viernes, 27 de agosto de 2021

 

MINUTO CERO

No dejo de ser una víctima más del cambio de la vida, no me he dado cuenta lo que he tardado en envejecer  ya que ha sido  con un ritmo vertiginoso, todo debido a lo vivido, todo debido a querer vivir intensamente. Como si fuese un ángel del cielo he caído en la tierra, como si fuese un ángel del infierno he vuelto a ella. Mis alas pesadas han quedado rotas por el descenso rápido en caída libre y en mi corazón negro como el tizón, está todavía por descubrir lo que es verdaderamente el infierno, todo así es, todo debido a lo vivido. Que no es que me arrepienta, pero a lo mejor, quizás hubiera elegido otra forma de vivir y disfrutar de una  manera más plena el amor y la diversidad.

Me llamo Jack, no digo mi profesión ni te digo dónde vivo, solamente diré que vivo en una jungla de hormigón armado con ventanas huecas, como la cabeza de muchos de aquellos que se dicen señores. Ya que algunos, no todos, siguen anclados en los años 60’ y no hay quién los saque de ese espacio-tiempo. En fin, siento un poco de pena por ellos y por ellas, unos por unas cosas y ellas, ellas simplemente por no sentirse totalmente libres de hacer y deshacer. Pero en fin, eso es otra historia.

Sale el Sol o mejor dicho, se apartan las nubes y vuelve otra vez el veranillo. Yo, en manga corta paseo sobre las nueve de la noche por las calles de la ciudad, este se esconde ya  mismo para darle relevo a Luna. Dando paso a la noche, una noche llena de risas y más risas, todo ello acompañado por unos seres llamados “Sombras”. Sombras en el anochecer, que hacen que uno disfrute de algo que no es real, dejándote ciego por todo aquello que me rodea, dejándome sin mis alas para poder volar con total libertad.

No me gusta colgarme medallas, pero si alguna me tuviera que colgar alguna sería la de mi actitud y de mi voluntad de hacer de mi casa mi hogar, solamente pido eso, no una medalla,  solo el reconocimiento y un respeto, cosa que anhelo desde dentro de mi alma. Todo está escrito y yo tengo todo el tiempo del mundo, por eso dejo de beber y mirando el reloj, hago del caminar el paseo hacia casa, hago de él un retorno del cual no tengo escapatoria. Ya que las sombras me acechan intentando llevarme ahora más profundo de la pena, mientras el cielo ha cerrado con llave sus puertas, dejándome completamente solo.

Total, todo no me da igual. Tengo que buscarme un trabajo, ya que del aire, aunque éste sea gratis no se vive totalmente. Llego a casa y tal como entro cierro la puerta con llave, le doy las dos vueltas al cerrojo y mirando por la mirilla me fijo en que nadie me persigue, convirtiendo todo aquello que amo, transformando mi vida en algo que sigue siendo todo una auténtica locura. Abro el mueble bar y cogiendo una botella de whisky sigo con mi particular juerga, juerga en la que la única compañía es la botella. Me la llevo directamente a la boca y a morro bebo, ya que de amor ando escaso y hace tiempo que me ha dejado sediento.

No espero nada, solo espero el desespero de aquello que me acecha, no espero nada ya. Quién no tiene sembrado ni amor ni cariño ni afecto no puede reclamar nada. No puede gritar ni dar patadas al aire, si su siembra ha sido escasa, conque que voy a recoger sí de sembrar no sé.  Todo es un acertijo, un laberinto donde el llorar es lo más normal, ya que este laberinto tiene un nombre maldito que es el llamado vida. Una vida que te deja sin palabras, haciendo de la tuya propia un camino empedrado, donde la dicha y la alegría son difíciles de encontrar, ni siquiera la compañía de alguien se hace coincidir el mismo camino ya que yo estoy maldito.

Bebo, bebo para olvidar o para no recordar dentro de mi más absoluta soledad. Nadie a quién decirle un “buenos días” o abrir la puerta y ser recibido por el afecto de alguien con el que compartes tu vida. Todo se hace extraño, hasta que hago estallar contra la pared la botella ya vacía. Miro el mueble bar y nada, no hay más botellas. Voy hacia la nevera y veo al final, al fondo de todo, como si me estuviese esperando, un par de latas de cerveza. Necesito más, necesito dormir en paz, así que me hago con las dos y sentándome en el sillón del salón de mi casa, bebo hasta caer profundamente dormido y en ellos, como si fuese una predicción encuentro el mayor de los amores.

       Mamá acúname como si fuese un bebé. Digo yo mientras entró en mi sueño.

       Mamá abrázame con tu cariño y tu amor que de él ya estoy falto, te echo de menos. De hecho, echo de menos los buenos ratos y las buenas risas.

       Mamá, dame un beso en la frente estés donde estés, dame un beso que yo lo sienta y sepa que realmente existe algo después de este martirio.

Como si fuese un tsunami me abraza un aire cálido y caliente del cual no tengo escapatoria alguna, ya que me he quedado congelado y sin movimiento alguno, sigo soñando. Pero por un momento miro el reloj de la mesita, pasa como un rayo el tiempo o soy yo, el que no sabe a la hora que el sueño me venció. En él marca las tres de la mañana, como si invocara a los cuatro jinetes, me siento o percibo a un Ser extraño. Qué será,  será aquello que me abraza y me envuelve qué será, será que sí es verdad que alguien vuelve y me aterroriza, no puedo hacer nada, no puedo ni abrir la boca yo en mi sueño me vuelvo loco. Qué será de mí dentro de poco, si no hace mucho que busco trabajo y no tengo suerte. Maldita suerte la que tengo y maldito el alcohol, la costumbre que tengo.

Como un ave se mueve volando entre las nubes, entra colándose por los pórticos de una de las ventanas y me dice, me cuenta….

       ¡Ay!, hijo sí que es verdad que hay algo después, no sufras por ello.

       ¡Ay! Jack no sufras, qué sabes más que muchas personas.

Me sobresalto, me despierto de golpe y como si fuese una película en blanco y negro, sin encender la luz de la habitación, veo la silueta de mi madre, no sé cómo reaccionar, solamente me quedo parado atónito,  mientras su imagen esbozó una sonrisa y poco a poco, como no quiere la cosa desaparece por el umbral de la puerta.

Soy muy afortunado de ello, no me quejo, ya tengo la prueba, hay algo después de la muerte. Pero en fin, primero hay que vivir esta para después poder, si nos dejan elegir.

La tristeza me invade, la melancolía se adueña de mí convirtiéndome en un títere de la vida, no es posible y no puedo romper aquellas cuerdas que me unen a lo desconocido. Hay alguien que maneja desde el otro lado mis hilos, todo depende de aquello que no puede ser real, todo depende de aquello que parece sobrenatural, pero nada más lejos de la realidad que presente me distes.

       ¿Has visto a tu madre, has visto que sí todavía?

Yo no sé quién es quién se acerca, yo no domino aquel o aquello, me siento dominado como si fuese un muñeco, aunque los cielos me dan la vida y me hacen moverme en los círculos de la sociedad, una sociedad que está maldita qué más da, sí qué más da.

Pasa la noche y cuando me doy cuenta ya es mediodía, el Sol me alienta a que me levante, el Sol se cuela y me da los buenos días, pero yo no estoy para tantos ánimos, yo no estoy de humor. Aunque, cuando debo de estar contento por las visitas yo sigo cabreado conmigo mismo. No digo la edad, pero ya no soy tan joven ni tengo el mismo cuerpo, aunque el alma está desgarrada e incluso, desgastada. Yo solo pienso en quedarme en la cama diciéndome a mí mismo, “mañana me pongo las pilas, mañana seré un hombre nuevo”. Colocándome en posición fetal, intento dormir sin éxito, pero da igual sigo recreándome en la cama, hasta que el hambre se hace más fuerte y decido levantarme. Vacía, casi vacía está la nevera, solo media pizza dentro de una caja de cartón es lo que me encuentro y es lo que al estómago me llevo. Fumo, fumo mientras como de pie mirando hacia el cielo. Nubes, se va cerrando el día quedando este encapotado, se cierra como a mí se me cierran las pocas oportunidades que me ofrece el no haber sembrado. Sueños, sueños en pleno despertar. Paso el día viendo la televisión, haciendo zapping de un canal a otro. Pienso, pero no mucho, hasta que me da la hora de bajar al bar.

La lluvia acosa a la tempestad, el viento ruge entrando de visita entre los pórticos de las ventanas. No sé qué se me puede ocurrir, si he caído en lo más bajo que se puede caer,  el amor es así de ciego y de cruel. Un amor no correspondido que acecha todas las noches entre mis pesadillas, solo recuerdo los instantes que me vienen a la memoria. No puedo olvidar aquello que nunca ha ocurrido, lo más posible es pensar en lo no vivido, cómo pensar en que el tiempo ha sido perdido, a que barra de bar voy a ir a llorar mientras me tomo una copa. Mirándome al espejo no me he dado cuenta y los años han pasado, han pasado a tal velocidad que siempre han sido del presente, cuando realmente lo que he hecho es perder mi futuro. Si pudiera echaría para atrás en el tiempo y con la sabiduría de hoy en día, rectificaría muchos hechos. Estoy solo, nadie me molesta, son las siete de la tarde de un verano ya casi por terminar, la tormenta acecha y esperaré pacientemente a que esta se aleje.

Qué haría yo, si quisiese dejar de sufrir, qué haría yo si la diversión fuera para mí un juego dónde puedo perder la vida, qué más da. Voy a hacer lo que sé, que es no hacer nada,  anclarme en el futuro aunque este día no tenga destino. ¿Qué destino se puede tener, cuando el amor se deja perder?, qué le vamos a hacer, pienso yo.

Chica de mis sueños entra entre mis pesadillas y alégrame la noche, eso es lo que pienso y por eso bebo hasta que algún día de algún año, si es por suerte y no por desgracia, encuentre aquella morena que haga cambiar de actitud a mi persona. No es posible que piense así, vaso en mano solo se me ocurre una cosa y es pedirme otra copa.

Como si tuviese un número la cabeza, un número de serie al cual le precede un destino, sigo mi camino. Yo no sé cuál es el mío, mi número en la cabeza muchas veces me lo miro jugando con los espejos, pero no veo nada. A veces me miro las líneas de la mano y cuál de ellas es la más larga, la de la vida, la de la cabeza o la del corazón. No lo sé, yo sé que igual es la línea del corazón que se difumina, falto de ella la de la cabeza sí que es gorda, ya que estará perdida para buscar lo que nunca he encontrado y la de la vida, ¡ay!, la de la vida, me lo puedo llevar mejor o lo puedo llevar peor, pero ahí está, sin marcarme un límite. Me dan la una de la noche, cuando pasada la tormenta y ya borracho de bebida y melancolía pongo rumbo a mi casa. Ando despacio, ya no me persigue nadie, nadie más que mi infortunio y mi poco saber. Qué más da, la suerte es para quien la encuentra, eso no se busca. Solo se busca el destino que elige cada uno, de eso uno solo es su propio dueño.

 

sábado, 21 de agosto de 2021

 

LA FOSA

Dejo la mente en blanco y me dejo llevar por la música, es una noche de un sábado de otoño, no hace frío pero llueve. Con un papel y bolígrafo en mano, deseo escribir cierto relato, cierta historia que no hay nada más cerca de la realidad cruel y nefasta. Enciendo una vela y clamo e invoco a aquellos que un día lucharon y dieron su vida por unas ideas y también, ¡porqué no!, por intentar salvar la vida de sus familias. Fueron años de angustia para todos aquellos, que ya casi no están con nosotros y que intentaron cambiar la historia. Pero esta, cabezona y reticente hizo que ocurriera lo que ocurrió. Yo solo narro aquello que me viene a  la mente, aquella energía que me viene.

Dime melancolía qué haces todavía dentro de mí, yo en su día te aparté de mi vera pero aún me sorprende tenerte aquí a mi lado. Como si fuese una lapa o una mochila que voy arrastrando por todas las calles recordando tu nombre, cómo es posible que seas así. A mí me gustaría apartarte, que desaparecieras y te mantuvieras muy lejos de mí, pero no puede ser y aquí estás, martilleándome en la cabeza y yo, sentado en el sofá escuchando canción tras canción no dejo que la aguja del tocadiscos llegue a su final, para así poder volver al principio y volver a vivir y volver a recordar tu presencia, tu nombre, tu voz. ¡Qué más da!, si te llamas melancolía, al menos ella no va acompañada de la tristeza ya que si así fuera no sé qué haría.

Estamos en el año 1976, son épocas de cambio las que se avecinan, espero que sea para mejor y no para peor. Ya que lo vivido me ha dejado huella, ¡qué más da!, del bando que fuera, ¡qué más da!, mis razones políticas. Llegó un momento que solamente quería vivir y eso es lo que he hecho, aunque tú, melancolía no me has dejado vivirla como yo he querido, qué le vamos a hacer si las cosas son así. Se huele el cambio, que huele al final de una época, algunos, por no decir muchos respirarán aliviados y con más libertad de la que habían tenido antes. Aunque yo sigo sentado en el sofá mirando a la nada, porque me han dejado la mente en blanco ciertos hechos, que solo recordarlos me dan miedo.

Desde detrás de las tinieblas le susurra al oído, detrás de la cortina transparente le siente aquí a su lado, sigue leyendo que te seguiré sorprendiendo, que Lucifer les perdona la noche a aquellos que no son sombras.

       Dale una calada a este cigarro, que no te digo claro con que está mezclado, pero te hará llegar muy lejos. Atravesarás todos los puertos paralelos llegando al Zenit y al éxtasis emocional, llorarás de alegría, ya que sin que te des cuenta en tu corazón albergarás tanta tristeza que no la podrás expulsar.

Como el que pide ayuda para ser escuchado, me alerta. Como aquel que viene implorando escucha y respuesta, me viene y me hace escribir y describir ciertos relatos de una vida en blanco y negro, dónde solo los ricos y los señoritos eran dueños de ver esta de color de rosa, ya que eran los que eran los que dominaban.

       Larga es la noche, pero se te hará corta durmiendo intensamente, soy un huracán, una bomba de explosión, eso es lo que soy yo. Solamente soy lo que soy, un hombre que está en una fosa con mucho que contar. Líbrame de aquí si puedes, coge una pala y déjate llevar por la intuición, no te llevaré lejos de aquí, pero tienes que creer en mí. Así que cógela, que como tocando voces al infierno te haré llegar rápidamente a donde quiero llevarte, no es nada siniestro precisamente, solo quiero liberarme y que mi alma, es decir yo, pueda traspasar la puerta que nos separa y descansar con los míos, sigue adelante con ello y verás la sorpresa que te llevas.

Ni corto ni perezoso despierta de su sueño, despierta de su dormitar y conscientemente o de manera inconsciente, coge una pala y una linterna que tiene en el trastero. Algún vecino lo ve, un guardia de paisano y un  policía en servicio también, pero nadie le pregunta, ninguno se le acerca y se deja llevar. Una nube de tormenta hay en el cielo,  todo hace presagiar que va a llegar a describir el infierno, sigue caminando haciendo caso a una voz que le susurra dentro de su mente. Esta le lleva a cierto monte en las afueras de cierta ciudad, ahogado ya por el caminar, un ligero viento le dice que pare y escave en un punto, así que escava y escava hasta descubrir los restos de una persona. Ya casi en total descomposición, sorpresa fue la suya, lo que llegó a ver a alumbrar la fosa, está a pie de una carretera comarcal. No voy a decir cuál, ya que ni se la pregunto ni lo quiero saber. El corazón le galopa a cien o a más velocidad, no sabe qué hacer, pero la luz se le enciende por un momento y cierra de nuevo la fosa,  corre y faltándole casi el aire, corre linterna y  pala en mano a casa. Este es para sí mismo, se lo dice para sí.

       Esto como puede ser, no puede ser que é sea el que está ahí, ¿se sabrá alguna vez?, no se sabe.

Así que si se sienta tranquilamente el sofá, dejando que las piernas le dejen de temblar, el corazón se calma, son altas horas de la noche y casi nadie la ha visto, salvo el vecino, el guardia y el policía. Menuda jugada, en menudo lío se ha metido como le pregunten.  Piensa, divaga, reflexiona. Ha sido una conexión con alguien del otro lado, no es posible o quizás sí.

Siempre ateo. He seguido un camino diferente del habitual, un camino lleno de luces y de sombras, que alguna vez me ha llevado al desespero por la incomprensión de la gente. Al no seguir un camino que ellos, anclados en los años cincuenta no ven que fuera un camino recto. Pero yo, luchador y tenaz, he seguido en ello consiguiendo algunas metas que vienen por fin acompañando gritos de libertad. Ver cómo se va apagando en la historia un tiempo quienes no olvidarán nunca, vidas truncadas, vidas muertas. Eso es lo que hay, me has dado con alguna fosa, pero esto cómo explicarlo siendo de un bando u otro, haciendo de cada uno que quiera tener la razón y eso no es posible o quizás sí, quién sabe, a saber.

Aunque no me sienta feliz en algunas veces, me levanto del sofá, abro la ventana y como dice alguna canción, mira hacia el brillar de la Luna. Pero no voy con una camisa ni blanca ni roja ni limpia. Voy con el torso desnudo, pelo en pecho solo intento mirar fijamente a la luz de la Luna, pero su respeto hacia ella me lo impide. Cierro los ojos, dejo correr el viento al mismo tiempo que me dijo para mí, que mi libertad está cerca, mi libertad de decidir, qué hacer. De expresar con total libertad todo aquello que llevo dentro, que como periodista me he tenido que callar más de una vez y a mí, me podré decir ya mismo, podré dar noticias importantes al mundo. Nos enfrentamos a un gigante dormido, ya veremos cómo pasa el tiempo, pero a mí que no me hablen de dioses.

Una tormenta se acerca, viendo a través de la ventana la calle, una calle desierta envuelta en la incertidumbre y la tormenta se acerca. No tengo ganas ahora de mirar chicas, si pasara alguna a lo mejor la ignoraría, no es por nada. Simplemente porque no me apetece, tengo otros proyectos en la cabeza, trabajo para un periódico, no digo el nombre, pero eso no es reconocido. Aunque todavía no sepamos si podemos expresarnos con total libertad, la muerte de cierto personaje nos ha llenado de esperanza, quién sabe cuál es el destino. Ahora yo no lo sé, pero daría parte de mí por saber la verdad, no sabe a ciencia cierta lo que va a suceder. El tener la exclusiva y sí se me reconozca a mí también por mi trabajo, haciendo balances de todo lo acontecido en los últimos años sería genial. Una época se ha apagado y otras se encienden  y que sigan dando que hablar.

El hecho me desvela y me visto, bajo al portal y sigo por la calle, hasta que llego al bar de Juan. Son altas horas de la noche, horas donde los buenos descansan ya en sus casas, quedando solo aquellos que beben para olvidar o por no estar solos. Me siento en uno de los taburetes que rodea la barra, no hace falta que abras la boca él sabe lo que quiero. Café largo con hielo, un café que derretirá todo aquello que había sido congelado por alguien al cual llamaremos algo autoritario, pero bueno eso ya es pasado y ya sé que se mira al frente al futuro.

En la pared que tengo delante, solo se ven botellas de licor reflejadas en los espejos de atrás, solo botellas y más botellas, haciendo de la tentación un hecho, así que por cambiar y acompañar el café, me pido una copa de coñac. Me la bebo de dos sorbos y al soltarla encima de la mesa, hay alguien dentro de mi soledad que me habla.

       Hola amigo. Mira para enfrente, mira para todo lo que te queda por vivir, eres joven, no pasas de la treintena. Te queda toda la vida por delante y el derecho a ser feliz, el derecho a ser amado y ser querido. Nadie mejor que yo lo sabe, me acerco a ti susurrando de la vida, cómo es posible que yo que fui uno de aquellos que me fui a la fosa y esté ahora conversando contigo sentados en la barra de un bar. Ya no te martillea la cabeza, ya es otra historia, yo te alivio el dolor de cabeza para poder conversar contigo. Ideas, cómo es posible o simplemente estás dormido y todo esto te lo cuento mientras duermes.

Me sorprendo y me lo tomo a lo primero a guasa y me rio del hecho….

       ¡Oh!, eres un salvador. ¿Quién eres tú, aquel que me habla en sueños quién eres?

No me lo acabo de creer, estoy solo en este preciso momento y mirando a los lados, no hablo ni en voz baja, solo escucho, ya que cierta presencia que noto me acongoja.

       Da igual, no pasa nada amigo mío. Tú sigue durmiendo mentalmente, sigue descansando en tu letargo en la barra de algún bar. Llegará el día que te cuente mi historia, para que tú, como periodista real que eres, la publiques de la manera que tú creas conveniente.

       Prepárate, ahora duerme en tu letargo, descansa, no te creerás lo que veo, no te creerás lo que sientes. Serán sueños, un sueño del que no querrás despertar o será que realmente simplemente soy yo mismo durmiendo, quién sabe, yo no lo sé.

No duro mucho, son las dos de la mañana cuando vuelvo a casa, a mi cama, la misma que me hace vivir y revivir ciertos tiempos. ¿Quién será la persona que estaba enterrada,  quién puede ser?, tendría que dar parte, pero mejor me lo callo por si acaso.

No pasan dos horas sino dos días con sus largas y pesadas noches, hasta que alguien sobre las nueve de la noche me pica a la puerta. Miro por la mirilla, las piernas me flaquean, el sudor brota frío de mi frente y el corazón vuelve a lo suyo.

       Abra la puerta, somos la policía.

Como explicarles el tema, como decirles que me dejé llevar por un sueño que va a convertirse en una pesadilla. Abro la puerta y después de ellos decir mi nombre, me esposan y me llevan a la comisaría más cercana. Toda la noche envuelta en una incertidumbre, que será de mí, de mi vida, de mi propia existencia. Entra uno de ellos, las preguntas se suceden, los nervios y la mira penetrante del inspector me hace mella y le explico mi versión, la cual no les convence y no me dejan ir para casa. Todo sucede rápido, todo es demasiado in-extremis y a punto está de darme un infarto. Pero no hay nada que hacer, no me dejan libre. Acusado, acusado me siento y me dicen ellos. ¿De qué?, es lo que me pregunto y les pregunto, diciéndome que soy sospechoso de un asesinato de hace años y que eso no prescribe, así que el impulso de dejarme llevar, me va a costar caro. Estoy nervioso, muy nervioso y pido ir al lavabo, los nervios me hacen sentir mal y necesito evacuar. Allí veo la oportunidad, la voz me susurra, ven conmigo ven. No sé cómo hacerlo, así que por ahora no hago caso alguno y salgo de nuevo. Un policía me acompaña hacia donde será mi nuevo alojamiento. Tres días, lo máximo me tienen encerrado, me dejan ir para casa, siento cierto alivio, no han encontrado nada más que me involucre que el hecho de escavar. Así que no pueden detenerme, no me río, solo siento un fuerte alivio además de cierto bienestar al llegar a casa.

-        Ven conmigo, ven. Vuelve la misma voz

No sé qué hacer, no sé cómo quitármela de la cabeza, vuelven de nuevo los martilleos a esta. Parece que tenga un destino predestinado, no quiero aguantar más. La locura me envuelve y ella me lleva al balcón de mi piso, un cuarto, lo justo para desaparecer y dejar de oír ciertas voces, pero no lo hago. Se le puede decir que es cobardía, pero yo lo llamo valentía, ya que a ella me enfrento, haciendo de ello mi principal situación, así que papel y bolígrafo vuelvo a escribir.

Dejo la mente en blanco y me dejo llevar por la música, es una noche de un sábado de otoño, no hace frío pero llueve. Con un papel y bolígrafo en mano, deseo escribir cierto relato, cierta historia que no hay nada más cerca de la realidad cruel y nefasta. Enciendo una vela y clamo e invoco a aquellos que un día lucharon y dieron su vida por unas ideas y también, ¡porqué no!, por intentar salvar la vida de sus familias. Fueron años de angustia para todos aquellos, que ya casi no están con nosotros y que intentaron cambiar la historia. Pero esta, cabezona y reticente hizo que ocurriera lo que ocurrió. Yo solo narro aquello que me viene a  la mente, aquella energía que me viene….

 

 

sábado, 14 de agosto de 2021

 

El sin nombre

Que será de mí si no cuento esta historia tal y como sucedió, a lo mejor es invención mía, a lo mejor en algún lugar del planeta ha sucedido tal y como lo cuento, pero todo sería mera casualidad, os lo prometo.

Llueve, llueve a cantaros, parece que sea el diluvio universal, pero en fin, es de noche, una fría ya noche de finales de otoño. El agua que cae en el suelo, se mezcla con las hojas secas, haciendo que el pisar por la acera sea más que peligroso. No me pongo en el lugar de este hombre, al qué no le asusta nada ni nadie. Todo será invención mía, pero os aseguro que es así y por ese motivo os lo narro, para que veáis de lo que es capaz el ser humano, ante situaciones límites.

Hace camino, pero no pone los pies en el suelo. Sueña y sueña, lanza los puños al aire, como si peleara ya en los semipesados, hasta cuándo será así de maldita mi suerte, se dice el mismo, al mismo tiempo que le da una patada a una lata vacía que hay en el suelo. Joven y tenaz es él, peleón y hombre de pocas palabras, se dirige hacia un local adónde proliferan las peleas clandestinas, de esas que todo el mundo conoce pero nadie nombra. Pica a la puerta, alguien levanta la mirilla por el otro lado y abriendo la puerta le deja pasar. No sabe bien adónde ir y con quién hablar, solo desea pelear por dos razones, una la de desfogarse y quitarse toda la rabia que lleva dentro y la otra, el dinero, el puto dinero, que le dará para comer varios días. Pero se topa sin querer y sin conocer con aquel que le enreda, le engaña y le  emborracha, incluso lo droga para hacer de él un lacayo sirviente y mono de feria a la vez. Una sola pelea y dos asaltos en ella, le valieron la ruina a él y la riqueza para aquel con quién contactó dentro del local. No sabe el porqué, pero así es la vida, según con quien te cruces así será todo tu propio destino, aunque la suerte te acompañe y esa sea de mérito por tenacidad, de actitud por valentía y no por cobardía de decir o hacer aquello que no es propio de un señor. Pero eso queda tan lejos ahora en el tiempo o queda cerca, quién lo sabe, todo es valer. Vale para pelear, no para letras o cuentas, cada uno vale para lo que vale. Querría seguir luchando por ello, pero todavía se siente mareado, todavía se siente angustiado. Sale del local dándose contra las paredes, es tal el enfado que intervienen aquellos que hacen de seguridad, que sin pensárselo dos veces lo tiran como un trapo cerca de los contenedores de basura. Lo tenía fácil, lo tenía en la palma de la mano, las apuestas a su favor no eran muy altas ya que él ya era de prestigio. Pero, ¡ay!, aquellos que se nutren de la destrucción de las personas, no fue un amaño solamente, fue vendido por el que había sido su contacto que le lavó el cerebro para que peleara con uno de peso menor. Se sintió vencido para ver como su contacto se sentía ganador, ganador de cuatro perras que le dieron por una pelea vendida.

Ahora, solo, vagabundea por las calles de alguna ciudad a oscuras, buscando que comer y que llevarse a la boca. Hambre, mucha hambre tiene, el estómago le avisa y él no puede hacer nada para remediarlo. Vencido se siente vencido como un títere a los hilos de aquel que maneja los locales de pelea. No piensa en vengarse o quizás sí, quién sabe, a lo mejor se sabe en esta pequeña historia o habrá que continuar escribiendo, a medida que va haciéndose pelea tras pelea. Su nombre da igual, solo diré que viene de una familia rica, acostumbrada a tener todo aquello que uno se puede imaginar y esta es muy amplia. Hombre deseoso por su ego, hombre consentido desde su niñez, se ve lanzado a ello al ser echado de casa, todo por no querer aceptar la nueva mujer de su padre. Un padre autoritario que le traumatizó, más que enseñarle y educarle. El solo quería a su madre, la cual pasó ya hace unos meses a mejor vida. Nadie le conoce de vista, pero sí de oídas, por el apellido de su autoritario padre, Por ese motivo, por ese solo, su nombre me guardo para mí, en fin así son las cosas, no se sabe el final hasta que ocurre, puede ser feliz o puede acabar durmiendo en alguna boca de metro, con cartones para protegerse del frío otoñal de este año. Él sí tendrá un final feliz, claro que sí, eso es lo que deseo o tendrá un triste desenlace marcado como un sello lacrado, para que no pueda escapar de la miseria. Quién lo sabe de verdad, todavía se está recuperando de la droga y del alcohol, cuando entrando en un pequeño bar de no más de diez metros cuadrados, se pide una copa. Mira para todos los lados, solo espejos, nada más que espejos, ahora eso sí, chicas, chicas guapas que prestan su servicio. Cuando se quiere dar cuenta tiene una al lado, pero al ver esta que no tiene dinero, se marcha dejándolo solo con su copa, se queda sorprendido. Por esa razón, cuando su copa se la había acabado, viendo un descuido del personal de dentro del bar y cuando el dueño se da la vuelta se va corriendo, dejándola sin pagar. Pero es que hay que recordar que este cierto personaje depende de sí mismo y si se ha ahorrado algo de dinero por la copa eso se lleva. Es fuerte y corpulento, a ver quién intenta partirle la boca. A ver, el camarero se queda quieto ya que no quiere pelea, porque sabe que será vencido. Mientras él callejea y callejea sin destino, no se sabe hasta cuándo será, será hasta que salga el sol o se hará de nuevo a la noche, volviendo a tenerla como fantasmas hasta el amanecer. Sueños y más sueños es lo que tiene él por no dormir. Cómo hacerlo en un banco público de un parque, estos grandes qué hay en las ciudades, sigue lloviendo y llora por primera vez. Él, en su vida sabe que no puede ser este su destino ideal, quiere salir rápido pero no sabe cómo.

Solo me dijeron, solo sabía al final toda la ciudad, lo que sabían, porque la voz corre más rápido que la vida misma. A los dos días de su marcha por los locales, decían que era un tipo muy duro y que le vendieron por 3 pesetas de las de entonces, todo ello a repartir entre 2 hermanos del contacto y su persona por lo cual su precio se ha devaluado a una peseta. Él ahora se hace la pregunta, ¿quién apostará por mí, ya no soy tan duro y solo valgo una peseta?, por mucho que sea desde entonces ya nadie le llama para boxear ni en que sea en peleas clandestinas.

       Tú, desconocido, el que me lees, sabes que es cierto lo que digo y luego concibo que morir de hambre será mi ser, ya que con este precio no tendré ni comida ni cobijo, ni un rato de descanso ni un rato de lucha. Seré como una momia y no por mucho vendaje que me pongan esto no hará curar mis heridas que hay dentro de mi alma.

       Tú, Juan te pido que me dejes luchar a brazo partido a ver si consigo romper alguna que otra cara y con ello volver a mi precio real, es que sé que valgo y lo han especulado de mí. Ya estoy de como soy debido a la sangre y a los genes que llevo por dentro, tú sí acuérdate de mí y apuesta fuerte, conseguirás una gran suma ya que mi precio es muy bajo.

Juan hace que no escucha y metiéndose las manos en los bolsillos, mira para al suelo, diciendo que no.

Con todo ello pretende dar fe y darse cobijo y por qué no, si puede conseguir una buena moza a la que pueda invitar a cenar y quién sabe después. Porque él, aparte de todo, aparte de lo que quieran decir hablar o cotillear, sin darse cuenta en ello va su persona.

Larga es la noche al raso, ha pasado ya una semana, no llueve pero el frío es cada vez más intenso y me refugio con papeles de periódico. Solo me puedo entretener y me entretengo mirando las estrellas, ya que para ello no hace falta pagar. Solo depende del prisma por el que lo mires, valgo una peseta, no sé, pero cuando acabe la semana quién sabe lo que llegaré a valer. Todo por una lucha, nada, mi brazo de poder a poder todo ello es el riesgo a seguir, ya que menos de una peseta no puedo valer. Qué más da, yo solo sé que soy un tío que vale cinco pesetas y no es que me quiera hacer el duro pero así es.

Vuelve Juan, que acercándose a su lado, toma asiento en el banco y le habla en voz baja….

       ¿Quieres luchar de verdad, quieres llegar a ganar tantas pesetas que no las podrás amasar ni apilar? ¡Toma!, esta es mi dirección. Vete para allá corriendo y di que vas de mi parte, ya sabes  soy Juan Tomás. Te daré una semana para que te pongas en forma, te daré de comer y de beber, lo demás tienes que buscártelo tú.

       Gracias Juan mil gracias.

       No me des mil gracias, que contigo ganaré mil pesetas.

Cogiendo su hatillo hace caminillo y andando que hace de andar, se encamina hasta el portal, todos son sueños y no pretende dejar escapar la oportunidad. Va como cierto cuento, el cual no digo su nombre, va haciendo números ya en su cabeza. En vengarse de aquel que solamente le dio de valor tres pesetas y le dio una, quién sabe si a lo mejor se queda con cinco pesetas corto. Pero confía en su nuevo contacto que le hará ganar mucho más de mil pesetas, la sangre es la sangre y si hace falta se dejará toda en el cuadrilátero. Solamente piensa, allá el griterío de la gente a la hora de apostar y poder machacar a golpes aquel que sea su contrincante.

Nada más importa nada, más tiene en la cabeza que el poder de los puños y si hace falta sin guantes, lucharía de forma clandestina al menos al principio.

Llegué a casa del entrenador como he comentado antes y doy con los nudillos tres golpes en la puerta, no muy fuertes. Ello hace de aviso de que ha llegado, todo ello le hace temblar las piernas, siente por un momento el nerviosismo dentro de su cuerpo al tanto que alguien le abre la puerta.

       ¿Quién es usted, que pica a estas altas horas de la noche?

       Me envía Juan Tomás, aquí tengo su tarjeta, para que ustedes me den de comer y de beber ya que él se ha convertido a partir de ahora en mi entrenador.

       Antes de dejarle pasar, dígame su nombre por favor.

       Qué más da cuál sea mi nombre, ya que mi valor es tan poco preciado en este momento, que realmente no merece mencionarlo. Dígame usted un alias, un nombre de combate, que yo lo adoptaré y con ese nombre lucharé.

       Por favor pase, pase ya, de eso lo habla con mi señor ya que de él depende, cual sea usted de honor.

Pasa adentro y se queda helado su alma y su corazón, casi se quiebra al ver tanto  lujo. No sabe qué hacer, así que solamente se dirige a la habitación adónde es guiado y dejando sus cosas, que no son muchas más qué el hatillo, se deja caer encima de la cama y poniendo las manos detrás de la cabeza, piensa y repiensa. Imagina, imagina a lo que llegará a ser si tiene destino, todo depende de la suerte dar un buen golpe en la lona.

Pasa la noche sin cenar, solamente quiere dormir y así es, hasta que a las siete de la mañana alguien le pica en la puerta.

       Vamos arriba don nadie, que por ahora eres don nadie, pero no sufras que poco a poco tendrás que hacerte un nombre.

¡Ay!, pobre de mí. ¿Qué será de mi alma y de mi cuerpo, lo conseguiré o me quedaré a mitad de camino?, solo el destino lo sabe que es quién tira de los hilos. Lo sabes, soy joven, estoy en la plenitud de mi vida y no quiero perder la oportunidad de mi vida. Seré o no seré campeón de Europa, ¡hola al mundo, ya estoy aquí!, soy nuevo. Mira algo que te quiero decir, solamente que te llegue tu porvenir, porque el mío está por decidir. ¡Qué más da!, pues no es cierto lo que van diciendo de mí, porque yo pienso que me lo merezco. A ver cuál es el guapo que me parte la cara, dejándome caer en la lona, rendido ante alguien desconocido y yo, un sin nombre me pondré el mío.

       ¡Señor Juan!, que parece si me pongo de nombre  “Pedro el valiente”.

       Hola sin nombre, qué prefieres ser tú, no deseas que sea tan rompedor que brille en las estrellas, cuál puede ser ese, sigue pensando lo dejo a tu elección.

Escuchar la radio que ya mismo dirán mi nombre y yo escucharé los aplausos del montante de las monedas. Todo es así, hay que luchar para vivir. Qué quiere decir para poder morir en libertad, libertad y solamente ella es lo que busco. No, yo busco algo más, algo más que solamente se llama respeto, quisiera pasear por la calle y que la gente me reconozca. Me respeten, llegar a ser una estrella y por ello piense en mi nombre, si tú, el que me lees dímelo al oído y yo me haré con él.

Sigue andando hacia el gimnasio, hay que parecer fuerte que Juan Tomás ya  está negociando un combate, es un combate para principiantes, pero qué más da. No hay una forma mejor que empezar, si puedes vivir ya que en muchas peleas la gente llega hasta morir. ¡Qué más da!, todos somos unos campeones en algo y todos somos perdedores en muchas cosas, es simplemente luchar no solamente por poder vivir, también lucho por hacerme un nombre, no sé cuál será, pero tengo que darme prisa en pensar ya que la semana vuela.

       Señor, señor disculpe usted otra vez. ¿Qué le parece llamarme ” Soldado Killer”?, suena muy inglés pero da igual.

       Sigue entrenando, no desfallezcas. Si quieres que sea tu nombre dale fuerte y corre, pues sí una buena forma física es importante, nos vemos luego voy a cerrar el trato para el sábado.

Se siente campeón, se siente fuerte para ello. No quiere pensar más y sigue corriendo, así como también golpeando al saco de arena fuerte. Siente cierta música, pero no sabe de dónde viene con su pisada fuerte en la lona, sigue la semana y sigue con sus sueños. Qué más da, lo tiene todo al alcance y estas oportunidades aparecen una vez en la vida, así que sigue hasta de noche luchando, peleando contra sí mismo.

Juan Tomás no pierde detalle y sonríe a verle entrenar de noche, hasta que llega el momento y acercándose lo para y le dice….

       Déjalo Killer, mañana será otro día come y descansa que la labor de hoy ya está hecha.

¿A quién encomendarse, a quien lanzarse para pedir ayuda?, no lo sabe ni él no sabe. No lo sabe, todo ha pasado muy rápido o todo ha pasado muy lento, quizás quienes se dan cuenta de tal enredo. Quedarías perplejo, porque lo daría todo por saber el futuro, pero no sabes lo que no sabes.

Llega el sábado, llega el momento, ya no le queda uñas en los dedos, todas ellas se las ha comido por los nervios. Juan Tomás le trae sus guantes y su ropa, y deseándole suerte le deja para sentarse en primera fila. Es una pelea ilegal, pero puede darse el caso, puede darse que alguien lo vea y lo lleve a lo profesional. Quién sabe, espadas en alto. Se sorprende, pero no se  asusta al ver su contrincante, al ver la masa muscular y la cara de no ser muy amigo de sus amigos. Suena la campanilla y se enfrenta contra él. Todo son golpes, algunos a la cara, otros al costado y los demás al estómago. Él no se achica y contraataca, pelea con todas sus fuerzas, hasta que llega el quinto asalto. Al ser más joven, aguanta más que su contrincante, que en un momento de descuido baja la guardia, y “Killer el soldado”, le propina primero uno directo a la cara y otro golpe al estómago, dejándolo plasmado en la lona. Campeón, se siente campeón y su contacto aliviado por el haber acertado.

Ahora, ya que ahora ya empieza a contar al final las pesetas ganadas, pelea tras pelea va haciéndose un nombre estrella, pero el suyo propio, el verdadero lo sigo manteniendo en el anonimato para que descanse tranquilo. Todo esto surge con las campanadas de medianoche, son las campanadas que le avisa del comienzo de una nueva vida, una nueva vida que no sabe si le llevará al lujo. Pero sí al flujo de billetes y monedas, que seguirá corriendo a su favor porque así es y no puede ser de otra forma. Así que ya está dicho y está hecho, toda su carrera ha pasado más con gloria que con pena, pero el destino estaba marcado. Así tenía que llegar teniendo una fuerte actitud y un fuerte temperamento en la lucha pero más diplomático a la hora de hacer cuentas, todo depende de qué depende ahora, se ve luchador profesional con tan solo 24 años.

Le queda una larga trayectoria, no le importa ya nada su padre, solo él mismo, solo su propia vida es lo que importa. Hombre educado en casa ha abierto los ojos en la calle y esta tiene su propia ley. Juan Tomás ahora es su manager, solo confía en él, además de darle una oportunidad, le ha llegado a los oídos que es un hombre de confianza, así que se presenta para llegar a ser profesional, se federa y paso a paso, va consiguiendo peleas de prestigio. Aunque siga con las peleas a puerta cerrada, pero de esas, de esas no hablo.

 

domingo, 8 de agosto de 2021

 

Puñales en mi corazón

Nada de esto no sé sí era verdad, pero en fin, alguien me lo contó y por ello ahora lo explico y lo narro yo….

Es julio de 1986, de un día cualquiera y el calor se hace insoportable, más, trabajando como hace él en una fundición, haciendo y deshaciendo las barras de acero se forjan como si fuese su propia alma, la temperatura dentro de la nave no baja de los cuarenta. Está tal el deseo de que llegue la hora de marchar, que su última media hora se le hace eterna. Parece que el reloj de la pared central no avanza y no da tregua, pero al fin suena la sirena, suena el final de la jornada laboral. No se lo piensa dos veces y solo tirando los guantes al aire, se dirige deprisa a su Ford de una época jamás contada. No se mira ni el sudor, solo se pasa la mano por la frente y secándose las palmas en la camiseta, pone rumbo a casa. No vive lejos, en las afueras de Roseville (USA), pero hay tráfico, tanto tráfico que le hace la vuelta interminable. Al final llega, son las siete de la tarde cuando se rinde y se tumba en el sofá, no pasan ni dos minutos, que abriendo los ojos de par en par, se enciende un cigarro de los que se llaman de la risa y calada tras calada y con la música rockera de aquellos años entrando por los oídos va imaginándose evadiéndose a un mundo irreal.  ¿Qué sería de aquel, quien encuentra el espacio para poder desconectar de un mundo creado para que se hagan siempre ricos los mismos? Vuela como un zepelín, vuela más alto que las águilas y los halcones, se imagina estar entre las montañas más altas de Europa. Se imagina en los Alpes volando por los cielos suizos, mientras el Sol le castiga llegando al agotamiento. Baja las persianas  y deja el cigarro en el cenicero, se tumba en el sofá y vuelo tras vuelo se imagina entre las nubes como un águila, va acercándose a los cielos hasta que se hace de noche y con la Luna llega el frío. No sabe qué hacer, así que la mejor opción es darle otra calada al cigarro, no son ni una ni dos, hasta que consigue otra vez evadirse.

Echa de menos España, los conciertos de guitarra clásica. ¿Te acuerdas cuando tocaba yo una guitarra?, ya de ello ha pasado mucho tiempo, éramos todos tan jóvenes que es echar una mirada a mi espalda y ver la mochila llena de años, tantos que estos pesan y son los que pesan en mi cuerpo. Porque mi alma, ¡ay! mi alma sigue siendo tan joven, que si pudiera sacarme la mochila lo haría de golpe, pero  es imposible, ella es como quizás cortar la vida de cuajo.

No me lo pienso dos veces y para seguir escribiendo sin sentir lástima, entro de mientras en el bar, es cerveza tras cerveza voy olvidando los pesos de mi propia mochila. Llego a tal elevación, que me evado, empiezo con mi mochila a mi espalda, solo pesan 30 años, ¿que serán de ellos?, ya no me acuerdo.

Me siento prisionero de mi mochila, pero qué puedo hacer, por ello todo es como es. Voy a intentar razonar con ellos escuchando una canción, quien sabe si un tango argentino es lo que me lleva a la propia locura.

Rompiendo las barreras del tiempo me encuentro, rompiendo por dentro mis adentros, mis raíces y todo aquello que me une a lo que me desune, Soy como soy y sigue con su música y sigue con su cigarrito, este le eleva pero en el fondo no sé si en verdad le hace daño o es otro de los engaños a los que nos tienen  sometidos y asumidos a todos aquellos que tenemos la virtud de escuchar.

No hay ni una nube en el frente, no hay ni una lágrima que caiga del cielo, no sé si realmente existe algo. Si existe es difícil creerlo, pero ello no dejo de creérmelo, pero de personas qué sentís afines a ello dicen que realmente es llegar al nirvana. Necesito conseguir con mi cigarrito sin mezcla, un viaje astral a lo desconocido, quién será quién lo consiga. No solamente lo sabré, todo ello no os preocupéis que si lo consigo os haré  partícipes de ello. Ahora me alejo y apago mi cigarrito ya que quedó consumido.

Entran sueños que nunca imaginaría, entra en sueños él en los que se siente realmente vivo, porque cuando realmente está en vida es cuando duerme en ella. Aunque no me dé cuenta de ello, sé que es verdad y es así con que dejémoslo estar y esperemos que llegue la noche. De mientras disfrutaré de la música, buena música que me hace llegar, una música que me hace vibrar dentro de mí como si no perteneciera a un mundo real y ya estuviera fuera de mí.

Confuso empieza su viaje, no sé si eran efectos o no o simplemente los sueños que se deja llevar, tengo que ver condiciones de hacerlo al deshacer dentro de mí la fase rem de mi sueño, este es mi cuerpo como si fuera quién lo sabe, solo decía que vivo volando a ras de suelo, a ver si consigo ya volar como el águila o el halcón que antes comentaba.

Todo está helado, todo está congelado, cómo es posible que el blanco sea el color más bonito, será el motivo qué significa la pureza del alma….

Ya nos gusta a todos arder de pasión, al mismo tiempo que nos volvemos como unos viejos demonios, suplantando a los ángeles que se dicen puros. Cuál es la verdadera verdad, todo es cierto, todo es mentira. Yo solo sé que me rebelo contra todo aquello que  está concebido, como si fuesen cortinas rasgo su tela. Esta, que no deja de ser blanca y al mismo tiempo tan transparente, que no me deja ver un mundo diferente, un mundo en donde no reine el caos y la discordia.

       Lucifer vente a mi derecha, sitúate a mi lado que yo soy tu aliado, no creas en ciertas mentiras, no creas en ciertos bulos. No soy el amor eterno,  decirle a la rebeldía que tergiversa todo lo irreal, volviendo real a todo el humo que no nos deja ver. Es cierto, todo aquello que nos parece mentira no son no, no son imaginaciones es la pura verdad que camina despacio, Lucifer vuela hasta dentro de mí, te dejo entrar en mi cuerpo para que a través de él vueles lejos.

Escucho cierta canción, que me transporta a una cierta situación que me deja perplejo y anonadado, lo más posible es que ninguna de mis posibles reflexiones haya atado el cabo. Yo soy quien soy y no por estar sentado vivo menos que aquel que se tira todo el tiempo corriendo.

Para qué correr, si no respiras al mismo tiempo. No, eso me lo cuento a mí mismo,  eso me lo guiso para acabar comiendo puñales en mi corazón, qué más da lo que diga, qué más da lo que haga. La cortina ya está rasgada, solamente el empuje despierta y vive dentro de mí, qué más da solamente vive.

       Cómo es posible que pienses en esas cosas, cuando tú ya tienes tus rincón aquí en el cielo, dime el motivo por qué me quieres esquivar, dime la verdad y solamente la verdad, porque ciertamente no lo entiendo que hayas llegado a ese término tomando esa decisión.

       Yo soy lo que soy porque soy el rey Sol dime el motivo de que tú vienes y te marchas a la Luna.

Si ella siempre esquiva y siempre se burla, dando vueltas alrededor del planeta como si fuese una idea fija que tuviese en mi cabeza, cómo es posible ni la entiendo ni me lo creo, pero es así y debo creérmelo y verlo como debe de ser.

Luego, es posible que haya algo después de la vida, quién lo sabe,  tú lo sabes realmente porque las vueltas a la luz de la luna se hacen eternas y yo no veo final. Al igual que pasan las cuatro estaciones del año, están los cuatro polos el este y el oeste y el norte y el sur.

Lo malo no es eso, lo malo es que da vueltas al revés, eso solamente puede significar algo y eso es que Lucifer anda cerca y con él toda su tropa, no es el mal pero tampoco son el bien.

       Por Júpiter, por Neptuno, por Marte. El dios de la guerra anda cerca, sálvame por favor tú que entras en mi cuerpo impregnando mi alma con tu energía. Lucifer sé que no me dejarás, la lucha no puede ser ahora ni nunca.

La noche se vuelve ventosa, el viento susurra en los porticones de las ventanas, haciendo rugir al más endemoniado. Todo es real, el que fumaba, aquel que trabajaba en la fundición, no lo veo dentro de mí, ¿adónde será ahora? Tengo por primera vez miedo, temo por mi vida, las abro, las abro todas , ventanas al aire, entrad todos, todos sois bienvenidos. Las velas se apagan, todo permanece en la oscuridad, solo la Luna hace de testigo y alumbra mi piso. Lucifer está dentro de mí, lo siento cerca y eso me apacigua, me relaja y tomándome un vaso de agua a sorbos me tranquilizo. Aquel que había entrado a lo primero tiene toda las de ser una sombra. Lucifer se ha dado cuenta y lo ha expulsado.

       Gracias Lucifer, gracias.

Me siento en el sofá, con las manos sin cruzar, cada una se apoya en cada rodilla he intento respirar tranquilo. Es medianoche, es el momento clave para crear un espacio entre los espacios paralelos del mundo que nos domina y nos acelera. Todo se tranquiliza, el viento ha limpiado el piso y yo, sin decir mi nombre, me voy a dormir, a descansar, ya que mañana toca otro día de jornada. Viajo en mis sueños, pero al mismo tiempo me apaciguo y cuando me doy cuenta son las cinco de la mañana, hora de levantarse. Solo me fijo, solo hay algo que no concuerda y eso, eso es un cigarrillo de liar en mi cenicero de la mesita de noche, cuando yo no fumo de esos. Como es posible que me entrara como humo y se fuera como el viento al abrir las ventanas. Pues así fue y así ocurrió, nada más más lejos de la realidad que aquello que parece irreal. Pero en fin, eso es otra historia…..