miércoles, 22 de septiembre de 2021

 

LA OCULTA LOCURA.

Qué más da del país que sea, qué más da cual sea mi lengua, mi idioma y mis orígenes,  esta maldita enfermedad no sabe de ello. Ella sabe que es letal y de eso se aprovecha la maldita, de eso se aprovecha y nos hace enloquecer y minar nuestra salud mental. Ya no podemos darnos abrazos, ya no podemos besarnos cuando el amor y el cariño es la base de todo. Adónde vamos a llegar, ¿hasta dónde tendrá que caminar el ser humano, para darse cuenta que él mismo se puede auto destruir? No lo sabes, pero es cierto, a saber de dónde viene, pero ya sabemos adónde va. La hemos sentido cerca, tan cerca que ha pasado de refilón y por ello por si acaso llegara el día, me daré con un canto en los dientes al poder decir que sobreviví a una pandemia y eso, eso es difícil o simplemente es tener suerte.

El hombre en cuestión no tuvo toda la suerte que tenía que tener, ya que su trabajo perdió,  aunque su salud sí que la salvó. Ahora camina sin un sentido, sin saber adónde va, ¿qué será de ellos, qué será de él?, todo es diferente cuando se ve desde la calle. Qué poderoso es don dinero y qué poderosa es la salud cuando esta se tiene, yo no soy creyente voy a decirlo, pero pongo una vela al destino para que esta me mantenga a salvo de todo aquello que hace daño y me aleje de la enfermedad.

Intenta romper un muro y no podrá, es como romper el estigma de estar en la calle,  romper ese muro es muy difícil ya que la sociedad no concibe una segunda oportunidad o no te lanza una cuerda para que alcances la libertad. Es raro quién lo haga, que alguien camine, caminar no tiene sentido si no tienes adónde ir, ni para abajo ni para arriba. Solo el tomarse un café de invitado en el bar de un viejo amigo, aunque a veces lo pida con orgullo, sirven para la  concordia y la empatía. Pero por ello sabe que le debe una, en otro lado le dan una barra de pan de ayer y de otros lados consigue otras cosas, con el que poder acompañar el pan. Todo el mundo lo conoce aunque él no conoce a casi nadie, todos aquellos que lo conocen saben que ha sido por la maldita fortuna, lo qué le ha llevado a un destino que no había elegido él nunca, pero en fin sigo caminando por las ramblas de Barcelona.

       ¡Dios!, si existes es de verdad dame una señal sino olvídate de mí, ya que la fe no es otra cosa que la esperanza ciega, que es lo que realmente nos mueve a todos.

Clamó al cielo que hubiera una tormenta y limpiara de penas y dolor todo el planeta, ¿será posible?, yo no lo sé, al igual que no sé lo que pasa cuando uno muere. Rara vez son aquellos en los que les queda el recuerdo de la persona que marcha, por eso yo sé que no merece la pena si no es para cobijo y comida el tener algo en propiedad, ya que todo los demás es codicia, para satisfacer la soberbia de aquellos quienes se mueven solo por el afán de tener o aparentar aquello que realmente no son ellos. Lejos ha quedado en el tiempo, aquello que era verdaderamente de respeto, hoy en día caminando como camino, sabiendo lo que veo no creo que haya muchas personas que sigan otro camino que no sea el del patrón establecido

Ya no sé qué creer, pero en fin, seguiré caminando hasta que las suelas de mis zapatos digan basta.

       Yo, de mientras, camino y camino ahora ya voy por el Paseo de Gracia y aquí está lo más grande de Barcelona, Paseo de Gracia. Posiblemente, talvez la zona más alta de Barcelona, aquí el lujo contrasta con la media de cualquier ciudadano, pero en fin, también es bonito de ver los parques y jardines, en las que por un momento tú eres igual que cualquier rico de la zona.

Con la ropa que llevo no dejan de mirarme, soy una persona culta, una persona que tiene temas de conversación, simplemente el destino me ha jugado una mala pasada. Todo depende ahora de mi lucha diaria por salir de aquí, salir de la calle, volver a trabajar y a sentirme útil, pero no es fácil, no es fácil que te den una oportunidad.

La luna le hace de testigo, las estrellas le dicen bienvenido, el sol ya se ha marchado,  se he quedado solo aquí, sentado en un banco público sin saber adónde ir. Sin tener ningún horizonte, ningún destino, sin tener ningún objetivo, ningún afán de hacer. Todo le fue arrebatado, menos la salud, al menos por ahora, una pandemia ha pasado de largo para él. Pero no puedo evitar el pensar en las personas que han fallecido y a ellos les mando un rayo de luz y de esperanza a los familiares. Al igual porque no se sabe qué es peor a veces, la muerte o la ruina, la muerte si es en un segundo es un alivio y la ruina si eres constante saldrás de ella, pero en fin yo no soy nadie y simplemente soy narrador de historias de lo cual me enorgullezco, aunque sea un simple aficionado. Pienso solamente en este hombre y ya pienso en darle la palabra, para que siga narrando el mismo lo que le llevó estar en el estado en el que se encuentra.

       Simplemente no se puede decir nada, simplemente hay que dejarse llevar y no llorar por ello, hay personas que son felices. He conocido a muchas de ellas y de ellos, al lado de una fogata y con el estómago vacío, siguen y siguen cantando, riendo, porque ante todo,  por encima está la amistad. La amistad y la empatía para aquellos están pasando por la misma situación, unos llevan años, otros meses, otros quizás días. A la primera hora lloran desquiciados, porque no saben qué hacer, pero después ríen muchas veces al sonido de una guitarra española.

Presiento  cierta tirantez entre nosotros, no puedo evitar pensar que estamos los dos en la misma ciudad, lo único que cada uno de nosotros dos estamos de una punta a otra.

       ¡Un cajero automático abierto!, pero no quiero hoy, no. Hoy necesito un albergue, un plato de comida y un colchón y me voy porque será mi destino salir de todo esto. Sé cómo he entrado, pero no sé cómo voy a salir, quién lo sabe y está seguro. Si un hombre me vende una oportunidad de trabajo y la cazaré al vuelo y será mi salvación. Ya no sé nada más que de risas y algarabías, que sea el escritor quién lo escriba mientras yo duermo ahora,  sueño y sueño, pero no sé si es verdad o es mentira. No es que mi mente me sugiere objetivos muy altos, yo lo sé, a las tantas de la noche empieza a sudar y el corazón a galopar, qué hay más grande que la propia libertad, esa que despierta al mundo y ya no eres como antes. Espero y deseo haber encontrado cobijo antes de que venga el invierno,  porque si no tarde temprano la pandemia me alcanzará.

       ¿Quién no tiene miedo a desaparecer, quién no tiene miedo a equivocarse?, yo no soy una de esas personas, no.

Yo tengo mis propios miedos, yo tengo mis propias fobias, sí, de esas que son tabú y no se pueden hablar. Ando callado por el mundo, mientras el mundo habla de mí, ¡porqué será!, ya no soy tan importante, ya no dependo de nadie. Solamente de mí mismo, no hay nadie por encima de mí, pero tampoco por debajo. Camino por las ramblas de Barcelona, una Barcelona tapada por una enfermedad virulenta, la enfermedad, que se ha convertido en pandemia, está sobreviviendo a sus envites, como un oleaje en medio de alta mar, pero ya hay que decirlo que todo parece que tienes las horas contadas, en que entre todos hemos conseguido apaciguar a la muerte, a la guadaña que lleva con ella y que no distingue ni de raza ni de condición ni de sexo.

Camino con la boca tapada con una mascarilla, pero ello no me tapa los ojos, me quedo maravillado con la ciudad. No es una ciudad intransigente, es cosmopolita y abierta a la diversidad, en ellas se hablan diversos idiomas, ya sea de donde seas, eres bienvenido. La ciudad te abre las puertas, al igual que los habitantes te abren el corazón, sigo paseando hasta que llego al puerto y me quedo mirando al horizonte, paro de caminar un momento, me quito la mascarilla y huelo el olor salado del mar. Qué bonita es Barcelona y al lado, cerca de allí, está la montaña de Montjuic pero no subo, me doy media vuelta y me dirijo a pleno centro de la capital catalana.

Recuerdo cuando era un niño y mi madre me traía a centro de la plaza Cataluña, en ella antes, en aquellos entonces se les daba de comer a las palomas. No sé si seguirá con la tradición, porque de ello hace tiempo, no voy hace tiempo por allí. Hablo con mi mente de los pájaros, me hace recordar que como un niño que era, le daba de comer a las palomas con la inocencia de aquellos años, pero bueno eso es otra historia. Ahora narro y relato la de un hombre que ha llegado a perderlo todo, menos las ganas de vivir, pasea y pasea con las manos en los bolsillos sin un euro en ellos. No pide limosna, es una persona que ni fuma ni nada por el estilo, simplemente ha tenido mala suerte por la pandemia. Ahora busca, rebusca entre los  contenedores de basura pero no encuentra nada alimento y no encuentra nada abrigo, solo se desplaza hacia los lugares donde pueden darle algo de comer y una manta por la noche.

Casi siempre, el cielo es su techo y la calle su casa, la gente qué vamos a decir de la gente, todo va deprisa, todo el mundo camina rápido, todo el mundo tiene dónde ir menos él. No digo su nombre, porque tampoco lo sé solo sé que es lo que sé, que es poco o no es nada. La pandemia ha roto muchas vidas y otras simplemente se las han llevado, para ellas les mando un minuto de silencio y de recuerdo, porque es así si uno es sincero.

Estamos cerca del otoño, si no es que ya estamos dentro de él, ya  pasea, pasea, hasta que la noche hace encender las luces y todo, todo su colorido ilumina la noche y el otoño. No habla con nadie, solamente camina y camina, no se pregunta no se lamenta por nada ya que él no tiene la culpa de vivir la situación que está viviendo. Lleva tiempo en la calle y su ropa ya tiene cierto desgaste, como sus zapatos, la gente lo ve pasar y a veces se apartan. Él no piensa ni quiere pensar, pero para él es un alivio que se aparten, que le dejen vía libre y respirar, se acerca al albergue a ver si hay suerte y puede dormir en un colchón y apoya su cabeza en una almohada.

Llega al lugar y ahí es cuando realmente empieza la historia, su historia aquella que sueña como si el pasado volviera entonces, cuando recuerda su casa, su piso, donde realmente vivía antes de que todo esto ocurriera. Ha tenido suerte y puede dormir en un colchón de una litera, no tarda mucho tiempo en coger el sueño, en caliente con la manta entra en un momento en el que se encuentra recogido, no está casado ni tiene hijos, pero tenía trabajo. Pero todo se fue abajo a los pocos meses de la pandemia, recuerda, recuerda que por un momento que la felicidad es posible. Uno recuerda su primer amor y sabe que todas las próximas veces que se enamore, serán copias de ese primer beso, porque el que tiene la capacidad de amar, tiene la capacidad de luchar y salir del lodo.

 

 

sábado, 18 de septiembre de 2021

 

ZAPATOS DE CHAROL.

¿Cuál es el mejor sendero para caminar, cuál es el mejor camino en el que no encuentre piedras con las que tropezar, en cual podré andar descalzo sin riesgo a darme con ningún  obstáculo? Me imagino que eso es imposible de encontrar, ya que todos los caminos como dice el dicho conducen al mismo lugar. Por eso mismo tomo el camino de arena, en lugar de tomar un camino asfaltado y con señales, prefiero adivinar y encontrar todo tipo de aventuras y de peligros, a los cuales enfrentarme y aprender, ya que si no es así difícilmente evolucionaré y seré capaz de tomar mis propias decisiones sin miedo a equivocarme. Ello me lleva primero a quitarme los zapatos y prestártelos a ti, sí a ti, que me lees, para que sepas que todo el camino trazado en esta montaña de arena son senderos sin señales. Ya que estas te las encuentras de lleno, yo voy caminando descalzo siguiendo a mi propio instinto.

Veo una nube en el cielo y miro hacia el sol, pero este me deja ciego, no puedo mirar, no me puedo enfrentar a él. Tiene mucho más poder que yo, me bajo la visera de la gorra para que la sombra me llegue a los ojos y sigo mirando para el frente, como si este no tuviese final. Mira para el frente, mira para para horizonte y sabrás que la vida no tiene final, que ya sea con zapatos o andando descalzo, el camino sigue.

Como dice una vieja canción, espero que a que la noche me envuelva negándome la visión,  provocándome tal sueño del cual no sé si despertaré .Verás, es así cómo te lo explico, durmiendo o despierto, despierto o soñando, ¡qué más da!, todo no deja de ser una ilusión. Ya sea durmiendo o sea caminando por el sendero, espero que la noche llegue pronto, para que me lleve a un mundo perfecto, a un mundo donde no existe ni la venganza ni el odio, ni la rabia ni el rencor. Adonde todos somos felices, al menos por un buen rato, no hay que mirar por las aguas subterráneas, ya que en ellas navegan las sombras. Seres malvados y dentro de ellos no alberga ni segundo de amor, de felicidad, de respeto y cordialidad con aquel que se acerca. No navegues por esas aguas, ya que te puedes ahogar en un mundo de lamentos y de pérdida de conocimiento.

La noche se acerca y yo me alegro, no enciendo ningún fuego ya que no quiero provocar ningún incendio, no domino estas artes. Se hace la noche oscura y no sé ve a más de dos metros, así que me hago de un espacio y me dispongo a dormir, a entrar en un portal el cual me hará viajar por lugares desconocidos para mí.

Me abren las puertas, mientras en el mundo de los sueños hay alguien que se acerca y me dice su nombre Juan, me pone la mano en el hombro y me dice camine, que ande a su lado, que él también va descalzo. No es ningún paraíso el lugar, no es ningún jardín del Edén, solo veo luces, luces de varios colores, son como pelotas de tenis que me rodean y me acompañan. Siento paz, no siento ni la lamentos de nadie, ¿qué será de ellos, será en otra vida?, quién sabe a saber.

       ¿Cómo te encuentras ahora? Me pregunta.

       ¿Estás feliz? Me sigue hablando.

No sé si hablo en sueños, no sé si hablo durmiendo, pero yo le contesté siguiendo la conversación….

       Sí Juan, estoy contento, no sé adónde estoy, pero estoy feliz y contento, ¡qué más da lo que deje atrás!, gracias. Rencor, odio, mi ropa, mis posesiones, me siento desnudo, pero soy feliz.

       Me alegra escucharte, no te acuerdas de mí, yo soy el que te acompaña y cuando estás despierto, en tus pensamientos el que te acompaña siempre, en los lamentos y también las alegrías. No dejes este camino, que tampoco es tan fatigoso, sigue buscando y sigue aprendiendo.

Dichas estas palabras, Juan aparta la mano del hombro y veo cómo se va diciéndome adiós, hasta que le veo transformarse en una pelota de tenis de color azul. No sé el porqué, pero yo me alegro, sigo durmiendo, sigo descansando para seguir mi camino. No sé adónde voy, cuándo llegaré. Pero es que este es mi camino, Juan me ha dicho que no me equivoco.

Entro en un sueño profundo, al igual despierto en una hora que no sé cuando, ni me importa. Tengo hambre, cierto, tengo sed, me siento sediento. Pero ya he acabado con todas mis víveres, no sé qué haré ahora, a lo mejor sigo caminando hasta que mi cuerpo diga basta y muera, pero al menos moriré con una sonrisa en la boca. Sigo caminando y pasan los días, el estómago me hace señales, la garganta se me reseca, no puedo más, me entran alucinaciones debido al hambre y a la sed. Hasta que de golpe y porrazo suena a lo lejos un despertador, pego un suspiro ya que reacciono y veo que estaba durmiendo. Enciendo la luz y miro la habitación, una triste habitación de un triste piso que yo hábito, no tardo en ir al lavabo lo primero de todo, para después abrir el grifo del agua y como si se fuese a acabar el mundo bebo, me mojo la cara, me mojo la cabeza varias veces y me seco con la toalla. Estaba en un sueño dentro de un sueño, qué increíble que es la mente, ¡oh!, qué increíble que es el mundo. ¿Será una señal?, yo no lo sé, pero todo me lleva a mirarme los pies, es curioso, sé que es verano y ando descalzo por el piso y creo que por este motivo los tengo sucios, al menos la planta de los pies los tengo sucios.

       Café, necesito un café.

Monta la cafetera y apoya las palmas de las manos en la pared junto a la espalda, espera dos minutos y tres hasta que el agua hierve el café se cuela.

       ¡Estoy vivo!

No sé a quién darle las gracias, ya que no soy muy de religiones, así que se las doy al destino. Tomando café en la cocina me asiento y cuando termino abro la persiana del balcón y miro reloj son, ¡caray!, son las once, el Sol apunta alto y como el que me ve, hace taparse con la nube, solamente se ve el halo de la del Sol, así que puedo mirarle fijamente y retarle.

       Algún día llegaré a tu destino, un día en sueños te alcanzaré de hablar en privado contigo.

Se hace el silencio, no se escucha nada, así que yo pongo mi música y con lápiz y papel escribo, escribo y escribo. No tengo una letra bonita, ni pretendo que sea así, solo deseo escribir mis sueños. Esos que entro cuando duermo, aunque ahora me doy cuenta muchas veces que no me acuerdo, quedan como vacíos, lagunas en mente que no sé cómo rellenar ni me salen las palabras, ni me salen las frases. No voy a escribir, lo he decidido, dejo el papel y el lápiz, aunque lo cojo con la mano izquierda y como el que hace escritura automática, me dejo llevar. Solamente es un garabato, hago un garabato en el papel, el cual lo pego con un imán en la nevera, doy dos pasos para atrás y me lo quedo mirando fijamente, parece un murciélago o más bien un ave o demonio. Quién lo sabe, lo dejo ahí y me voy al comedor y conecto la música, escuchándola, oyendo mis grupos preferidos y eso me hace feliz, muy feliz. ¿Adónde llegaré?, no lo sé, miro la fecha en el calendario y menos mal, es domingo, hoy no tengo que trabajar, así que divagare. Reflexionaré sobre todo lo vivido, porque no es lo mismo vivir que quedarse parado sin hacer nada, ya que ello no te da beneficio ninguno, ni para ti ni para los demás y no hay que ser egoísta tampoco y ayudar al prójimo. Una ducha, necesito una ducha, así que sin pensármelo dos veces estoy debajo del agua un buen rato, después no me lo pienso mucho y vistiéndome salgo a la calle pero no acabó de pisarla, ya que me quedó en el umbral del portal al ver las prisas de las personas, ¿el porqué correr, el porqué vivir rápido?, esa es una gran pregunta que a veces hay que hacerse.

No puede ser, tengo que salir más, no solo por la obligación sino también por ocio. Tengo que atreverme, tengo que divertirme, qué tiempos aquellos cuando yo era joven y salía por la noche sin importarme en el lugar y el porqué, la cuestión era salir. La cuestión era divertirse, cosa que ahora no hago, no sé el porqué de las cosas no será la cuestión que me lleva a ello pero no salgo. Me quedo bloqueado, subo las escaleras otra vez, subo a que mis demonios me devoren otra vez, ¿qué será de mí, si no consigo de romper el muro?

No tengo ganas de comer y eso que son las tres, así que me voy a la cama, me voy a descansar. A soñar, que entonces eran el consuelo, porque no descansaré, pero seguro que habitare a un lugar extraño, que me lleve al Zenit.

No escucho rock, no escucho pop, escucho música relajante, escucho música que me hace  entrar en sueños y no tardo en recibir visita. Ya lo conozco, percibo a Juan, debe acercarse como una pelota de tenis de color azul, pero cada vez, contra más cerca está, más lo veo físicamente humano. Me vuelve a colocar la mano en el hombro y me llama por mi nombre, el cual mantengo en el anonimato.

       Ven y descubre. Me dice.

       Déjate abrazar por aquellos que no son tan puros de corazón como tú.

Es algo que no se puede explicar, me quedé atónito, todo ello no lo sabré describir después en lápiz y en papel o quizás sí. Me parece ver jardines, me parece ver montañas, es tan increíble, son las tres de la tarde y sigo soñando despierto, despierto, durmiendo. Quién lo sabe, solo sé que de esta no podrás engañarme, lo que sé es que es verdad todo lo que veo.

Alzó la voz, alzó la voz, me descubro en un momento. Está todo el ocaso, me despierto sudando, miro el reloj y marca a las seis de la tarde y para mí solo han sido diez minutos. Me vuelvo a lavar la cara, me vuelvo a vestir y cuando me doy cuenta, estoy en el umbral de la puerta. La gente sigue caminando deprisa, pero doy un gran paso, un primer paso, pero que es grande, doy otro y me siento afuera de casa. No será la vuelta a la manzana, solo será el doblar la esquina, la última vez había un bar que había olvidado. Tiene terraza, son las siete de la tarde y el Sol ya está acabando de decir adiós, tomo asiento en una de las sillas. No pasa ni un minuto, cuando se acerca el camarero y me pregunta….

       Qué va a ser Caballero.

-        Un cortado por favor.

El, rápido, no tarda mucho en servirme el cortado y dejo que se enfríe incluso no llegó a tomármelo al quedarme atónito de la velocidad de la gente. Llamo al camarero al cabo de media hora.

       Que te debo

       Es 1,20 por favor.

Yo le pago gustosamente, pero se queda extrañado al ver el cortado sin probar, no me preguntas. Tampoco tengo respuesta para ello, ya que visto la sociedad cómo funciona es mejor a veces no salir, para que no saben apreciar el rato, no saben apreciar la vida, yendo de aquí para allá en una sociedad de consumo que nos esclaviza y nos enfrenta entre nosotros. Camino lento, lucho contra la sociedad, llego a casa y sentándome en el sofá, doblo las rodillas y me pongo con las manos en la cabeza a pensar en voz alta y clara.

       ¡Ay!, qué será de mí, yo no sé seguir esta sociedad, ya no sé seguir de su caminar, mis zapatos no están preparados para ello.

domingo, 12 de septiembre de 2021

 

EL REY LUIS.

Será el trovador que narre esta historia, quién será el valiente y osado que entierre la espada de aquel que fue Rey por muchos años. Qué canción cantará en aquel juglar el trovador valiente y osado que sabe de luchas y batallas. Hará honor al Rey el contar que hubiera derramado hasta la última gota de su sangre por aquellos que él llamaba pueblo, no sé si será una historia divertida el cantar de mi Rey. Hace tiempo, mucho tiempo que no narraba una historia así, por eso ha llegado el momento de que lo haga y me deje vivir, no se trata de ángeles y demonios, no se trata del bien o del mal, se trata simplemente de vivir o no vivir eso es todo.

Luis. Rey y emperador hizo historia en mi cabeza, en mi mente y en mi imaginación, así que lo narro o mejor dicho lo escribo para aquel que vea bien cantar en alguna reunión, cena o fiesta.

Luis tenía como mascota una serpiente, no era una serpiente cualquiera, era una de estas venenosas que te daba muerte a los cinco segundos. No tenía a nadie más, ni mujer ni hijos, mucho se rumoreó sobre su capacidad de amar y de su virilidad, ya que si no era por amor no sentía tal deseo. Fueron pocas, las mujeres que lo consiguieron, su corazón,  duro como una piedra era difícil en él de penetrar. Pero al final, no sé si fue por amor o por callar ciertas voces, se casó con una morena que no era ni reina ni princesa, era una más del pueblo la que fue capaz de cautivar a Luis.

Dormían plácidamente en la alcoba, cuando el Rey empezó a escuchar las voces, pero la puerta estaba cerrada. Él las escuchaba y acercando la oreja a la puerta, escuchó a un centinela que estaba haciendo su guardia. Hablaba de conspiraciones, las voces no sabe si son de verdad o si son de mentira o simplemente son una simple locura. No abrió la puerta, él se fue con su morena a dormir la noche entera, fue en el amanecer, cuando el Sol entraba por uno de los ventanales cuando al final despertaron y se pusieron en pie.

Esperó por unos momentos e hizo llamar al centinela, el cual acabada su guardia, se encontraba descansando. Así que le fueron a despertar y se presentó delante del Rey, este no tuvo palabra, se quedó mudo ante el relatar de Luis, la sorpresa también fue para la morena mujer, esposa y reina a la vez. Quienes serían capaces de arrebatarle tal dicha de haberse casado con tal personaje, hizo traer el almuerzo también, mientras el centinela cansado pero de pie, veía cómo su majestad almorzaba. Lo tuvo de pie así toda la mañana, hasta que él Sol giró y desapareció su luz del ventanal, entonces y solo entonces le dejó marchar, no sin antes aconsejarle y advertirle que olvidara ciertas tentaciones , ya sea en contra de él o en contra de la nueva reina.

Cierto es, que no tuvieron hijos, cierto es, que muy esporádicamente mantenían relaciones,  a lo mejor simplemente no le llamaban las mujeres. Pero no tuvo otra opción para mantener callado al pueblo y así que fue como fue, mientras tanto el pueblo se calló la boca de rumores, aunque se iba haciendo cada vez mayor y sus ganas y su destreza iban decayendo y fue la mujer la que tomó mando sobre las decisiones importantes. Recordad que llegar a viejo era difícil y el haber una longevidad en aquella época tan baja, ya que  la edad aproximada de vida era corta.

La duda sobre el amor del Rey hacia su mujer, era latente en el ambiente del castillo, pero eso no enturbió lo que duró, duró. Fue tanto el odio o quizás el amor del Centinela, a saber si por su Rey o por su Reina, que no se lo pensó dos veces y le echó cierto veneno, que no era otro, que el de su propia serpiente. Confiado ya, y sin oler la venganza de aquel que estaba por debajo de él, tomó vino de la serpiente, ella no bebió, ella miraba a la Luna cuando era tapada por una nube. Ni esta quiso ser testigo, cerrando los ojos, no fue mucho la espera. Ella se quedó quieta, paralizada, y el centinela al escuchar el grito, entró esbozando una sonrisa cómplice, cuando el cuerpo del Rey yacía en el suelo todavía caliente.

Banderas a media asta, luto general en el Reino, todos buscaban la razón, pero nadie de la corte decía o hablaba, así pasaron dos años. Dos años que fueron en paz y armonía, ella manejaba los hilos y se sentía por una vez en su vida alguien importante y la soberbia le superó, llegando a ser temida por el pueblo.

Descansaba una tarde de domingo, cuando escuchó medio dormida una voz a lo lejos….

       Hola Isabel. Te hablo desde el mundo de los muertos, vengo a verte a ti para que no olvides todo lo que te regalé y todo el amor que te di, ya sé que no fue mucho, pero espero que seas capaz de reinar en este mundo, ya que en el próximo que es donde yo me encuentro se descansa en plena paz. Reina con mano dura, que no digan que eres fácil de convencer, yo ya estoy en el otro lado y aparezco en tus sueños como si no hubiese un ayer. Todo es relativo Isabel, pero siempre me acordaré de ti y de los pocos momentos de alcoba que tuve contigo. Que no es porque no te amara ni seas guapa, todo lo contrario eres digna de cualquier príncipe o rey y por eso te elegí entre todas las del pueblo, no pienses cosas que no son, simplemente es que soy como soy. Voy a mover cielo y la tierra, voy a estar otra vez contigo, aunque me parece que eso es imposible. No te fíes de ningún vasallo o centinela que cubra tu puerta, yo siempre estaré a tu lado y te aconsejaré en sueños, no pienses que olvido lo feliz que me llegaste a ser. Lástima es que no haya descendencia, así que te digo que eres libre de elegir, de elegir aquel que tú creas conveniente para ti y como todavía que estás en edad fértil, te haga sentir madre. Aunque por mucho que me cueste también, sé que te hará sentir mujer, no olvides nunca jamás que estoy aquí esperándote.  No te busques un simple amante,  ya que las bocas no callarán nunca, búscate a alguien que tú pienses que es sincero contigo y te deje ser reina y que él sea consorte.

Piensa que  tan solo es un sueño, uno de tantos que le viene a la mente a cualquier mortal, así que dándose media vuelta, sigue en su mundo de los sueños….

       Sin ser llamado vengo, no olvides que este es mi Reino, entraré si hace falta como si fuese un fantasma, no lo olvides jamás, porque si soy yo nunca hubiera permitido caer en cierta desgracia, como es la propia muerte por la propia confianza así fue. Isabel una copa de vino que no era para mí, así fue lo que fue, que era porque como si fuese el cáliz tomé el vino y no pasado mucho tiempo pase al otro plano, dejando de existir y dejando mi cuerpo inerte.

Como si tuviese prisa, le dice sus últimas palabras a las que ella hace caso, volviendo ya de noche del mundo de los sueños….

       Ama simplemente, ama, no, no lo hagas por el simple hecho del desahogo, disfruta de las caricias y bésalo. Ya me moriré otra vez entre los ya muertos en el otro lado, yo volveré a morir de celos, pero no entraré en sueños de aquel que sea digno de ti. Solamente continúa mi legado y se consuma el acto naciendo a los nueve meses, alguien con derecho a mi trono.

Ella se queda parada no puede mover ni un músculo y está sudando en pleno invierno, lleva luto por la ausencia de él, pero también sabe de su juventud. Así que se levanta sobresaltada y se acerca al ventanal mirando la Luna y como son las cosas, desafía y le habla….

Pegó un grito, un grito de esperanza.

       Sí Luna tengo esperanzas y por eso daré orden de que dentro de quince días haré una fiesta, una cena donde acudirán todos aquellos caballeros que ayudaron a mi esposo, elegiré uno entre ellos.

Es así y así será y seguiré el consejo de mi antiguo amor, ya sé que me espera, ya sé que me defiende desde el otro lado y por eso camino tranquila y arropada entre mantas dormiré con aquel que sea digno de mí. Todo eso lo haré escribir por la mañana al escribiente de la corte.

Se fue a la cama otra vez, pero no durmió bien pensando, ya estaba nerviosa así que en cuanto asomó por el horizonte el Sol hizo llamar al escribiente y con sello lacrado con su anillo fue colgado el bando en mitad de la plaza del pueblo.

No pasó mucho tiempo no, no llegaron a los quince días cuando los caballeros de diferentes reinos acudieron, pero tuvieron que esperar a la fiesta para que la Reina los recibiera. No fue fácil para ella, no fue fácil para nadie pero eligió al caballero más joven, al igual que hizo con ella su antiguo marido. No pudo esperar más y cuando la fiesta estaba en lo más álgido, agarrando de la mano al elegido se despidió de la fiesta. Se marchó a la alcoba con el elegido, que todavía lleno de temor y sorprendido la hizo suya y fue tal la manera el amor, tal fue el roce. Que no hubo duda, así que a los dos meses ya eran marido y mujer,  él ya sabía que no tenía ni voz de mando, era ella la que firmaba y sellaba. Pero no pudo tener más suerte, que al segundo intento ella quedó preñada, todo era dicha y alegría hasta que nació. Entonces y solamente entonces, no se sabe el porqué, si es porque no la amaba de verdad o porque pensaba que podía pasar algo. Primero lo hizo encerrar, para acabar muriendo a los veinte días, ya tenía lo que quería, que era el hijo varón que ella buscaba, qué crueldad, pero así son las cosas.

Ahora sí que era temida por el pueblo, mimaba a su bebé, hizo llamar a las mejores mujeres, para que cuidasen del pequeño. No se sabe si era un orgullo o una temeridad y responsabilidad que a las malas podían pagarla con la propia vida. Ella, la Reina, mandaba sin saber, ya que no se dejaba aconsejar, pero reinó hasta que su propio hijo cumplió los quince años y ella ya envejeció también. Pero no quería abdicar sin más, así que como las serpientes eran dueñas a veces de según qué lugar, se dejó morder por una de ellas, llevándola a encontrarse con su antiguo marido. ¿Cuál de los dos elegiría para seguir el camino?, a saber. Solo sé que el hijo, fue derrotado por su juventud y no hubo nunca más ni rey ni reina en el lugar, solo un consejo del pueblo era el que organizaba y mandaba sin ningún tipo de lucro.

viernes, 3 de septiembre de 2021

 

CALVARIOS

¿Estoy soñando o estoy despierto?, ni yo mismo lo sé, porque acostumbrado uno ya a las pesadillas, he pasado de tener la compañía del lobo a soñar cosas dulces y bonitas. Vivo en una nube, camino por caminos empedrados, por caminos de la antigua Barcelona gótica. Voy con las manos en los bolsillos y camino despacio, es verdad, en un sueño hay una verdad. Ese no es otro que el del caminar despierto, yo ya no sé simplemente ver, solo doy vueltas y con la almohada sigo durmiendo. La fiebre sube, no sé qué enfermedad tengo, me siento frío pero no por ello sin sentimientos, sigo caminando y la gente no mira, no se dan cuenta que los estudio andando por delante de ellos y camino. En este sueño, estoy en el centro de mi Ser y se está haciendo de noche, se encienden las farolas y todo ello me llega a pensar. Vuelvo a girarme para girarme, me giro tantas veces que ya no sé quién soy en verdad. Qué le vas a hacer, digan lo que digan, lo que haga da igual, sigo caminando por Barcelona esa bonita Barcelona que todo el mundo vive.

Sigue soñando y no siente el despertador, así que ese día se regocija en la cama,  tanto, que en el trabajo hace una falta.

En mi sueño siento como tomo asiento en los asientos de cemento de la línea uno del metro, solamente observo a la gente y devenir, están durmiendo ellos. Ellos sí que duermen de verdad, no se dan cuenta de cuál es el verdadero despertar, despertar, bonito nombre. Solo es mirar para enfrente y no tener miedo si en uno mismo hay el valor suficiente para tirar para adelante, no hay nadie que te pueda guiar mejor que tú mismo, no hay nadie capaz a lanzarse a la piscina sin saber si hay agua. En si tocará fondo yo no lo sé, así que observo adelante y sigo con mi sueños….

       Dime tú, señor de mis tierras. Qué significado tienen estas serpientes con el cuerpo enroscado, dime tú señor de las Tinieblas, quién puede ser el que vea luna negra. No brilla como el Sol, no salen las mariposas de mi estómago, no estoy enamorado o simplemente estoy enloqueciendo de un amor no correspondido adónde mandar las serpientes, para que estas hagan justicia.  Adónde mandar la Luna negra, para que en aquellos que diga yo caiga la mala fortuna, dímelo tú que vas montando a un caballo alado.

Senderos de luz, senderos de oscuridad, no sé adónde ir ya que los dos caminos se bifurcan y no consigo acertar con cuál de ellos. Adivinar no quiero  yo, dímelo tú qué sabes tanto o al menos no apareces como yo, que camino vagabundeando por las calles de la gran ciudad. Dile realmente a este ciego de amor, pues simplemente escribo lo que percibo, todo es relativo, todo es cierto o incierto. Todo es verdad o todo es mentira, quién lo sabe, ¿verdad?, yo no. Yo solo soy un simple hombre que busca la verdad, para que ella me enriquezca el alma, que sea libre de corazón, por eso vagabundeo, por eso mismo camino sin saber.

Dale un poquito más de sabor a la vida, que yo no sé nada, pero ayer sabía menos.

Ahora de golpe despierto, despierto de mi sueño o entra en el sueño de cuando uno está despierto. Son las 10:00 h de la mañana de un día que no tiene nada que ver si es lunes, martes, miércoles, siempre es ponerme en rojo los festivos. Miro la fecha, es viernes, así que tengo todo el fin de semana por delante, no sé cómo explicar el lunes lo pasado, aunque es mejor que llame ahora y cuente que simplemente me he dormido o no sabré qué contar.

¿Que soy yo, un proscrito o un ángel salvador?, no, no lo sé. Solamente sé que  estoy sentado ahora en el sofá, esperando que alguna noticia que me haga elevar la bandera de la felicidad a lo más alto. No salgo de casa, el reloj de marca las doce del mediodía  del viernes, yo sigo sin desayunar, yo sigo sin comer y yo sigo sin beber. Solamente si me acuerdo, miro al cielo desde el balcón de mi casa, raso, raso está el cielo, ni una sola nube y yo necesito dormir. Así que me preparo y me acuesto en la cama, sin llevarme bocado alguno al estómago. ¡Ay!, qué será de mí, me he tomado una pastilla para dormir y a los quince minutos ya sigo por otro camino, por caminos tortuosos que nacen de a saber de dónde.

Sigue soñando y baja las escaleras del metro de la línea 1 de Barcelona, baja rápido, en su sueño es de noche y la Luna domina el cielo, ¿cómo es posible que esté tan ciego?, cuando ahora es cuando verdaderamente está despierto. ¡No!,  antes necesita dormir, necesita vivir. Así que monta en el metro, hace camino sin destino, porque no hay parada alguna para aquel que viaja sin destino, alguien que por mucho que digan, este está escrito.

Os debo confesar con una historia, debo de contar que aunque me creáis o no, todo eso ya depende de vosotros, porque aquella noche no la voy a olvidar nunca.

Ya quedan pocos viajeros, los últimos no serán los primeros, solamente quedan los que no tienen casa, por eso es que son relegados a un tercer o cuarto plano. Todo por ser diferentes o no encajar en el no reflejada vida normal, vida misma que algunos se hacen un hueco en la boca del metro. No es Navidad, no os voy a engañar, no son en plenas vacaciones donde la gente va a la playa y se des estresa y olvida a todos aquellos que siguen día tras día durmiendo en la boca del metro. Algunos con más suerte que otros, otros no han tenido más suerte que ellos, no es que les pida un minuto de silencio solo sí solamente les pido un segundo de pensamiento en vuestras mentes.

Sí, hoy es mi sueño y estoy afuera del metro, ya lo han cerrado. ¿Qué hago aquí?, me pregunto una y otra vez, ¿qué hago vivo en la tierra sino es para prosperar para después morir y dejarlo todo? A veces pienso o a veces es simplemente una reflexión, qué es mejor. Pero en fin, eso es otra historia. En esta conocí a Marcos fuera del metro, mejor en la boca de este, no en la boca del lobo o quizás sí. Donde me enseñó durante una semana al menos entre mis sueños,  no quiere verdaderamente la calle, esta está llena de peligros, peligros que nosotros no vemos ya que a esas altas horas de la noche cada uno de nosotros está felizmente su cama. Pero él me enseñó que hay algo más que un cartón de vino y un paquete de tabaco, me enseñó el valor de la amistad entre ellos. Como las risas curaban los lamentos, como las borracheras hacían que el invierno fuera como un cálido verano en pleno mes de enero.

¿Sigue durmiendo o sigue despierto?, ahora, ya que mirarlo y es de los afortunados,  está felizmente en la cama bajo un techo al cual no traspasa la lluvia ni la nieve, pero en fin toma una decisión, quiere seguir durmiendo me dice él.

Yo le respondo que sí, entonces me dice como un susurro, un pensamiento que me visita, dice que baje cuatro calles más abajo, pique en el número 16 cuatro veces. Como indica la palabra, solo eso hago, despierto me levanto sabiendo conscientemente lo que voy a hacer. Bajo las cuatro calles y golpeo con los nudillos cuatro veces a la puerta, me preguntan quién es y yo digo que soy yo. Me entreabre la puerta y me dice que quiero, no puedo responder sin saber el qué y digo….

       Lo que tú sabes.

Él me dice son sesenta euros, yo saco mi cartera y le doy 3 billetes de 20, me dan una papelina y una jeringa. Escondo todo dentro de mi chaqueta y me vuelvo a casa. ¿Cuál es la razón por qué lo hago?, es para seguir durmiendo y seguir soñando despierto, esa es la verdadera razón. Así que hago la mezcla y con mucho dolor entra por vena, me hace viajar, viajar por un camino y él no me dice que no me engancharé nunca. Pero yo sé qué es, lo que hago es peligroso y que la prueba me puede ser funesta, pero cuando quiero echarme hacia atrás ya es tarde y estoy viajando tumbado en mi cama.

Nubes de colores veo ahora en el cielo, no voy ya en el metro. Me acompaña mi amigo Marcos o al menos eso creo yo y cruzamos el gran charco del Océano Atlántico, todo ello en relieve, todo ello dentro de nuestra imaginación y todo ello dentro de una calma sobrenatural. No quiero despertar, no quiero volver a la pesadilla que se ha convertido la vida. No sé cuánto dura el viaje, pero para mí es un instante, es como correr galopando encima de un caballo de carreras o nadar en las profundidades del mar, llegando a ver en la más absoluta oscuridad.

No sé si acabé enganchado, lo que es seguro es que pasó el fin de semana, pasó un mes, pasaron dos y yo seguí viajando. Al final el trabajo lo dejé, al final me despidieron por no seguir las normas, así que ahora Marcos y yo, nos hemos vuelto como hermanos, hermanos dentro de un sueño del cuál no  quiero despertar nunca. No creo que sea un final feliz, ya que el balcón lo cambié por el banco de enfrente y mi techo de yeso, por el inmenso cielo raso dándome el Sol en la cara todas las mañanas.

Duró lo que duró, fui adelgazando, fue un deterioro constante que me llevó a la desesperación. Mi amigo Marcos se marchó antes para siempre y viendo las orejas al lobo, pedí ayuda. No quiero abandonar el barco todavía, soy joven, soy muy joven todavía y puedo hacerlo, no seré ni el primero ni el último que sale de este calvario, así que me puse no de rodillas, pero sí rogando una segunda oportunidad y agarrar la cuerda. Porque el mejor sueño que se puede vivir es el amor hacia el prójimo y a ti mismo, así que por ello lo hice. Lo conseguí, salí del calvario y ahora, con los rasgos marcados por la batalla librada, vuelvo a ser alguien que se siente útil. Sueño solo, con que alguna mujer se fije en mí y pueda canalizar ese amor que albergo dentro de mí. Abrazar a la vida, abrazar a una mujer y a un amigo. Es mejor vivir despierto la vida que soñamos, que soñar una vida que tiene un final que es mejor no describir, ya que no es de razón explicar.