domingo, 31 de enero de 2021

                                       RECUERDOS, SIMPLEMENTE RECUERDOS

Siempre recordaré aquellos años de juventud, cuando el sol salía cada mañana y yo me bañaba en la luz del amanecer.  Tiempos eran tiempos, cuando mi longevidad aún era poca y mi madurez tardaba en llegar. Ahora, ahora en el atardecer sombrío de mi edad ya entrado en décadas, me veo reflejado en el lago cómo Narciso en la época griega y me he quedado prendado, enamorado de mí mismo. Todo es posible, todo es alcanzable, no hay meta que no se pueda conseguir ya que yo soy guiado por las estrellas y estas me son favorables.

Lugar frío y tétrico, es aquel adónde acontece la verdadera historia, una historia que nunca ha sido contada, pero a la vez siempre cuestionada. No se sabe si por ser real o por ser mentira, pero todo queda allí, en aquella fábrica abandonada a las afueras de Barcelona, una nave sin cristales  ni puerta blindada. Camino despacio por su interior, camino lento, como si quisiera que esto acabara como un cuento con un final feliz. Sigo andando y todo es posible, no tengo prisa, hasta que me visite la dama de la muerte y me guie hacia la eternidad tengo de tiempo.

Hay un autobús abandonado dentro de la nave, me quedo parado delante de él,  apreto los puños y sin pensármelo muchas veces, de un salto estoy sentado delante del volante, en él imagino que voy a las estrellas, en ese autobús nuclear viajo de forma interestelar. Me imagino que surco los mares del universo, ¿qué será de mí cuando realmente despierte realmente?, me daré cuenta del qué quién más narra más inventa y que estoy yo solo o yo me lo imagino.

Motor uno, encendido. Motor dos, encendido. Preparada tripulación, os habla el comandante. Apretaos los cinturones y agarraros bien a la butaca, vamos a sobrepasar la velocidad de la luz, viajaremos hacia donde toda la imaginación sea una pura realidad.

La noche se cierra en banda, la oscuridad se adueña del lugar, todo es como es y lo digo todo sin beber alcohol ninguno. ¿Cómo es posible que me monte tal película?,  pero es así, no puede ser porqué todo lo real es lo mental. Late mi corazón, late el tuyo también pidiendo perdón, ahí está la auténtica razón de todo lo ocurrido .Yo en la antigua fábrica sigo subido en el autobús, que sin moverse del sitio me lleva hacia el infinito. 

Todo supera la ficción, todo me altera mis neuronas, estas entran en batalla con ellas mismas.

Te buscaba y no te encontraba. Ahora que estás a mi lado, no te separes de mí por favor. Hay muchos Entes hay afuera, en el vacío del Cosmos. 

Todo es relativo, todo es mental y todo ocurre como ocurre. Así que girando la llave otra vez, imagino que se apaga el motor del cohete. Sumido en un descanso, me quedo dormido y a través de él, sueño, levito y divago.      

“Entre los jardines de Orión navego yo por el espacio, frío es este, negro el vacío de mi corazón. No hay nadie que me iguale  y no hay nadie más bello que yo,  adivinar,  adivinar quién soy yo. ¿No lo sabéis todavía, no sabes que existió en realidad un mundo en dónde el libre albedrío era constante?, que no había guerras, que no había enfermedades y no existía el hambre. Pero todo aquello ha quedado lejos, todo por el afán  y el egoísmo de unos pocos, todo ello ha llevado a la fe ciega de muchos, la fe en  algo que ni ven ni oyen, pero que algunos dicen que existe. Yo de mientras, sigo aquí al lado, volando por encima de las estrellas yo sigo aquí, al lado de ti lector que me lees con el afán  del saber.”

Despierto de golpe, algo me sobresalta, algo me altera. Lágrimas caen en cascada, sollozo como un niño pequeño al que no perdonan una travesura, yo no tengo miedo a nada. Ni siquiera a la mismísima muerte, que más me da, se lo único que te veo de verdad y eso, eso es tu bondad y  alegría. 

¿Quién tiene miedo la oscuridad, quién tiene miedo a lo tenebroso?, yo un sin nombre,  soy el séptimo  hijo de mi familia, la cual llega a la docena. 

No será por falta de hermanos  que me inunda la solitud y  me zambullo en la soledad más completa. Yo solo sé que me imagino sentado en el autobús dentro de la fábrica abandonada, que vuelo como un cohete y es que solo soy alguien que vive  una infancia perpetua. Como si el síndrome  de la niñez me acompañara me veo solo en tal aventura, qué más da mi edad o corpulencia. Todo es una encrucijada, me vienen por todos los lados y yo no sé qué hacer, no puedo contra  tantos, no puedo luchar yo solo por mucho que me  honre en la batalla, no hay espada que pueda contra tal legión. Como avispas en el cielo surgen de la nada, cómo buitres carroñeros esperan el desenlace final.

Alguien se acerca, se acerca y entra en mi imaginación, haciendo que tenga tal conversación y tal visión.

¿Qué buscas?, dímelo claro qué buscas sin en ti es todo raro. Le digo en voz alta y clara, al mismo tiempo que me agarro al volante del autobús.

Yo no busco nada especial, yo  solo busco tu cuerpo y tu alma para con ella bajar al mundo y reinar por encima de todos. Me dice tal cosa, negándome a creer quien creo que es.

Conmigo no lo conseguirás, no te venderé mi alma  ni la conseguirás.

¿Dudas de mí acaso, dudas de que yo no fracaso?, cuando quiero algo lo consigo rápido  y ello me lleva a elegirte a ti. Tú no me conoces, pero yo conozco tu alma y tu cuerpo y yo sé que este me pertenece, porque yo soy lo que soy, frío y negro por dentro,  cálido y blanco por fuera.

Se hace la noche, se hace un eclipse lunar, todo es relativo en todo aquello llamado cielo. Surco desde las entrañas de la faz de la tierra, no hay nada ni nadie tan valeroso como yo, no creo que sea  pecar  de narcisista y comportarme cómo  Narciso, ¡quién es, a saber!

Búscame,  búscame en tus sueños y me encontrarás, debajo de las mantas de este duro invierno nos encontramos, las nubes surcan el cielo como si fuesen  águilas en vuelo.

Busco un campo verde, busco un campo lleno de girasoles busco la paz entre mil razones. ¿Porqué será que yo estoy así, qué tengo esta bondad?, ven tú y explícamelo,  ya  que no sé razonar mi pensar. Por eso mismo creo que llegaremos a un trato, pero déjame caminar, ahora necesito estar solo para que nadie me agobie y nadie me atosigue.

He llegado a ver sirenas  en los mares ocultos del universo, he llegado a ver pirañas en los ríos de la tierra. Pero aquí arriba todos somos iguales, no hay ni el más rico  ni el más pobre, todo es como es. Estrellas luminosas iluminan en mi poder, que no  es otro que el de convencer. Me pica el espinazo y me quedé estupefacto, qué sorpresa la mía al despertar y que me digan que sonría, que todo ha sido un sueño todo. Ha sido un invento de quién, ¿quién ha entrado dentro de mi cuerpo, que ahora yo no lo lamento, quién habrá sido capaz de hacer  realidad mi sueños?

En mi autobús interplanetario, viajo desde la Tierra a la Luna, de la Luna a Marte sin llegar a dudar que debo de amarte.  Porque formas parte de mí, estás dentro de mi cabeza, estás dentro de mi cuerpo, estás dentro de mi alma. Por ese motivo, por esa razón dejaré que poseas mi cuerpo, con una sola condición, de que mi alma,  que mi propio ser al ser tan valioso sea solo mío.

Techo de  plástico es el que cubre la fábrica, sin lugar a dudas estoy a salvo dentro de mi nave interestelar, con la que viajo alrededor del infinito universo.

Muros de hormigón son las paredes, las ratas, cómo sombras de la noche salen en busca de alimento, todo es como un lamento. Todo es  de aprovechar el momento, se hace la noche  y debo de volver a casa, aunque ya no sea un niño se me trata como tal ya que mi  evolución no ha sido  cómo la de los demás.

Vuelos lejanos, vuelos cercanos  ¿Quién te crees tú, si eres mi hermano?

Yo no soy nadie, solo tú eres capaz de hacer lo que haces, pero vuelve, vuelve para casa, tú  que vuelas tan alto, vuelve para casa. Tú que eres mi hermano no solo de sangre sino de espíritu.

Dime ángel mío, demonio, lo que seas. ¿porqué no duermo por las noches, porqué sueño contigo todo el rato por el día?

El campo realmente es de puro hormigón, los animales del bosque son solo algunos coches  o algún camión qué más da si yo duermo ya en casa. Fogatas al oscurecer, cigarrillos encendidos al amanecer,  qué  será verdad cuando estoy dentro de un sueño,  de un sueño del no despertar qué más da. Hay un autobús abandonado dentro de la nave, en el que imagino que voy a las estrellas,  en ese autobús viajo de forma interestelar, me imagino que surco los mares del universo, ¿qué  será de mí cuando realmente despierte realmente?, me daré cuenta del  qué más  narra, más inventa estoy solo o yo me lo imagino.

¿Duermes, realmente duermes? Me acecha de nuevo en busca de aquello que es de mi sola propia propiedad.

Recuerdos, son simplemente recuerdos. Ahora por fin me viene a la memoria, otros momentos, otros tiempos. Ya tan lejanos, que pensaba que se habían perdido o borrado. Pero nada más lejos de la realidad, está ahora aquí, me acompaña mientras duermo, me acompaña y me dice que él soy yo.

Como para volverse loco es, tal razón me lleva a un despertar sobresaltado. Estoy solo, vivo solo en aquella casa que era de mis padres y que mis hermanos me han dejado que la disfrute mientras viva. ¿Pero, que es estar vivo?, sino vivir emociones. Sobresaltos, sustos de película de miedo o de aventuras. Así, que medio dormido, me lanzo en la búsqueda de mi autobús particular. Me visto y me adentro en mitad de la noche, no hay nadie, no se mueven ni los gatos. Son diez minutos el llegar a la fábrica abandonada. Voy preparado, voy atento con mi linterna. 

Entro en su interior, camino seguro, pero cuál es mi sorpresa cuando el autobús ya no está, cuando el interior de la nave es el mismísimo vacío, solo lleno de chatarra y suciedad. Miro y miro, todo había sido un sueño. Uno de tantos de mi auténtica imaginación.


viernes, 22 de enero de 2021

 

LA TRAMONTANA

Como una rosa de los vientos, hago esta girar a mi antojo. Ahora son los hombres, ahora son las mujeres lo que más deseo. A unos por tener ciertos privilegios a la hora de hablar, de las mujeres quién sabe quizás. Solo quiero ser del mundo y que este me trate bien, solo deseo ello y camino por las ramblas de Barcelona en busca de ciertas cosas, por ciertos motivos. Quién sabe lo que me encontraré, todo es un suponer, ya que nada más lejos de la realidad todo está mezclado como el agua, solo hay que echarle un poco de azúcar para que la vida sea un poco más dulce. Ya puedes rezar, ya puedes orar a quién quieras que lo que tenga de ser, será.

Soy obrero de la construcción y mi nombre da igual decirlo o no, por ahora prefiero permanecer el anonimato, como la vida misma me mantiene. No suelo escribir sobre mi ciudad favorita, no suelo decir lo que yo llevo a amar esta ciudad, cosmopolita y urbana. Todo es tanto, tanto es el tiempo que llevo sin pisar ni el campo ni el bosque, que me rasco el brazo y saco cemento y hormigón de él. Tanto tiempo estoy dando vueltas que me dan las tantas. Así que me voy a casa, un piso en la calle Balmes de alquiler, que es dónde hago verdaderamente vida y me siento a gusto. Tardo un rato en llegar, el rato que me lleva el paseo cansino del caminar tranquilo. Tomando el Sol estaba y es que sus rayos luminosos me sientan mejor que cualquier copa, no tengo prisa, tardo un tiempo en llegar. Es de casi una hora de camino, ya que he sido de ir a caminar despacio, me gusta observar a la gente, que con sus prisas solo van a su propia destrucción. El correr y consumir, es lo que la mente, el alma les lleva a seguir el ritmo de cualquier ciudad. Me propongo subir un día de estos al Tibidabo, solo por subir, no por entrar en el parque de atracciones, no, solo por ver todo el panorama de la ciudad al borde de la orilla del mar y ver como la vista se me pierde a lo lejos.

Abro la puerta y entro en mi casa, en mi lugar de protección, en mi zona de confort, no me lo pienso dos veces y quitándome la ropa en mitad del pasillo, ya estoy dentro de la ducha. Dejo caer el agua caliente, cierro los ojos y pienso que estoy debajo de una cascada, rodeado de verde por todos los lados. Solo, en este momento, me da por imaginar cierto relato imaginario.

“Yo sólo sé qué camino por el río sin mojarme los pies, ando por la orilla sin apoyar las manos ni en las piedras  ni en los troncos cercanos de los árboles, me fruto los ojos y miro al cielo. ¿Qué será de todo ello, aquello que me domina y me supera a mí?, canaliza su gran poder haciéndome imaginar cierto texto. Será posible que haya un ser superior un ser de tal respeto que ni yo puedo negarme a ello, todo es posible en esta vida, hasta ser zurdo, diestro o siniestro. En fin todo es así, el que diga que no, no está diciendo la verdad, todo es así, pura energía. Esa qué tanto nos sale por la mente, esa que tanto que quién sabe realmente si lo que llegamos a hacer está bien hecho.”

Cierro la ducha y cogiendo una toalla, me seco desde la cabeza a los pies. Pero en un momento de duda, en un segundo de incertidumbre, pienso, llevándome la toalla otra vez a la cabeza y hablo o mejor dicho, grito en voz alta, mientras me la vuelvo a secar, como si quisiera sacarme algo de esta, me froto como si tuviese alguna mancha o algo agarrado como una garrapata.

      Tú, si tú qué crees que me dominas tú, si tú qué te crees que te canalizas, me crees que no lo sé, todo puede quedar en agua de borrajas sí es mi deseo.

Miro el espejo empañado del lavabo y paso la mano para ver mejor. Sin poder evitarlo salen palabras de mi boca, más bien balbuceo con voz grave.

      Bien no sabes lo que dices, tú simple mortal bien no sabes tú, eres parte del Universo y el Universo lo soy yo si lo quisiera te dejaría dominar el mundo pero no, no puede ser, soy yo el más grande.

Tiro la toalla al suelo y haciéndole la señal con el dedo, salgo del lavabo al mismo tiempo que digo al aire.

      Eso es lo que te crees tú, alzo la mano en post de la libertad, en el libre albedrío qué debemos navegar.

Ya fuera de la ducha, expulsado como quién dice, coloco una vela imaginaria, escucho a un susurro que surge del viento. Todo es como es nada más, es cierto no salgo de la sala y ello me lleva a divagar y a reflexionar todo es como es. Nada más es cierto que los diferentes planos que se abren delante de nuestro sexto sentido, ese, ese que tiene tantos puntos y tantas estrellas. Ahora sí, con un simple bolígrafo y una simple libreta, escribo y escribo.

“La melancolía me inunda, me llena de estupor, no sabes lo que soy realmente. Una simple alma, un siempre yo que no fallará nunca a su propio criterio,  todo por ser como soy, ahora no camino por la calle.”

Con las manos en los bolsillos, paseo cansino en torno la sala, cigarrillo en boca, me cuesta tirar para arriba como la vida misma. Todo es un suponer, todos los que intuyo son de verdad, no quiero realmente separarme de ello. No son y que sería de mí sin ti, ¿sería libertad o sería fracaso de todo aquello por lo que he luchado?, nunca se sabe realmente la verdad. Sólo cuando el cuerpo perece, sólo cuando nuestra mente se libera lo es. Cuando aprendemos de la verdad del Universo, este se sincera, todo depende de lo qué depende. Como a nosotros que dependemos de un hilo, no, ese no es hoy telefónico, no porque simplemente cuando rasgas la cortina transparente, ves realmente lo que hay después como un suspiro. Pensé yo, que es el descargar todas las fuerzas de la energía y deberá ser el cuerpo, pero en fin eso era a lo mejor otra historia. Ahora simplemente me dejo llevar por la música y nada más qué más da lo que escuche, si la energía se canaliza entra dentro de mí.

He perdido mi religión, he perdido mi fe y mi esperanza. ¿Qué será de mí?, ahora no, no sé realmente, necesito saber y si lo supiera no diría nada, me lo callaría, me lo guardaría es lo más profundo de mis entrañas, qué más da lo que soy o dejó de ser. Como todas las cosas sigo navegando en mis dudas, dudas e incertidumbres qué sería de mí si uno  pensara y sé de mí, sí navegara al son del sonido de una flauta, había mejor acabado  siendo uno más del redil. Todo eso es una ilusión, pero no se pierde la esperanza, ¿al igual, quienes pierden la esperanza de que salga el sol cada mañana?

Sigo paseando por mi casa ya de madrugada del día siguiente es sábado y no debo de madrugar así que la prisa debe de esperar.  Vuelvo a mirarme al espejo y ahora soy yo el que habla a un niño que se me refleja.

      Hola niño, ¿qué haces por aquí solo, quién está contigo?, ¿porque no estás en tu casa con tus padres?

Son altas horas de la noche ya y lo veo corretear como si nada, como si fuera de día y los demás estuvieran ausentes. Se asusta al verme y sale corriendo, pero no le doy más importancia y dejo de mirar al espejo y tomando asiento, me pongo a escribir.

“Entre los mares de Orión, en las líneas de Pegaso se cruzaron a nuestro paso un sinfín de guerreros, un sin fin de luchadores valientes con ellos, ellos y para ellos escribo este relato. ¿Quieres que sea para cerrar un trato de tratos, de esos que se hacen con la Oscuridad?, oscuridad no hay sólo hay en lo que veis o vuestra mente,  mente inteligente es  capaz de discernir y es capaz me formar una imagen, ya que ellas dicen valen mucho más que diez mil palabras, aunque yo con ello no estoy de acuerdo, ya que como escritor que soy, creo que la expresión escrita es lo mejor. Ya que es capaz de manifestar en palabras y en letras, todo aquello que la imagen no puede decir a simple vista.”

Hola, no tengas miedo, no os asustéis, escuchar atentos todo aquello que como un susurro entra dentro de nosotros mismos. Ese día de aquello que me sobresaltó o de la vida misma me resultó cercano, las sombras de la noche no nos tentarían a acompañarlas, sombras son sombras y estas son vigiladas por el centinela. Tienes, puedo decir y digo que no es que sea la verdadera verdad, aunque yo humildemente no soy portador de ella. Que como un juego de cartas a veces es la vida, ¿cómo un juego de cartas, quién no se ha echado un farol de vez en cuando? Las sombras me inundan dentro de mí, me hacen canalizar energía negativa, para qué ellas, no en mi familia sino dentro de mí, siga escribiendo.

“Ya es por la tarde del domingo, un fin de semana diferente pensando en un mañana que ya está cercano, que sea de nosotros la bondad y la alegría, que lo qué hacemos sea veces bonito. Nos creamos alrededor nuestro una utopía, pero en fin, como digo muchas veces todo ello es otra historia.”

Me gustaría tener más amigos, me gustaría ser más conocido, porque realmente hay personas que no me valoran, pero en fin sigo haciendo lo que puedo. Me siguen escribiendo las sombras a luz de una vela, para que le sirva de faro a todo aquel que se quiera acercar y se canalice dentro de mí amor.

A veces me inunda la tristeza pensando en solo que todo acaba aquí, que en renacer en otra vida no es posible, hay algo. Hay algo que intuyo, qué me dice dentro de mí que estoy equivocado, pero la esperanza es lo último que se pierde y que siempre arde la llama de la amistad y del libre albedrío. Qué más da si eres camionero o bombero, los dos saben conducir de manera profesional y tienen su dedicación propia. Todo aquello que creemos se puede hacer realidad, sólo lo debemos de despertar. Que tarde en reaccionar qué más da, lo que quiero hacer es ser un búho por la noche y un halcón durante el día, todo lo demás es relativo y eso me hace pensar qué futuro nos espera ya que este siempre está en movimiento.

“Te amo, te quiero me lo digo a mí mismo, se lo digo a mi propia alma, ya que es lo único que poseo desde mi nacimiento, qué más da lo que piensen los demás. Si quieres vivir solo o en comunidad, nada me hará cambiar, yo seré como soy, pero además sé de alguien que nunca cambiará.

Todo es relativo, todo se mueve cómo lo hace el mismo planeta que gira y gira alrededor del Sol, por ello mismo yo me salgo evoluciono en línea recta, para no seguir soñando y no despertar dentro del sueño. Se acabó ya el fin de semana y con ello el descanso del obrero,  qué más da no solamente sé qué me quiero.”

jueves, 14 de enero de 2021

 

EL PUENTE DE PIEDRA

En un sin vivir me tiene tanto misterio, ¿cómo puede ser tan real lo irreal y cierto lo que nos dicen que es mentira?, esta es mi gran pregunta. Yo no sé el motivo, pero hay algo o hay alguien que me hace que escriba tal relato. Seguramente que todo sea producido solo por mi mente, por mi más pura fantasía, tan pura que me evoca en tal situación. Situación cómoda o incomoda según se mire, no sé el porqué ni el motivo, pero aquí estoy, me siento elevado y estoy aquí, sentado a la luz de una vela mientras que escribo y escribo.

Hay momentos de gloria y hay momentos de dolor y pena, a saber cuál de ellos se mezcla entre las palabras y las frases escritas, todo depende del prisma por donde se mire. Todo es relativo, como la vida misma que se disfraza de muerte y te eleva o me eleva mejor dicho, haciéndome saber y mandar todo mis respetos hacia aquellas personas que lo dan todo por las personas. Todo, sin mirar el precio del tiempo y sin mirar si necesitan un descanso muchas veces necesarios, porque por mucho que queramos somos solo seres humanos. Lo único que se me ocurre decir, es que algunos tienen más humanidad que otros y que el corazón no les cabe en el cuerpo o tienen un corazón tan pequeño que les hace emerger el amor y la esperanza hacia afuera, ayudando a los demás aunque parezca raro.

Es finales de otoño y la lluvia nocturna ha dado paso a una mañana con las aceras mojadas, conduce despacio, dejando pasar y circulando tranquilo escuchando su música preferida. Se para en un paso cebra y ve a un hombre mayor pasar, no mira el reloj como el que llega tarde o le estorbe tal persona. Sabe que es el destino de muchos y el triunfo de unos pocos. Termina de cruzar la calle y  él vuelve a retomar la marcha. Mira por el retrovisor y ve a un ganador personificado en la persona del anciano, esboza una ligera sonrisa al verlo. Va a seguir circulando hacia el trabajo cuando observa una caída. No es una caída cualquiera, es el resbalón del hombre mayor que resbala y se cae. Nadie le levanta, la gente hace caso omiso y solo es él, el que parando su coche en mitad de la vía, se baja y le levanta del suelo. El hombre dolorido, se agarra fuertemente del brazo de Juan, pero vuelve a caer.

      Ayuda, por favor ayuda. Le suplica el hombre.

No se lo pensó dos veces y subió al anciano en su coche y yendo demasiado rápido, se dirigió hacia el hospital más cercano, que no era otro que aquel adónde él trabajaba. Ya en urgencias no se movió de su lado, hasta que tuvo la certeza de que estaba bien y sus familiares habían sido avisados. El mero hecho de la gratitud mostrada por aquellos que no conoce, le llena de satisfacción. Desde joven, muy joven quiso ser médico, no por el dinero sino porque lo veía como vocación, algo que llevaba dentro y que hacía latir su corazón. Todo era así, siempre altruista, ayudaba a los demás sin importarle si podían pagar sus servicios. Ya fueran ayudando a un niño a estudiar, ya fuera a un anciano a caminar. Todo funcionaba así, hasta que un día hizo una promesa, tal promesa que le llevó a cierto desenlace. No pasó mucho tiempo y es que siempre dicen, que los buenos son los primeros en marchar. Se cumplió el dicho y así ocurrió, por mucho que haya que lamentar, Juan ya no está entre nosotros. Como tantos se van sin darse cuenta y sin despedirse, ya que aquellos que se despiden lo ven venir, cosa que él no vio.

Nunca se enamoró, nunca novia se echó, para Juan el amor era algo demasiado grande para su pequeño corazón o al menos eso pensaba él. Todo funcionó hasta que tuvo que la promesa cumplir, ya que consiguió a muchos curar.  Eso le exaltó de alegría y le llevó con sus amigos de juventud a hacer tal misión. Fue tal el desenlace, que todos aquellos que le amaban, hicieron escribir una esquela en varios periódicos de la comarca.

“Juan Rodrigo, 27 años y natural de alguna ciudad española, murió un 18 de diciembre de 1999 por causa de un traumatismo encefálico grave, al caer de un puente de algún punto de la península ibérica desde una altura de 20 metros. Que fatídico fue el descuido que tuvo, cuando el más mínimo error se paga con la vida. Que descanse en paz.”

Qué pasaría para que en un momento de euforia, se le pasara por alto tal revisión. El arnés, el gancho que sujetaba su cuerpo a la elástica cuerda falló, acabando todo de manera fatídica. Se soltó, yendo solo hacia la muerte. Muchos fueron los que le lloraron, muchos son aún en día los que le echan de menos. Yo, como siempre intento narrar o simplemente dejarme llevar por mi música y la energía que ésta me produce.

Hacía poco que era residente de medicina oncológica de cierto hospital, le faltaba quizás algo de experiencia ya que no estaba acostumbrado a que las personas se marcharan, no por la puerta dados de alta sino por la otra, aquella que te lleva a otro plano, a otra dimensión, por ahora desconocida para la gran mayoría. Todo ello le llevó a querer descubrir ciertas cosas, a creer en sensaciones hasta entonces para él, totalmente opuestas a la medicina y a la ciencia. Intentar al menos saber adónde va toda aquella energía y mente que nos hace movernos y dormir, reír y llorar, amar y odiar. Todo es relativo, como la vida misma que va formando al Ser humano, lo va moldeando ya sean así sus vivencias e inteligencia.

Se encontraba abatido días antes, cerca ya de fechas navideñas, no se podía sentir más molesto en porqué la investigación no llegaba a encontrar la solución a uno de las enfermedades con más causa de muerte. Entonces y solo entonces, se le acerco uno de los ingresados ayudado por una silla de ruedas y le dijo…

      No llores más, hay que cosas que todavía a la ciencia se le escapa. Pero no flaquees, llegarás a salvar tantas vidas que tu alma se llenará de gozo y de alegría. Piensa, solo dedícale cinco minutos al día a meditar a cuantas almas salvas. Personas, que sin tu labor y dedicación sería imposible llevar a cabo tal profesión.

En ese momento y sin saber todavía desde donde llega la voz, mira para todos los lados, no ve a nadie. El hombre de la silla de ruedas había desaparecido, como si no hubiera existido nunca, se había marchado. Juan siente su corazón palpitar, por primera vez hay algo que se le escapa de la razón o de la lógica. Está asustado, siente un sudor frío, pero no quiere compartir la experiencia de estos mensajes, mensajes llenos de amor y respeto.

Solo ahora pasea por la planta del hospital, no es su turno, pero allí está, porque para él no son solo pacientes, son personas, personas que están pidiendo ayuda. No sabe cómo no cae enfermo de cansancio y de agotamiento, después de tantas horas en planta. Sale afuera, a la calle, las ambulancias van y vienen, tendría que verlo como algo normal, pero no llega a acostumbrarse. No se acaba de adaptar y eso, eso le lleva a pensar en su situación mental, voces y más voces le vienen y le van.

      ¡Mírame!, yo soy uno de los que no pudiste salvar, igualmente te doy las gracias porque no sufrí apenas y me dejaste marchar en compañía de los míos. Todo no es luz, pero si alguna vez la quieres ver, mira dentro de tu corazón. Seguro que la encontrarás.

Ojalá pudiese tirar para detrás el tiempo, ojalá fuera posible borrar de mí varios recuerdos, pero eso, eso no es posible, no. Todo aquello por lo que llegué a hacer, quedó en nada, al llegar a rezar una promesa y tirarme por el puente por ser ésta cumplida. No, no penséis que me tiré sin protección al vacío hasta llegar a estamparme contra las piedras del río. Esto puede ocurrir en cualquier lado, en cualquier lugar, el “puenting” es una de las actividades de riesgo más común de lo que parece. Solo sé que no sabía que iba a pagar tan alto precio. Solo deseo contaros mi historia, por si os puede hacer recordar que el límite o el riesgo a correr, le pones tú el precio.

¡Por favor! ¿Quién soy yo, el que escribe, el que cuenta o el que imagina?, ya no sé lo que es real o irreal, ni siquiera tampoco si todo es fantasía y todo inventado. Solo sé que sigo elevado, sí, en mi propio nirvana, ese tal que me hace emerger desde las profundidades de la oscuridad más completa. Todo para poder contaros, que hay cosas que hay que pensarlas antes de hacerlas y estar bien seguros, porque después no hay marcha atrás. ¿Quién me habla, quién me cuenta, que siento su voz?, una voz mezclada entre la música y la vibración. Entre mi propia soledad, hablo conmigo mismo y soy yo el que me digo y escribo.

      Reza, ora, medita o duerme, ese será tu desconsuelo. La oscuridad o la luz, están ahí, elige. Todo depende de todo, de todo lo que hayas construido o destruido, quién sabe, tú eres tu verdadero dios.

Escucha como un susurro del viento, que se cuela por las rendijas de la ventana de una de las salas del hospital. Todo es escabroso, todo es raro, se queda mirando fijamente los viejos fluorescentes, hasta que absorto, despierta de golpe saliendo de su propia autosugestión. Guardia tras guardia, día tras día, navega por los mares profundos de las diferentes enfermedades y alguna vez, por no decir muchas se queda perplejo al ver la marcha de muchos de los que todavía les tendría que quedar media vida. Golpe tras golpe, azote de la desesperanza no hace flaquear a Juan Rodrigo, que sigue con su empeño de salvar vidas. Si el empeño y la tozudez fueran gratificada con algún extra, Juan Rodrigo hubiera sido seguramente recompensado por ello.

Solo me viene, me abraza como si fuese hermano mío, como si nos uniese la sangre y me cuenta, me mezcla como si fuese el agua y el aceite la energía que me hace escribir y describir todo el hecho. ¡Qué ocurre!, solo me da las gracias. Su promesa de llegar a ser médico, de salvar vidas humanas y hacer la guerra contra aquella enfermedad que se le cruzara por el camino. El quedarse despierto varios días y varias noches, le hicieron llegar a cumplir lo prometido.

Como si fuese un cuento de Navidad, como si fuese uno de tantos relatos que se leen, Juan cumplió a medias sus promesas, ya que la propia muerte no estaba dentro de ella. Acostumbrado a los deportes extremos, no le daba miedo, aunque sí que le daba algo de vértigo la altura, pero no se lo pensó y solo la sorpresa final, fue la que decidió que todos sus amigos y familiares,  rompieran en shock o a llorar perplejos el fatal destino de él.

 

sábado, 2 de enero de 2021


 

 

                   JARIS. CUENTO DE MARES DE TINIEBLAS

El cuento de los dos mares.

Hay un acertijo que a sorpresa mía dice, que entre la espesa niebla de los mares de Orión,  Jaris le pidió prestado a Pegaso sus alas para volar, para volar tan alto que pudiera llegar a tocar el Sol con los dedos. Y sin quemarse, poder demostrar que existen los dos mares, mares de tinieblas y mares de amor y  bondad.

Serpientes zigzaguean en la orilla de lo desconocido, los cangrejos se hacen en retirada, los peces ya son muertos por la falta de amistad y concordia. Todo es raro, pero todo no es malo, solo hay que saber deshacer el acertijo, si este existe de verdad o es solo una leyenda de tantas que se leen y se escuchan, a saber….

      ¡Ay! Que sería de mí, sin ti no podría ni escribir. Le digo yo, entrando en un suspiro.

Es mediodía, el Sol apunta alto, no hay nube que se atreva a cruzarse en su camino y las tormentas de discusión y enfrentamiento, no se desarrollan por falta de valentía. Todo es así, solo se puede predecir lo acontecido, el futuro siempre está en movimiento y las jarras del triunfo andan escondidas sin saber el porqué.

      Enciende una vela, un faro en medio de los dos mares, que yo vea tierra. Me dice Jaris.

Escuchando el sonido de un blues, la melodía le envuelve de tal manera, que se ve necesitado de algo de roce y de amor. Porque no todo en la vida es respirar, hay que saber amar y saber hablar, hablar con aquel que te quiere de verdad y no sea solo un verdadero truhan. Así que, melancólico y abrazando a la concordia, se levanta de la silla y colocando un vaso encima del mueble, enciende una vela recordando quizás a alguien o quizás quién sabe, solo le mueve la intuición.

Sombras de la noche, surgen en pleno día. Sombras malvadas, que buscan su despropósito, ¿qué será de aquel que se nutre de ellas?, ese, ese el verdadero mal. Pegadas al suelo van, ya que no tienen suficiente energía para volar y se enredan en los pies de Juan, como las malas hierbas. Trepan por las piernas, como reptiles de mala estopa suben hasta arriba, llegando a arrancarle el corazón. Hay que tener cuidado, ya que es tal su maldad, que la convierten esta en una verdadera destreza.

      Me tocan y me enredan, me siento en un sin saber. Estoy a punto de tirar la toalla, cuando escucho una ligera voz, pero alta a la vez.

      Apagad, apagad la vela, corred, que nadie quede en discordia. Que nadie se caliente con ella y que tampoco nadie se  oriente con ella, ya que las sombras de todo se adueñan.

¿Seré yo, será Juan o serás tú?, quién será el que verdaderamente lo siente o solo es un simple pensamiento o un relato, quién sabe, me entran hasta escalofríos. A saber, yo solo sé lo que sé. No soy portador de la verdadera verdad y por lo tanto tampoco los pasos que se deben de seguir. Las sombras, al verse sin la luz de la vela, no saben, no aciertan y desaparecen, como una tormenta de verano.

Pasa el día sin más que renombrar, solo cuando caigo en mi cama escucho, veo y vivo. Como en un cuento de hadas aparece, haciéndose dueño de mi deseo y pensamiento. Solo llega a entrar de manera mientras duermo. Todo es un suponer o todo es real o mentira. Riquezas, sueña con poder y riquezas, es tal que recuerdo a alguien desafortunado en el amor, pero dichoso en todo aquello que se puede comprar. Vuelo alto en mis sueños, llevo las alas de Pegaso como señal de libertad y circulo dice Jaris, navego entre los mares de la negritud y de la luz. Como si fuese en cruzada, busco todo lo más preciado. Me da igual saquear, que robar todo lo que no está en venta. Quemando lo inservible, haciendo arder no solo maderas y enseres, sino también el odio y el rencor de todo aquel que se me cruza, que como alma en pena se ve limitado y sin poder hacerme frente. Que será de aquel que es bueno de alma y bueno de amor, será verdaderamente el más rico. Solo sé que los veo con las manos entrecruzadas, viendo todo aquello que aman y todo aquello que aman,  haciéndose chasquidos para quemar. No deseo hacer daño, será algo que me complace o será que las sombras me dominan y me hacen mover los pies, pero sigo en mi sueño, ese que es tan particular como solamente mío.

Sueños, son sueños que nunca llegan. Tres almas de otros tiempos, de otras épocas ya pasadas, se presentaron en la casa de Juan cuando este descansaba, después de un largo día de trabajo. El esfuerzo les costó hacer elevar su alma y que escuchara los consejos y las advertencias de ellos. No podía dar crédito a lo que le decían y ello le llevó a negarlo y a seguir con su vida. Quién iba a decir que a la tercera noche, se le acercaría un ángel negro. Que vendiéndole todo su amor de manera que pensaba que era de manera gratuita, se mostró con piel de cordero, cuando en realidad era un lobo hambriento, hambriento de apoderarse de toda su energía.

Todo esto pasó cuando pasó y ahora en el recuerdo queda y me lo cuenta o lo escribo o lo escribe, quién lo sabe, pero pasó. Hace años ya, pero pasó y en cierta manera es todo cierto o solo parte de ello, quedándome yo como relator del particular encuentro entre los tres, que navegando entre los dos mares, piensan que siempre pueden existir diferentes planos…

Hace años, muchos años, cuando Juan disfrutaba de su juventud, le vino un ángel negro. Negro, no porque viniera de la Oscuridad sino porque así era él, negro por dentro y como el carbón por fuera. Tanto fue que prendió entre ellos dos, la falsa llama de la amistad. Era tan joven, que no estaba ducho en picardía, así que le siguió, le siguió hasta los días perecederos, en los que vio que su alma era de peligrar. Tanto fue así, que casi le provoca la histeria y la muerte. Es una larga historia, tan larga, que no sé si seré capaz de contarla y ceñirme solo a los detalles a grandes rasgos.

Como una espada se templa, se iba descongelando su propio rostro, él enamorado del ángel negro, le pedía a su falso dios el verlo al día siguiente, que su reencuentro fuera perpetuo. Así ocurrió, no hacían faltas ni velas ni llamadas, ya que el solo deseo mutuo hacía posible el reencuentro. No escribía más allá de dos palabras y estas, eran bien dichas.

      Ángel negro ven a mí esta noche, que yo seré tuyo. Susurraba  la voz, colocando por si acaso, una vela en la mesita de noche.

No hacía falta abrir la ventana, era pleno invierno y el frío se adueñaba de la noche. Así, que se colaba entre las mantas y como si fuese un suspiro, hacía el amor con Juan. Se sentía dichoso de tal romance, pero cada vez se iba encontrando más cansado, más agotado y eso, eso le hacía pensar y divagar si era correcto seguir con la relación. Ya que habían pasado dos meses y se veía más delgado y con ojeras. No trabajaba y casi ni comía, el ángel negro se colaba todas las noches y como un truhan se adueñaba de la energía de este hombre.

     A dios le pido, a dios le ruego, que si existes me alejes de él y esta ya pesadilla.

O no existe ningún dios o simplemente hacía oídos sordos a sus ruegos y palabras. Todas las noches, ya fuera lloviendo o nevando, ya fuera con luna o sin luna, el ángel negro hacía su visita nocturna. No descansaba en su deseo real de quererlo destrozar y envolviéndole toda la noche, la última noche, redoblaron los tambores de guerra y el cielo se tapó, escureciendo más la noche ya que la Luna no pudo guiarle ni ayudarle. Entonces y solo entonces, ocurrió lo que debía ocurrir. La diosa fortuna se acercó y viendo lo que veía, gritó, gritó tan alto que la sintieron hasta en el otro lado de lo que hoy en día todavía se desconoce.

Navegantes de los mares de la Oscuridad vinieron en su ayuda y Juan a cambio les prometió lealtad. No fue cosa de una noche ni de una semana, fue cuestión de tiempo que es tiempo, que fue engordando y las ojeras desaparecieron, haciendo truncar los deseos de tal Ser. El ángel negro, desistió al final, al verse solo y acorralado, así que como una sombra, desapareció de la vida de Juan.

      Hola viejos amigos. A vosotros os debo mi amor por la vida, a vosotros os debo mi despertar, si no hubieseis venido por mí, yo seguiría durmiendo en letargo. Ahora ya sé que mi cuerpo perecerá, envejecerá y mis habilidades mermarán. Yo no sería nada sin ti, así que solo me queda daros las gracias, porque aunque me haya sentido agotado, he nacido de nuevo convirtiéndome en quien soy.

Era medianoche, así era de oscuro que solo una bombilla alumbraba la habitación de Juan, hasta que esta su luz se fue atenuando hasta quedarse todo completamente oscuro y sombrío. Sintió cierto escalofrío, pero al mismo tiempo sintió algo de acogedor, como si fuese de una amistad pasada se tratase, basada en años anteriores.

      Para mí, ya todas las religiones ya han caído, yo creo solo en mí, sí, solo en mí. Por ello y para ello me debo, para aprender y disfrutar de la vida sin pensar en ningún ángel negro, vampiros energéticos  que solo saben que chupar, succionar, quitarme toda mis risas y mis energías. Por ello y para ello me debo, siguiendo mi camino, siguiendo el sendero trazado para mí y solo para mí. Ese sí, ese que yo voy trazando mientras camino y hago de él un paso para los que quieran, para los que deseen seguirlo.

Ahora libre, solo desea seguir la marcha por el camino trazado, despertando en el ocaso, pero al final despertando que es lo importante, de lo que podía haber sido su propia destrucción. Ángel negro, como vampiro energético era y así vivía, con la luz ajena y el corazón robado de la alma pionera.

Suenan campanas, retumban las paredes, ya no se acordaba de que vivía cerca de una iglesia, de la iglesia del pueblo. No tuvo malos pensamientos, solo deseaba hacer lo que debía hacer y en plena noche, allí se mostró y nombrando a los Seres de la Oscuridad, no paró de tirar piedras a la pared. Todo era odio y rencor, que en aquel que tanto había lanzado sus ruegos, no apareció ni hizo el intento. Así que cuando terminó, se alejó del lugar, orinándose encima de la emoción o en señal de venganza de algo o de alguien. La cuestión es que se dio cuenta que aquel que tanto quería, solo buscaba el sufrimiento en él. Así que se alejó, llegando a casa temblando de frío, pero llegó.

Hubo más velas, hubo más llamadas, pero solo a aquellos que eran de ayuda o de amistad verdadera. Lealtad y libre albedrío hubo en todo momento y no sé, si hoy en día todavía le dura la alegría y la concordia, pero al final puede decir que goza de la ansiada libertad.