domingo, 24 de abril de 2022

NO SE PERDONA

Como perdonar tal hecho, como olvidar tal suceso, aquel que llevó al cambio de pensamiento de una sociedad, aletargada y ciega en sí misma. Como el que juega a la gallinita ciega era todo aquello que sin pensar realmente en todo su dolor y penar, era acechado por la maldad. Que poder decir, como poder relatar porque todo lo que narro a continuación es si no es con los ojos enmudecidos en llanto y desesperación, una autentica detonación de algo que cabía esperar. Espero igualmente que todo lo que haga sea posible para hacer reaccionar al cambio, un cambio al que hay que estar preparados y concienciados.

Imaginar escuchar una balada de rock, sí, escuchad, mientras acompañáis a vuestra anciana abuela refugiándoos de la lluvia de otoño. Habláis con ella, la cogéis de las manos, esas manos frágiles que delatan el saber de los años vividos, pero al mismo tiempo, tiempos ya pasados. Que poder negar, como poder faltarles el respeto, como poder llegar a ocasionar daño alguno a cualquier anciano. Pues en fin, solo os pido, solo os ruego que os quedéis sentados al lado de un buen fuego o un buen brasero, sí, ese mismo que utilizaban en antaño nuestros abuelos. Que la historia que os voy a contar os hará mover la conciencia y os hará pensar en ellos y en todo lo que les debemos y todo aquello que se merecen, porque ellos son todos,  son todos nuestros mayores….

Como una rosa que florece y luego se marchita, así es la vida de cruel o de sabia. Nos hace crecer y evolucionar para después arrugarse y apagarse hasta tal extremo, que la conciencia lo va asimilando de forma de que el Ser humano espera el próximo tren. Todo es como una balada de rock, una orquesta de música en la que nos une la vibración sonora de ella. Como el que espera el sonido de una flauta o el estruendo de una guitarra distorsionada, esperamos a que tacita a tacita, como un reloj de arena caiga la vida quedando la parte de arriba vacía de arena. Quién sabe si le hemos echado sal a la vida o solo con la cal nos hemos ido consumiendo.

   Estoy harto, estoy cansado de tanta injusticia. De tanto lamentar, estoy hasta las narices de que intenten utilizar a la gente hasta el máximo de su tiempo de vida.

Jaime ha hablado o quizás ha sido su propia madre, quién lo sabe. Yo no lo sé, pero también estoy harto y cansado, de que no me cojan el teléfono, de que nadie se preocupe ni por ella ni por mí.

Jaime entra y sale de su particular mundo, de un entorno irreal y ficticio, no quiere ser el hombre real que es. ¿Quién será de verdad?, ¿un hombre ruin y malvado o una persona maravillosa y ejemplar?

En el Todo se desvanece como un perro en la niebla, desaparece del mundo como si fuese una comadreja, dejando de ser el hombre íntegro para convertirse en quién es de verdad. Llega a su casa, llega a su particular hogar, no hay mucho que hablar, no hay mucho que contar, solo, vive solo y está completamente solo. Salvo a su madre que está viviendo a treinta kilómetros en una residencia, no tiene a nadie más a quien querer. No tiene a nadie a quién besar, a nadie, nadie. Como un maestro de muñecos tirados por unos hilos gobierna  su presencia y en su casa toca el techo con la mente, mientras se sirve una copa de licor. ¿La música?, la música suena a un volumen alto, las guitarras distorsionadas le enloquecen y lo evaden a su particular entorno donde él es el centro de atención. Habla consigo mismo, se mira al espejo y se ve guapo, hasta me atrevería a decir que hermoso. Se pasa la mano por el rostro, se la pasa por la barba y ahora y solamente ahora, se dice a sí mismo, “guapo”. Se rasca, se araña la cara y no para hasta que ve la sangre correr resbalando por sus mejillas maduras, el espejo le dice que siga, la mente le dice que pare, ¿a quién escuchar, a quién hacer caso?, solo es un títere, una marioneta de un Ser malvado que no lo escucha ni le deja hablar, solo todo depende de sí mismo. El parar o no de hacerse daño solo es cuestión de tiempo y tiempo él sí lo tiene, pero su madre ya casi que no, debido a su avanzada edad este está a punto de agotarse.

      ¡Tú!, sí tú. Escúchame atentamente. Me perteneces, yo soy tú y tú eres mi propio destino. Ese mismo, ese que no está escrito con tinta, sino que lo es con el alma escrita. Hazme caso, que cuando salga la Luna te irás a dormir y yo en  tu cuerpo habitaré.

Jaime se sorprende, solo son dos copas las que lleva y la cabeza ya le da órdenes, a saber de lo que es su mente capaz. “Solo dos copas y ya le vuelven a mandar”. No es la primera vez que le pasa, pero sí que lo es tan fuerte. Sabe que no quiere hacer daño a nadie, sabe quién es él. Un hombre trabajador y perfecto por la mañana y a saber cómo definirse por la tarde noche.

Mira a través del cristal de la ventana, hace frío, no es invierno, pero ya se nota el cambio. El verano ya se marchó, ha quedado atrás por un buen espacio de tiempo, se tiene que acostumbrar a lo que viene, pero realmente lo que le asusta y le pone nervioso, son las navidades. Por la sencilla razón que es el día, es la semana que visita a su madre y sabe, es consciente de que siempre que va, ve en ella un cambio. No para mejor, que es lo que le hubiese gustado, sino para peor, por el bajón que ve año tras año, sus visitas se espacian en el tiempo.

Toma asiento en los pies de la cama, ve el reflejo de la Luna, todavía se asombra como si fuese un niño al ver que se mantiene inmóvil, la mira sin parpadear, fija los ojos en ella y se empieza a burlar….

      Soy una sombra, soy un mala sombra. De pequeño ya llevaba este camino, no quiero vivir, quiero dormir hasta que la muerte venga a por mí, ja, ja, ja, ja.

Se levanta de los pies de la cama pegando un salto, se erige como una serpiente cascabel y como el que hace sonar la flauta, se sirve otra copa. Es la tercera, espera que no sea en discordia y haya una cuarta y que esta sea la penúltima. Pasea por el piso, deambula por el pasillo y este se le queda pequeño, así que sin pensárselo dos veces baja al umbral del portal. Cigarrillo en mano, ve a la gente pasar, pitillo tras pitillo no deja de a estos mirar y como si fuesen piezas de ajedrez las ve. La mayoría son peones, algún Alfil y rara vez  ve alguna reina a la que observar más de dos segundos. Le gustan las mujeres, para él no son solo cuerpos, para él son personas, son algunas las que destacan en la mirada por su inteligencia. Rara vez, ve alguna que no es de su agrado, todas o casi todas tienen algo en que destacar y eso, eso le gusta. Pasa el rato y hasta que echa la vista a la cajetilla de tabaco, vacía, completamente vacía como su propia vida que no reacciona. Es el momento, es la ocasión y la excusa para volver a subir a casa, a su hogar dulce hogar.

Como el que anda con los efectos de haberse fumado un poco de hierba, camina por el pasillo, cree o piensa que necesita un cambio, algo que le demuestre que su tiempo vale para algo más que para jugar a ser dos personas, dos personalidades dentro de un mismo cuerpo y eso, eso le martiriza. Como el que ha fumado hierba, sigue sus mismos pasos sin saber que al final no está la luz del túnel sino el abismo al precipicio.

Todo es un sin saber, todo es una falsa comunicación con su verdadero yo, que no sabe ni entiende quién es él. Paredes vacías de fotografías, paredes vacías de sentimientos, solo la soledad y la tristeza se desdibuja en el color amarillento de las paredes. No le hace falta tomar la quinta copa ni creer que necesita una penúltima, se queda absorto sentado en el sofá, solo recuerda que el reloj del mueble del comedor marca la una, cuando es cuando traspasa la cortina transparente o al menos eso cree, llevándole al planeta de los sueños.

Al final duerme, duerme en su sofá vacío de amor y risas. Sueña, sueña y levita a un mundo mejor, un mundo solo creado para él, solo sueña en la noche y piensa o al menos la mente le lleva a creer que vive con su madre. Son sueños tan reales, que casi los puede tocar y palpar, llora entre sueños, mientras el odio se lo lleva el viento.

Sueña que las mentiras se marcharon, que todo aquello que le rodeaba a desaparecido, que solo le queda su madre, una madre que no le hará por mucho tiempo ya mucha compañía y que no sabe si ha hecho bien, en que sea en sus sueños, en sacarla de adónde vivía. Un hechizo de hijo ha hecho que tomara la decisión de que viva sus últimos años de vida con él, de disfrutar de su sonrisa, de escuchar su voz mientras se abstrae si hace falta con la televisión. Disfrutar del momento es lo que quiere y a eso no renuncia, son noventa los años que tiene ya y no sabe si la perdonará cuando ya no esté. Solo vive el día a día y noche tras noche, la complace y la mima como si fuese una muñeca de porcelana. Cerrando las ventanas para que no entre el aire frío, la envuelve con una manta polar, de esas que venden de color rojizo, y dándole un beso en lo alto en la cabeza toma asiento en uno de los sillones del pequeño comedor.

Falsos techos de yeso, falsos techos de pladur, falsos techos de metas y esperanzas es lo que se encuentra al despertar dentro de su sueño. Su madre sigue ahí, su madre ya está sentada en el sofá viendo la televisión con el volumen quitado. Ve que solo ve, que solo mira la gente como se mueve y gesticula, no sabe el porqué, no sabe el motivo pero es así. Falsas esperanzas de alegría se encuentra de buena mañana. Falso café, el descafeinado que se toma como agua de calcetín le sabe. Qué será de él cuando ella falte, faltan sombras o malas sombras, ya no es el mismo que era antes, cuando el tiempo no le importaba porque pensaba que lo tenía parado y este no corría. Falsas sombras, falsas imágenes son las que ve, falsas son la gente, falso todo, que se le va a hacer, hasta él es falso.

Son las nueve cuando la resaca lo despierta del todo y ve que sigue igual de solo, que todo ha sido un sueño placentero y que todo sigue su curso. El cielo rojizo de la mañana, le desdibuja el futuro día. No sabe que será del mañana, pero intuye el presente. Se fuma un cigarrillo mientras espera lo que espera, que no es otra cosa que la Nada, al borde de la ventana, ve emigrar a los pájaros hacia el sur. Son todo días, son todo días de cambio, no se lo puede creer, todo cambia, todo denota esperanza, aunque sea con la muerte cercana de su propia madre. No lo puede evitar, la vejez se ceba en ella y eso, eso lo sabe y no le dice nada, solo se ríe con ella y le da conversación en su mente. Por dentro está lleno de lamentos, no llora, no le muestra tristeza, pero lo sabe.

Es domingo de una semana triste, es el final de aquello que llamaba “falsa libertad”, es hora de reaccionar, ahora se da cuenta de lo que es la felicidad. En un acto de verdadero amor y bondad, agarra el teléfono con fuerza y marca el número de la residencia. Son cuatro tonos los que son la espera, cuatro tonos que le parecen cien años de resignación y rencor hacia la vida. Pasados estos le responden y le atienden, habla con la voz acongojada, habla entre sollozos. La señora que está al otro lado le responde amablemente, es tal la empatía que le dice y le comenta si quiere hablar con su madre. Él, sin saber realmente lo que quiere y lo que desea, responde que sí. Haciendo de la espera, el final de un letargo alargado en el tiempo.

No escucha ninguna voz en cinco segundos, pero al momento ya oye unos pasos acercándose al teléfono, hasta que siente el hablar de su madre. Ella le habla, le pregunta y le ruega con cariño. Pero él no puede y con un dolor extraño, como si fuese un pinchazo en el corazón, cuelga, convirtiéndose en la persona que es cuando está en casa. No lo puede evitar, así que se sirve en su casa una copa de coñac, haciendo del momento un amargo día de domingo. Se asoma a la ventana y la envidia le absorbe. Todo son parejas, todo son familias enteras paseando en una buena mañana dominical. La rabia le sube de los pies a la cabeza, haciendo estallar la copa de vidrio ya vacía en la pared. Pasea por los rincones de su piso, anda como aquel que va a la cruz, sabe que ha hecho mal, pero es tal su adicción que esta le ha formado una personalidad de la cual no se puede prescindir.

      Soy lo mejor, soy lo peor, me da igual, no soy yo o sí. Voy a enloquecer dentro de mi Ser, no sé qué hacer. Maldito seas Jaime, maldito seas quién seas.

Las nubes amenazan tormenta dentro de él, no sabe cómo responderse a sí mismo, todo se vuelve una locura de la que es difícil deshacerse, no encuentra salida alguna. Solo debajo de la ducha se encuentra libre y relajado, solo mientras el agua caliente le resbala por el rostro se siente tranquilo. Los nervios se desvanecen, pero hay una cosa que no puede evitar y es coger una cuchilla de afeitar y en un mal impulso, cortarse a ras las venas. Como si fuese una señal de auxilio, ve resbalar ahora la sangre en la ducha. El agua caliente se mezcla con el líquido rojizo que sale de sus muñecas, se sienta en el mármol y apoyando los brazos en el suelo, deja caer el agua  hasta que le visita la muerte.

Esta, enfadada y enojada le abronca….

      No sabes lo que has hecho, me haces venir antes de tiempo, esto no te lo perdono, creía que antes vendría por tu madre.

El de la guadaña no tiene clemencia y envolviéndole con su Ser, le acompaña a pasar el umbral, un hecho que no tiene vuelta atrás. Es demasiado tarde, el tiempo le consume y nadie se percata de lo ocurrido. Nadie, absolutamente nadie se da cuenta y pasan los meses, pasa el tiempo hasta que el olor a muerte se vuelve hedor y advierte a los vecinos. Ya han pasado cerca de dos meses, ya ha transcurrido el tiempo de todo dolor. Su madre no sabe nada, acostumbrada a solo a la visita navideña no se da cuenta ni le echa en falta. Solo el presidente de la comunidad alerta a la policía y esta se pone en contacto con ella.

Que dolor más grande es el de enterrar un hijo, solo espera ahora que la espere en la distancia. No se lo perdona, no puede, el llanto es ahora cuando se apodera de toda su alma  y se limita a sentarse en el jardín de la residencia. No habla con nadie, no tiene ganas, solo el silencio le acompaña en su luto. Solo encontrará la paz, cuando se reúna con él. Pero no tiene fuerzas, estas se apagaron en el momento del entierro, un entierro al que no fue, un momento que no quiso vivir. Solo desea recordar, foto en mano, los momentos navideños que la acompañaron. Como una flor se fue apagando, hasta que un día la muerte la visitó, haciéndole esbozar una sonrisa placentera al reunirlo con él.

 

 

 

 

 


sábado, 2 de abril de 2022

 

QUIÉN NO FUERA REY

No me da risa, pero tampoco me da pena. No me da lloros, no me da alegría, pero todo es un mero placer, Todo aquello que una vez viví a lo mejor, como reina, como princesa o a lo mejor como simple servil de aquel que llegó a ser rey y que hoy, fecha consagrada, vea su cuerpo quemar. Rayos y centellas, chasquidos de estrellas salen del fuego,  marea negra se alza del todo hacia el cielo. Todo es así el día de su muerte, todo es un recorrido desde el día de su nacimiento, nunca se puede decir que no habrá espada más rápida que la tuya ni tan afilada, que no sea capaz de cortar tu vida a ras.

Parece un cuento, parece una leyenda, pero nada más lejos de la realidad, pese a aquello que ahora os cuento para que vosotros sepáis disfrutar. En el amor y en la guerra todo se permite, en el amor y en la guerra nada se discute. Todo queda teñido de negro o todo queda teñido de rojo,  solamente dos tonos, dos notas de dolor. O de luto o de muerte,       solamente valen estos dos colores, Así que no hay discusión ninguna y aquí os cuento lo que creo que una vez viví en esta. En nuestra vida en el futuro, en aquella que quedó en el pasado o quizás esté pasando en el presente y yo tonto de mí no me doy cuenta, sea de merecer y gritar a los cuatro vientos. ¿Quién  lo sabe, quién es de verdad?, es mejor que ello os lo cuente aquel que llevo dentro y que a veces sale para mostrarse al pueblo entero.

      Dime mi amor. Que no hay nadie más como yo, que no hay nadie más que te llene de amor y de placer y que yo sea del Reino algún día. Dime mi amor que siempre estarás a mi lado hasta en las mil y una pesadillas, porque así lo juramos ante la Luna, haciéndola como testigo para que nadie caiga en como un castigo.

Todo tiene que ser así, o de rima o de prosa o simplemente de narrar alguna historia, y yo con mi espada, lucharé. Tierra a tierra, hasta que el imperio sea grande y no solamente dependa de mí astucia y fuerza bruta, sino de tu mirada también. Dicen que eres tan hermosa, que tus ojos son como los de una serpiente, ¿será verdad, que se clavan en los ojos de aquellos que te pretenden? Tú  serás mi reina, tú serás mi mujer, porque así debe de ser por los siglos de los siglos y que nuestros nietos lo vean para mi mayor regocijo. Cuando sentado en el trono me vea enriquecer, que  todo es así porque si no es por la razón, será por la fuerza, pero todo será mío como en esta época medieval de caballeros y templarios.

“Gloria para todos aquellos que dieron su vida por aquello en lo que creían, gloria para todos aquellos que lucharon en armas por algo más que una simple esperanza.”

Todo desemboca en un mar de lágrimas, todo se derrumba como un castillo de naipes, cuando yace muerto aquel que decía que era inmortal. El Reino de los sabios estaba tocado, el Reino de aquellos que tenían voz y nombre ya no estaba tan equilibrado. Aquel que se hacía decir Rey ha muerto, el funeral tiene fecha, pero no hay ni alba ni anochecer  para el entierro. Es interminable la cola de aquellos que quieren decirle el último adiós y despedirse de aquel que había sido noble con los del pueblo y salvaje con aquellos que tentaron a la muerte.

                                       “Adiós mi Rey, adiós a ti”

Quien más que hablar, escuchaba y quién más que escribir, leía. ¿Cómo olvidar aquel que yace ya en cuerpo presente?, todo el mundo espera, toda la sociedad de antaño ruega, que no desaparezca la buena voluntad de aquellos que gobiernan. Todo es así y todo tiene nombre, por eso mismo quedará bien escrito en mármol el nombre del último rey. El Consejo de sabios se reúne, ninguno tiene una voz preferente ni un voto superior, pero puede darse la causa del empate ya que son seis, son seis los que gobiernan al pueblo. Son seis los que sobre sus mentes reposan la de diez mil personas, diez mil personas que miran un futuro sin horizonte ninguno. Todo es como es, esperemos que no acabe en un baile de espadas, porque la sangre sigue siendo roja. Esperemos que el suelo no se tiñe de este dolor y color, es ya de noche en un día de una época en la que mandaba no el más inteligente sino aquel que muestra una fuerza superior y llena de temor al resto. Es de noche y la Luna alumbra por respeto, cuando reunidos acuerdan hacer unos juegos para así quién quede vencedor será el próximo rey.

Como un juego de póker será la lucha, lucha entre cuatro con un tapete de color arena, que esperan que se tiña de rojo y de gloria. Como si fuesen en una cruzada deberán luchar, como en medio de una contienda deberán jugarse la vida, así que quién sabe quién, pero no se demorará mucho y el juego se hará. El torneo entre los cuatro caballeros más nombrados de las cercanías será, porque además de ser el nuevo rey, una nueva tierra se deberá sumar, para así el Consejo de sabios saber mandar y ordenar. rey muerto, rey puesto, así es y así deberá ser.

Como un As de picas es aquel que le busca el juego a la muerte, le buscará al que se cree como un As de corazones, valioso pretendiente rey, lo que no sabe es que este As lleva al pueblo dentro de su alma. En su coraza de guerrero y caballero arrastra la muerte de todos aquellos que gozaron tentarle y faltarle el respeto, el porqué sería que era él el que en apuestas era el más superior o el más dichoso. Aquel que lleva como As de picas la sartén por el mango se bate a caballo y a espada, la lucha tenaz e interminable es aquella pelea que parecía fácil no lo es, sin duda así es que hasta el último momento aquel que lleva como As de corazones al pueblo encima, lucha sumando como energía aquella que el pueblo le vitorea pero la arena se tiñe de rojo de la sangre de aquel caballero que era tan querido por los demás. Se hace el silencio, no se escucha nada, así como si el pueblo quedará mudo, se escucha un grito de victoria por aquel que lleva como As de picas el negro luto de la muerte ajena. Victorioso, espera su próximo contrincante, este saldrá entre el As de diamantes y aquel que lleva como As de trébol, la buena suerte en sus botas, cada uno en cada lado espera el momento para luchar, cuando suene la trompeta entre ellos dos, saldrá el que luchará contra el As de picas.

El cielo se tiñe de color negro como si fuera un mal augurio y ¡ay!, que el vencedor de tal contienda suene al final la trompeta. Ya los dos a caballo galopan hasta el centro de la arena, luchan sin cuartel. Lucha sin doblegar ni romper la espada y el que tiene buen augurio tiene para siempre su buen hacer y si fuerza bruta le hacen vencedor, haciendo de aquel que iba con más de diamantes quede derrotado pero no muerto. No sabemos lo que es mejor o estar vivo y quedar renegado o ser vencido y estar muerto, en fin la cuestión es que aquel que lleva el As de picas y aquel que lleva como As de trébol sus banderas lucharán mañana por reinar en aquel Reino del que nadie habla y que todo el mundo escucha. Quién sabe la verdadera verdad, quién sabe dónde está el origen del As, pero el Consejo de los sabios ya sabe que entre ellos dos mañana nacerá el nuevo rey, aquel que tendrá el voto superior sobre los demás.

No hay ninguna duda, la Luna se alza en el cielo, los dos caballeros descansan cada uno en diferente lugar, una cena solitaria para no perder concentración y la noche se hace larga en noche cerrada y no se ven las estrellas. Así que no se puede predecir el futuro, la Luna no quiere ser testigo y no alumbra, Así que vencidos por el sueño quedan hasta que el primer rayo de Sol entra por los ventanucos de un castillo qué espera al nuevo rey. Lanzas de fuego es lo que se ve al alba, una trompeta llora de alegría al saber que alguien se sentará muy pronto en el trono real, si le desearan larga vida o será abucheado, será cuestión de tiempo, pero primero tienen que ver quién gana el torneo. Así que al apuntar alto el astro rey, los dos se encuentran cada uno por su lado y ya están situados con sus caballos preparados y las espadas afiladas. Suena de nuevo a la trompeta dando comienzo a la última lucha, choque de espadas una y otra vez choque de espadas y el sudor brota de la piel, qué le vamos a hacer solo uno puede ser el vencedor, pero ninguno de los dos hinca la rodilla. Pero hay un momento, solo un instante de gozo pasajero en el que el As de picas pierde la concentración, todo es por culpa de una mujer morena con los ojos negros, serán dos o tres segundos los que se queda como en una fijación verdadera, que no puede apartar la mirada. El que va de As de trébol no pierde la oportunidad y es de un golpe limpio o traicionero le corta el cuello, la sangre burbujea hasta que flojeándole las piernas cae al suelo. El As de trébol no puede creérselo, todo es luto por el vencido y honor y gloria para él, el gran vencedor del torneo.

      ¡Bravo!, soy el vencedor, soy el nuevo rey. Grita.

El pueblo lo clama como el nuevo rey, el pueblo no deja de elogiar su hazaña, sin darse cuenta cómo es que ella, la mujer morena corre al medio de la arena, no para decir adiós al que era como As de picas, sino para fundirse en un abrazo y un largo beso en aquel que va como As de trébol. Ahora ya tendrá un nombre, podrá elegir el que quiera ya que es el nuevo rey, Juan dice él.

      Me voy a llamar Juan, seré el rey Juan. El nuevo rey de este pequeño reino, vino para todos es mi primer decreto.

No tarda mucho en caer dormido abrazado en  los pechos de aquella bella mujer, Así es el juego, Así son los torneos, cuatro segundos fuera y lo pierdes todo, hasta la cabeza la puedes perder y nunca mejor dicho. Uno la lleva encima de los hombros a veces de adorno, pero el otro ya no es capaz de reinar y el otro ya a saber cómo todo acabó.

No hubo ni riña ni ninguna contienda, todo fluyó como la vida misma. La mujer morena, se hizo llamar Anabel y los hijos que parió a saber. Siempre lo tuvo muy claro y su marido, Juan el Grande hizo méritos y se ganó el respeto. Todo parece que iba a cumplirse tal como decían los astros, pero un cometa barrió todo lo sembrado. Y es que no hay peor espada que la lengua y esta hizo trizas su gran reinado.

De la noche a la mañana, el Consejo de los sabios quedó cegado ante tal bulo, no daban crédito a lo que escuchaban. “Juan el Grande, había traicionado a su mujer.”

      Infiel pecador, has pecado y en mancillado el nombre de la Reina.

Cuenta la historia, de que con una posadera había mantenido relaciones y ello le llevó a ser cuestionado por el Consejo. Él, para limpiar su nombre hizo apresar a la posadera y con ello el enojo de la familia en cuestión. Que no estándose tranquilos y con el honor manchado, el marido de esta, daga en mano intentó matar a uno de los hijos del Rey.

Recuerdos de un ayer lejano me vienen a la mente, historias que no pueden ser contadas, pero que yo las hago cantar y narrar, como si fuese en medio de un juglar…

“Todo no es negro o de luto, todo te devuelve la misma cara o moneda. Ya sea verdad o mentira, todo a ti se te volverá, para hacerte despertar de una noche llena de pesadillas y de sudor. Todo puede ser vengado, ya pasen los años, ya que esta se sirve fría. Cómo será la cosa que mi gran Rey, quedó desposado y sin trono y los dos hombres enviados a la guerra. Sí, esa que nunca termina, ya que siempre son los reyes de tierra ansiosos.”