lunes, 25 de octubre de 2021

 

FEAR TO FEAR

Dicen o solo comentan, que estamos aquí de paso. Dicen o solo comentan, que hay algo después que nos hace volar alto, tan alto que traspasamos hasta las estrellas, llegando incluso a tocar lo infinito. Que sea lo que sea, ahí, en el umbral de la muerte, es cierto de que nadie vuelve para explicarlo. Yo, lo puedo explicar, yo, lo puedo contar y lo puedo narrar, aquello que en una semana pasé y que me hubiese gustado pasar algunos años en la misma espiral. Sigo pensando cada día en ello, yo de nombre Pedro, soy un simple operario de fábrica de lunes a viernes en horario intensivo por las mañanas en el sector del metal, así que tengo todas las noches para intentar encontrar el motivo que me lleve a viajar como lo hice aquella semana. Solamente pienso y enarbolo la bandera de la libertad, que no es otra que aquella que nos une y nos simboliza todos en un solo mundo. A veces y solamente a veces pienso en que sí fue un sueño solo, realmente lo viví demasiado, pero en fin así es la vida y así es la muerte. Cuando a uno le llega decide y yo he tomado el camino que me parece para mí el más correcto. Que será aquello que nos simboliza y significa, que aunque no sea ni el más recto ni el más llano es aquel que me hace sentir libre y que no siguen todos, ya que no nací como una oveja a la que esquilar sino todo lo contrario. Solamente han visto qué canalizo energías y mi hermano con todos aquellos que desean manifestarse, para que puedan  explicar a su modo el más allá.

Viaja, viaja. Siento como un susurro asomado en el balcón. Viaja, viaja. Siento cuando entro en el salón, entonces y solamente entonces, colocándome mis cascos le doy volumen a mi música y tumbándome en el sofá, cierro los ojos y viajo hacia lugares desconocidos para el hombre. ¿Qué veo?, pues ciertamente nada. Solamente veo cuando me duermo que viajo, eso y algunos recuerdos me llegan cuando despierto de golpe. ¿Qué será de mí?, eso me pregunto yo. Pero en fin, no sé si será esta una historia real o será una mentira tergiversada, simplemente sé qué lo que relato sucedió hace ya algún año y que por ello se merece vivir, aunque sea con anhelo a aquella semana.

Miedo a miedo va entrando este dentro de mi miedo, da miedo, me va congelando el alma hasta tal punto que no puedo mover ni un dedo. Lucho contra la fobia existencial de mi vida, miedo a miedo voy batalla en batalla .Es la lucha de mi propia libertad, yo solo, sin que nadie me ayude ni nadie me apoye voy luchando de forma titánica, cómo si empuñara una espada.

A veces me pregunto, a veces escribo sin saber el porqué de mis relatos.

      Mira miedo, yo puedo contigo, me defiendo. Grito a los cuatro vientos, asomado a una de las ventanas de mi piso.

Lucho y lucho de una forma mental, hasta conseguir borrar el miedo de mí mente. Voz a voz, voy sintiendo consuelo de mí mismo y de aquella que me rodea, que no es otra que mi propia alma, aquella que sabiendo lo que me pasa no deja de luchar conmigo. Como si fuera una lucha ante gigantes quisiera de mí algo fuerte, para que ello me hiciera mantenerme en el trono, ¿en qué trono os preguntaréis, en qué trono se puede sentar aquel que no es de sangre real?, en qué trono se puede sentar aquel que lucha cada día por un poco de vino y un trozo de pan. Todo depende de cómo salga el sol y de cómo duerma la luna o a la inversa, porque yo me llevo mejor con la luna ya que con ella me voy y río y río. Bebo, disfrutando de la noche. Una noche tras otra, sentado en mi trono al lado de una fogata, sí, mi trono no es otra cosa que un leño de madera.

Me junto con aquellos que podría ser mis iguales, empatizo con aquellos sin techo que  ríen sin parar. Me invitan a vino, me invitan sin preguntarse cuanto se gastan en mí y yo, algunas veces les respondo no solo con un “gracias” sino con algo de comer.

Pasan los días y solo hago que mirar las estrellas, las miró a ver si me dicen algo de mi futuro, a ver si quieren o desean decirme algo que me alegre la noche y consiga dormir plácidamente mientras el fuego se consume. No sé realmente lo que quiero, estoy solo, estoy acompañado con  quién lo sabe, ¡con quienes!, o presiento largas noches de vino y risas al calor del fuego al olor a ceniza. Es extraño, será el vino o el cansancio, que caigo rendido y me duermo entrando de lleno en las  fauces de la oscuridad.

      ¿Quién pica la puerta, quién se atreve a molestarme y no me deja descansar?

      Soy yo Lucifer, que te exalto a lo más grande y en lo más alto soy yo, no lo dudes hay quién te sigue y te acompaña día y noche, durmiendo despierto ya que es cuando realmente se está vivo.

      Entonces bienvenido seas, bienvenido a mi mundo, un mundo que no representa el mal sino la rebeldía, no tengas en ningún momento miedo, ven, acompáñame.

Cerrando los ojos le acompaño, cerrando los ojos viajo, mientras duermo hay como un hilo de esperanza. Dime que me une a este mundo, al verdadero, al qué viene después y a lo que todos tenemos miedo. Yo, cada vez le tengo menos terror ya que a él uno se acostumbra, estoy dormido pero despierto a la vez, porque mi alma ya no duerme como antes. Todo es como es y no como lo ves con los propios ojos, hay un sexto sentido que nos embarca en viajes desconocidos y que nos hace enloquecer llegando a veces al éxtasis. Al éxtasis, pero no sexual sino al Nirvana, viajo y viajo noche tras noche y hablo con él en sueños, sabiendo del despertar, del despertar de mi alma.

Como en un avión vuelo, como una nube traspaso libremente fronteras. La tormenta está lejos y yo viajo seguro, no hay nada que me pare, no hay nada que me llene más de gozo que viajar desnudo, ya que desnudo es como viaja mi alma.

      Bienvenido seas otra vez.

Cada noche me dice, ya sé dónde llegaré, ya se adónde iré cuando mi cuerpo perezca y  ello me llena de orgullo y me embriaga.

El otro lado no está a cinco minutos, el otro lado no está a una hora ni un día ni dos, es tan solo un instante el viaje. Cómo es la diferencia entre el presente y el futuro, todo ello me hace volar,  volar muy alto.

Hay un ángel que me quiere secuestrar, hay un ángel que me quiere dominar y me dice a escondidas….

      ¿Pedro a dónde vas?

Yo le contesto, yo le digo, que a este lado adónde voy es porque sé que es lo que he elegido yo. Nadie, absolutamente nadie puede decidir por uno el destino de otra alma. No lloro, si no es solo por alegría, mi gozo de saber cuál es mi meta es enorme. ¡Lo conseguiré o no!, eso depende de mi actitud y de mi voluntad, todo ello depende de mí fortaleza y de mis debilidades,  aunque por ahora existo en el mundo de los vivos y por ahora no tengo escapatoria.

Pasan los días, sí, al final mis viajes se cortan. No sé porque ni el motivo, solamente sé que me quedo profundamente dormido, no recuerdo nada. Solo el amanecer me alumbra por la mañana con la salida del Sol, yo sé que a él no puedo engañarle, yo sé que a él no podré traicionarle ya que si no tendrá todo alguna consecuencia. No por ningún castigo ni ninguna reprimenda, ya que lucifer no es malvado como tal, simplemente es la lealtad lo que nos hace vivir con respeto hacia los demás.

Desde que los tiempos son tiempos, desde que existe el sol y la luna, las estrellas conjuraron contra nosotros haciéndonos mortales. Asistir siempre al ligero temor del miedo a tener miedo eso nos embriaga y eso nos llena de temor y nuestro deseo es hacer las cosas bien. Pero yo me pregunto, ¿qué es hacer las cosas bien, seguir el camino recto o seguir el camino qué uno elige? Yo no lo sé o si lo sé, yo sigo caminando como aquel que camina sin saber que al final hay un precipicio, cómo saberlo si entro en sueños, necesito a mis compañeros para saber o es en solitario, ya que de ello depende mi destino.

No me doy cuenta, pero el ambiente clandestino me lleva hacia el precipicio nombrado, poco a poco voy echando cada vez más risas con aquellos que se llaman mis amigos. No sé cuándo parar y solamente me ausento cuando el trabajo me llama, ya es rara la vez cuando subo a casa. Ya que con ellos me lo paso muy estupendamente, es como si tiraran de una cuerda que me lanzara al vacío, lo único malo, lo único que se puede decir es que esa cuerda no tiene punto de apoyo y cuando me doy cuenta, del golpe me despierto. Me veo envuelto en sábanas, ¿qué hago yo aquí?, miro la hora, es lunes a las 10:00 h de la mañana. Hace rato que debería estar en mi puesto de trabajo, no tengo excusa posible y entonces me desplazo a la fábrica, es extraño, el encargado dice que no pasa nada, que pase y ocupe mi puesto de operario.

Entonces y solamente entonces, me doy cuenta de que soy una máquina, un número más y por mucho que digan no me da miedo el miedo y saliendo por la puerta sin fichar, me ausento. No cojo el teléfono y solamente tomo una dirección, quien dice que es la equivocada,  quién me va a decir que es la errónea. Dinero, solamente es dinero y veo muy a lo lejos a unos hombres y una fogata, los confundo con aquellos del sueño. En ellos me envuelvo y saludándolos me vuelvo uno más de ellos, pasan los días. Buenos días por la mañana escucho a lo lejos, sin ducharme y sin afeitarme, la dejadez me vuelve. Ya dando el sueño por dormido, sueño despierto o quizás al revés. Quién sabe, solamente sé que tengo un compañero a mi lado o será también parte del sueño. Muy seguido pasan dos meses desde que dejé el trabajo por las buenas y me lancé al vacío, cartas me llegan a casa, cartas amenazantes por impagos. Entonces y solamente entonces necesito abandonar el barco, ¡pero qué barco!, aquel que flota o aquel que zozobra en medio de un mar en calma. Todo me engaña y cuando me doy cuenta pasan otros dos meses y la puerta de mi casa ya no la puedo abrir. Entonces no me queda otra, entonces veo solamente una salida, mi corazón con  aquellos que se lo merecen, por su simpatía y su razón qué puedo decir, así que despierto ya no duermo y duermo en medio de unos cartonés.

      ¿Tienes un cigarrito amigo? Le preguntó a uno de al lado de la fogata.

Pero pienso, si yo no fumo, no he fumado nunca, ¿qué hago?, es un despertar el que tengo, entonces y solo entonces pido auxilio.

      ¿Qué quieres viejo amigo?, yo estoy aquí, a tú lado.

      Quiero la vida de antes, quiero un techo para no mojarme los días de lluvia, quiero un plato de comida para no sentir retortijones en el estómago.

      Tú me dijiste que deseabas tener amigos, pues ahí los tienes, son los mejores que te vas a encontrar, ya que ellos te dirán siempre la verdad.

Entonces y solamente entonces, siento un cierto respiro, me siento reconfortado en una cama, pero que cama, si no es la mía o sí, quién lo sabe, yo solo sé que sé lo que he vivido sueño tras sueño y que la vida es un continuo miedo al miedo. Así que abandoné la libertad por elegir el camino recto, el camino que todo el mundo sigue y dejé aquello que me hizo ver cierto Ser. Ya que sin saberlo, hubiera elegido el camino de las estrellas y el fuego en medio de cualquier callejón y ello, ello quizás me hubiera devorado por dentro, haciendo rasgaduras en mis entrañas difícil de curar.

 

sábado, 16 de octubre de 2021

 

DADOS RODANTES

La amistad. ¿Qué es la amistad y el respeto?, si no la lealtad. ¿Qué desafío más grande puede llevar a quebrar, aquello que era tan fuerte como el roble y que dió tantos frutos como el manzano?, quién lo sabe, a saber.

Pedro, un chico de 14 años anda dándole patadas a un balón, Pedro un chico de 14 años qué como aquel que juega contra un frontón, chuta la pelota hacer muro. Un muro que no es de ladrillo ni de hormigón, sino de lamentos y de traición, no quedaba otra que darle patadas al balón al sentirse solo. Era un invierno de 1992, se acercaba a las olimpiadas en la ciudad de Barcelona, se acercaba el momento de que la ciudad se abriera al mundo. Para ello había que romper el muro, para ello había que pasar al otro lado, dejar atrás todo lo viejo y anticuado. Darle rienda suelta a lo nuevo y a lo desconocido, Pedro no se podía imaginar que donde realmente estaba su muro era en su propia mente, esa que tanto había martilleado. 

Juan en cambio era más arriesgado y hacía equilibrios con la misma edad en la cuerda floja de la vida, no sabemos el motivo, no sirve el porqué. Pero el día que se conocieron bien, entre ellos dos nació una profunda y verdadera amistad en la que algunos se equivocaban o confundían la amistad y el respeto, con lo que no era, marginándolos a un aislamiento provocado por la injusticia, que no es porque no sea el motivo, sino es porque no es el caso de  la  circunstancia o el deseo.

Pedro le dejaba jugar con su pelota, Juan le enseñaba juegos de equilibrio, se lo pasaban en grande los dos solos. A veces o más de que a veces, sus propias  madres tenían que llamarlos para avisarles ya que era la hora de cenar. Entonces y solamente entonces, chocaban las manos y como dos buenos colegas se despedían con un hasta luego o un hasta mañana. Con una sonrisa en la cara, un rostro iluminado por vivir intensamente, eran reacios a comunicarse con los demás. Ellos viven en su mundo y en ese mundo son felices, pero fue pasando el tiempo y llegó la primavera del 92’ y como si fuesen de portadores de la antorcha olímpica, tomaron el relevo y poco a poco pasaron de etapa, Ahora miran a las chicas, saben que su  amistad es tan fuerte que miran pensado que en ningún momento, ninguna de las chicas que pasaban por al lado iba a hacer peligrar su amistad. Rosa, solamente Rosa fue capaz de  tambalear los muros de los lamentos y de la traición, ella lo sabía, ella quería manejarlos y manipular la sana amistad y fue lo que pasó realmente. Pedro y Juan se fijaron en la misma, a lo primero incluso llegaron a apostar a ver quién de los dos la conseguía y le robaba un beso, un beso todavía inocente por la edad, pero que ya hacía vislumbrar una pronta pubertad. Rosa al final se marchó y los dejó en ascuas a los dos, sin saber, sin remediar tan triste final.

¡Cómo es posible que tuvieran tanta mala suerte!, en ningún momento se dio el caso de que el corazón de la chica se hubiera encaprichado con alguno de los dos. Fue una chica que se marchó sin dejar ningún tipo de recuerdo en ellos. Aunque Juan, el más espabilado había intentado a escondidas cogerla de la mano, había intentado a escondidas darle un beso, pero ella no se dejó y aunque fuera de la misma edad que ellos no hubo manera.- Fue pasando el tiempo, les llegó los primeros rayos de un caluroso verano, las hormonas cada vez están más a flor de piel y ya Pedro no jugaba con la pelota. Cumplieron los 15 años a poca distancia en el tiempo, un tiempo que se detuvo en las olimpiadas, un tiempo que seguro que ahora recuerdan con anhelo. Pero es tiempo pasado ya y ahora siguen diferentes caminos, ya que los dos consiguieron sus rosas, a cada cual más bella que incluso pensaban el haber alcanzado las estrellas. Ya no se veían y quedaban en tanto en tanto, fue tan rápido todo que solo ya se cruzaban de vez en cuando por el barrio y entonces se unían en un abrazo.

Luces negras, luces blancas, qué más da el color de estas, el amor no necesita, el amor no entiende de colores, al igual que tampoco que de razas y de condiciones. La pelota ya puede rebotar en el muro decían, este es tan fuerte como el hormigón y no habrá manera de romperlo y todo aquello que concierne a la amistad y el respeto estará a salvo. Pero el amor y el deseo hacen que todo quedara roto y separado por un modo transparente, que no se ve, pero se huele e intuye.

Buscando flores en el cielo se encontraban los dos amigos con la mirada cómplice, que siendo ya unos chicos despiertos quieren buscar algo en medio de la pubertad, que buscar sino de una chica un beso robar. No pensaban más allá, no pensaban ni los estudios ni en un trabajo,  solo en como a ver quién de los dos más rosas conseguir. Qué sería de lo más romántico y dulce  y en serio de los dos más rudo parecer, todo dependía de qué chica se acercaba al lado.

Juan quizás, el chico más bohemio, las enloquecía a todas con su desparpajo y palabrería. Las hacía viajar sin moverse de la nube del éxito y del amor, a la felicidad más alegre y plena.

¡Vive o muere, ama u odia!, solamente existen estas cuatro razones, tú eres el que elige el camino a seguir. ¡Vive o muere!, por esta razón de vivir ya no me acuerdo cuando fue la última vez cuando yo, que soy el narrador de esta historia me enamoré. Pero sí que me acuerdo de cuándo fue la primera vez que me pasó y fue  más o menos como Pedro y a Juan. Tenía todas las hormonas revueltas en revolución y no quería creerme todos los cambios que estaba habiendo en mi mente. No es posible decir que en tan poco tiempo acabara  la niñez, pues sí, así es de la niñez a la pubertad, de la pubertad a la adolescencia y de ella a la mayoría de edad,

Al llegar a la edad adulta y como dice un dicho, bienvenido a la lucha diaria del ser y ser cómo es cada uno….

      Princesa de la oscuridad, ven a mí que soy el verdadero y tu único amor.

Pedro que lo escucha se alza en armas contra aquel que era su verdadero amigo leal.

      Mamá quiero a la misma chica que a Juan, mamá no puedo sufrir de esta forma y no quiero ser un ladrón, dime lo que tengo que hacer para no dejarme llevar por mis impulsos. No quiero perder su amistad, nos conocemos desde hace tanto tiempo ya, que este ha rodado de tal forma que ha quedado parado en el tiempo.

      Hijo a veces hay que poner en la balanza lo que prefieres, la amistad y el respeto de esa persona o el cariño, el amor y el deseo pasional de esa mujer que tú quieres.

Pedro se queda sin palabras, pero hace caso a las palabras de su madre y pone en juego aquello que parecía un muro que ni un tsunami, que ningún terremoto era capaz de destruir. Ello lo lleva a la discusión y al desconcierto, enfrentándose los dos sin llegar a las manos.

Como un juegos de dados, como si fuese la una la última partida lo dan todo por el todo, queriendo conseguir al final el que conseguirá el afecto, el cariño y el amor y el deseo de quién sabe, yo realmente no lo sé..

      Princesa de la oscuridad ven a mí, que te daré todos los placeres que se pueden conseguir.

Como si fuese una batalla medieval, como si fuese la auténtica cruzada, se alzan los dos en venganza por querer la misma mujer. Rota queda entonces la sana amistad después del que el muro cayera delante de sus ojos, viendo la verdadera realidad, la pelota ha llegado a traspasar la barrera.

      Tú ya no eres mi amigo, ya que has deseado poseer aquella que tenía que ser mía, tú ya Juan desapareces de mi vida y no te volveré a llamar no amigo ni hermano, porque para mí era lo que eras, un hermano. No encontrarás a nadie, ninguna amistad, ningún amigo como yo, ahora intenta robarme  aquella mujer que está destinada a ser mía.

Juan se queda sin palabras, pero hace caso a su intuición y sin hablarlo con nadie, pone en juego aquello que parecía un muro que ni un tsunami, que ningún terremoto era capaz de destruir, ella le lleva a la discusión y el desconcierto, enfrentándose los dos sin llegar a las manos.

Como unos juegos de dados, como si fuese la una la última partida lo dan el todo por el todo queriendo conseguir al final su premio, el que seguirá el afecto, el cariño y el amor y el deseo quién sabe yo realmente no lo sé

A veces cuando uno ya es mayor, mira atrás el tiempo y se pregunta cómo el amor se lo lleva el viento, qué le vamos a hacer todo es posible. A veces tiras los dados, a veces miras la partida, otras veces el azar te lleva por otros derroteros sin conseguir lo que realmente quieres. Pero así es el amor, como un juego de dados apuestas, tiras los dados esperando sacar un buen número, un número estimado entre el egoísmo y la soberbia.

No me quiero imaginar no quiero ser clásico, no quiero ser tan moderno, pues sí deseo que el amor me llegue y ser feliz y amar cómo Pedro y Juan. Pero que  el enfrentamiento entre ellos nos sirva para hacer llegar el correo del odio a las mismísimas alcantarillas de la negación y de la estupidez.

Juan al escucharle enloquece, no sé el motivo y él porque, cuando todavía no era su novia. Entonces, rota la amistad él sigue atacando y sigue lanzando la caña, Pedro que lo ve no está  de acuerdo. Los ojos se le llenan de fuego y  lleno de la ira y del odio le lanza una piedra, con tan mala suerte que le da en la sien provocándole la muerte.

Está el motivo del porqué todavía, no se imagina el dolor que acaba de hacer, acaba entre rejas quedándose así sin amigo ya que está muerto y sin novia, ya que nunca la tuvo. Los padres de Juan juraron venganza y Pedro no llegó a los tribunales, alguien, quien sabe si comprado o no, alguien le dio muerte al segundo día de estar detenido. No se volvió a hablar ni a levantar acta alguna, todo quedó en ruinas, todo quedó como el muro de los lamentos y del odio. Una amistad que se revuelve en contra y puede contar con los dedos de una sola mano los que se salvan, quedando todo en paz y en armonía. Quién sabe si el mismo Juan me ha  hecho escribir esta historia, pero es cierto que me hace pensar que de la amistad al odio solo le traspasa un muro caminando por encima como si fuese una cuerda floja. Ya que la vida puede cortarte las alas con una fina cuchilla de afeitar. Todo quedó vacío, quién sabe si después de todo, en la otra vida han retomado la amistad, pero si existe algo después yo lo dudo.

 

martes, 12 de octubre de 2021

 

A TRAVÉS DEL CIELO

Dime tú viejo amigo, ¿qué hago aquí, sentado viendo la vida pasar?, dime tú viejo amigo, ¿qué sería de mí, si ya no me sé levantar? Dime qué camino debo de cruzar, para no seguir aquí sentado en la terraza de un bar. ¿Qué será de mí viejo amigo, si ya no sé qué hacer?, el tiempo pasa y en mi cuerpo queda marcado este por el paso de los años. No sé qué habrá sido de mí en otras vidas o simplemente en esta ya se acaba mi ciclo y no vuelvo a reencarnar nunca jamás. Abrázame por favor, dame un abrazo que necesito un poco de cariño, que esto no va reñido con la amistad.

Viajo sin levantarme de la silla, ando por caminos sin mover los pies del suelo. Cigarro a  cigarro la vida me consume igual, igual que este que veo el humo salir y su cuerpo convertido en cenizas, solamente lloro al ver mi vida consumir. Dime lo que tú quieras, que yo ya me he dado por vencido por aquella espada que un día me levanté con mi espada y hoy la entierro en lo más profundo de mi corazón, sabiendo ahora que por todo aquello que luché, no tiene sentido alguno. Porqué será que pienso de esta manera, dímelo tú que me lees y que por la calle me observas, observas cómo la gente va de aquí para allá, sin pararse a pensar en que el tiempo lo dejan pasar. Cómo es posible esto, en el siglo que vivimos no es posible, no. Abracemos al prójimo y así demostremos que el ser humano es algo más que una persona que consume y consume, sin saber lo que realmente es la vida, que no es otra cosa que la empatía y la amistad. El orgullo nos puede llevar al rencor y el rencor nos puede llevar al odio, en un plis, sin darnos cuenta, nos estamos convirtiendo en marionetas. ¿Quién será aquel que tire de los hilos?, para hacernos mover a su propio antojo. ¿Qué será de mí entonces?, ya no me reconozco aquel hombre, aquel joven que luchaba y luchaba por creer en aquello que llamaba la verdad por delante y que ahora, al paso de los años se da cuenta que por detrás estaba la mentira y la vergüenza del saqueo y el afán de conquista del aquello que nos es ajeno.

Estaré loco o será verdad lo que escucho, estaré ido, ¿no, solamente es una reflexión lo que escucho?, no lo sé. No lo sé, no sé si es cierto o es mentira lo que los abuelos nos dicen, pero en verdad y eso es cierto, se sabe más por viejo que por pellejo. Necesita de saber más por andar por caminos tortuosos, que por andar por caminos llenos de algodón. Yo soy uno de esos que sobrevivió y ahora cuento mi historia, una historia que puede ser verdad o es mentira, pero eso solo lo dejo a vuestro criterio, lo dejo porque para eso soy el narrador de esta historia, nadie, absolutamente nadie sabe lo que sabe, si no es porque se lo han dicho o lo ha vivido.

Todo lo que yo sé, lo he aprendido a base de golpes, he cruzado mi espada con tantos de aquellos que se llamaban caballeros, que ahora me siento con un rufián que ha luchado contra fantasmas, fantasmas vestidos de acero, fantasmas vestidos sin alma, eso es lo que realmente sé. No sé de qué año hablo, ya que cierto personaje todavía no había existido por entonces, sí, por aquellos entonces, el tiempo se media por soles y la lluvia era bienvenida siempre. No como ahora que es como lluvia ácida, que te quema el alma, yo solamente sé que crucé mi espalda con aquellos que se decían nobles y que lo único que hacían era saquear todo aquello que se les ponía por delante, a esos, sí  a esos mismos los llamaban caballeros.

Qué será de ti y de tu vida ahora, ahora que reencarnado y las espadas solamente se utilizan en el deporte de la esgrima y ya no es lo mismo, porque el acero ha quedado atrás y todo aquello que era dominado es ahora el dominante.

Camino por calles oscuras y no es la primera vez que intentan asaltarme, intentan robarme lo mío y lo único que se llevan es un verdadero escarmiento. No, no sabes sí todo es un bucle, se nace, se vive y se muere, pero todo vuelve al principio como si fuese un disco de vinilo. Vuelve a ser el principio, cantando así de nuevo la misma canción, ¿qué será de mí viejo amigo?, de mí que aunque tenga solo sesenta años mi alma es vieja de tanto viajar en el tiempo. Sin salir del bucle me siento solo, simplemente que ya no hay robos ni saqueos, es como si la verdadera anarquía hubiera desaparecido y la ley y el orden se hubiera impuesto. Eso es un sueño, estoy durmiendo, estoy medio dormido y por eso reflexiono y divago en mitad de una pesadilla, sí, una pesadilla. No hay peor pesadilla que recordar tiempos pasados,  nada más, no puedo decir, porque todo me lo guardo para mí. Que para eso es la vida mía, es el transcurso de las vidas, de la propia existencia en la que me reflejo en un espejo todas las mañanas. No me veo marcas de guerra, no me veo marcas de batalla, solo me miro a los ojos y me veo unos ojos cansados, ya que reflejan todo lo que porta mi alma, quién sabe realmente que soy sí ni yo mismo lo sé, a saber.

Estoy sentado en la terraza de un bar, es octubre de un año del cual no recuerdo nada, solo que luché contra mí mismo y salí airoso.

Se me acerca un joven y me pide un cigarrillo, yo le digo que no, no tengo ninguno, ya que no soy un estanco. El joven se enfurece y me mira con los ojos llenos de odio, es corpulento él, pero no me da ni el más mínimo miedo y no me muevo de mi silla, él entrando en rabia se marcha y yo claro está, sigo fumando sentado en la terraza del bar. ¿Qué será de mí, sí soy tan tacaño conmigo mismo y con los demás?, que hasta que estos, aquellos que llamaba amigos ya ni me hablan. Ya que no pueden conseguir nada conmigo, son las doce del mediodía de un domingo, estoy sentado en la terraza del bar. Hace sol, pero la brisa que corre me hace recordar que el otoño ya está aquí de visita, de visita tres meses avisando que el que viene después, ese sí que tiene mala uva ya que es el crudo invierno.

Yo, día a día bajo a sentarme a la misma terraza del mismo bar, tomándome mi café observo a la gente caminar, ya no trabajo, estoy en paro y no es que no busque, es que no hay y por eso me tomaré cierto tiempo de descanso. Esperaré la visita de la estación invernal, no sé cómo vivir entonces, ya que el frío se adueña de mis huesos haciendo de ellos tiritar.

Quizás, simplemente quizás en otros tiempos, hubiera encendido una fogata en la que el tabaco y el dinero no fuesen motivo de enfrentamiento ni discusión. Las hojas caen al correr el viento, necesito más abrigo, sin pasarme, pero ya no es de estar en manga corta. Recordando las batallas de vidas encarnadas, me caliento por dentro. Recuerdo que no les miraba a los ojos a la hora de darles muerte. Si lo hubiera hecho, hubiese muerto antes, pero en fin, esa es otra vida, otra historia.

Congelado quedo, porque pasan los meses y el invierno ya ha llegado, ha llegado para quedarse y a mí me hace pensar si es buena idea sentarme en la terraza del bar, todo por fumar aunque sea a pleno pulmón. Ya no me hace tanta gracia ver a la gente pasar sin saludar ni dar unos buenos días, ya que ellos tienen casa y calefacción y yo no, no porque no quiera, sino porque no me lo puedo permitir. Cuentas y más cuentas he hecho y no me salen los números para poder refugiarme de frío invernal, apago el cigarrillo en el cenicero y me pongo de pie, todos se sorprenden, algunos, los que quedan por el bar al verme a mi casa helada  marchar. No hay otra, me meto en la cama, no sé si con tres o cuatro mantas, pasa el rato hasta que siento el calor corporal. Estoy tan a gusto, bien acompañado por el abrigo de tanta manta, que es tal la comodidad que entro en sueños, en sueños que me llevan por mundos que no sé si son paralelos a este, pero así que parece.

Que venga Dios y lo vea si existe y si no me cree, vidas paralelas me ponen a flor de piel, ¿adónde he estado tanto tiempo metido?, en las garras de la oscuridad he estado quizás. Necesito para enfrentarme al invierno algo más que cuatro mantas, no sé cuánto tiempo durará esto,  esperemos que no mucho, porque me da que todo ya es un mundo.

Pienso que hablo con alguien, que no todo es un capricho del destino, el verme involucrado al tener un sexto sentido. ¿Quién habla conmigo ahora, quién es capaz de decir que no es cierto lo que vivo?, ya sé que existe la locura. Decir que existe todo lo que existe, es decir que todo puede pasar, no sé porqué pero es así. En mi sueño han pasado muchas cosas, como meses en el año, qué más da. Necesito ayuda pero no sé de quién o cómo pedirla, salgo a pasear por el campo, un campo helado en escarcha por culpa del frío invierno. Las nubes acechan y me recuerda a la nieve, conque sin pensármelo dos veces vuelvo rápido para casa. Vuelvo al redil solitario sin hablar con nadie, la soledad es una mala consejera y ya no sé qué decir más, solamente que no la quiero como compañera.

Rumores son rumores, lo que sueño en mi cama se vuelve en mi pequeño mundo, no sé quién pica a la puerta trasera, a esa puerta que todos tenemos y que nadie intenta abrir. Yo lo intento dentro de mis sueños, pero me es totalmente imposible, no me deja moverme de la cama. Estamos en pleno invierno y realmente sudo, pero es un sudor frío, es como si hubiera cogido la gripe pero no me despierto de él. Sigo intentando abrir la puerta trasera, pero no lo consigo, pasan las horas y cuando me quiero dar cuenta es de noche y solamente me levanto para ir al baño.

Es como si alguien me estuviera fustigando, yo no soy creyente, pero por una vez veo la luz, una luz que me llena de recuerdos. Recuerdos algunos de ellos buenos, otros lamentablemente malos, sí malos, pero es un dicho de siempre que hay que ser positivo, vuelvo a coger el sueño hasta que el sol vuelve a aparecer al día siguiente.

Son las nueve de la mañana, cuando estoy en la ducha con agua bien caliente, pongo las manos sobre la pared y dejó resbalar el agua hasta que me parece que entro psicosis al ver esta agua de color rojizo. Sangre creo, que sangre me sale para ducha, ¿cómo es posible?, me asusto me asusto mucho y cerrando el grifo me seco con la toalla que tengo al lado. Cuál es mi sorpresa cuando veo que esta no se ha manchado de nada, vuelvo a abrir el grifo y veo que sale el agua limpia. Entonces visionariamente entonces, pienso para mí que todo lo que me ha pasado es un pensamiento erróneo, una mala jugada de mi mente, que no puede ser verdad lo visto. Y lo vivido lo dejo como anécdota, como algo pasajero o casual, aunque no tenga dónde ir me visto y paso por el bar. Cuando es cuál mi sorpresa al acercarme no ver  ninguna mesa ni ninguna terraza. Le pregunto al jefe y les pregunto a los camareros.

      ¿Que habéis quitado la mesa de la terraza?

 A lo que ellos me contestan, que nunca han tenido una terraza, que ellos nunca han puesto ninguna mesa afuera. Entonces, callándome la boca y pensando para mí, me digo a mí mismo, ¿dónde está sentado de verdad todo este tiempo?, yo no sé y no sé si es por timidez o por vergüenza, por precaución o prevención no les digo nada y entrando en el bar me pido un café. A esto, cómo estaba de pie en la barra al lado de la puerta, siento el aire correr, es el frío invierno el que entra en mi alma, llegando a inundar de hielo todas mis carnes. Tirito, no de miedo o sí, quién sabe. El frío me hace sentir débil, débil porque no sé cómo enfrentarme, ya que no hay espada que lo corte, solo el cerrarle el paso es lo que me ayuda a enfrentarme a él, frotándome las manos. No por nada más, que para quitarme el frío, un frío que llevo en mis adentros, como si me fuesen a visitar mis antepasados, pero en fin, no le hecho mucha cuenta y pagando lo servido me marcho en dirección a mi casa.

Tiritando voy calle abajo, cuando un espejismo me asusta, ya que veo a alguien que parece mi madre, mi querida madre. Iba a levantar la mano para saludarla, cuando me viene al recuerdo que ya marchó, en un invierno como este me dijo adiós. Dejándome solo ante la lucha diaria de la vida y sin más familia que mi propia persona. Ahora los ojos me sollozan, no sé si por el frío o por el recuerdo, pero no quiero más cama, así que al llegar me preparo un café caliente. No tarda mucho en subir y sirviéndome un vaso, me siento en una de las sillas que rodean la mesa circular de mi casa. Bebo el café mientras miro las fotos colgadas en la pared, no sé si fue ese el motivo el que me hace llegar al enfado y a la ira, que tirando el vaso lleno todavía rompo varios marcos, cayendo estos sobre el suelo. Me da por llorar, me da por la rabia, miro el teléfono, lo miro y lo abro para mirar mis contactos. Ayuda, necesito ayuda, alguien que me consuele un rato y yo me desahogue, porque si no el siguiente seré yo. Porque solo, estoy solo y estas navidades serán las primeras que pase sin cenar con alguien.

Es raro, es extraño, pero es así. Me imagino llegando a ciertas fechas, me imagino que llega la noche de la cena en familia y coloco las sillas  en su sitio y me miro las manos, me miro al espejo y me veo en caída. Llamo por teléfono, pero no lo coge nadie, nadie lo agarra. Normal es el número de mi madre que todavía no le he dado de baja y escucho el buzón de voz. Ayuda, necesito ayuda y no sé cómo conseguirla, me asomo al balcón, no tengo ninguna mala idea, ahora sonrío, porque veo caer de manera pausada nieve, mucha nieve. Así que después de cinco minutos ver nevar, me meto dentro de casa y tomo asiento en uno de los sillones y escuchando música, la música que le gustaba a ella, entro en mi psicosis, en mi propia y particular locura. Lo demás está de más, solo de esta manera me acercaba a ella, a través de la música, la abrazo y la siento dentro de mí, haciéndome ello sonreír.

 

 

domingo, 3 de octubre de 2021

 

UN SINFÍN DE COLORES

Escucha o lee, mi vieja amiga.

Desde lo más profundo de mi Ser, desde lo más hondo de mi alma, intento imaginar una vida solo, completamente solo y no me hago a la idea. Necesito una mujer o una madre, no lo sé, solo que alguien me acompañe por los más oscuros secretos de aquello llamado “vida”. No sé lo que es, pero es así, ¿te importaría aclarármelo o al menos darme alguna pista? Lo siento por mis dudas, no sé, todo lo que me ocurre no me lo podía imaginar. Aquello que voy a contar, todo lo que voy a relatar o es cierto o es producto de algo, pero ahí está, martilleándome la cabeza. No sé más, que estar tumbado una tarde de domingo en el sofá de mi casa, mía porque es heredada. Si no fuera por ello, estaría vagabundeando por alguna de las calles de esta gran ciudad. Pidiendo limosnas o un trozo de pan, el cuál llevarme a la boca. Suerte tengo, que tengo un triste trabajo y que me llega para comer, pero no lo niego, estoy solo, completamente solo y para colmo se acerca el invierno, no sé si sabré soportarlo ya que yo siempre me hubiera gustado acabar en alguna isla cálida, con vistas al mar. No rodeado de un sinfín de mujeres, no os confundáis, pero sí al menos de una y que esta fuese una real compañera de viaje.

No me hables de calenturas que me conozco, no me hables de cosas tentadoras que me conozco, lo sé, si tuviese un jardín de rosas te plantaría a ti también. Destacarías  seguramente entre todas las demás rosas, te regaría de amor todos los días para que éste no se marchitara. Así soy yo, no lo puedo negar.

No soy hombre de familia, por ese motivo no soy padre tampoco, pero eso no significa que no ame. Todo es según cómo lo veas tú en tu casa y yo en la mía, haciendo de los momentos encuentros intensos llenos de amor y de complicidad eterna.

       Yo te leo y te digo que solo te quiero como amigo o como hermano, aunque no fluya la misma sangre, las dos la podemos unir.

No me hables de amor entonces, si no quieres que yo te ame de verdad, dime que no es cierto, dime que no es verdad lo que yo presiento. Debes de sentir chasquidos del fuego, lo siento pero no sé sí soy correspondido por ti y mi timidez me aleja poco a poco de mi sueño.

Yo echaré a campanas al vuelo si tú me dijeras que sí, pero como eso no sé, me alejo y te mantendré en el recuerdo, en el segundo ese que te vi y que no se borrará nunca de mi   cabeza, cuantos cabezazos contra la pared he dado, que he dejado una huella de sangre en el hormigón de la casa, ahora ves, da un cabezazo y deja tu sangre también. Que, aunque se mezcle, jamás seremos hermanos. De mientras voy haciendo círculos en una de las habitaciones de mi casa, voy caminado en un sin saber, maldito corazón, tengo el corazón hecho añicos.

       Yo te quiero, yo te amo, yo te adoro. Grito a viva voz.

       Dime que no es verdad y no caeré por el precipicio de la pasión, por el barranco de la desolación y por la muerte súbita. Susurro ahora en voz baja.

Me eché a dormir y solamente a ti te vi, entre mis sueños yo te encontré y entre mis sueños yo te amé. Pero ella no puede seguir por este camino, porqué es un sin retorno y un sin destino, ya sea de día o de noche, ya sea en otoño o en invierno y en la primavera, que es cuando realmente florecen todas las de las flores y tú como en un jardín eres la más bonita. Eres la más guapa, la más bella de todo el país y yo, me quedo sin uñas intentando tu amor conseguir. ¿Quiénes serían aquellos que se retaran un duelo conmigo, si de ellos dependiera el poder conseguir tu corazón? Andaría por las brasas sin quemarme, ya que tocaría con la cabeza el cielo.

Dime que sí, dime que me quieres alcanzar a las tres de la tarde las estrellas y por ti, si hace falta iré, pero no me hagas entrar en caída libre, porque mi amor por ti es sincero. No me hagas caer en caída libre, porqué mi amor es solo tuyo, así que quiéreme, quiéreme tuyo y yo te abrazaré, yo te acariciaré. Solamente tienes que darme un beso y te demostraré lo que es realmente el amor puro y el deseo carnal, así que quiere mucho, quiéreme todo tuyo. Es real todo lo mío está en mi mente y en mi corazón, ¿crees de verdad, la verdad?, que no podemos llegar a ser una sola unidad, el fundirnos en el amor y el querer ese solo, quiéreme mucho, quiéreme tuyo, eres solamente solo para mí.

Llamo, hago de saber al diablo de mi sin razón y ello me lleva a caer en el lodo, en el fango, en las aguas movedizas del pantano de la tristeza y de la desolación. No puedo gritar, es como si me hubiese quedado afónico y no pudiera además casi ni respirar. Yo ya no soy un niño, yo bastante adulto y por ello debo de luchar, de pelear cada día por aquello que deseo. Si la chica no me quiere como amante, no me tendrá como amigo. No porque no quiera, es que mis deseos me llevarán siempre al más instinto animal del deseo sexual.

Ahora llamo a las puertas del cielo, doy golpes, no le doy con una maza porque no puedo, intento saber cosas que nadie sabe, pero en fin, así son las cosas. Llamando a las puertas del cielo, en una de esas, en  uno de mis golpes, las puertas se abren y como si fuese la vista de un niño, veo la imagen de mi madre. Me quedo atónito, me quedo perplejo y no sé más que decir lo siguiente….

       ¡Mamá, estaré aquí contigo!, siempre a tu lado mama. ¡Mama!, dime que no te marcharas, que siempre estarás a mi lado y no te perderé porque sí esto ocurre me querré morir, no puedo vivir sin ti. La chica de al lado no me quiere, por muchas cartas de amor que le envíe,  no me quiere.

No existe ningún libro sagrado, lucharé para que por mis propias creencias y no por la fe que promulgan algunos, que alcance la felicidad, la dicha completa por mis propios méritos. Soy mi propio conductor en mi cuerpo, mi coche, un vehículo que me transporta caminando hacia dónde quiero ir. Que no es otro sitio, ya que camino detrás de la paz, una paz deseosa, una paz que veo aún lejana y que no creo mucho en ella, pero tengo en ella esperanza. Cómo es posible, dame un poquito de dinero, solo un poquito mama, ayúdame, que la mujer de al lado no me quiere. No hace nada por mí, ni se acuerda de mi nombre, no es posible ello, pero es así de cierto,  todo depende de lo que depende. Que no es otra cosa que es de buscar el amor sincero, no sé por dónde caminar, no sé por dónde andar por miedo a resbalar en tentaciones oscuras. Mi madre, dime que no me abandonarás y estarás siempre a mi lado, ya sé que no tengo edad para pedirte de ello. Pero te necesito a mi lado de la misma forma que un niño de 10 años necesita una madre, me iría bien que me cogieras de la mano y me guiaras por los caminos que son de mayor éxito. Tengo miedo a resbalar, a patinar, a caerme de bruces y que la paranoia se una a mí. Paranoico, que acabe paranoico y no sepa de mi ni mi nombre, decir paranoico gritando a los cuatro vientos, mientras pierdo el norte. ¡Qué más da!, todo lo veo girar, ¿qué será de mí? Veo la puerta de un bar y abro entro y me pido una cerveza, una cerveza que me abre la puerta a un mundo de fantasía y de irrealidad, porque no es una son dos y tres. Me salen amigos hasta de debajo de los pies, pago la cerveza una detrás de otra, sigo pagando cervezas a todo el mundo hasta que me quedo si un euro en la cartera. Entonces los amigos se alejan, se desvanecen en la niebla del humo del bar.

       Corra a la colina. Me dicen,

       Corra a la colina y fíjese si hay flores en ella, porque en ella está enterrada, está su madre.

Al escuchar lo último, se me desgarra el corazón, al escuchar la palabra “muerte” se me hace un vacío en el estómago que me duele. Que corra a ella, no llegó allí, no soy capaz de subir ni borracho, cómo voy sé que no soy capaz de andar tres pasos sin hacer eses. En un momento de lucidez vuelvo para mi casa, no se me ocurre mejor idea que una buena ducha de agua caliente que me despeje y me abra los ojos. Estoy solo, qué le vamos a hacer, no soy la única persona en el mundo que se encuentra esta situación así y sin beber menos de cuatro o cinco cervezas. Tomo asiento del sofá y mientras veo la televisión, me lloran los ojos de tristeza porque  miro al lado mío y ahí estaba sentada, en un hueco mi madre. Qué le voy a hacer, la vida tiene que seguir allí, en la colina está enterrada y mi corazón se desgarra en dos partes, en una mi madre y otra la chica de al lado. Sí, la misma que no quiere nada conmigo, me siento falto de cariño, me siento falto de amor, quisiera de mí por favor lo que no sé.

Echo la mirada al frente y miro hacia la pared, en ella hay un cuadro enmarcado en plata de ley. En él estamos los dos, mi madre y yo, eran otros tiempos, quién me iba a decir que tan pronto iba a ser, cuando lo veíamos tan lejano. Yo tengo ya mi edad, lo reconozco, necesito una madre, pero una madre no se puede sustituir por otra persona, porque el amor de un hijo hacia una madre es lo más grande que hay. No digo que se dé de menos el amor de una buena moza, como la chica de al lado, pero es un amor diferente. El amor de una madre, es el amor más tierno que se puede encontrar en la vida, en cambio ardo de pasión,  deseo sexual hacia mi desconocida. Hacia aquella que no me hace caso, me enteré que quiere que seamos amigos, pero yo eso no quiero, me dice que puede estar a mi lado pero solo como una amiga o incluso como hermana y yo no quiero. Yo quiero abrazarla, besarla, hacer el amor con ella todas las noches, levantarme cada mañana como si fuese el mismo día.

No hay que recoger más paja que me pincho con ella y vuelvo a la realidad, despierto de mi siesta y no quiero saber más, si me voy a dormir solo en una cama de matrimonio, cuanta cama para un hombre en soledad…. Qué será de mí, hoy es domingo y si todo lo narrado por mí es cierto, en fin es lo que hay. No puedo pedir más vueltas y más vueltas, doy un sin sentido alguno a todo lo que puede ser como es o simplemente romper el papel, romper contrato y saltar por la ventana pero no soy de esos yo.

Lloro, yo no solo, nadie me acompaña y no quiero refugiarme en el alcohol, porque es una triste compañía. Ya lo he hecho antes con la cerveza y no lo voy a hacer ahora otra vez, me refugio en la cama el domingo que no tengo que trabajar, ¿qué será de mí cuando se abran las puertas del cielo?, ver a mi madre sería lo más grande, si ello no sucede qué más da. A lo mejor para entonces, habré conquistado el corazón de la bella mujer que tengo como vecina o me consolaré solo, como hacen muchos. Qué más da el color que le dé a la vida, esta puede ser blanca o negra, pero yo la que deseo es que sea de color de rosa, como la mujer que me invade el corazón, dejando si no mi alma negra como el tizón.

Espero que eso no ocurra, espero que para entonces haya llegado a la cumbre, no sé a cuál, pero que consiga mis proyectos y pueda llamar a un pintor y que me pinte un cuadro, sí, un cuadro lleno de colores, para poder perderme en ellos dibujando el arco iris en el cielo.