HÉROE
Me está corroyendo por
dentro de mi cuerpo, me está aniquilando algo que intuyo y presiento la
presencia de algo que me aboca al fracaso. Yo no soy ni buena ni mala persona,
solo soy un hombre. Un hombre que
escribe, un hombre que intuye y hace que relata y narra lo que siente.
Otoño
del 2020
Antonio
Guzmán toma asiento en un banco de un parque, son las 4:00 h de la madrugada, solo las luces de las farolas alumbran la
noche cerrada. Pitillo tras pitillo se fuma la vida y pitillo tras pitillo se
relaja con el sonido de las hojas, es otoño, el frío empieza a calar en los
huesos ya. Pero se relaja, el frío se aguanta mejor cuando verdaderamente hace
falta descansar la cabeza, esta una y otra vez le martillea y no le deja pensar
con claridad todo es un sinvivir. No sabe que dice, no sabe lo que balbucea por
la boca al mismo tiempo que da una calada. Habla solo, se pelea y discute
consigo mismo, hasta que el cerebro le dice hasta aquí. Pasadas dos horas,
cumpliendo las seis se pone de pie y se dirige hacia su casa, no se hace
camino, eso es cierto, pero sí el recorrido de la vida. Se puede llevar aunque
la amargura te agarre el cuerpo, haciendo de este un viacrucis, haciendo de
este un penar y un lamento.
Escucha
como el que oye el rugir de una moto, una voz que le dice, una voz que le
atormenta una y otra vez….
– Dime de quién eres, dime
quién te ha concebido y le daré muerte, ya que traerte a este mundo es lo peor que
puede haberte hecho. Si hubiese sido delito traerte al mundo estaría mejor en
la cárcel, ¿quiénes son tus padres?, que a ellos les caerá la espada de Damocles.
Tú no tienes derecho a la vida, no sé yo lo pongo en duda, que sea otro el que
lo juzgue.
Al
mismo tiempo que ve la salida del Sol, le responde pasados unos minutos….
– ¿Por qué me dices eso alma
gemela, porqué dices eso tú qué tanto me anhelas?, ¿el porqué dices todo
aquello que vomita tu boca, quién te puede querer diciendo tales cosas? No lo
digas de verdad por favor, si fuera una cremallera tus labios la cerraría
porque de ella no sales de tales injurias.
Falta
rato para llegar a casa, falta rato para que se dé cuenta de sus errores, por
ese motivo y por ese hecho da media vuelta y se dirige a cierto sitio, a cierto
lugar. Lo desea, lo necesita, el sudor de su cuerpo lo delata. Se acerca a una
ventana de un bloque de pisos, es un bajo con la ventana enrejada. No tiene que
decir nada, solo sacar la cartera y dar los billetes que en ella lleva, a
cambio tiene lo que necesita y entonces, solo entonces, no anda si no corre
para casa, llegando al portal, sale de él una exclamación, un suspiro. Entra en
ella, es un piso pequeño y tumbándose en la cama se desahoga.
Como
un as de picas y un comodín, como carta de presentación es el pinchazo de
aquello que le hace viajar, ¿cómo hacer el relevo sin morir en el intento? Muerto
en vida ya está y no ve la salida a su sufrimiento, que eso solo desea viajar y
dormir, dormir y viajar. Si para ello debe
de robar, lo hará, si para ello debe de pedir y suplicar lo intentará. Pero el
viaje se hace plácido, hasta que su corazón y su cabeza no le digan basta no
parará. Son caminos que se cruzan, son pruebas de la vida. Encontrar la salida
es difícil ya que ello es un laberinto que tiene una entrada, pero a veces la
salida está bien camuflada. Lo mejor es nunca entrar, lo mejor es pasar de
largo, aprender a decir que no por mucho que pique la curiosidad. Es peor el
veneno que entra, aquel que te corre y te come cerebro como un verdadero
vendaval.
Tormentas
intensas caen por su mente, lluvias ácidas se le muestran delante de sus ojos,
no sabe ya si es él o es todo aquello que lleva dentro. Todo aquello que
circula por la sangre, haciendo de todo un veneno del cual es difícil encontrar
el antídoto sea de alivio, no por favor, no ignoréis algo qué puede ocurrirle a
cualquiera. Nadie está libre del engaño y que ello se transforme en una
enfermedad, en una adicción que produce tal enganche que realmente ya no eres
tú.
El
corazón le delata y le pide que salga, que busque a aquella que verdaderamente
le aportará a la vida. Que deje el camino que sigue, ya que solo le llevará al
barranco, a un rompeolas tan alto, que la caída será mortal. Como si fuese algo
que no conociese, como si fuese su recuerdo el que le viene a la mente, piensa
que le responde cierta persona que es de cariño y de amor.
– Cariño. ¿Tú qué quieres
cambiar dentro de mí?, cariño yo no te puedo querer más de lo que te quiero, ¿qué
sería de mí sin ti a mi lado?, ¡oh! Cariño, ¿qué sería de mí? No depende de
nadie, solamente de ti, solamente el amor que siento hacia ti me hace sentir
los latidos del corazón. ¿Vivir qué sería de mí?, no lo quiero llegar a pensar,
no, no quiero llegar a adivinar. Solo me desgarra por dentro, por eso mismo sentir
tus lamentos cerca de mí es porque tú formas parte de mí, así es cariño y así
será siempre.
El
sudor se seca, el corazón late despacio y como el que tiene al lado a alguien a
la vera de la cama, habla y se escucha a sí mismo….
– No me digas esas cosas, yo
no te quiero de verdad, no me hagas un chantaje emocional a estas alturas de la
vida, que bastante sufrido en ella para que amargues también la mía.
Paranoico,
acaba paranoico dentro de un bucle, no sé, dentro de su bucle en un huracán se
siente. ¿Entonces, el Ser qué será de él le abandona, que será de él, si siente
que lo traiciona la vida? Por la travesía de un pueblo del cual no quiero
olvidar su nombre, pero tampoco quiero decirlo todo depende y como si pende de
un hilo la relación con ella, todo eso se lo imagina dentro de su paranoia, ¿qué
será de él si ella lo traiciona?, ¡vagar por la oscuridad!
Pájaros
vuelan a ras de tierra y como si quisieran cortarle las alas del amor, él
camina al lado de la avenida. La travesía es larga, al igual que su caminar, no
me puedo ni imaginar qué será de él si ella le da esquinazo. No será tan
importante quizás, pero para a él le va la vida.
Despierta
en casa, todo ha sido un sueño, toda una absurda realidad envuelta en una
mentira. Sombras en la oscuridad es lo que ve en una casa vacía llena de
cuadros y de fotos de ella, esta es su paranoia. Que esté llena de recortes de
fotos pegados en la pared, como una sombra se siente, como una sombra en la
oscuridad se hace presente, se dirige a la cocina. Se hace un café, un café que
no le echa azúcar para para sentir el amargor de la tristeza, ella le sigue
hablando en voces en base a que siente en su cabeza.
– No te quiero tanto hijo mío,
solo deseo mantener una amistad y que de ella confío, no me pidas más por favor
sino a tu lado no estaré el día que necesites que esté contigo.
Luces
en la oscuridad, sombras en la plenitud del día es lo que ve, no aguanta más y
sale de casa, primero sin dirección ninguna, después se le ocurre la idea. ¡Médico,
necesito un médico! Sin pensarlo mucho, sin darle muchas vueltas a la noria se
presenta en el mostrador.
– ¡Ayuda!, necesito ayuda.
Hay
una sola mujer, hay una sola persona para atenderle y se siente saturada y se
asusta. Mira el reloj, da igual la hora que es, pero ella se queda mirando el reloj de la pared y como
la que oye llover le escucha. Llueve, llueve a cántaros en el ambulatorio, pero
al final y solo al final le da cita con su médico. No hay de urgencias, no hay
para ahora, para el mismo momento, así que debe de esperar y resignado vuelve
para su casa. Con la hora para mañana, con hora para un nuevo empezar. No sabe
si lo conseguirá o se adentrará en las entrañas del mismísimo infierno. De él
depende, de sí mismo está el conseguirlo. Solo ya en casa pasa los sudores y
los temblores, no quiere volver a la ventana enrejada. Al bajo que le
suministra lo que necesita, así que pasa la noche en vela, hasta ver de nuevo
el amanecer.
Cruce
de espadas entre los dos cielos queda la contienda, entre su alma y su cuerpo
queda la batalla. Sabe que debe de salir y sanar para poder continuar, si no en
el abismo se encontrará. Llega la hora y sentado en un asiento del ambulatorio
está. Dicen su nombre, anuncian su entrada a la recuperación, quien lo sabe si
lo conseguirá, a saber.
Verano
del 2021
Son
diversos los caminos que transcurren en el tiempo, este, que aunque parezca no
corra, siempre va un paso por delante y ello le lleva a la desesperación,
llegando incluso a tentarse más de una vez en volver a la ventana enrejada,
pero se lo piensa y sigue. Sigue el camino trazado y consigue un primer intento
de volar, pero se cae, se cae pero no se hace daño, así una y otra vez, hasta
llegado el momento que sube, sube y vuela tan alto que toca el cielo. Sonríe,
ahora sonríe y con una propuesta de trabajo llena su ilusión de vivir.
Mil
lágrimas en su recuerdo, mil llantos en la memoria quedará en su cabeza, ver la
luz del Sol es lo mejor que le ha podido ocurrir, ya que no se sabe cómo ha
conseguido salir. Nuevo, es un hombre nuevo, nada tiene que ver con lo que era
y nada tiene que ver con lo que será a partir de ahora. Todo queda en silencio,
todo queda en la nada más, el porqué es así, ahora es por conocimiento y
arrepentimiento. Camina despacio, pero es otro el recorrido, fotos, recorridos
en su vida y ahora sí que hace camino, ahora sí que demuestra su valía. Nada
tiene que ver con antes e intenta hermanarse con aquellos que han pasado por su
mismo camino, lo conseguirá, lo conseguirá porque sí así es, así será.
Está
en casa, cerca está el invierno, mira de nuevo a las fotos, esas fotos que
tiene pegadas en la pared. Sollozando, las va quitando ya que son de su madre,
esa madre que él no puede abrazar y qué le llevó a desconsuelo y a entrar en
caminos enfangados llenos de lodo, hasta las profundidades del mal.
Flores
marchitas florecerán en la ventana enrejada, rosas dibujadas nacen en su
corazón, una nueva oportunidad en la vida le surge. No quiere perder su
oportunidad, no quiere bajarse del tren de la prosperidad, así qué, diciéndole
adiós a la ventana, abre las puertas de la sociedad, una sociedad que a veces
da una oportunidad y hay que saber aprovechar, porque dos no sé si la da. Su
madre seguro que estará orgullosa y descansará más en paz después de ver lo que
ve. No todos salen y lo pueden contar, no todos salen y un corazón puede
dibujar.
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