miércoles, 24 de noviembre de 2021

 

HÉROE

Me está corroyendo por dentro de mi cuerpo, me está aniquilando algo que intuyo y presiento la presencia de algo que me aboca al fracaso. Yo no soy ni buena ni mala persona, solo soy un hombre.  Un hombre que escribe, un hombre que intuye y hace que relata y narra lo que siente.

Otoño del 2020

Antonio Guzmán toma asiento en un banco de un parque, son las 4:00 h de la madrugada,  solo las luces de las farolas alumbran la noche cerrada. Pitillo tras pitillo se fuma la vida y pitillo tras pitillo se relaja con el sonido de las hojas, es otoño, el frío empieza a calar en los huesos ya. Pero se relaja, el frío se aguanta mejor cuando verdaderamente hace falta descansar la cabeza, esta una y otra vez le martillea y no le deja pensar con claridad todo es un sinvivir. No sabe que dice, no sabe lo que balbucea por la boca al mismo tiempo que da una calada. Habla solo, se pelea y discute consigo mismo, hasta que el cerebro le dice hasta aquí. Pasadas dos horas, cumpliendo las seis se pone de pie y se dirige hacia su casa, no se hace camino, eso es cierto, pero sí el recorrido de la vida. Se puede llevar aunque la amargura te agarre el cuerpo, haciendo de este un viacrucis, haciendo de este un penar y un lamento.

Escucha como el que oye el rugir de una moto, una voz que le dice, una voz que le atormenta una y otra vez….

      Dime de quién eres, dime quién te ha concebido y le daré muerte, ya que traerte a este mundo es lo peor que puede haberte hecho. Si hubiese sido delito traerte al mundo estaría mejor en la cárcel, ¿quiénes son tus padres?, que a ellos les caerá la espada de Damocles. Tú no tienes derecho a la vida, no sé yo lo pongo en duda, que sea otro el que lo juzgue.

Al mismo tiempo que ve la salida del Sol, le responde pasados unos minutos….

      ¿Por qué me dices eso alma gemela, porqué dices eso tú qué tanto me anhelas?, ¿el porqué dices todo aquello que vomita tu boca, quién te puede querer diciendo tales cosas? No lo digas de verdad por favor, si fuera una cremallera tus labios la cerraría porque de ella no sales de tales injurias.

Falta rato para llegar a casa, falta rato para que se dé cuenta de sus errores, por ese motivo y por ese hecho da media vuelta y se dirige a cierto sitio, a cierto lugar. Lo desea, lo necesita, el sudor de su cuerpo lo delata. Se acerca a una ventana de un bloque de pisos, es un bajo con la ventana enrejada. No tiene que decir nada, solo sacar la cartera y dar los billetes que en ella lleva, a cambio tiene lo que necesita y entonces, solo entonces, no anda si no corre para casa, llegando al portal, sale de él una exclamación, un suspiro. Entra en ella, es un piso pequeño y tumbándose en la cama se desahoga.

Como un as de picas y un comodín, como carta de presentación es el pinchazo de aquello que le hace viajar, ¿cómo hacer el relevo sin morir en el intento? Muerto en vida ya está y no ve la salida a su sufrimiento, que eso solo desea viajar y dormir,  dormir y viajar. Si para ello debe de robar, lo hará, si para ello debe de pedir y suplicar lo intentará. Pero el viaje se hace plácido, hasta que su corazón y su cabeza no le digan basta no parará. Son caminos que se cruzan, son pruebas de la vida. Encontrar la salida es difícil ya que ello es un laberinto que tiene una entrada, pero a veces la salida está bien camuflada. Lo mejor es nunca entrar, lo mejor es pasar de largo, aprender a decir que no por mucho que pique la curiosidad. Es peor el veneno que entra, aquel que te corre y te come cerebro como un verdadero vendaval.

Tormentas intensas caen por su mente, lluvias ácidas se le muestran delante de sus ojos, no sabe ya si es él o es todo aquello que lleva dentro. Todo aquello que circula por la sangre, haciendo de todo un veneno del cual es difícil encontrar el antídoto sea de alivio, no por favor, no ignoréis algo qué puede ocurrirle a cualquiera. Nadie está libre del engaño y que ello se transforme en una enfermedad, en una adicción que produce tal enganche que realmente ya no eres tú.

El corazón le delata y le pide que salga, que busque a aquella que verdaderamente le aportará a la vida. Que deje el camino que sigue, ya que solo le llevará al barranco, a un rompeolas tan alto, que la caída será mortal. Como si fuese algo que no conociese, como si fuese su recuerdo el que le viene a la mente, piensa que le responde cierta persona que es de cariño y de amor.

      Cariño. ¿Tú qué quieres cambiar dentro de mí?, cariño yo no te puedo querer más de lo que te quiero, ¿qué sería de mí sin ti a mi lado?, ¡oh! Cariño, ¿qué sería de mí? No depende de nadie, solamente de ti, solamente el amor que siento hacia ti me hace sentir los latidos del corazón. ¿Vivir qué sería de mí?, no lo quiero llegar a pensar, no, no quiero llegar a adivinar. Solo me desgarra por dentro, por eso mismo sentir tus lamentos cerca de mí es porque tú formas parte de mí, así es cariño y así será siempre.

El sudor se seca, el corazón late despacio y como el que tiene al lado a alguien a la vera de la cama, habla y se escucha a sí mismo….

      No me digas esas cosas, yo no te quiero de verdad, no me hagas un chantaje emocional a estas alturas de la vida, que bastante sufrido en ella para que amargues también la mía.

Paranoico, acaba paranoico dentro de un bucle, no sé, dentro de su bucle en un huracán se siente. ¿Entonces, el Ser qué será de él le abandona, que será de él, si siente que lo traiciona la vida? Por la travesía de un pueblo del cual no quiero olvidar su nombre, pero tampoco quiero decirlo todo depende y como si pende de un hilo la relación con ella, todo eso se lo imagina dentro de su paranoia, ¿qué será de él si ella lo traiciona?, ¡vagar por la oscuridad!

Pájaros vuelan a ras de tierra y como si quisieran cortarle las alas del amor, él camina al lado de la avenida. La travesía es larga, al igual que su caminar, no me puedo ni imaginar qué será de él si ella le da esquinazo. No será tan importante quizás, pero para a él le va la vida.

Despierta en casa, todo ha sido un sueño, toda una absurda realidad envuelta en una mentira. Sombras en la oscuridad es lo que ve en una casa vacía llena de cuadros y de fotos de ella, esta es su paranoia. Que esté llena de recortes de fotos pegados en la pared, como una sombra se siente, como una sombra en la oscuridad se hace presente, se dirige a la cocina. Se hace un café, un café que no le echa azúcar para para sentir el amargor de la tristeza, ella le sigue hablando en voces en base a que siente en su cabeza.

      No te quiero tanto hijo mío, solo deseo mantener una amistad y que de ella confío, no me pidas más por favor sino a tu lado no estaré el día que necesites que esté contigo.

Luces en la oscuridad, sombras en la plenitud del día es lo que ve, no aguanta más y sale de casa, primero sin dirección ninguna, después se le ocurre la idea. ¡Médico, necesito un médico! Sin pensarlo mucho, sin darle muchas vueltas a la noria se presenta en el mostrador.

      ¡Ayuda!, necesito ayuda.

Hay una sola mujer, hay una sola persona para atenderle y se siente saturada y se asusta. Mira el reloj, da igual la hora que es, pero ella  se queda mirando el reloj de la pared y como la que oye llover le escucha. Llueve, llueve a cántaros en el ambulatorio, pero al final y solo al final le da cita con su médico. No hay de urgencias, no hay para ahora, para el mismo momento, así que debe de esperar y resignado vuelve para su casa. Con la hora para mañana, con hora para un nuevo empezar. No sabe si lo conseguirá o se adentrará en las entrañas del mismísimo infierno. De él depende, de sí mismo está el conseguirlo. Solo ya en casa pasa los sudores y los temblores, no quiere volver a la ventana enrejada. Al bajo que le suministra lo que necesita, así que pasa la noche en vela, hasta ver de nuevo el amanecer.

Cruce de espadas entre los dos cielos queda la contienda, entre su alma y su cuerpo queda la batalla. Sabe que debe de salir y sanar para poder continuar, si no en el abismo se encontrará. Llega la hora y sentado en un asiento del ambulatorio está. Dicen su nombre, anuncian su entrada a la recuperación, quien lo sabe si lo conseguirá, a saber.

Verano del 2021

Son diversos los caminos que transcurren en el tiempo, este, que aunque parezca no corra, siempre va un paso por delante y ello le lleva a la desesperación, llegando incluso a tentarse más de una vez en volver a la ventana enrejada, pero se lo piensa y sigue. Sigue el camino trazado y consigue un primer intento de volar, pero se cae, se cae pero no se hace daño, así una y otra vez, hasta llegado el momento que sube, sube y vuela tan alto que toca el cielo. Sonríe, ahora sonríe y con una propuesta de trabajo llena su ilusión de vivir.

Mil lágrimas en su recuerdo, mil llantos en la memoria quedará en su cabeza, ver la luz del Sol es lo mejor que le ha podido ocurrir, ya que no se sabe cómo ha conseguido salir. Nuevo, es un hombre nuevo, nada tiene que ver con lo que era y nada tiene que ver con lo que será a partir de ahora. Todo queda en silencio, todo queda en la nada más, el porqué   es así, ahora es por conocimiento y arrepentimiento. Camina despacio, pero es otro el recorrido, fotos, recorridos en su vida y ahora sí que hace camino, ahora sí que demuestra su valía. Nada tiene que ver con antes e intenta hermanarse con aquellos que han pasado por su mismo camino, lo conseguirá, lo conseguirá porque sí así es, así será.

Está en casa, cerca está el invierno, mira de nuevo a las fotos, esas fotos que tiene pegadas en la pared. Sollozando, las va quitando ya que son de su madre, esa madre que él no puede abrazar y qué le llevó a desconsuelo y a entrar en caminos enfangados llenos de lodo, hasta las profundidades del mal.

Flores marchitas florecerán en la ventana enrejada, rosas dibujadas nacen en su corazón, una nueva oportunidad en la vida le surge. No quiere perder su oportunidad, no quiere bajarse del tren de la prosperidad, así qué, diciéndole adiós a la ventana, abre las puertas de la sociedad, una sociedad que a veces da una oportunidad y hay que saber aprovechar, porque dos no sé si la da. Su madre seguro que estará orgullosa y descansará más en paz después de ver lo que ve. No todos salen y lo pueden contar, no todos salen y un corazón puede dibujar.

 

miércoles, 17 de noviembre de 2021

 

LA HAZAÑA

Quizás fue en una época anterior o quizás solo fuera en una época posterior, yo, un sin nombre, había sido nombrado para algo más por mi verdadero nombre. Quizás sea simplemente un hombre de los que existen en este mundo, pero ese deseo de que nadie me lo crea en ningún momento aunque todo sea real, me hace que todo pueda ser una rebeldía y todo puede ser así, tal como lo escribo.

Esta historia no es un cuento de hadas, este relato no está escrito solamente para pasar un buen rato de leyendas en leyendas. ¿Serás un hecho o serás cierto o serás mentiras hipócritas?, quién lo sabe lo que eres en verdad. Yo, sinceramente, es que al menos lo que soñé un solo día fue algo tan extraño, pero a la vez tan extraordinario, que lo recordaré siempre. Realmente lo viví décadas, décadas que fueron según dicen quienes, fueron algo que me llenaron el alma. Aunque también dicen que terminaron en decadencia, ya que hay muchas cosas que alzan al espíritu, ¿cómo explicar todo aquello que ocurrió, en qué cambió el mundo?, no lo sé realmente y aquello que es verdad, es que solamente soy humilde escribiente que narra lo que siente y lo que presiente.

Navegando por los mares del Sur pensaba en mis cosas, en mis sueños inalcanzables, aunque fuera por voluntad propia. No sabía si podía conseguirlo, no y entonces como el que muerde la manzana, de Eva me quedé dormido y todo esto fue lo que soñé, hoy en día es realmente mi vida, así ocurrió y así lo relato….

La espada de acero penetro en el pecho, un vasallo era yo, cuando vi tal hecho y como si fuese un nido de serpientes, surgió dentro de mí algo que llevaba escondido. Entre los muros de la discordia zigzaguea tal serpiente, entre los torreones del castillo medieval se erige un reptil, como una serpiente cobra es de venenosa su mordedura, ¿pero quién teme más a quién temer? Más sea la serpiente por su mordedura, que por la lengua bífida de aquella que busca el trono, entre los muros del lamento nace la discusión del momento. Pero un rayo cae en plena tormenta, la lluvia ácida de aquella que zigzaguea, el Rey, por llamarlo de alguna forma, intenta equilibrar la balanza de la justicia pero esto no es posible, así quién sabe. A saber

Sigue lloviendo a cántaros y el que es rey es destronado por la serpiente, su mordedura ha sido letal y con su lengua va formando la república, una república temblorosa ya que es cogida con pinzas. La plebe, la gente del lugar, los lugareños están tan acostumbrados al sometimiento del poder por los impuestos que se ven desbordados por la democracia y la voz del voto. ¿Quién le iba a decir quién es la serpiente, si la serpiente se esconde entre los muros del castillo?

      Dame de beber por favor, sé piadoso conmigo y dame de beber que vengo sediento de tanto caminar por el desierto. ¿Quién es quién es aquel que llega y nadie dice su nombre, quién es quién es?

Hay quién se sienta en el bordillo viendo pasar los caballos, tirados los carros por bueyes, carros llevados por los dueños, carros llenos de paja para caballos de un ejército inexistente. Ahora sí, de sus pequeñas parcelas o pequeñas tierras, antes dominadas para él que se decía el Rey y quién por su nombre y porque él lo decía que era por derecho propio, eran de su propiedad. Ahora son libres, ahora vuelan alto tocando el cielo pero la falta de costumbre les lleva el recelo y a la falta de autoestima.

Una voz les susurra, con su lengua bífida se hace dueña de la confianza de aquellos que se sienten plebeyos.

      No te preocupes mi Señor. Nada será como antes, somos todos libres y podremos abarcar caminos aventuras que jamás hubiésemos podido imaginar.

Levantan la cabeza y cada uno de ellos le dice al prójimo….

      Espero y deseo que tengas razón y que todo ello nos lleve hacia la libertad, hacia el libre albedrío de aquellos que hemos sido condenados en otros tiempos por pensar diferente.

Le ruego a mi Señor que me dé toda la energía que me envuelve, para que haga realidad mi sueño, que haga realidad todo aquello por lo que yo me esfuerzo. Que no es de menos y creo que debe ser mecedor del triunfo, ¿qué será de mí si no lo hago?, esta sufre la mordedura de la serpiente. Otra lengua del pueblo, quién lo sabe realmente, qué esperas penetrándome dentro de mi cuerpo con la propia espada de su padre. Entiendo que nacerá dentro de mis órganos, ayudando con ello a la muerte. Aunque está simplemente pasando en otro plano, todo es un sinvivir, ¿quién sabe la verdad? De la verdad, yo no lo sé, yo solamente soy el último hombre, el último hombre que sabe la verdad, media verdad que no se puede contar, porque esa verdad podría destruir al mundo. El segundo que conocemos es mentira, total, pero que la gente no cree para sentirse capaz de vivir cada día. Todo puede ser real o puede ser una mentira o simplemente ser una alegoría, las ciudades siguen luchando por la república y por menor o por mayor y por la república. Como queráis decirlo, el orden de los factores no altera el producto, al seguir la libertad del libre albedrío.

Un niño bien se acerca a aquel que es portador de algo que él  asegura que le pertenece por herencia, se acerca y le dice, le ruega y casi le ordena.

      Hey, tú!, qué haces devuélveme la espada que es mía por linaje y por sangre.

      Qué dices alma de cántaro si solamente eres un niño.

      Cierto. Solamente soy un niño, pero tengo derecho al trono porque así lo afirmó mi padre.

      Los tiempos han cambiado, las épocas medievales han quedado atrás, ¡vete!

El niño del que se dice Rey no quiere marcharse sin su espada, así que aguarda al anochecer y arriesgándose a perder su vida, entra en casa de aquel que la guarda y con un silencio sepulcral, como si fuese un verdadero ladrón, la coge con estilo y enfundada sale por la puerta principal. No lo ve nadie, nadie es testigo del hecho, así que se adentra en el bosque. En ese que no se ve perdido por la costumbre, ya que hoy mismo en el pueblo, a la vera del castillo se ve en riesgo de muerte, todo sucede tal como sucedió. Hoy yo un humilde escribiente lo narro, para que así conste a tal efecto.

Mil legiones tendrían que venir para ayudar al niño rey, pero quién se pondría a la orden de un infante y le devolvería el Reino a un niño, todavía distante en el tiempo para madurar y hacerse mayor y conseguir por él, los méritos para ser de respeto rey.

El sonido de las hojas de los árboles le advierten, el agua del afluente le recuerda viejas historias en su corta edad, pero hay algo que le hable y le dice….

      No llores te digo yo, cómo será escuchar tus lamentos en el bosque, no solloces criatura que todavía eres muy joven y tienes años para conseguir lo que buscas. Esas lágrimas que caen y resbalan por tu cara, que no las vea nadie que sino no serás de respeto con nadie. No sé si lo haces, te digo otra vez que alguna vez te ganes el respeto conseguirás ser rey.

El niño cómo el que se llama y escucharse desde la lejanía en el tiempo, se le enciende la luz y se dirige bosque a través al reino de su adversario. Va a pedirle ayuda, no sabe cómo hacerlo, no sabe cómo pedirlo y no sabe cómo decirlo, así como quién es el autor de otra causa que hacer, corre. Al alba, al atravesar ya todo el bosque se encuentra en terreno del Reino vecino. Allí es apresado por los mercenarios, que no tardan en llevar la presencia de tal Rey.

Este al verlo se queda incrédulo, el niño rey no se le ocurre otra cosa qué en qué hincar la rodilla y presentar la espada de su padre. Este al ver su gesto, dicho rey se levanta del trono y acercándose a él la recoge y le pregunta el porqué.

      Príncipe Juan, ¿por qué me traes la espada de tu padre, sí ahora ya te puedes considerar rey?

      No puede ser, soy solamente un niño y no estoy de respeto, estoy completamente solo, no tengo nadie que me apoye y por eso vengo a pedirte ayuda.

Se queda anonadado perplejo pero se sienta en el trono con la espada ajena y le escucha….

      Rey Luis, si me consigues el trono, conseguirás algo más que mi amistad. No conseguirás mis tierras pero si mi más alta lealtad, por ello te digo y con ella te imploro que hagas de ello, todo el principal gesto conmigo.

Lo mira fijamente y le sonríe….

      Te invito a que descanses, para mí ya eres el rey. Sí es verdad de tu lealtad, conseguiremos con ello un tiempo de paz, así que pongo a mis órdenes a todos aquellos que quieran luchar en tu nombre y en el mío propio.

No ha pasado mucho tiempo, no pasan muchos soles, cuando el rey Luis, junto el que  ahora se dice el rey Juan, entran asaltando el castillo. Unos gritan defendiendo por la república, otros gritan por la monarquía, no sé quién tendrá razón todavía pero así ocurrió y así lo narro.

Todo fue como un sueño que empezaba, se veía de nuevo rey, se había alzado en armas junto con la que el que era su adversario, no sabía dónde se metía todavía, no sabía dónde llegaría a alcanzar lo que pensaba que era un trato de amistad entre los dos reinos.

Una flecha al final le alcanzó, pero eso no le dicto dar marcha atrás. El hecho que había captado una flecha, le dio más energía, además de rabia y de poder. No sabía de dónde le venía la fuerza pero él seguía luchando al frente y no paró hasta conseguir de nuevo encumbrarse en lo más alto del castillo. Allí y solamente ahí entonces, aquel que con el que había confiado y cerró el trato le traicionó siendo entonces cuando se sentó en vez del él en el trono que le pertenecía, empujándolo para atrás a él riéndose de él a carcajadas y le dijo al pueblo….

      Yo soy vuestro verdadero rey, seré el que cobrará vuestros impuestos y se alimentará de lo vuestro, así que a mí me debéis obediencia o con mis ejércitos os mataré.

El pueblo agachó la cabeza y vio como la república solo había durado unos días, pero hay una cosa que no sabía el rey Luis y era que un nido de serpientes anidaba entre los muros del castillo, no pasó mucho tiempo, no fueron muchas las lunas que acontecieron, cuando una de ellas sigilosamente entró en los aposentos del que se había hecho rey, donde la muerte le visitó con una mordedura de la más poderosa sin que pudiera defenderse. No hubo ningún ejército ni mercenarios que le apoyaran y le defendieran, solamente una serpiente dirigida por el niño hizo a este recuperar el trono. El pueblo se dio cuenta de ello y él, sabio y clemente hizo bajar los impuestos y llenó de calidad de vida a toda la plebe. Fue el Rey durante muchos años, él fue el que por méritos  propios consiguió el trono, no confió en nadie más que solamente en su corazón y en su mente, dónde de viejo ya pero solo murió. Total fue la desconfianza que no tuvo ni mujer ni hijos, llegando con ello con su muerte la república deseada por el pueblo y con ello la libertad y el libre albedrío.

 

lunes, 1 de noviembre de 2021

 

ESCALERA AL INFIERNO

Sale el Sol por la mañana, se esconde ya la Luna a descansar, después de alumbrar la noche gélida en este otro lado del confín de la Tierra. Sentado estoy, mirando hacia las imágenes pintadas en los cristales de la iglesia. Tierra santa, espacio sagrado se dice, alumbran con velas el lugar. Sentado en silencio, escucho una voz que me susurra y no tardo en con papel y lápiz, el empezar  a hacer al principio garabatos, para acabar escribir cierto relato, que no está lejos de la realidad, aunque sea un secreto a voces, como voces son las que me vienen y me susurran, diciendo de mí verdaderas barbaridades, haciendo que hinque al final las rodillas y mirando a Jesucristo y me ruegue a él, como aquel que le pide explicaciones, pero no escucho su voz ni veo que se mueva. Solo noto una energía  que me envuelve y me entra dentro de mi cuerpo, llenando toda mi alma dejándome casi sin movilidad.

      Señor, dame fuerzas para que sea capaz de relatar todo aquello que para mí es verdad. Señor, yo de ti canalizo toda tu energía para que esta me llene de valentía y pueda gozar del libre albedrío, como libre soy y a ti no me siento atado y por eso no voy de lado a lado. Como el que sube una montaña, ¿qué habrá arriba de esta, estará la verdadera verdad o simplemente esta la cumbre desde donde todo se ve?  Seguro que solo es todo aquello en lo que todos somos ciegos, porque no hay mayor ciego que aquel que no quiere ver, aquel que se enerva en discutir lo que es de verdad. Dame la razón entonces y dame la fuerza para que ellos lo puedan contar, no quiero correr, quiero caminar despacio ya que es lo que me pide aquel que se introduce en mi interior, aquel al cual le mantengo su máximo respeto es solo dar su palabra.

Ya  no se cruzan espadas sino energías, para poder seguir luchando forzando así que la cortina transparente se rasgue completamente, dejando ver, dejando vislumbrar, todo aquello que hasta ahora nos ha sido desconocido. Todo por creer en aquello que posiblemente no sea cierto o quizás sí y yo solamente haya sido tergiversado por en una realidad paralela.

      Dime, dime hermano tú que entras dentro de mí de forma respetuosa, di mi hermano que quieres realmente para que yo pueda contar tu historia. Tienes que dejar verte o al menos dejarte percibir, para que yo pueda escribir. ¡Ay!, qué será de mí después de coincidir contigo, ha sido una casualidad, aunque estaba escrito que todo esto iba a ocurrir.

Que se puede decir, yo no me levanto, sigo de rodillas como si fuese rezando una plegaria lo que cantara. Todo son otros tiempos y otros momentos los que  me llenan de gozo y recuerdos, como si aquel que me entra hubiese sido en otro momento alguien importante en una de mis tantas vidas.

      No lo sé ciertamente, no lo sé, yo como amante de las letras canto a veces acompañado por mi mandolina, canto y bailo contando historias de caballeros y templarios. No hace falta que diga mi nombre, ya que he tenido tantas reencarnaciones que no sé cuál es el verdadero. Le respondo, entrando poco a poco en su mente, haciendo de esta  agua clara de algún manantial.

      Sangre en el campo de batalla es lo que se ve, sangre y más sangre hace de ella brotar flores como flotan rosas en el mar, pétalos de todos los colores como de razas y condiciones han caído en la tierra. Yo fui testigo de algo que es difícil de olvidar, la batalla era lo de menos lo más malvado y lo más cruel eran los saqueos, todo el pueblo corría y de espaldas morían por el golpe de la espada de aquel que se creía dueño de la vida de los demás, sangre y más sangre corría ladera abajo, como un reguero sin piedad.

Sombras percibo y me pongo de pie, y sin mirar hacia la cruz que tengo en frente, salgo de la iglesia con mi papel y lápiz….

      Yo solamente escribo, no me digas esas cosas que me acaban en paranoia, no puede ser cierto. ¿Cómo puede ser verdadero, aquello que cuentas?,  aunque tengo una vaga realidad de que todo es posible.

      Bebe mi caballo, come y descansa, que mañana nos queda un día más de lucha, lucha contra aquel que nosotros decimos diferentes, porque lo dice así, lo dice y nosotros nada más obedecemos órdenes, qué más da  Se dice a sí mismo, como si todavía estuviera en el plano terrenal.

      Viviré para luchar, viviré para saquear, ¿quieres ser mi recompensa?, pues ponte delante de mí y dame todo lo tuyo. Así es y que así se escriba y así se lea, porque todos somos portadores de nuestra verdadera verdad, porque todos creemos tener la conciencia tranquila, aunque sea esta de asesino y ladrón.

Lanzas de poder se alzan hacia lo más alto del castillo, construido por las manos sangrientas y los cuerpos desnutridos de aquellos que  llamaban esclavos. Lloro, lloro  desconsoladamente por aquellos que me invaden el alma llenándome de la pena, del horror que vivieron en una época dónde lo desconocido era fe. Donde aquello que no se le puede dar nombre era considerado sagrado, como sagrado es aquello que me invade y canalizo para poder transcribir, escribir y relatar lo sucedido.

      ¿Quién será aquel que me invade, que será aquel que me lleva a borde de la locura, no serás tú verdad? Alguien será de verdad, porque si no yo no encuentro razón alguna para que esté yo de esta manera.

Como legiones espartanas luchan dentro de mí aquellos que se dicen ser mis amigos, pero no saben todavía aún que me guardo una carta, un As debajo de la manga que es difícil que ellos vean. Todo sucedió o muy rápido muy lento, según se crea todo puede ser verdad, no todo puede ser mentira o quizás sí sea verdad. Sí es simplemente una herejía,  si es así, si hay algo después que me perdonen, pero yo no creo en cosas que no veo. Soy tan escéptico, que me cuesta creer aunque sea yo el que escriba tal relato, todo sucedió tan deprisa, todo se dio en un instante y yo me quedé perplejo al ver realmente lo que sucede cuando nuestro cuerpo perece. Podría llamarle Juan, podría llamarle Antonio, da igual el nombre, ya que en el otro lado somos uno más del conjunto de toda la luz.

      Corre,  corre me decían de joven. Corre, corre con espada en mano, ya luchaba aunque esta fuera al principio de madera, todo, como en todo en esta vida se necesita un aprendizaje y yo no fui menos y así ocurrió y así lo relatarás.

Solamente había un error, solamente hay una habilidad y una debilidad, la habilidad era el coraje y la valentía y la destreza con aquella que es con la que se defendía. La debilidad era simplemente las faldas de aquellas jóvenes que corrían a su alrededor, qué puedo contar para que me creáis que hay algo después de esta vida. Qué puedo decir, lo que sea que me invade se merece un respeto por su valentía, qué puedo decir más sino simplemente que si se lea y así se escriba.

      Puedo caminar, puedo andar por las llanuras, puedo trotar a lomos de mi caballo por según qué caminos de paz o de guerra, ¿qué será de mí cuando yo muera, qué será de mí cuando la letra ya no sea impresa?, cuando nadie lea y aquellos trovadores dejen de cantar aquellos relatos épicos, que a mí ciertamente, me hacen recordar que vivo en otro tiempo y en otro espacio.

      Todo es posible viejo amigo, todo es posible mientras todo sea de abrigo, no por el frío y la lluvia sino por la amistad y la concordia. Le contesto, abriéndole mi alma y mi corazón.

      En eso tienes razón, porque realmente la gente se pelea, la gente discute sin darse cuenta de la suerte que tienen.

Como en la noche perpetua, duerme en letargo aquel templario que se cree dueño y señor  de todo aquello que alcanza a ver con la vista, con la mente puesta en más allá del horizonte. Descansa la noche en paz, porque le esperan días de guerra, todo es relativo, menos el golpe de espada que puede recibir cualquiera detrás de la cabeza al pasar, dejando la sangre brotar de nuevo sin parar. ¡Ay señor!, ¿qué será de mí si yo solamente en mi corazón albergo la paz del amor?, cómo me puedes venir tú señor a decirme que coja con la mano derecha la espada y con la izquierda maneje el escudo de la venganza.

No se abren puertas a golpe de maza, son solo con las buenas palabras como se llenan los corazones faltos de cariño….

      Por favor señor, date cuenta de tu error y no canalices energías negativas que pueden llegar a arrancar corazones llenos de amor y valor, qué es lo que verdaderamente ha de prevalecer en el mundo que conocemos, ya que tú me hablas desde el otro portal, desde un plano adónde llegaremos todos al final.

Me comenta y me dice, me dice y me comenta que ardieron las casas como hogueras por San Juan a tu paso y tú te escudas en que son solamente son órdenes llegadas desde lo más alto. Yo me pregunto qué beneficio y qué respeto puede tener todo aquello que no da al final con la amistad hacia la concordia.

      Te digo y me marcho, que contigo yo me enervo y me enojo. Ya que la amistad y la concordia son para los débiles. Yo solo deseo volver, pero no sé si lo conseguiré. Estoy encerrado, es cierto, encerrado como una sombra en el anochecer tardío de una montaña tan alta, que no se ve ni el Sol ni la Luna. Atisbos de lo que un día yo fui se me reflejan, hechos por los cuales me maldicen pero que yo, siendo como soy, valoro y alzo a lo más alto. Solo puedo decir que un día volveré y seguiré y seguiré, ya que ese es mi objetivo y mi empeño, aunque para ello deba de convencer a quién haga falta.

Espantado me quedo con sus palabras, hace frío y más aún con sus palabras, casi quedo congelado, no por el frío de la mañana sino por el futuro incierto de un ayer. Cansado estoy, agotado me encuentro, pero asustado y de piedra se hace mi cuerpo y mi alma, al ver el reflejo de la iglesia en el suelo. En este se ven ciertas cosas y otras quedan ocultas, ya que los cristales no dejan traslucir toda la verdadera verdad. Solo veo una cruz invertida, que me hace ver lo que es cierto, aunque no lo quiera creer a lo primero. Me voy, me alejo y vuelvo a respirar con toda mi alma, solo me encuentro y feliz por saber lo que sé.