domingo, 25 de abril de 2021

 

ESE TRIDENTE FELIZ

Alguien predijo mi llegada, alguien o algo hicieron al cambiar al mundo de manera radical, ya no fue nada lo que era y eso no es nada ya que nada es igual ya que antes. A los que estábamos acostumbrados fueron barridos, arrebatados de las manos, como si fuésemos niños, fuimos despojados de nuestros juguetes y muchos entraron en la histeria, otros en la discordia y los más conscientes del hecho en sí, no pararon de llorar, tanto, que es hoy en día y lo siguen y lo seguirán haciendo.

      ¿Quién eres tú, sí tú, el que hablas como si narraras una historia? Digo yo, que soy el ávido lector que sigue con atención.

      Anda, calla y déjame que me explique. Dice el narrador, que a saber si soy yo el mismo el que escribe.

Subo o bajo, bajo o subo, simplemente cambio de un plano a otro, rasgando la cortina transparente, con mi tridente me siento el dueño del mundo. Como si fuese en un globo hinchado por helio me muevo por el aire, parezco una nube que se desplaza según el capricho del viento. Hasta que pasado el tiempo no me veo y es que me veo envuelto en una tormenta, grito como un huracán hasta que esta es tal, que un rayo hace que caiga al suelo y no sé si por el aturdimiento o desmayo pero fue real, por unos minutos viví este relato, que como si fuera real o no real yo no lo sé, solo sé que como un zeppelín fue mi marcha ardiendo por los cuatro costados.

Lloro por no gritar, lloro por no querer enterarme de qué va realmente la historia,  de que todos sabemos algo pero no sabemos todo lo que hay que saber. No hay nadie este mundo que sepa todo realmente de todo, sino sería un Dios y de dioses, ¡ay! de dioses más vale que dejemos al lado el tema, más vale, ¿de acuerdo?

Entro en fuego incandescente, calor ardiente, quemazón es ese el que arde en el corazón de todos aquellos que me rodean, los que compartimos todo, las risas y las penas alrededor de un cubo de metal lleno de madera y papel, qué haciendo un fuego hace que nos veamos las caras. No lloro y las alegrías son porque es así y así será para el resto de los días. Hasta que poco a poco cada uno de nosotros vaya cayendo en muerte, ya sea por el hambre, ya sea por el frío de los inviernos que cruelmente se ceba entre aquellos que de corazón caliente minan las calles de todas aquellas grandes urbes. Me caliento al fuego sin saber si mañana despertaré, me caliento el fuego riéndome del momento, todo es un no parar.

Acabo borracho, pero no solamente de vino sino también de todo lo vivido esta noche,  mañana será otro día. No olvidemos la fecha 22 de diciembre, está cerca y vete a saber qué año pago el precio con alegría el día de la lotería, llevo un décimo de lotería sí 20 € de lotería, quizás sueño un poco en poder dejar de nadar en las aguas fecales pero sinceramente no sé si quiero salir de ella.

Nado entre las aguas fecales de la ciudad marchita qué se inunda en los mares de la desidia y de la maldad, no entiendo como no me ahogo entre tanta injusticia. Los mares, los ríos que de desembocan en rías y arrozales, todos aquellos o aquello que pensamos que es limpio y puro está lleno de suciedad y eso, eso no deja de mancharme. ¿Porqué, no puede ser que yo vea hasta que con los ojos cerrados, que todo es lo que es hipocresía?, malicia, ignorancia. Qué más da, yo seguiré nadando entras aquellas aguas en las que nadie quiere nadar y que solamente hacen que soltar hedor. ¿Cómo es posible que la humanidad entera no se dé cuenta de ello?, me salgo de las aguas y veo una rosa cuyo tallo nace del mismísimo asfalto. Coches con dueño, circulan por las avenidas del porvenir, pero ninguno de ellos hace parada para descargar todo aquello que no vale y lo lleva guardado en el maletero. ¿Qué será de mí sí solamente yo vagabundeo, quién es más rico?, el que tiene material, el que goza de un chalet o aquel que vive entre las aguas fecales, pero tiene un sinfín de amigos. Porque ninguno de ellos está conmigo por propio interés, quisiera yo de mí, ¡ay señor!

      ¿Realmente existe en mí señor, realmente hay algo después de la muerte?, yo no lo sé, dímelo tú a mí porque yo ahora que me reconocéis con vida, en que sea entre las aguas fecales de todo aquello que la gente que se llama sociedad no quiere o deshecha tirándolo simplemente por el váter.

Suena una voz en mi interior, suena muy fuerte y me dice y me hace saber….

      Tú eres libre de saber o dejar de saber, porqué culto eres, aunque no tengas propiedades ni seas de dinero.

Abrazo al maldito duende, ese que me lleva es que quién me aboca a la desesperación y también a alegría. No sé lo que hago, ya que no soy dueño de mí mismo y eso me hace dudar de mi propia existencia, todo el mundo se conoce, todo el mundo me conoce a mí y yo, yo no conozco a nadie.

Porque será, 1969 segundo premio de la Lotería de Navidad, no digo de qué año ni digo si todavía se ha cumplido, solamente digo que solo entonces viví como un señor y me trataron como tal, entonces y solamente entonces llegué conocer a la gente por sus nombres y apellidos.

Siempre recordaré la fecha, aunque la oculte, vaya que sea cierta y me vengan ahora en que soy adivino. Ese día me tocó el segundo premio, un premio que me encontré en uno de los peldaños de un triste hospital. Una fecha que tampoco olvidaré y siempre llevaré en la memoria. Fueron meses, no años, ya que la pequeña fortuna se evaporó. Pero fue una gran experiencia, entonces y solo entonces me salieron desde el interior de las piedras los amigos. Pero aun así yo ya supe a quién invitar y a quiénes no. Todo acabó al llegar el verano, el del banco ya no se acordaba de mí, el del bar no me dejaba entrar y el casero, ¡ay!, el casero me dejo mis cosas afuera, apoyadas en la puerta. No llovía, al revés el Sol era un castigo infernal, un castigo pero bien aprovechado. Nadie me quitará la juerga y la diversión de un premio regalado. Mujeres guapas se me acercaban y entonces, solo entonces era un Don, un Don Juan. En fin, eso ya pasó y ahora sigo como barco sin rumbo, eso sí, rodeado en ocasiones por grandes amigos y amigas, con las que compartí el premio, el premio de la lujuria y de la abundancia. ¿Qué sería yo sin mi tridente, si no hubiera rasgado la cortina transparente?, nada de esto hubiera vivido. Ahora no sé lo que viviré, ni Dios lo sabe, si es que realmente existe, en fin, no entro en detalles.

Desde aquellos arrozales qué se alimentan de aquellas aguas sucias y turbias, la gente no se imagina. Nado en busca del mar de la esperanza, nado hasta que me rescatan en una barcaza un hombre solitario, el mismo hombre que me pregunta y yo le respondo lo siguiente….

      ¿Qué haces buen hombre nadando entre las aguas del arrozal?

Yo, por intentar salir airoso del momento, le digo….

      No lo sé, realmente solamente deseo una cosa ser y estar vivo, ¿tan difícil es de conseguir? Le pregunto de manera sutil.

      Te llevaré a la orilla y serás libre de hacer y deshacer, solamente te pido una cosa, no vuelvas a pisarme el arroz qué con tanto trabajo he plantado o te mataré.

Me quedo atónito  de tales preguntas y sorprendido me quedo al conocer el ultimátum y lo que más que un consejo parece una  advertencia, ando por fin por tierra firme. Las muchachas me miran  por mí apariencia y es que yo sé que mis vestiduras no son como la de todos los lugareños.

Ahora me toca enfrentarme al Sol, ese mismo que en la  antigüedad era conocido por el nombre de “Ra”. Quién me dice que actualmente vivo ahora el presente  o vivo en el pasado, todo depende de plano por donde se mire. Camino hay camino, pero nadie me da de beber camino y camino y sediento me he caído al suelo. La gente pasa por el lado y nadie me da la mano, nadie me ayuda a levantarme del suelo. ¡Qué más da!, si estoy acostumbrado a ello, todo depende de la actitud  con la que me tome el asunto. Pero en fin, ¿todo será que todavía no es ese 22 de diciembre de a saber qué año o ya ha pasado?, no lo recuerdo. Me incorporo  de nuevo y acercándome  a un bar le pido al dueño….

      Hola, no quiero dinero, solamente deseo un vaso de agua.

El dueño hace como el que no me escucha y yo cabreándome me marcho, ¿a dónde me llevará la situación?, que en un momento de locura me sitúo enfrente de la puerta del bar. El dueño me dice que me marche y yo solo le pido el vaso de agua, cansino, cansado me hago, hasta que en un vaso de plástico echa agua. Yo sonrío pensando que lo he conseguido, pero cuál es mi sorpresa qué el agua es para mi cara, sí en mí cara me echa el agua. En la cara resbala toda ella, yo respiro y me seco con las manos. Mientras veo cómo se  mofa de mí y sin entrar en disputa alguna, caminante hago camino hasta que veo una fuente de agua potable. Es un parque de los de adónde solo hay juegos infantiles  para niños, los padres de ellos se me quedan mirando,  camino despacio, alerta a cualquier voz o agresión. Me acerco, veo en ella el rostro de la libertad  y bebo y ahora si me mojo la cabeza y descanso mis pies en un banco fuera del recinto.

Entre dientes hablo conmigo mismo, deseándole que algún día la vida le devuelva el destino, solamente le deseo eso. Ahora vuelvo por mi camino de dónde he venido arrastrado por las aguas de la injusticia.

Se hace la noche y con ello, la Luna me despierta. Solo y un poco mareado aún hago memoria, será posible o solamente ha sido un sueño. Yo me encuentro donde debo de estar, en la Oscuridad, en mitad del Universo, dentro del Cosmos. Río, ahora sí que río, porque como si fuese por el cristal de una ventana, veo como aquel que se mofaba y aquellos que decían ser amigos no saben los que les espera cuando lleguen adónde me encuentro ahora. Será una auténtica sorpresa, porque lo dejaré todo en manos del Centinela, sí, aquel que encierra y vigila a las sombras. ¿Qué son sombras?, sombras son todos aquellos y aquellas que por su malicia y falta de bondad se les priva de libertad. Todo funciona así y cuando lo desee, cuando quiera, volveré a La Tierra a divertirme un rato, que para eso estoy.

 

 

 

 

sábado, 17 de abril de 2021

 

           COLLAGE

Ni colgada ni despierta, estoy diseñando durmiendo, no es que sea modista de alta costura, no es que sea actriz o diseñadora de modelos de alta gama. Solo no dejo de pensar y de luchar contra a que yo que a menudo, entre mí, solo deseo que no llegue a mi alma. Ciudad que atraviesa con  este título por la que se lleva mi aura, noches en la gran ciudad, me dejo llevar y solo bebo por beber y mantengo sexo por mantener el hábito bueno y saludable del buen saber. Solo le pido eso, si hace falta hablaré con el mismísimo Lucifer y llegaré a ser leal a todo aquello que se llama oscuridad, solo por el deseo de leer despierta. Son las siete de la mañana, la ciudad se levanta y yo me voy a descansar, las luces de las farolas se apagan. Ha sido una buena fiesta en una cama diferente, ahora toca irme a la mía, más grande y que la comparto con mi marido. Estoy ya durmiendo descansando que nada me quita el sueño a mí, que todo sea más que un sueño cuando yo despierte.

      Tú, centinela de las Tinieblas, dime acaso si voy a tener que sufrir mi destino toda la vida. Hablo durmiendo entre un grupo de velas encendidas para darle al karma un  poco de ser.

Si acaso es mi dicha y porvenir, porque si es así lo acepto pero con condiciones, yo quiero volver a reencarnar, quiero volver una y otra vez a la vida como si esta fuera un sinfín. Lo que no deseo es que esta sea una montaña rusa, no deseo subidas y bajadas, deseo un remanso de paz, que nadie me libere y sea esta mi eternidad. Que sea todo de lo más normal y que pueda hacer deshacer a mi antojo, sin preocupaciones que sean más allá de las normales.

Yo no tengo miedo a la oscuridad, yo no le tengo miedo a nada. “Soluciones”, solo pido “soluciones” a aquel al que se aloja en mi cuerpo. El huésped que llevo dentro le va a decir a mi cuerpo que se muere y no me deja tranquila, solamente me ha pedido eso y no he podido nada más. Es salud, no tendré más salud para poder seguir disfrutando del amor de mi familia y aquellas amistades que llevo en mi mente y en el corazón. Solo entré y pedí eso, porque si de verdad existe algo no creo que sea tan cruel y tan malvado para poder desear la muerte de alguien y dejar ahora a todas las de mi familia desamparada.

Bailando con sombras me encuentro, bailando en una encrucijada llega en mi lamento, yo solo sé que estoy en mi propia alma y pobre de mí, si me sublevo, me enojo y me enfrentó a la luz blanca. Lucho, nadie me va a ganar la batalla, el ángel de la muerte se va a tener que marchar sin mi sangre en la guadaña. Viene en mi busca y se marchará con cabizbajo, porque conmigo no podrá, no ha podido nunca, no va a ser ahora cuando lo haga. Yo no soy fácil ni de manejar ni de dominar, por ese motivo me casé con quién es mi marido.

Luces de colores, sirenas suenan, no me he dado cuenta, pero él sí y ha llamado al verme en tal estado. Somos liberales, pero nos une la amistad y la complicidad, todo era de buen rollo y ahora viene algo o alguien me ha pegado algo. Hace tiempo, pero siempre con cuidado, hemos ido y hemos venido, sintiendo la libertad de nuestro Ser. Ahora a ver pasar el tiempo a través del cristal de una de las ventanas de mi nueva habitación. No son días, son semanas y los médicos no dan muchas esperanzas, pero el deseo de recuperarme y salir corriendo no se desvanece. Voy en pijama por el pasillo de la planta doce del hospital de la ciudad, no digo cuál, solo digo que es en la planta doce de a saber cuál hospital y si este existe. No necesito más presentación, hay algo, hay un huésped dentro de mí que me va carcomiendo y yo me dirijo a Lucifer y si hace falta hacer un pacto con el diablo lo haré, porque así lo deseo y así lo haré. El huésped no se marcha sin más, me ha dejado calva y en los huesos, me ha dejado casi sin ganas de vivir, pero yo sé que no podrá conmigo.

Soy libre, completamente libre, nada me domina y nadie lo hará, yo corro libre, libre como el viento y tan fuerte, tan fuerte que rompo hasta los ventanales más resistentes. El huésped ya se marchará, es eso o morir, morir por dejarle entrar dentro de mi cuerpo en una noche de sexo. Quién será el maldito huésped que no se va sin decir quién es, pero eso da igual, lo importante es que se vaya y yo seguiré corriendo libre, libre por la gran ciudad.

Se pensaba que le había alquilado un rincón de mi corazón y de eso, de eso estaba equivocado, yo no alquilo ni vendo mi cuerpo a ningún precio y mucho menos cuando este es el de mi propia muerte. Yo soy luchadora, luchadora hasta al final, el final del nunca acabar y ser eterna, eterna como no lo ha sido ni lo será nadie. Qué será de mí, si al final el huésped se adueña de mi cuerpo, qué será de mi familia si se quedan sin sustento, dime tú si me escuchas, que permites que estas cosas ocurran, como puedo marcharme sin más.

Estaré volviéndome loca, estaré entrando en una puerta a lo desconocido o será solo la fiebre lo que me hace imaginar que veo lo que veo. No son ni ángeles ni demonios, no, solo es una luz blanca inmensa que me hace levitar e ir hacia ella.

Entonces y solo entonces, me dice el Centinela de las Tinieblas…

      ¿Qué haces aquí?, este  no es tu sitio, este no es tu lugar. Tu lugar, si es tu deseo, será entre nosotros pero en otro plano.

Reza, reza y ora tú, huésped, que ha llegado tu hora, la hora de tu marcha. Desvanécete entre la niebla si quieres, pero márchate de una vez y déjame tranquila, quiero vivir disfrutando de aquellos y aquellas que me rodean. No creas que te dejo que me domines y que me hagas zozobrar como un barco a la deriva. Tengo, tengo mucho que perder es cierto, por eso es de merecer mi esfuerzo en alcanzar lo que yo creo que es de mérito.

La sangre burbujea, a 39.5 grados Celsius, todo es relativo. Yo sigo divagando, evaporándome en el aire, pero no le dejo ganar a cualquier coste. Todo en esta vida y en esta muerte tiene un precio.

      Coge papel y   bolígrafo  o si lo prefieres hazlo a la antigua usanza cómo lo hacían  los antiguos escritores,  con  plumín y tinta china. Pero que sea letra gótica que se note la calidad de la escritura,  narra todo aquello que te voy a contar para que se sepa hasta en Antequera, ya que fui la que fui y ahora soy lo que soy.

Un maldito huésped entró en mi cuerpo y entró en mi vida,  tanto fue  que acabo con ella. Pero en fin, también tengo que reconocer que empiezo una nueva qué es la que llevo ahora, que es mejor que la antigua. Todo por un maldito huésped que me dominó hasta no poder más, de ladrona a señora es lo que soy ahora, todos somos víctimas alguna vez.

Preciosa eres, preciosa, guapa eres guapa por dentro y por fuera, qué más da lo que opinen los demás, son mis ojos al verte lo que me hacen pensar en verde. Tú  y nada más que tú eres la más fuerte, qué más ha ocurrido en la vida, no te vayas todavía. No te vayas que queda mucho camino que hacer, no, no, no lo consiento. No es posible que yo sea el que se quede y tú tan guapa, la que te vayas. Ya me iré contigo no te preocupes, no tardaré en coger ese barco, que no será el barco de la discordia ya qué navegaremos siempre por el mar Pacífico. Juntos de la mano navegaremos por todos aquellos mares,  pensarán que disfrutar es de tontos, pero no pienses más. Veo los fluorescente blancos acercarse cada vez más a mí, ¿eres tú o eres yo el que se va? Yo ya no lo sé, será la fiebre que me da, “hola amor, que te tengo a ti, no lo olvides.”

Ella ya se ha marchado, me ha dejado un triste vacío en mi corazón será por egoísmo, pero me gustaría cambiar mi lugar por ella. Será por no sentir esté triste vacío que me inunda toda mi alma.

      Ángeles del infierno, venir demonios enmascarados, volar, traerme de vuelta a las tres de la madrugada a mi querida chica. Hago el cambio por ella ahora, ahora que me siento sentado en una butaca de la habitación. ¿En dónde debo de firmar para que así se cumpla?

Noche es la noche, el amor verdadero mueve los desvelos. Quién no ha pasado una noche en vela por el amor de su vida, si no ha sido así es que no siente ni ama y andáis equivocados si yo voy a consentir que esto cambie a peor. Yo, Lucifer, le contesto y le digo y le dirijo hacia la felicidad….

      Yo no lo sé, pero que lo sepas que me hago la señal de que yo me cambiaré por ella. Los mártires asisten a la velada los mártires mueren por su fe, pero en verdad no hay razón alguna por la que morir. Siendo un mártir…. pero si este es tu deseo, que así sea. Abre la ventana para que yo, Lucifer, entre e intercambie las almas una por otra, y como si fuese una canción de blues, los hago intercambiar a ella por él, lo que necesitará es el corazón. Hay algo que es superior a mí, no sé cómo llevarlo, no sé cómo puedo tentarlo para que cambie de cuerpo o como si fuese una brisa que entra por la ventana, yo el día de hoy está hecho un pacto con el diablo.

Yo le dije que fuera por cambiarme por ella, qué le voy a hacer todo aquello en qué es imposible nacer y vivir, eso, pero yo no me lo creo, yo quiero creer, no creo solo en lo que quiero que es mi verdad. No es porque sea portador de la verdad absoluta sino porque si soy portador de la esperanza, esto idea vida. Yo sé que en algún lugar de este mundo, yo seguiré en un lugar del Universo. Todo que os dije de mi mujer, si puede ser ella misma y puedo cambiarme por ella es cierto. Truenos y rayos quisiera lo que ocurra, me siento sonámbulo, solo siento cómo me desvanezco en el aire y eso plantó a ella otra vez en la vida. Rápido vienen aquellos de bata blanca, ¡bravo!, qué bien a aquellos a los que les debemos a veces la vida, vienen corriendo. No es posible que sea real lo que está ocurriendo, me meto dentro antes de que lleguen a ver  mi cuerpo ahí tumbado en el suelo, desvanecido, desvanecido de la oscuridad. Empieza dentro de mi corazón y el huésped ha cambiado de cuerpo, ¿quién sería el huésped, que quiere?, que dominaba a mi mujer.

El que esta mujer, yo por ella me he cambiado porque no tengo miedo a la muerte ya  que solamente es un cambio y yo sé que ella me lo agradecerá siempre. Ya que decir, más joven que yo, siempre tendrá más ganas de vivir es de suponer. En ese nadie y así todo para ella qué más puedo pedir que cumplir mi sueño, ya depende de ver pasar los días pasando soles y dos noches. Yo ya no soy el mismo, mi corazón late poco a poco y el de ella, ¡ay!, el de ella, envía que yo no muera. Yo sé que quieren que reencarnado en alguien, ¿pero en quién?, para hacer saber este es el pacto que tengo hecho y que será cumplido por crecer no solo porque me lo merezca sino porque sé que esto es así. Se ven nubes negras en el cielo o seré yo que estoy viajando y hacia la oscuridad, a saber. Mi corazón ha dejado de latir, el huésped lo ocupa, pero mi alma, mi alma le pertenece a mi mujer. Por ella he dado la vida y todo, absolutamente todo. Ahora quedo a merced de lo que desee Lucifer.

Solo pido antes de marcharme, cantarle o dedicarle una canción, solo una canción no es, es la canción que nos unía y nos hacía cruzar las miradas. Porque yo siempre seguiré amándola, aunque fuéramos de forma liberal, el amor y la complicidad está llena de pactos. Si los quieres cumplir, todo se puede conseguir, yo ya navego por el Universo infinito en busca de mi nuevo hogar, aunque por mucho que me digan siempre me quedaré con ella, como el último suspiro que di. A ella me acerqué y a ella besé en los labios, cerrando como un sello lacrado nuestro compromiso. Solo deseo que viva, aunque seguramente le inundará la melancolía y la nostalgia de aquellas noches en la gran ciudad. Da igual, yo seguiré amándote.

 

lunes, 12 de abril de 2021

 

LA BRISCA

Son tiempos difíciles, son tiempos en los que el mundo gira casi al revés y al planeta le cuesta girar casi a su propia órbita, todo se ciñe sobre un patrón o mejor dicho sobre una sombra que nos tiene atemorizados y a todos al acecho. Los hospitales y los centros de salud, se sienten y se resienten, como una olla a presión están. Todo lo que estaba dormido o aletargado ha despertado y yo lo observo desde mi punto de vista, que no es que sea el mejor, pero me encuentro dentro de uno de los complejos que hay en una de las grandes ciudades.

Desde la cama de un hospital me encuentro yo alucinando, veo hasta luces de colores, amarillas, azules, algunas de color granate, no sé, parece todo un arco iris. No sé si por los calmantes que me meten, que me inyectan o por la propia mente, que me acosa ferozmente. No sé qué veo, no sé es lo que hago sino estar acostado en la camilla en mitad del pasillo de una planta de uno de los hospitales del lugar. No recuerdo casi a mi familia, no tiento a la suerte y decir el nombre de aquel que me acompaña, porque temo no decir bien su nombre, el no recordar me cabrea y me enoja, llevándome a intentar soltar mis ligaduras que me unen a la camilla. Pero no puedo, estoy fuertemente atado y ello me lleva a casi la depresión. El lloro hace que se me nuble la vista, ya que al tener las manos atadas, no me puedo secar bien los ojos. Estoy en medio del paso, no sé si alguien me reconoce, no sé si alguien es capaz de decir mi nombre, el cual, debido a la situación ni yo mismo recuerdo. En este momento no sé si es mi primo, mi hermano o quizás mi cuñado el que pasa por mi lado. Aunque para ser mi cuñado debo de tener una hermana y yo no recuerdo ese hecho o esa circunstancia. No grito por no alertar, no quiero quejarme vaya que me inyecten más cosas en el cuerpo, pero la situación se adueña de mi mente y esta se vuelve muy nerviosa. Todo bien cuidado, pero amarrado, atado de pies y manos y veo que lo único que me gusta es el tacto, sí, el tacto de las telas, pues son sábanas blancas donde porta el emblema del hospital xerografiado en blanco. También yo quiero salir de ahí, del bucle que me lleva a estar aquí en planta, pero no, quiero ser de aquí, yo quiero enfrentarme realmente a lo que es la vida. Ser feliz y desear tener hijos, pero para ello necesito una esposa una esposa que me ame, me quiera y me respete, igual que yo a ella. He pasado tales calamidades, que ahora me encuentro en ese momento medicado y delicado en el cuál no veo salida. No sé cuánto tiempo durará esto, pero a mí me tiene absorbido y en cama, en cama no tengo fuerzas y en el momento que caigo en coma me transporto a otro plano y esto, esto es lo que recuerdo.

“Como un juego de cartas, me siento sentado alrededor de una mesa de un bar de las afueras de la ciudad. Reparten las cartas, no sin antes barajar ante mi atenta mirada la baraja. Espadas en alto, espaldas mirando al sol cómo lanzas en la penumbra, se alza el guerrero más fuerte. Quién es mi señor caballero, quién es sino el rey de Espadas que luchará contra el rey de bastos. Es posible que sean reyes de copas para la reina de ellas, sí, la que le lleve a mi señor al caer en sus brazos. La reina de copas sabe mucho y es que ella solo sabe cómo embrujar al hombre. Espadas en alto, espadas mirando al sol, pero mi Señor, ¡ay!, mi señor tumbado en el suelo está no cruzado por una espada sino aturdido por las  copas de la reina señora. El As de bastos, que tiene todas las de ganar, modela la espada que se ha quedado sin su Rey. No hay oros ni comodines, que igual es así la partida de la guerra. Ya que está, está perdida y por mucho que se asombre mi Señor es lo que es.

Me vienen sueños y más sueños, todo es debido a lo inyectado, que me tele transporta a un mundo, que de ser así todavía, estaríamos la mitad muertos. Unos por hambre, otros por miseria y otros por enfermedades.

Ahora mi  Señor corre delante de unos perros perseguidores, es como un vuelo al cielo. Todo no puede ser real, hay alguien que aturde a mi Rey, quisiera que ellos, el rey de copas, qué quiere romper la espada de acero en tres partes, no pueda repartir las tres partes por todos aquellos lugares, dónde mi Rey era respetado. Vuelo entre las nubes, vuelo hacia sol, aunque este me quema el rostro y quiera volverme ceniza en polvo. Todo por haber robado la espada al rey de copas, he intento devolverle el respeto a aquellos que todavía son fieles y leales a mi Señor aunque no es tarea fácil, es más bien difícil. Pero yo no pierdo la esperanza, me acerco y siento cada vez más calor y más calor no puedo llegar me quemo entonces, tirándole líquido de la copa veo como está se diluye en el aire. Que fácil sería gobernar siendo comprensible y vehemente, pero en la realidad no puede ser así, ya que aquellos que te respetan te verían como un Ser débil. A golpe de maza vuelve mi Señor, yo le doy las gracias, no por recuperar la espada solo, sino por sentarse en donde le pertenece por méritos propios. Algunos dirán que no, otros dirán que sí, pero si maneja lo que maneja con mano firme, nadie le molestará, ya sea en tierra o en mar.”

¡Puertos!, quién prefiere puertos si no hay remeros en el mar, batalla agónica es la que se mueve en mar y en tierra. En el mar la historia es fácil, el pez más grande se come al pez más pequeño y en tierra, ¡hay en tierra!, el pez más grande tiene que tener cuidado, porqué el pez más pequeño puede convertirse en un caballo de Troya. Explotar, explotar y como caballeros andantes surgir de la nada sus espadas y sus palabras. Todo es relativo, todo es  enfrentarse a la realidad, sí, que nada la enmascare. Todo es como es, pero yo no seré de menos valía por ser un pez pequeño. La que sé, que al igual que en el mar no tendría opciones, los pies en la tierra, cómo pisar tierra firme, pisa fuerte. Estoy yendo para hacia adelante haciendo camino, ver de mi propia vida qué quisiera de esta cuando yo ya no esté no sé. ¡Qué caray!, tampoco me importa mucho ya que la dejo sin vástagos sin alimentar.

Si yo tuviera padre a lo mejor no le diría, lo que digo ya porque sé lo que es el sentir de una madre, una madre que te atiende y te quiere. Te acuna y te mima, versiones hay por doquier, razón ahora de hablar .Ya iré, no tiene nada que envidiar este mundo y todo es de respetar, qué más da lo que yo diga. Todo es diferente a antes, en fin todo y todos los que te respeten de este también tolerancia y empatía.

      Sol, dime tú Sol, ¿quién eres en realidad?, con tanta potencia de radiar de esa forma. La Luna se burla de ti, sí, de ti.

Yo sigo caminando por el bosque que no tiene otra cosa que un montón de árboles, hallas altas, tan altas que le dan la mano al astro Rey. Es un laberinto lleno de hojas al viento, no es posible que yo no vea más allá y no consiga ver tampoco lo más cercano. Tanto mira qué es lo más cercano  que cuando lo tienes todo, no te das cuenta., pero ojo, tiene fecha de caducidad. Queda el día en que te convertirás en un agujero negro y todo lo que vas absorber será solo la basura que hay en este mundo, Yo entonces me reiré porque yo me quedaré en la oscuridad, qué más da lo que tú digas con lo que yo diga, parte la espalda si eres capaz.

Enfadado, enojado me hace sudar y me hace casi hasta desmayar dentro mi estado agónico dentro de la planta del hospital o de mi bosque particular.

      Estúpido, qué eres un estúpido que no eres libre de tu persona, estúpido, que eres un estúpido. Ninguno de los dos sois libres de vuestra persona, me pertenecéis, sí, así será de estúpido que no sabes realmente lo que vives, ya que estás inmerso en las aguas profundas de la maldad. Estúpido, que eres un estúpido, yo lo sé porque lo he vivido también, Dinero, solamente el dinero es lo que te colma de felicidad.

Sigo dentro de mí y para mí y solamente para mí, me digo….

“Dinero, solamente dinero es lo que te llena los bolsillos de placer, te gustaría tener alas para volar bien alto y salir desde el profundo mar del océano. Pero no es así, ya que te faltan agallas y coraje para enfrentarte a ti mismo, romper, romper solamente con el pasado es lo que te gustaría hacer. Pero es difícil de llevar en esta sociedad, así déjame ver que te lo explique con una canción o un cuento. Una lección que se desvanece en la oscuridad, se inmersa en lo más profundo de su corazón y se asusta, debe tenerlo tan negro que es como el carbón y no tiene miedo a acabar como una sombra.”

Entonces y solamente entonces, miro para arriba y al ver el Sol, eso me anima y como quién toma impulso, salgo del fondo del mar bravío. Las olas intentan ahogar mi esperanza y volverme a sumergir para que no vea, estoy preparado para vivir. No todo el mundo está preparado para ello, tiburones acechan solamente tengo un tridente para defenderme. Será posible o no, quién lo sabe, a saber. Yo no soy portador de la verdad absoluta, nadie la porta. Solamente la sociedad, en pura comunión con ellos mismos son capaces de llegar al final. Saco la cabeza entre las olas del mar, veo un barco a lo lejos, más que un barco es una barca de pesca. Deduzco por ello que  tengo que estar cerca de la orilla o mejor dicho algún puerto.

“Si algún día muero, que llegará el día, espero ser recordado no como un buen hombre, no quiero que digan de mí que siempre se van primero los buenos. Quiero que digan de todo aquello que he escrito ha merecido la pena y que aquí lo dejo para que recuerdes un día que ya no esté.”

Libre, yo quiero ser libre este mundo y volver a volar,  quitarme las ataduras y ver mi Ser. Quiero amar libre, cuando digo libre digo sin razón y sin condición, solo dejarme guiar por mi corazón. No quiero ser libre y estar como dentro de una nevera por las profundidades y que hasta el pez más pequeño me respete. Todo es un zambullir, todo esto ya sea en la piscina y volver a nadar, bailar, bailar entre leones hambrientos y con sed de hundir y machacar.

Hazme caso si no me conoces vuela y vive, que yo aquí atado lo único que vuela es mi mente. Presiento agarrado no lo lograré nunca, sin poder expresarme cómo me gustaría hacer, pero nada acaba en este mundo. Todo sigue su curso y siempre está la esperanza de los que vienen por detrás, qué corriendo y haciendo un sitio, vienen cargados de ilusión y ese me hace a mí, aquí agarrado y atado en la camilla ya despierto ver las luces, los fluorescentes de arriba del techo. Hombres con bata blanca, me pasan por delante y ni me miran el número, un número más nada más. Esa vara de medir la tristeza  y el orgullo, porque no violarme entonces la intimidad y decir alto y claro mi nombre. A lo mejor es porque ni yo mismo lo recuerdo, eso, eso me hace temer lo peor, pero ni así pierdo la esperanza de volver atrás y volver a ser yo.

 

 

 

 

miércoles, 7 de abril de 2021

 

DOMINÓ

Dicen que en un planeta llamado Tierra, existe algo llamado Ser Humano, una especie que según se mire está en lista de extinción, ya que son pocos los llamados así de corazón. Pocos y solo seguramente, quizás algunos, son los llamados a creer en la verdad, esa verdad que no se enseña, pero sí se aprende. Yo no sé si seré uno de ellos, ya que a veces el egoísmo y la soberbia me inundan toda mi alma. Como luces de tormenta eléctrica, lanzan rayos desde el oscuro cielo de la noche, los atizados esperan con desconsuelo y ya casi sin esperanza, que un rayo de estos les alcance y les parta en dos, para dejar de sufrir. Si quieres saber más, sigue leyendo el siguiente relato. Que verdad o mentira no lo sé si lo es, todo transcurre en un sueño, en un dormitar que el propio se hace recurrente, llegando a ser cansino. Espero que no os ocurra lo mismo con la historia en sí, así que aquí la dejo, para que sea de gusto y de deleite de todos los que puedan llegar a  ser Seres Humanos.

Golpean los porticones con fuerza contra los marcos de madera y la fachada exterior de mi casa, se me olvidó cerrarlos por la noche y ahora el aire les hace galopar a ritmo de bastón. Me siento un navegante oscuro, en un mar bravío del Océano Atlántico, no hay ningún barco cerca, solo mi sueño que me lleva y me eleva, haciéndome descubrir quizás otros portales y otras dimensiones, para mí hasta entonces desconocidas.

      ¿Soy yo o yo soy tú?, no lo sé, verdaderamente no lo sé. Dice algo o alguien mientras agarro fuertemente la almohada

Suena como el estruendo de una bomba, suena tan fuerte que me hace creer que estamos en medio de alguna nueva guerra mundial, todo son luces y fuertes tañidos. Haces de luces, relámpagos seguidos de fuertes truenos, en lo que resurge desde lo alto del cielo y desde los mismísimos adentros de mi alma. ¿Qué será de mí?, me levanto sonámbulo y medio aturdido y me dirijo hacia el lavabo. Me cuesta, necesito más de un minuto, pero al fin lo consigo y orino. No tardo, solo el tiempo necesario en cerrar bien las ventanas y asustadizo me vuelvo acostar en la cama. Son las tres de la mañana, hora muy temprana para un desvelo, así que sigo con mi sueño o con mi levitar, quién sabe, pero ahora como si fuese una bala con retardo contesto al susurro del viento.

      Señor, cómo te echo de menos. Señor, espero algún día volver a ser lo que éramos y  unirnos en uno y poder volar alto, tan alto, que entre la oscuridad perpetua de un día soleado y la lucidez de un sábado de farra, sigamos caminando en línea recta sin que ello nos perturbe la paz. Que no nos cieguen  con los rayos de luz, mientras la serpiente que  zigzaguea y se me acerca lentamente  y me susurra de camino que me sube al oído.

       Tú no eres de aquí, tú no perteneces a este mundo, el mundo te pertenece a ti y tú eres la oscuridad completa envuelta en el cosmos. Dentro de mi sueño, cojo papel y bolígrafo y escribo y escribo, tanto que ya despierto y bien despierto os cuento el siguiente relato….

¿Cómo creerme todo esto yo, como es posible si yo me pincho y sangro?, ¿no estoy a caso hecho de carne y hueso? Sigo caminando por la noche dentro de mis adentros,  son las cuatro de la mañana y no sé lo que se me acerca ahora, solamente sé que es un gato qué acariciándose el lomo en mi pierna, me mira y maúlla. Yo me quedo atónito, ya que la Luna en la sombra por las nubes es la única que hace de testigo. Yo no sé más que nadie ni soy el mejor en todo, camino y camino sin destino. Será porque quizás estoy en este escrito y quisiera de mí, cuando yo fallezca de verdad y ya no esté en este en este mundo, pertenecer de forma vitalicia a aquello que llamamos oculto.

Han hablado tanto de ti, que me siento tentado de acercarme a tu lado, ¡qué bien!, eso que se ve, yo lo quiero. Son las siete de la mañana, la tormenta es historia y me visto y me preparo para salir a la calle. Estas, están mojadas y las hojas de los árboles por el suelo de las aceras y el pavimento, haciendo peligroso el camino. Me acerco a la cafetería de al lado de casa y tomando asiento en una de las sillas que rodean una mesa cuadrada, me hago servir un café bien caliente. Agarro una servilleta de papel y con bolígrafo en mano  escribo. Soy el que domino los cafés y restaurantes, escribo, escribo y leer de camino que voy de algún sitio a otro, sin saber realmente el destino. Imágenes de Nueva York y de Inglaterra se cuelan en mis ojos cerrados todavía por el sueño. ¡Restaurantes!,  será que esté en alguno, ¿porque lo sé?, ya dime tú que sabe más que yo. Quisiera de mí,  que cuando descubra mi otra mitad, aquella que duerme cuando estoy despierto, se  tranquilice, corra y vuele. Para cuando yo duerma para siempre, qué sea de mí solo como un reflejo en un espejo de algún baño de alguna vacía estación de tren. No lo sé, solamente reflexiono,  todo esto son reflexiones de la vida. Iba todo como es debido todo evocado a la melancolía, al querer parar en alto.

Cansado ya, pago el café y ando, camino y ando, sin destino pero sin pararme y a paso lento. Como si fuese en procesión de Semana Santa, hago de mí cruces de madera e imagino que me sangran los pies. Me los miro, me los miro y me los vuelvo a mirar, llevo zapatos bien atados. No debo de temer a las caídas, aunque por si acaso esquivo toda hoja caída por si acaso. Son cerca de las nueve, los niños van ya con sus madres a los colegios y yo, para que mi caminar sea más tranquilo, me alejo hacia un pequeño monte que hay a las afueras de la ciudad. Piso el barro, piso ya sin miedo las hojas húmedas por la lluvia. Respiro, aspiro profundamente para adentro y me siento renovado. Miro para todos los lados y como si fuese una conversación privada empiezo a hablar no sé con quién.

      Dime tu Ángel de luz, ¿adónde vas en la penumbra?, dime tú Ángel de luz, ¿qué será de mí cuando la curiosidad me inunde todo mi ser? ¿Qué será de mi Ángel de luz, tú que eres portador del verdadero Ser, qué será de mí?, yo no sé ponerme de pie ni siquiera sé estar sentado en un trono, el cual le pertenece a otro por méritos propios, qué será de mi Ángel de luz dímelo tú.

Lloro, lloro desconsoladamente. Lloro, solamente te ha llamado a ti, solamente he soñado estar en ti. Lloro, lloro desconsoladamente lloro. Lo más posible es que todo haya ocurrido así y todo era un giro de 180 grados. Me encuentre como en un desierto, arena,  buscando el agua de tu amor que me haga llorar. Sí, que me haga llorar pero de la alegría, no de tristeza y desconsuelo. Que se la llevan a ninguna parte, tú sabes realmente que soy yo, un alma en pena buscando en ti al ángel de luz. Aquella parte mía que fue arrebatada en su día, por eso te pido Ángel de luz si prefieres ser mi guía, descubrir todo aquello que era y fui aunque, en un día ya muy lejano.

      Yo no sé realmente, porque yo me acabo de descubrir, ahora realmente vivo. Vivo tantas vidas y no sé si eso cuenta, tantas como las vidas de un gato caiga siempre de pie o están siempre las espadas en alto. Dímelo tú, que sabes más Ángel luz dímelo todo.

Lástima no tener un destornillador a mano, si pudiera me sacaba el cerebro de la cabeza, para solo mirar si todo es real. Como si fuese la canción de algún grupo musical, me inspiro y canto para mí mismo. No pasa nada, nadie me va a tildar de loco y si lo hace será su problema. Pasa el rato, pasan incluso las horas, tanto, que la luz del Sol ya refleja mi silueta. No quiero verla, no es que me asuste, es que me persigue, así que hago el camino a la inversa y en poco más de media hora, estoy abriendo la puerta de mi casa. Entro y haciendo girar dos veces la llave, cierro a cal y canto esta. Me apoyo de espaldas y suspiro, resoplo por la noche y por la mañana llevada, así que decido descansar, tomarme la mañana libre y no pensar, si ello es posible.

Ello no puede ser y empiezo a darle vueltas a la cabeza….

“Contra un mundo sin valores me enfrento, no sé a dónde me llevará pero es curioso aunque mi cuerpo sea ya maduro, tenga un alma todavía tan joven…. Pues puede estar curtido por fuera, y nos hablamos para dentro, para nosotros mismos que estás vivo o te sientes vivo o al revés quién sabe, a saber. Lo sé, lo sé y por eso digo que sigáis cabeza alta mirando las estrellas de Casiopea. A veces vuelo en mi nave espacial  sin moverme del sillón, este está dotado con botones y enchufado a la red eléctrica, tanto, que estoy con el asiento para adelante, cómo que tira del asiento para atrás. Tú lo sabes, ¿con quién habla ahora sino contigo me sigo sentado en mi sillón? Sí, entra tanta energía que siento como me envuelve es oscura y negra, como el lado izquierdo de la oscuridad perpetua. Todo es un suponer porque yo ya no sé qué creer, total tengo una edad tan longeva que ya a lo mejor tengo quince años dentro de mi Ser.”

      Yo ya he muerto o vivo en otro plano y si me acerco a ti, con tus vibraciones serás capaz de inundarme como en una piscina de electricidad. No seas duro, pero que todo el mundo  sea libre, ya sea por condición, raza o sexo.

Yo descanso ahora, esperando a la hora de la batalla, luces y sombras, destellos y penumbras es lo que me encumbra. Seré capaz de llegar a lo lejos de la seguridad eterna, aquella seguridad que viene hacia dónde me lleva. Pero en fin hay tantos cuentos y tantas leyendas, en este realmente dónde voy, este podría ser un cuento real o imaginario.

      Vuela,  vuela alto. Este es el comienzo de una gran aventura, no la dejéis, no dejéis de ser aventureros. No os alejéis de lo siniestro, quisiera volar más alto que la Luna, tú sabes de aquello que se ve y nos vemos. Las piedras en el horizonte que sean que me envuelven dentro, ahora dentro de mí Ser me ha dejado llevar por aquí, el que me inunda dentro de mí.

Soy el último de una larga lista, quizás secreta que me lleva a discernir en que es correcto o no, en que es cierto o es mentira, mientras la humanidad vive una utopía, una quimera inventada por algo o por alguien. Todavía no se sabe, quizás el día que yo muera se rasgue de tal manera la cortina transparente, que todo quede al descubierto, dejándose ver todo aquello que nos han querido ocultar. De mientras, de momento, no habrá otra cosa, otra manera de ver las cosas que es de como un ángel con los ojos vendados.

Procrear, procrear y vivir, es el único destino que nos dejan decidir. Pero en mi último suspiro yo creo, tanto, que a él llego. Ya he comentado que soy longevo y ya sea por edad o por venganza, dejo mi cuerpo inerte en el sillón eléctrico. Ciudades y más ciudades es lo que veo, doy un pequeño y rápido viaje por el planeta antes de ir hacia el centro del Universo, ¿qué, centro?, si el Universo es infinito. Bueno, quién sabe, yo solo sé que me despido y lo que sigue será otra historia, nadie me acompaña, así que hago el viaje solo. Solo le pido a mi nuevo destino, es llegar rápido y que este sea placentero.