miércoles, 24 de noviembre de 2021

 

HÉROE

Me está corroyendo por dentro de mi cuerpo, me está aniquilando algo que intuyo y presiento la presencia de algo que me aboca al fracaso. Yo no soy ni buena ni mala persona, solo soy un hombre.  Un hombre que escribe, un hombre que intuye y hace que relata y narra lo que siente.

Otoño del 2020

Antonio Guzmán toma asiento en un banco de un parque, son las 4:00 h de la madrugada,  solo las luces de las farolas alumbran la noche cerrada. Pitillo tras pitillo se fuma la vida y pitillo tras pitillo se relaja con el sonido de las hojas, es otoño, el frío empieza a calar en los huesos ya. Pero se relaja, el frío se aguanta mejor cuando verdaderamente hace falta descansar la cabeza, esta una y otra vez le martillea y no le deja pensar con claridad todo es un sinvivir. No sabe que dice, no sabe lo que balbucea por la boca al mismo tiempo que da una calada. Habla solo, se pelea y discute consigo mismo, hasta que el cerebro le dice hasta aquí. Pasadas dos horas, cumpliendo las seis se pone de pie y se dirige hacia su casa, no se hace camino, eso es cierto, pero sí el recorrido de la vida. Se puede llevar aunque la amargura te agarre el cuerpo, haciendo de este un viacrucis, haciendo de este un penar y un lamento.

Escucha como el que oye el rugir de una moto, una voz que le dice, una voz que le atormenta una y otra vez….

      Dime de quién eres, dime quién te ha concebido y le daré muerte, ya que traerte a este mundo es lo peor que puede haberte hecho. Si hubiese sido delito traerte al mundo estaría mejor en la cárcel, ¿quiénes son tus padres?, que a ellos les caerá la espada de Damocles. Tú no tienes derecho a la vida, no sé yo lo pongo en duda, que sea otro el que lo juzgue.

Al mismo tiempo que ve la salida del Sol, le responde pasados unos minutos….

      ¿Por qué me dices eso alma gemela, porqué dices eso tú qué tanto me anhelas?, ¿el porqué dices todo aquello que vomita tu boca, quién te puede querer diciendo tales cosas? No lo digas de verdad por favor, si fuera una cremallera tus labios la cerraría porque de ella no sales de tales injurias.

Falta rato para llegar a casa, falta rato para que se dé cuenta de sus errores, por ese motivo y por ese hecho da media vuelta y se dirige a cierto sitio, a cierto lugar. Lo desea, lo necesita, el sudor de su cuerpo lo delata. Se acerca a una ventana de un bloque de pisos, es un bajo con la ventana enrejada. No tiene que decir nada, solo sacar la cartera y dar los billetes que en ella lleva, a cambio tiene lo que necesita y entonces, solo entonces, no anda si no corre para casa, llegando al portal, sale de él una exclamación, un suspiro. Entra en ella, es un piso pequeño y tumbándose en la cama se desahoga.

Como un as de picas y un comodín, como carta de presentación es el pinchazo de aquello que le hace viajar, ¿cómo hacer el relevo sin morir en el intento? Muerto en vida ya está y no ve la salida a su sufrimiento, que eso solo desea viajar y dormir,  dormir y viajar. Si para ello debe de robar, lo hará, si para ello debe de pedir y suplicar lo intentará. Pero el viaje se hace plácido, hasta que su corazón y su cabeza no le digan basta no parará. Son caminos que se cruzan, son pruebas de la vida. Encontrar la salida es difícil ya que ello es un laberinto que tiene una entrada, pero a veces la salida está bien camuflada. Lo mejor es nunca entrar, lo mejor es pasar de largo, aprender a decir que no por mucho que pique la curiosidad. Es peor el veneno que entra, aquel que te corre y te come cerebro como un verdadero vendaval.

Tormentas intensas caen por su mente, lluvias ácidas se le muestran delante de sus ojos, no sabe ya si es él o es todo aquello que lleva dentro. Todo aquello que circula por la sangre, haciendo de todo un veneno del cual es difícil encontrar el antídoto sea de alivio, no por favor, no ignoréis algo qué puede ocurrirle a cualquiera. Nadie está libre del engaño y que ello se transforme en una enfermedad, en una adicción que produce tal enganche que realmente ya no eres tú.

El corazón le delata y le pide que salga, que busque a aquella que verdaderamente le aportará a la vida. Que deje el camino que sigue, ya que solo le llevará al barranco, a un rompeolas tan alto, que la caída será mortal. Como si fuese algo que no conociese, como si fuese su recuerdo el que le viene a la mente, piensa que le responde cierta persona que es de cariño y de amor.

      Cariño. ¿Tú qué quieres cambiar dentro de mí?, cariño yo no te puedo querer más de lo que te quiero, ¿qué sería de mí sin ti a mi lado?, ¡oh! Cariño, ¿qué sería de mí? No depende de nadie, solamente de ti, solamente el amor que siento hacia ti me hace sentir los latidos del corazón. ¿Vivir qué sería de mí?, no lo quiero llegar a pensar, no, no quiero llegar a adivinar. Solo me desgarra por dentro, por eso mismo sentir tus lamentos cerca de mí es porque tú formas parte de mí, así es cariño y así será siempre.

El sudor se seca, el corazón late despacio y como el que tiene al lado a alguien a la vera de la cama, habla y se escucha a sí mismo….

      No me digas esas cosas, yo no te quiero de verdad, no me hagas un chantaje emocional a estas alturas de la vida, que bastante sufrido en ella para que amargues también la mía.

Paranoico, acaba paranoico dentro de un bucle, no sé, dentro de su bucle en un huracán se siente. ¿Entonces, el Ser qué será de él le abandona, que será de él, si siente que lo traiciona la vida? Por la travesía de un pueblo del cual no quiero olvidar su nombre, pero tampoco quiero decirlo todo depende y como si pende de un hilo la relación con ella, todo eso se lo imagina dentro de su paranoia, ¿qué será de él si ella lo traiciona?, ¡vagar por la oscuridad!

Pájaros vuelan a ras de tierra y como si quisieran cortarle las alas del amor, él camina al lado de la avenida. La travesía es larga, al igual que su caminar, no me puedo ni imaginar qué será de él si ella le da esquinazo. No será tan importante quizás, pero para a él le va la vida.

Despierta en casa, todo ha sido un sueño, toda una absurda realidad envuelta en una mentira. Sombras en la oscuridad es lo que ve en una casa vacía llena de cuadros y de fotos de ella, esta es su paranoia. Que esté llena de recortes de fotos pegados en la pared, como una sombra se siente, como una sombra en la oscuridad se hace presente, se dirige a la cocina. Se hace un café, un café que no le echa azúcar para para sentir el amargor de la tristeza, ella le sigue hablando en voces en base a que siente en su cabeza.

      No te quiero tanto hijo mío, solo deseo mantener una amistad y que de ella confío, no me pidas más por favor sino a tu lado no estaré el día que necesites que esté contigo.

Luces en la oscuridad, sombras en la plenitud del día es lo que ve, no aguanta más y sale de casa, primero sin dirección ninguna, después se le ocurre la idea. ¡Médico, necesito un médico! Sin pensarlo mucho, sin darle muchas vueltas a la noria se presenta en el mostrador.

      ¡Ayuda!, necesito ayuda.

Hay una sola mujer, hay una sola persona para atenderle y se siente saturada y se asusta. Mira el reloj, da igual la hora que es, pero ella  se queda mirando el reloj de la pared y como la que oye llover le escucha. Llueve, llueve a cántaros en el ambulatorio, pero al final y solo al final le da cita con su médico. No hay de urgencias, no hay para ahora, para el mismo momento, así que debe de esperar y resignado vuelve para su casa. Con la hora para mañana, con hora para un nuevo empezar. No sabe si lo conseguirá o se adentrará en las entrañas del mismísimo infierno. De él depende, de sí mismo está el conseguirlo. Solo ya en casa pasa los sudores y los temblores, no quiere volver a la ventana enrejada. Al bajo que le suministra lo que necesita, así que pasa la noche en vela, hasta ver de nuevo el amanecer.

Cruce de espadas entre los dos cielos queda la contienda, entre su alma y su cuerpo queda la batalla. Sabe que debe de salir y sanar para poder continuar, si no en el abismo se encontrará. Llega la hora y sentado en un asiento del ambulatorio está. Dicen su nombre, anuncian su entrada a la recuperación, quien lo sabe si lo conseguirá, a saber.

Verano del 2021

Son diversos los caminos que transcurren en el tiempo, este, que aunque parezca no corra, siempre va un paso por delante y ello le lleva a la desesperación, llegando incluso a tentarse más de una vez en volver a la ventana enrejada, pero se lo piensa y sigue. Sigue el camino trazado y consigue un primer intento de volar, pero se cae, se cae pero no se hace daño, así una y otra vez, hasta llegado el momento que sube, sube y vuela tan alto que toca el cielo. Sonríe, ahora sonríe y con una propuesta de trabajo llena su ilusión de vivir.

Mil lágrimas en su recuerdo, mil llantos en la memoria quedará en su cabeza, ver la luz del Sol es lo mejor que le ha podido ocurrir, ya que no se sabe cómo ha conseguido salir. Nuevo, es un hombre nuevo, nada tiene que ver con lo que era y nada tiene que ver con lo que será a partir de ahora. Todo queda en silencio, todo queda en la nada más, el porqué   es así, ahora es por conocimiento y arrepentimiento. Camina despacio, pero es otro el recorrido, fotos, recorridos en su vida y ahora sí que hace camino, ahora sí que demuestra su valía. Nada tiene que ver con antes e intenta hermanarse con aquellos que han pasado por su mismo camino, lo conseguirá, lo conseguirá porque sí así es, así será.

Está en casa, cerca está el invierno, mira de nuevo a las fotos, esas fotos que tiene pegadas en la pared. Sollozando, las va quitando ya que son de su madre, esa madre que él no puede abrazar y qué le llevó a desconsuelo y a entrar en caminos enfangados llenos de lodo, hasta las profundidades del mal.

Flores marchitas florecerán en la ventana enrejada, rosas dibujadas nacen en su corazón, una nueva oportunidad en la vida le surge. No quiere perder su oportunidad, no quiere bajarse del tren de la prosperidad, así qué, diciéndole adiós a la ventana, abre las puertas de la sociedad, una sociedad que a veces da una oportunidad y hay que saber aprovechar, porque dos no sé si la da. Su madre seguro que estará orgullosa y descansará más en paz después de ver lo que ve. No todos salen y lo pueden contar, no todos salen y un corazón puede dibujar.

 

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