viernes, 26 de febrero de 2016


                                               El tercer ángel caído

Desde los cimientos de la verdad, nace. Desde las raíces de la humanidad, surge. Nace y surge, aquel que nos dirá lo que es real o irreal. Como un avión, volará. Como una serpiente irá haciendo zig-zag, hasta que la Luna le diga su nombre. Será el nombre de un varón, será nombre de un hombre. De un hombre, al cual se le han caído las alas. Que eran blancas o negras, quien sabe. No se conoce ni su nombre y eso es de merecer. Porque si tiene muchos, eso significaría que muchas veces ha estado en la vida que conocemos. Porque si solo tuviera uno, sería aquel que es más acorde a él.
Sobre el reflejo de la Luna, allí, apoyada en un árbol. Hay una muchacha que le ofrece cobijo. Puede ser que lo trate como un hermano o como un hijo. Solo le indica a donde tiene su cabaña. Hace viento, hace frío y él accede, accede y sigue el camino que le indica. Bajan por una ladera de la montaña, hay que tener cuidado porque puede precipitarse y caer y él no sabe si sabe volar. No lleva alas, porque en este mundo casi nadie cumple su sueño y vuela, vuela tan alto que ni un águila le puede alcanzar. Escucha de fondo, guitarras y violines o puede ser solo su cabeza. ¡No! Solo es su propia intuición, que le dice que hace lo correcto y solo piensa en el momento. En el momento que está a punto de vivir, la muchacha es joven y bella, además de agraciada. No sabe su edad, pero no le echará más de veinticinco años.¿ Quiere jugar con él al juego del amor o solo le muestra su hogar, por bondad y respeto?
Caminan diez minutos y llegan cerca del valle, ella le abre la puerta y le hace pasar gentilmente. Solo las guitarras y los violines, los escucha él. Los pájaros son otras cosas, que hasta ella se ha dado cuenta y se alerta, por si acaso. Fuego a tierra incandescente, fuego a cuerpo es el que se desencadena. Acaba de entrar y ya ve y observa. Los roces, las miradas. Una mujer sola, sin compañía, se encuentra a solas con un hombre. Le pregunta él su nombre y ella le responde “Laura”, ese es su nombre. La música hace un impás y solo se oye el silencio y el chasquido de los troncos al arder.  El siendo quien es no puede responderle, porque no sabe el propio, no sabe y no contesta. Qué más da, en contrapartida le muestra las palmas de las manos. No tiene ni siquiera unas líneas parecidas a las dibujadas en cualquier mortal y es que él, no lo es.

Escucha como susurra el viento a través de las rendijas de las ventanas, el día es frío y ella le proporciona una manta y le muestra donde sentarse. Se lo agradece y toma asiento. Asiento e intenta hablar, intenta tener alguna conversación. Pero ella se adelanta y le empieza a bombardear con preguntas de no fácil respuesta. Se pone nervioso y mira la puerta, pero también escucha el susurro del frío y por los cristales de las ventanas, observa cómo se hace la oscuridad. Esa pregunta se hace, ¿De dónde vengo? ¿De la Luz o de la oscuridad. No lo sabe y eso es lo que le intriga a la joven. Que ve lo que ve y desea lo que desea. Hace tiempo que no pasa ningún hombre, por estos lares. Pero va despacio, no quiere alborozarlo de buenas a primeras. Lo mismo que quiere por esta noche, quiere que se marche al alba. Toman algo caliente, solo le ofrece lo que tiene y solo accede a lo que puede. La noche parece que vaya a ser en vela,  no por la muerte de nadie. Pero sí por el nacimiento de una nueva amistad, una amistad que llegará hasta donde tenga que llegar. Al menos por una noche, una noche que ella le ofrece algo más que la bebida caliente. Pero no él no quiere o dice que no puede. Le sudan las manos….Del frío atardecer, al sudor nocturno. Que más puede suceder, ella no lo quiere alterar y retrocede unos pasos. No es de mucho hablar, ya que no encuentra respuesta. Que persona más extraña, que hombre salido de entre los árboles, perdería la ocasión nocturna que se le ofrece. Solo la luz de un par de velas, muestran los rostros de los dos, frente a frente. Ella no tiene sueño y quiere que él acceda, sería la primera vez que le rechazarían. Mientras él se muestra tal como es, ello le perturba a ella, llegando incluso al enfado.
Pasan los minutos, pasa la noche y solo consigue dos besos. Uno en cada lado de la mejilla y se despide, yendo por un sendero que ni él sabe si es el correcto. Solo sigue los caminos más iluminados, aquellos que son con sombras y con hielo no los sigue. Puede estar en lo cierto o todo ser una vulgar mentira. La muchacha se ha quedado otra vez sola y prendida y él  solo camina con el Sol de frente. Es puro invierno, pero no hay nubes en el cielo y continua su trayecto. ¿A dónde le llevará? No lo sabe, pero aquella que ha sido gentil, dándole cobijo observa y escucha ahora a los pájaros cantar y es más feliz dentro de su soledad. Quien sabe, solo a lo mejor sueña que se vuelva a cruzar con el ángel sin alas. Un ángel caído es eso, un ángel al que le han arrebatado las alas y ya no puede volar, ya no puede acudir con la misma rapidez a una llamada de auxilio. Se conforma en andar sin destino, sin rumbo fijo e intenta dar un poco de paz y tranquilidad a aquellos que tienen bondad. Porque la bondad no se enseña, con la bondad se nace y la lleva uno en el alma. Aunque hayan personas que se aprovechen, los que son puros de corazón. Siempre pueden recibir la visita de un ángel caído y conseguir la felicidad, gracias a su propia bondad. Esto ni se compra ni se vende, simplemente viene así se entiende.

A donde iría a parar, ahora que se aleja en la distancia. A donde dormirá o trasnochará el sin nombre. Es posible, que en algún lugar donde nace el Sol y se marcha la Luna o es al revés. Quien lo sabe, a saber. Solo se sabe que es el tercero y cómo lo saben, porque contando las estrellas, se han dado cuenta que es la tercera que falta.

 

miércoles, 24 de febrero de 2016


                                               No paro de llorar.

No sé qué me pasa, pero todo me cansa. No levanto los pies del suelo y arrastro mi alma en pena. Ni mi mujer ni mis hijos me entienden y ni mi madre ya me quiere. ¿Qué sucede, que he hecho? Para tal situación, tiene que haber algo que ha sucedido. Miro a través de la ventana y solo veo la gente pasar. Solo gente, solo personas con o sin rumbo definido. Se me ha parado la vida en seco, de ir a 180 km/h a parar de golpe, como si dejara la marca de las ruedas en el arcén, me ha quedado la mente. Guitarras distorsionadas suenan a mis espaldas, como distorsionada es la voz de mi mujer, que me grita de frente. Los altavoces me hablan en una dirección y mi mujer, en otra. No hay quien lo aguante, cojo las llaves y dando un portazo me encuentro pisando la acera de la calle. Me mezclo entre las personas, me engulle la masa humana. Ando sin camino trazado y quisiera borrar de un plumazo la marca de la frenada. Solo quiero olvidar y si es posible quedarme sordo. Pero eso no está a mi alcance, me pita un coche en un paso de cebra. Lo miro y veo detrás del cristal, un hombre obeso que solo hace que balbucear insultos y hacer desmanes. Agacho la cabeza y diciéndome para mí que no, la muevo de lado a lado. Que será de la buena gente y el respeto, de los saludos y los buenos días.
Un hombre riega las calles, como el que riega el jardín de su casa. Con tanto mimo y tanto esmero, que me da apuro el pisar. Pero él me da paso y yo agradeciéndole el gesto sigo el camino trazado. Cómo creo que he seguido, desde que mis abuelos y mis padres me enseñaron. Que serán de mi esposa e hijos, los he dejado solos. Ya hace de eso. Uhmm! Diez minutos y ya los echo de menos. Asintiendo conmigo mismo, pongo la marcha directa y camino para casa. Ando rápido, pero sin correr. Hay que dejar que las aguas se calmen, hay que dejar que el aceite no hierva o puedo salir escaldado. No es de cobardes retroceder y ceder, es de valientes enfrentarse a las situaciones. Miro el móvil, ninguna llamada, ningún mensaje. Da igual, yo voy para casa, vuelvo al redil. Como pastor de mi rebaño, tengo que cuidar de mis ovejas y de mi pastora, que sería de ella sin mí. Yo sé que me quiere y vuelvo por ella y por el chaval greñudo, que hace retumbar la casa con la música dichosa.

Qué raro… he llegado a la puerta y no se escucha nada, solo el girar la llave hace volver todo a la realidad. ¿O cuala es ella? Existe la realidad completa, porque la felicidad lo dudo. Dudo y solo creo que existe la rutina. Abro la puerta y la dejo medio sin cerrar. Que pasa, los altavoces callan y mi mujer, parece que no está o no exista. Como es posible, me dirijo al lavabo y me miro al espejo. ¿Alegría o tristeza? ¿ Esperanza o melancolía? El chaval greñudo soy yo y ¿mi mujer? Entonces, no tengo ni novia, sigo caminando y exploro todo el piso. Quienes son los de las fotos, son mis padres, son mis amigos o son mis abuelos?  Quien lo sabe, a saber. Entonces….que es lo que me pasa. ¡La habitación! por fin doy con la mía. Miro mi música, miro mis libros…..que es lo que me pasa. Que será de mí.  Qué situación más rara he vivido, porque al menos para mí, ha sido real. Tan real, como que me pellizco y me hago daño. ¡Ah! Hay que fastidiarse, que es lo que pasa. Donde estoy, será este mi hogar o tampoco las llaves son las mías. Todo el mundo tiene llaves, algunas son de abrir puertas, otras de abrir almas. Cualas serán las mías propias, no sé ni siquiera si tengo novia. Busco entre los bolsillos, hecho mano a una cartera y veo un carnet con mi foto, veo un nombre y una dirección. Suspiro, al menos estoy en mi casa y sé cual es mi nombre. Podría ser cualquiera, pero soy el del carnet. Sigo mirando la cartera, nada, cinco euros y poco más. Me siento solo y me asiento en el sofá, no me reclino para atrás. Solo espero que el tiempo pase, a ver quién viene. A ver quién me responde a todas mis preguntas.
No son de fácil respuesta y alguna la encuentro en mi interior. Solo quiero recordar, para seguir adelante. No quiero llorar, pero me saltan las lágrimas. No sé si de alegría o tristeza, porque por un momento me he sentido casado y con hijos. A lo mejor ha sido una visión del futuro o algo por el estilo. Veo un paquete de cigarrillos encima de la mesa centro y me pregunto si yo fumo. Cojo uno y lo enciendo, aspiro el humo para adentro y ello me tranquiliza, sigo fumando hasta que acaba siendo una colilla. La miro, la observo y la apago. Me froto las manos, pero no por ansia de algo, sino por nervios de quién puede atravesar la puerta. La noche se echa encima y sigo solo. Dan las siete, dan las ocho y ya mismo serán las nueve y sigo dejando la marca en el mismo sitio. No sé si me habré dormido y habrá sido todo una pesadilla. Poco a poco, me tranquilizo y vuelvo a soltar un suspiro, ahora estoy en la cocina y con refresco en mano, pienso en la cena. No sé si hacer o esperar, esperar a qué. A que alguna buena madre entre por la puerta y me prepare algo que me repose en el estómago, como reposar por la noche, con todas las respuestas aprendidas. Me miro y me remiro, me voy al lavabo y vuelvo a mirar el reflejo del espejo. Un chaval greñudo, que solo sabe su nombre. Aunque poco a poco, va recordando. Sabe que no bebe, sabe que solo fuma tabaco. Recuerdo que le trae las ganas de volver a coger un cigarrillo. Fuma y ahora mira por la ventana, ya no hay gente andando por la calle ni coches circulando a toda velocidad. Estoy absorto, cigarrillo en mano. Cuando una mujer entra por la puerta y dice “Carlos, que hace la puerta medio abierta”. Yo me quedo callado, no me acordaba ni de la puerta, Al ver a la mujer, miro al mismo tiempo la foto. Pero le digo o mejor dicho, le pregunto ¿Quién eres?.

 

lunes, 22 de febrero de 2016


                                            Dadme un vaso de agua

En los más profundos de los mares y océanos, se mueve como pez en el agua y él solo pide…un vaso de agua, para poder nadar dentro de él. Que sería de Juan Miguel si pudiera sumergirse en sus mares. Que agresor marino le acecharía y le bucearía, solo saliendo para tomar aire e impulso y volver a sumergirse. Juan Miguel está tranquilo, solo mira absorto el dibujo de una bella dama de anuncios. Solo la mira y deja pasar el tiempo. ¿ El porqué ? Nadie lo sabe, este muchacho es de lo más normal.
Solo el timbre de la puerta al sonar, le despierta la atención y le alerta. Pero no abre y se queda mudo, bajando el volumen de la música. Vuelven a picar y vuelve a sonar y él hace como que no hay nadie en casa. ¿A quién espera? Quien puede ser merecedor de su atención….No hay nadie en casa, sus padres han marchado cada uno a su trabajo y él ya ha vuelto hace unos minutos de sus estudios. Tiene talento y lo sabe y eso es peligroso, porque lo vuelve vanidoso. Estudia empresariales, sueña con llevar traje y corbata. Tener un buen coche y una buena cartera, que siempre le sonría de billetes. Solo es un sueño, quien sabe, tiene edad para ello. Para soñar despierto, mientras suena la música por los altavoces colgados en la pared de la habitación.

Pasa el rato, pasan los minutos y como no quiere la cosa, son las siete y media de la tarde y el Sol empieza a esconderse, a esconderse y le releva la Luna. Una Luna que tampoco se muestra en su plenitud. Es la hora y ya lo sabe, cogiendo la chaqueta tejana se marcha. Se marcha andando rápido, rápido como su corazón. Hay una muchacha de pelo largo negro, que lo espera. No lleva un ramo de flores, pero le  ofrecerá su corazón y una de sus mejores sonrisas. La noche puede ser larga o puede ser corta, todo depende. Depende de cómo se comporte y sea digno de la compañía femenina de la bella muchacha. No digo su nombre o quizás sí, mejor me lo callo por ahora. Juan Miguel sigue calle abajo sin alardear ni fumar  ninguna clase de tabaco. Es de lo más sano y ella lo sabe. Él también se ha dado cuenta, que chicas como en los anuncios hay pocas y tiene la ocasión de rogarle una foto, a la muchacha que le espera ya en el portal. No hay alcohol, no hay tabaco. Solo paseos por el Puerto Olímpico oliendo la sal del mar. Es único y él ya está preparado, siempre dice que es su primera vez. Siempre hay una primera vez para todo y él sabe, como todos los muchachos. Que las chicas quieren que sea algo especial, algo que recordar toda la eternidad. A él realmente le da igual, pero la seguirá rondando hasta que consiga que sea suya. Suya y poder después alardear, como si de un concurso o trofeo se tratase.
Se cruza, se encuentra con una antigua y hermosa chica, de hermosas piernas. La que espera, ahora observa y ve, como le lanza una bofetada. Ha tenido suerte, no ha quedado embarazada y es qué lo que prometía ser una noche de ángeles, fue una noche de demonios. Con fotos publicadas en la red, con morbo y risas a todo lo loco. Él lo niega, pero esta se acerca a la joven morena y se lo muestra. Todo el amor se cae a rodajas, como las de una naranja recién cortada. No sabe donde esconderse y se desabrocha parte de la camisa y le dice a la nueva…

Búscame debajo de la camisa, aquello que tanto anhelo, a lo mejor encuentras mi corazón o a lo mejor solo encuentras telas de araña. Araña que teje y teja, la tela para cazarte cómo si de una mosca se tratase. He cazado tantas…que quién sabe, que número serás tú. Dame una razón y con un suspiro cortaré lo que te ata a mi Ser y serás liberada. ¡Pero cuidado! Tendrás las alas cortadas, con que no te servirá mucho liberarte de mí. Se te acabaron los días de vuelo y no podrás revolotear como si fueses una abeja en busca del polen de una flor.

¿Te acuerdas? Te decía frases bonitas, te alumbraba con la luz del Sol y las gotas de lluvia, parecían el rocío del amanecer. Todo era solo un espejismo y es qué, el amor no es otra cosa que algo parecido. Tan ciego, que no ves. Tan sordo, que no oyes. Puedes tener vista de halcón, puedes tener el oído fino de un perro. Que solo alcanzas ver, lo que tu imaginación desea que tenga que ser. Que será lo que te ha despertado, estabas a punto de ser mía y algo o alguien ha perturbado nuestra paz. Esa paz llena de armonía, que solo el sonido de las cigarras nos acompañaba, en este día caluroso de verano.

Qué asco y qué pena me das Juan Miguel, hubiera sido precioso, hubiera sido único. Único como el amor y deseo que sentía hacia ti. Pero todo eso, todo eso atrás ha quedado y ahora solo la pena y la desgracia de que hayas caído tan bajo, me hace enrabiarme conmigo misma. ¿Qué eran aquellos besos, sentados en la orilla del mar? Prefiero un muchacho que beba un poco o fume, que vaya con las cartas con las caras boca arriba, que no aquel que las lleva marcadas. Todo lo tuyo es un farol, a lo mejor me escondes hasta la botella debajo de la chaqueta. Que tonta y que triste me siento ahora. ¿Mis alas? No podrás romperlas y seguiré volando alrededor del mundo, un mundo que no es el tuyo. El tuyo ha acabado hoy, porque no callaré y haré saber a las demás, para que no caigan en tus redes. Como araña o pescador te sientes y nada más que serás un viejo solitario. Solo acabarás por el juego del amor, un amor con el que no se juega y que tiene en vilo a muchas chicas en sus casas. Esperando que cante el verdadero sentimiento hacedor y no el halcón.
Óyeme chica de ojos verdes, no creas que me pierdo en el campo de tus retinas. Hay muchas y a todas, no vas a tener alcance. Con que márchate con viento fresco, que ahora es cuando mejor se está en la playa. Pensabas que iba a llorar o me iba a enfadar, muchas han pasado por mi deseo. Por una sexy que se me escape, no se me va a acabar el mundo. Soy joven, muy joven y una bonita cara. No como la tuya, que por mucho que tengas una larga melena y unos ojos que no te mereces, tu cuerpo no te acompaña.

A donde ha ido el ritmo del amor, a donde caerán ahora los pétalos de rosa. Cuando el mar está de resaca y arrastra todo lo que por la orilla pasó. Cada uno sigue su camino, uno para la derecha, ella para la izquierda. Seguramente que acabaría ahogando sus penas en compañía de alguna dama de consuelo, mientras ella sería más materna y recurriría a los brazos de una experta en amores verdaderos. Como se llama la misteriosa chica? Llamadla como vosotros veáis, para mí siempre será la misteriosa alma del deseo sensual. Porque la persona que solo ve ese deseo, no es capaz de traspasar el alma de ninguna dama. No es capaz de encontrar y llamar al hecho del lecho, con el nombre del amor y hacerla no suya, sino hacerla mujer.

sábado, 13 de febrero de 2016


                                                    Negro.

Johnny es de raza negra y trabaja en una fábrica de blancos, solo barre y limpia, porque no le dejan hacer otro trabajo. No le dejan superarse y poder subir su autoestima. No es porque quitarle el mérito  a los barrenderos ni a los limpiadores. Pero Johnny está capacitado y lo sabe, sabe después de tanto limpiar y tanto barrer, como son y cómo funcionan las máquinas industriales. Conoce cada tornillo y cada tuerca de estas. Se siente capacitado, pero no le dan la oportunidad. El encargado tiene las manos atadas y no puede hacer nada, lo observa con respeto. Pero no debe traspasar la línea, una línea roja, una línea impuesta por los blancos. Estamos en unos años difíciles y cada uno tiene su sitio, como en guetos viven y como en guetos duermen. No hay peor racismo, que el silencio y el no querer hacer nada. Nadie le obliga, pero puedes quedar excluido y todo por tener un color de piel diferente.
Pasa el mocho por las oficinas y escucha y calla. No quiere ni oír y se coloca los auriculares de su walkman. Tiene cualidades, es un brillante en bruto que nadie quiere pulir. Por la noche, saca tiempo y estudia, no sabe para qué, pero estudia. Primero sueña con poder acabar el acceso a la universidad y después, ya decidir qué hará con su vida. Como buen atleta, sabe jugar al baloncesto y cree posible acceder a una beca. Aunque a sus 30 años, es más un espejismo y un sueño, que imagina al mismo tiempo inalcanzable. ¡Despierta! Se dice así mismo. Un despierta de cómo se va a pagar los estudios.
Buscar la manera de que el estigma por la raza acabe, es difícil. Como cualquier otro racismo, ya sea por condición o sexo, el sentirse apartado está a la orden del día. La gente se dice a si misma que es liberal, pero eso es algo más que dudoso. Si fuéramos en otro tiempo, me censurarían y me vetarían. Que culpa tiene uno de ser de una minoría. Podría y puedo relatar, como es la vida de una persona de raza de color.  El por qué tiene que ver de qué yo haya nacido blanco, para creerme  algo superior si no es así. Mi sangre es igual de espesa y de roja que la de él.

Johnny es diferente y quiere demostrar, quiere hacerse valer. Quiere que le hablen con respeto y que no le giren la mirada, cuando hablen con él. Que le escuchen y saber sentirse escuchado. Qué más da de qué minoría se hable, si te sales de lo normal te cae el estigma. Johnny vale, Johnny no es estúpido y sigue fregando, hasta que tenga su oportunidad. Es conocedor de su juventud y todavía le alberga en su corazón la esperanza. Tiene claro que la piensa aprovechar o morirá en el intento. Camina y se dirige a los retretes, se fija en el suelo y en la falta de respeto que es que lo dejen mal. Como es posible, que no atiendan a razones ni por ellos mismos. Cada vez tiene más claro lo que quiere estudiar, cada vez se da más cuenta que lo que cuenta es la hermandad entre los suyos. Todo son grupos, todos son asociaciones sin nombre a las cuales, alguna uno pertenece.

Es duro pensar eso, saber que solo, aunque pasen unos años venideros. Los estigmas y los guetos seguirán existiendo y que solo una minoría de esa minoría, tendrá la ocasión de relacionarse con la mayoría. Ya sea por atleta o por dinero, solo estos podrán. Los demás, tendrán que conformarse con ver la vida pasar entre sus “hermanos”. Que sería del hombre si nos diéramos todos  las manos, ya diera igual la relación o el aspecto, quien sabe lo que podría ocurrir. A lo mejor caen rayos y truenos desde el cielo, pero no lo creo. Son las seis de la tarde y suena la sirena, los trabajadores salen, pero a él todavía le queda por limpiar lo que han dejado. Barrer y limpiar, cómo cada día. Solo hasta las siete y media. Solo quedan en la fábrica el encargado y él. Viene y se le acerca fumando, pero no le tira la colilla al suelo y la apaga en el cenicero. Solo un cruce de miradas, solo un cruce de respeto. Ya sabe lo de los estudios, pero se lo calla. No quiere que los demás se enteren y le hagan alguna jugada, solo pasea por la nave con la mirada al suelo y pensativo,  espera que sea la hora para cerrar la puerta. Él sigue a lo suyo, con su música abstraído deja pasar el tiempo, mientras pasa el trapo por las máquinas de la industria.

Esta vez no suena la sirena, solo una mano en el hombro le avisa de que es la hora. Corre, va deprisa y se dirige al reloj y pasando la ficha se marcha. El encargado esboza una ligera sonrisa y espera y le desea suerte. No hay vestuario para él, tiene que venir cambiado y corre hacia a casa. Una ducha y para los estudios, empieza a las ocho y cuarto y dura hasta las diez. Le quedan solo un par de meses y todo habrá terminado o habrá empezado, quien lo sabe. Solo va serio y presta atención, no está para juegos. Primero porque no tiene edad y segundo porque no. Dura jornada si pensamos que se levanta a las seis y media, para empezar su actividad a las siete, limpiando las oficinas. Oficinas que abren a las nueve y que tienen que estar impecables, sin polvo y bolsas de basura nuevas, todo para que las señoritas puedan hacer bien su trabajo. Cada uno a lo suyo, cada uno tiene su rol.
Sale del centro y se dirige para casa, siempre hace el mismo camino. Siempre lo hace solo y en su casa solo le espera “Study”, un perro de raza mediana. Que lo espera con ansia para dar su paseo, corto pero al menos de desahogo. Camina ahora a paso despacio, ve el final del día. Pasa por calles, pasa por barrios. Algunos de negros, otros de blancos. ¿En cual se siente más seguro? No hay razón de ser, todos son lo mismo. Solo que esta noche es diferente y se le acercan un par de hombres y le piden fuego con la excusa de encenderse un cigarrillo. Sin pararse, les dice que no fuma. Estos no se sienten contentos con la respuesta y le hacen pararse. Se siente asaltado y los nervios se le suben a la cabeza, soltando los libros de cualquier manera empieza la pelea. Solo las manos, solo los puños hablan. Hasta que llega un coche de la policía y el par de hombres se hacen las víctimas. Les dicen, les cuentan que quería robarles y solo se defendían. Él les muestra los libros y que viene de estudiar. La pareja de policías se miran y se ríen, le piden la documentación al mismo tiempo que le invitan a entrar en el coche. Se niega y opone resistencia, por su cabezonería que no quería ir a la comisaría. Uno de la pareja de policías saca la pistola para obligarle a subir, Johnny da un aspaviento y la pistola se dispara, hiriendo a uno de los hombres. Piden refuerzos, ahora sí que se ve vencido y se tumba en el suelo con las manos en la cabeza. Lo que podría haber sido un tranquilo paseo hacia casa, se ha complicado de mala manera. Ahora no piensa en los estudios y en sus sueños, no quiere recordar, solo piensa de qué por mucho que tarde, siempre le esperará “Study”.

 

sábado, 6 de febrero de 2016


 

                                                  Vuelta al ciclo.

Estoy en el espacio, respiro por mi burbuja de cristal. Veo naves estelares y cohetes espaciales. No sé si es el efecto de algún alucinógeno o más bien es solo un sueño hecho realidad. Son de metal son de acero y flotan por la falta de gravedad. Se impulsan por potentes motores a reacción. Me creo el centinela, el guardián de toda la nada. Veo desde la oscuridad más absoluta, la belleza de la luz más cegadora.” No bajaré a la Tierra en años, me encuentro muy a gusto aquí en el exterior”. Que será de mí, no quiero ni comer. El estómago no me pide nada y la garganta está húmeda de la emoción. Sigo flotando, tengo aire para rato. Me saludan con la mano. Veo como atónitos me miran y no se creen lo que ven sus ojos. Ellos se sienten protegidos entre sus cristales, por sus naves de acero y yo solo, solo flotando en mitad de la negritud. Con la sola ayuda del respirador. Qué pasará cuando se me acabe el aire, que pasará cuando no me mire nadie. No tengo donde regresar, es como bucear en medio del mar. Sin barco que me rescate ¿qué pasará? Al menos no hay ni tiburones ni animales cósmicos. Solo faltaba que hubiera, alguna amenaza. Que fuera como en las profundidades del mar y no te diera tiempo a subir. Entonces sí estaría asustado, entonces sí que estaría alarmado. Sería una bonita muerte, envasado al vacío me conservaría por los años de los años. Hasta que alguna nave espacial, recogiese mi cuerpo. Pero yo ya no estaré dentro de él,¿ dónde estaré? A saber.
Sigo respirando, sigo mirando y me siguen saludando. Nadie se acerca y me dejan en medio del vacío, solo tengo ya aire para unas horas. Unas horas que se hacen cortas, es como si tuviera curiosidad por saber que hay detrás. Es como querer ver a través de una cortina opaca y no vieras nada. Solo intuyes la luz, una luz poderosa, que atraviesa lo más duro. Quiero correr la cortina, pero no puedo. Quiero ver la eternidad, si realmente existe. Me estoy durmiendo, que muerte más plácida. No tengo frío y sigo flotando como en una nube. No tengo dinero, no tengo propiedades y no tengo a nadie , nadie va a heredar nada mío. Solo veo a aquellos que celebran el regreso a casa, solo veo a través de un sueño. Un sueño plácido, que precede a la muerte. Una muerte silenciosa, un adiós sin retorno. Flotaré como si estuviese enganchado a alguna droga,¿ que droga? sino a la de la vida. En esa sí que nos enganchamos todos, intentamos exprimir hasta el último segundo. Para poder decir que se ha vivido. Yo sigo flotando, yo sigo soñando dormido ya. El aire se acaba, se me hincha la cara y la garganta se me reseca. No hay nadie que me salve en el último segundo, me quedaré por los restos en el vacío. Es como en la vida real, te puedes caer que nadie te echa una mano. A lo mejor si muero de una vez y ven el resultado cambie algo la humanidad y sirva para algo mi muerte, aunque lo dudo.

Sigo flotando y siguen pasando…. Ahora sí que se acercan, pero con mucho cuidado de no rasgarme el traje. De una de ellas, sale un brazo mecánico y me coge de un pie, introduciéndome en la nave. Qué sorpresa la mía, no son seres humanos. Son otra especie, seguramente más inteligentes. A lo mejor me quieren para hacer estudios o a saber. Me quitan la burbuja de cristal y mis pulmones se hinchan, como los de un niño acabado de nacer. No grito, no lloro. Pero si me río, me río delante de ellos y se quedan perplejos. Dirán, que falta de respeto. Encima que le salvamos la vida, se ríe. Intento hablarles, pero no me entienden. Lo intento con gestos, con mímica y resulta.¡ Me comunico. ! Que bárbaro, esto nuevo. Tengo que ser el primero, pero ellos me dicen que no. Que hay varios, de varios países entre ellos. Me abrazan por el hombro y me conducen al centro de la nave. Es cierto! Están ahí, me sonríen  y yo les sonrío. Es cierto mi sueño, ya no tendré que preocuparme de bajar a la Tierra.

Son matemáticos, físicos, filósofos…Que más da, me encuentro entre ellos. El azar y el destino me ha llevado a conocer este otro mundo. Un mundo virgen y sin explorar, del cual mejor que no se entere nadie. Sería destruir un bonito paraíso, paraíso para aquellos que buscan la cordialidad y el entendimiento. No la muerte y la destrucción. Algunos hablan muy bajitos, otros ni hablan. No sé qué les une, porque no se les ve cordón ni ligamento alguno. ¿Qué será? Pero yo me veo diferente, como si de una oveja negra se tratase me miran. Sin razón alguna, me hacen el vacío, no me hablan ni se comunican de forma alguna conmigo. Ahora, eso sí. Me observan y me estudian con la mirada. De vez en cuando, viene alguno de esos seres de los cuales, de cual se puede estar más agradecido. Gracias a ellos, continúo con vida. Pero no sé si el precio a pagar, es demasiado elevado. ¿Puede ser? Me ponen una inyección y me introducen en una especie de agujero tubular. Cierran la puerta giratoria y me duermo plácidamente. ¿Es un sueño o estoy despierto? Muevo las manos o al menos eso me lo parece, veo sin luz. Observo con la mirada perdida. ¿Qué será de mí? Puede pasar tiempo, me alimentan por un cordón, como si fuese un feto en experimento. Pueden pasar meses y yo lo que observo e intuyo, es que voy decreciendo y menguando. No sé cuánto tiempo llevo, no tengo reloj y además estoy desnudo.  No tengo hambre, pero la garganta no la tengo tan fresca y la ilusión óptica, que tenía al mirar el Universo no es lo misma. Voy haciéndome cada vez más pequeño. “ Están estudiando conmigo o que van a hacer, que no es lo mismo”. Me siento nervioso, mediré unos centímetros, no llego al metro y todavía falta tiempo. Las heces no sé por dónde van, porque no se mezclan con el entorno. La comida, la comida no sé si me acuerdo de morder, ya no tengo ni dientes. Toda mi vida pasa por mi cabeza, pero al mismo tiempo es borrada. Casi no me acuerdo de nada, ya casi no me acuerdo de hablar. Ya no puedo tener una sencilla conversación con nadie y mis manos no me miden lo suficiente ni para decir “hola” ni “adiós”.  Si sigo por este camino me veo desapareciendo de una forma cruel. Todo es oscuro, no hay ventanas y llevo meses, no los he contado, pero son unos cuantos. ¿ Que será de aquellos de los que me alegré de ver? ¿Qué será de aquellos, que parecían tan duchos en su materia? Nada más importa, solo mi vida. Lo demás que sentido tiene, seré seguramente un experimento para aquellos seres que se creen tan inteligentes y son iguales de despiadados que los humanos.
No tengo memoria, pero sigo hablando conmigo mismo. No sé ya cómo, pero balbuceo. Cuando siento otro pinchazo, más leve. Más pequeño, casi indoloro y me duermo o creo que pasa así. No sé nada realmente, no sé ni mi nombre ni articulo palabra. Siento otro pinchazo y veo la luz de golpe, me veo de golpe jugando con una pala y un rastrillo, en la orilla del mar. Las pequeñas olas se acercan, al igual que una señora joven y me sale y le digo “MAMA”.