miércoles, 17 de noviembre de 2021

 

LA HAZAÑA

Quizás fue en una época anterior o quizás solo fuera en una época posterior, yo, un sin nombre, había sido nombrado para algo más por mi verdadero nombre. Quizás sea simplemente un hombre de los que existen en este mundo, pero ese deseo de que nadie me lo crea en ningún momento aunque todo sea real, me hace que todo pueda ser una rebeldía y todo puede ser así, tal como lo escribo.

Esta historia no es un cuento de hadas, este relato no está escrito solamente para pasar un buen rato de leyendas en leyendas. ¿Serás un hecho o serás cierto o serás mentiras hipócritas?, quién lo sabe lo que eres en verdad. Yo, sinceramente, es que al menos lo que soñé un solo día fue algo tan extraño, pero a la vez tan extraordinario, que lo recordaré siempre. Realmente lo viví décadas, décadas que fueron según dicen quienes, fueron algo que me llenaron el alma. Aunque también dicen que terminaron en decadencia, ya que hay muchas cosas que alzan al espíritu, ¿cómo explicar todo aquello que ocurrió, en qué cambió el mundo?, no lo sé realmente y aquello que es verdad, es que solamente soy humilde escribiente que narra lo que siente y lo que presiente.

Navegando por los mares del Sur pensaba en mis cosas, en mis sueños inalcanzables, aunque fuera por voluntad propia. No sabía si podía conseguirlo, no y entonces como el que muerde la manzana, de Eva me quedé dormido y todo esto fue lo que soñé, hoy en día es realmente mi vida, así ocurrió y así lo relato….

La espada de acero penetro en el pecho, un vasallo era yo, cuando vi tal hecho y como si fuese un nido de serpientes, surgió dentro de mí algo que llevaba escondido. Entre los muros de la discordia zigzaguea tal serpiente, entre los torreones del castillo medieval se erige un reptil, como una serpiente cobra es de venenosa su mordedura, ¿pero quién teme más a quién temer? Más sea la serpiente por su mordedura, que por la lengua bífida de aquella que busca el trono, entre los muros del lamento nace la discusión del momento. Pero un rayo cae en plena tormenta, la lluvia ácida de aquella que zigzaguea, el Rey, por llamarlo de alguna forma, intenta equilibrar la balanza de la justicia pero esto no es posible, así quién sabe. A saber

Sigue lloviendo a cántaros y el que es rey es destronado por la serpiente, su mordedura ha sido letal y con su lengua va formando la república, una república temblorosa ya que es cogida con pinzas. La plebe, la gente del lugar, los lugareños están tan acostumbrados al sometimiento del poder por los impuestos que se ven desbordados por la democracia y la voz del voto. ¿Quién le iba a decir quién es la serpiente, si la serpiente se esconde entre los muros del castillo?

      Dame de beber por favor, sé piadoso conmigo y dame de beber que vengo sediento de tanto caminar por el desierto. ¿Quién es quién es aquel que llega y nadie dice su nombre, quién es quién es?

Hay quién se sienta en el bordillo viendo pasar los caballos, tirados los carros por bueyes, carros llevados por los dueños, carros llenos de paja para caballos de un ejército inexistente. Ahora sí, de sus pequeñas parcelas o pequeñas tierras, antes dominadas para él que se decía el Rey y quién por su nombre y porque él lo decía que era por derecho propio, eran de su propiedad. Ahora son libres, ahora vuelan alto tocando el cielo pero la falta de costumbre les lleva el recelo y a la falta de autoestima.

Una voz les susurra, con su lengua bífida se hace dueña de la confianza de aquellos que se sienten plebeyos.

      No te preocupes mi Señor. Nada será como antes, somos todos libres y podremos abarcar caminos aventuras que jamás hubiésemos podido imaginar.

Levantan la cabeza y cada uno de ellos le dice al prójimo….

      Espero y deseo que tengas razón y que todo ello nos lleve hacia la libertad, hacia el libre albedrío de aquellos que hemos sido condenados en otros tiempos por pensar diferente.

Le ruego a mi Señor que me dé toda la energía que me envuelve, para que haga realidad mi sueño, que haga realidad todo aquello por lo que yo me esfuerzo. Que no es de menos y creo que debe ser mecedor del triunfo, ¿qué será de mí si no lo hago?, esta sufre la mordedura de la serpiente. Otra lengua del pueblo, quién lo sabe realmente, qué esperas penetrándome dentro de mi cuerpo con la propia espada de su padre. Entiendo que nacerá dentro de mis órganos, ayudando con ello a la muerte. Aunque está simplemente pasando en otro plano, todo es un sinvivir, ¿quién sabe la verdad? De la verdad, yo no lo sé, yo solamente soy el último hombre, el último hombre que sabe la verdad, media verdad que no se puede contar, porque esa verdad podría destruir al mundo. El segundo que conocemos es mentira, total, pero que la gente no cree para sentirse capaz de vivir cada día. Todo puede ser real o puede ser una mentira o simplemente ser una alegoría, las ciudades siguen luchando por la república y por menor o por mayor y por la república. Como queráis decirlo, el orden de los factores no altera el producto, al seguir la libertad del libre albedrío.

Un niño bien se acerca a aquel que es portador de algo que él  asegura que le pertenece por herencia, se acerca y le dice, le ruega y casi le ordena.

      Hey, tú!, qué haces devuélveme la espada que es mía por linaje y por sangre.

      Qué dices alma de cántaro si solamente eres un niño.

      Cierto. Solamente soy un niño, pero tengo derecho al trono porque así lo afirmó mi padre.

      Los tiempos han cambiado, las épocas medievales han quedado atrás, ¡vete!

El niño del que se dice Rey no quiere marcharse sin su espada, así que aguarda al anochecer y arriesgándose a perder su vida, entra en casa de aquel que la guarda y con un silencio sepulcral, como si fuese un verdadero ladrón, la coge con estilo y enfundada sale por la puerta principal. No lo ve nadie, nadie es testigo del hecho, así que se adentra en el bosque. En ese que no se ve perdido por la costumbre, ya que hoy mismo en el pueblo, a la vera del castillo se ve en riesgo de muerte, todo sucede tal como sucedió. Hoy yo un humilde escribiente lo narro, para que así conste a tal efecto.

Mil legiones tendrían que venir para ayudar al niño rey, pero quién se pondría a la orden de un infante y le devolvería el Reino a un niño, todavía distante en el tiempo para madurar y hacerse mayor y conseguir por él, los méritos para ser de respeto rey.

El sonido de las hojas de los árboles le advierten, el agua del afluente le recuerda viejas historias en su corta edad, pero hay algo que le hable y le dice….

      No llores te digo yo, cómo será escuchar tus lamentos en el bosque, no solloces criatura que todavía eres muy joven y tienes años para conseguir lo que buscas. Esas lágrimas que caen y resbalan por tu cara, que no las vea nadie que sino no serás de respeto con nadie. No sé si lo haces, te digo otra vez que alguna vez te ganes el respeto conseguirás ser rey.

El niño cómo el que se llama y escucharse desde la lejanía en el tiempo, se le enciende la luz y se dirige bosque a través al reino de su adversario. Va a pedirle ayuda, no sabe cómo hacerlo, no sabe cómo pedirlo y no sabe cómo decirlo, así como quién es el autor de otra causa que hacer, corre. Al alba, al atravesar ya todo el bosque se encuentra en terreno del Reino vecino. Allí es apresado por los mercenarios, que no tardan en llevar la presencia de tal Rey.

Este al verlo se queda incrédulo, el niño rey no se le ocurre otra cosa qué en qué hincar la rodilla y presentar la espada de su padre. Este al ver su gesto, dicho rey se levanta del trono y acercándose a él la recoge y le pregunta el porqué.

      Príncipe Juan, ¿por qué me traes la espada de tu padre, sí ahora ya te puedes considerar rey?

      No puede ser, soy solamente un niño y no estoy de respeto, estoy completamente solo, no tengo nadie que me apoye y por eso vengo a pedirte ayuda.

Se queda anonadado perplejo pero se sienta en el trono con la espada ajena y le escucha….

      Rey Luis, si me consigues el trono, conseguirás algo más que mi amistad. No conseguirás mis tierras pero si mi más alta lealtad, por ello te digo y con ella te imploro que hagas de ello, todo el principal gesto conmigo.

Lo mira fijamente y le sonríe….

      Te invito a que descanses, para mí ya eres el rey. Sí es verdad de tu lealtad, conseguiremos con ello un tiempo de paz, así que pongo a mis órdenes a todos aquellos que quieran luchar en tu nombre y en el mío propio.

No ha pasado mucho tiempo, no pasan muchos soles, cuando el rey Luis, junto el que  ahora se dice el rey Juan, entran asaltando el castillo. Unos gritan defendiendo por la república, otros gritan por la monarquía, no sé quién tendrá razón todavía pero así ocurrió y así lo narro.

Todo fue como un sueño que empezaba, se veía de nuevo rey, se había alzado en armas junto con la que el que era su adversario, no sabía dónde se metía todavía, no sabía dónde llegaría a alcanzar lo que pensaba que era un trato de amistad entre los dos reinos.

Una flecha al final le alcanzó, pero eso no le dicto dar marcha atrás. El hecho que había captado una flecha, le dio más energía, además de rabia y de poder. No sabía de dónde le venía la fuerza pero él seguía luchando al frente y no paró hasta conseguir de nuevo encumbrarse en lo más alto del castillo. Allí y solamente ahí entonces, aquel que con el que había confiado y cerró el trato le traicionó siendo entonces cuando se sentó en vez del él en el trono que le pertenecía, empujándolo para atrás a él riéndose de él a carcajadas y le dijo al pueblo….

      Yo soy vuestro verdadero rey, seré el que cobrará vuestros impuestos y se alimentará de lo vuestro, así que a mí me debéis obediencia o con mis ejércitos os mataré.

El pueblo agachó la cabeza y vio como la república solo había durado unos días, pero hay una cosa que no sabía el rey Luis y era que un nido de serpientes anidaba entre los muros del castillo, no pasó mucho tiempo, no fueron muchas las lunas que acontecieron, cuando una de ellas sigilosamente entró en los aposentos del que se había hecho rey, donde la muerte le visitó con una mordedura de la más poderosa sin que pudiera defenderse. No hubo ningún ejército ni mercenarios que le apoyaran y le defendieran, solamente una serpiente dirigida por el niño hizo a este recuperar el trono. El pueblo se dio cuenta de ello y él, sabio y clemente hizo bajar los impuestos y llenó de calidad de vida a toda la plebe. Fue el Rey durante muchos años, él fue el que por méritos  propios consiguió el trono, no confió en nadie más que solamente en su corazón y en su mente, dónde de viejo ya pero solo murió. Total fue la desconfianza que no tuvo ni mujer ni hijos, llegando con ello con su muerte la república deseada por el pueblo y con ello la libertad y el libre albedrío.

 

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