan unos ojos rojos. Que no pasan desapercibidos y que no puedo ocultar, tras las negras lentes de unas gafas. El encargado empieza a sospechar de algo, se me acerca y observa como trabajo, yo no hago mucho caso de su presencia y sigo a destajo. Se marcha y sonrío, podré seguir en los dos mundos. En el real y en el irreal, haciendo viajes a lo desconocido. Un viaje que cada vez, conozco mejor o cada vez me veo peor, quien sabe. Solo sé que necesito un poco de hierba, para poder volar, volar y flotar como el humo, en el aire.
Suena la sirena, soy libre. Libre por unas horas y mientras voy para casa, voy pensando en reunirme con aquellos que siguen mi mismo camino. Que será de todos nosotros, no seguimos el camino trazado y eso que está bien claro. Trabajar y procrear. Pero eso no es para aquellos que no son bienvenidos entre la sociedad. Una sociedad que te maltrata y no quiere a aquel que intenta rebelarse.
Una ducha rápida y ya echo humo, un humo que flota en el aire y me visto con ropa de calle, una calle que me espera, hasta altas horas de la noche. Me chocan la mano, me ponen ésta encima del hombro y me llaman por mi nombre. Me siento integrado, entre los que no son aceptados. Fumamos y reímos, reímos por no llorar. Pero por unas horas, me siento a gusto y nada puede hacer romper este momento. No hay ventanas y se condensa el aire, un aire turbio que se mezcla con el sudor de la gente. Da igual, aquí me quedo. Hasta que sea la hora de marchar para casa y seguir soñando. Soñando y despertar mañana a la  realidad, una realidad que empañaré con los “cigarrillos” que fumaré.