QUIÉN
NO FUERA REY
No me da risa, pero tampoco me da pena. No me da
lloros, no me da alegría, pero todo es un mero placer, Todo aquello que una vez
viví a lo mejor, como reina, como princesa o a lo mejor como simple servil de
aquel que llegó a ser rey y que hoy, fecha consagrada, vea su cuerpo quemar. Rayos
y centellas, chasquidos de estrellas salen del fuego, marea negra se alza del todo hacia el cielo. Todo
es así el día de su muerte, todo es un recorrido desde el día de su nacimiento,
nunca se puede decir que no habrá espada más rápida que la tuya ni tan afilada,
que no sea capaz de cortar tu vida a ras.
Parece un cuento, parece una leyenda, pero nada más
lejos de la realidad, pese a aquello que ahora os cuento para que vosotros
sepáis disfrutar. En el amor y en la guerra todo se permite, en el amor y en la
guerra nada se discute. Todo queda teñido de negro o todo queda teñido de rojo,
solamente dos tonos, dos notas de dolor.
O de luto o de muerte, solamente
valen estos dos colores, Así que no hay discusión ninguna y aquí os cuento lo
que creo que una vez viví en esta. En nuestra vida en el futuro, en aquella que
quedó en el pasado o quizás esté pasando en el presente y yo tonto de mí no me
doy cuenta, sea de merecer y gritar a los cuatro vientos. ¿Quién lo sabe, quién es de verdad?, es mejor que
ello os lo cuente aquel que llevo dentro y que a veces sale para mostrarse al
pueblo entero.
– Dime
mi amor. Que no hay nadie más como yo, que no hay nadie más que te llene de
amor y de placer y que yo sea del Reino algún día. Dime mi amor que siempre
estarás a mi lado hasta en las mil y una pesadillas, porque así lo juramos ante
la Luna, haciéndola como testigo para que nadie caiga en como un castigo.
Todo tiene que ser así, o de rima o de prosa o
simplemente de narrar alguna historia, y yo con mi espada, lucharé. Tierra a
tierra, hasta que el imperio sea grande y no solamente dependa de mí astucia y
fuerza bruta, sino de tu mirada también. Dicen que eres tan hermosa, que tus ojos
son como los de una serpiente, ¿será verdad, que se clavan en los ojos de
aquellos que te pretenden? Tú serás mi
reina, tú serás mi mujer, porque así debe de ser por los siglos de los siglos y
que nuestros nietos lo vean para mi mayor regocijo. Cuando sentado en el trono
me vea enriquecer, que todo es así
porque si no es por la razón, será por la fuerza, pero todo será mío como en
esta época medieval de caballeros y templarios.
“Gloria
para todos aquellos que dieron su vida por aquello en lo que creían, gloria
para todos aquellos que lucharon en armas por algo más que una simple esperanza.”
Todo desemboca en un mar de lágrimas, todo se derrumba
como un castillo de naipes, cuando yace muerto aquel que decía que era inmortal.
El Reino de los sabios estaba tocado, el Reino de aquellos que tenían voz y
nombre ya no estaba tan equilibrado. Aquel que se hacía decir Rey ha muerto, el
funeral tiene fecha, pero no hay ni alba ni anochecer para el entierro. Es interminable la cola de
aquellos que quieren decirle el último adiós y despedirse de aquel que había
sido noble con los del pueblo y salvaje con aquellos que tentaron a la muerte.
“Adiós
mi Rey, adiós a ti”
Quien más que hablar, escuchaba y quién más que
escribir, leía. ¿Cómo olvidar aquel que yace ya en cuerpo presente?, todo el
mundo espera, toda la sociedad de antaño ruega, que no desaparezca la buena
voluntad de aquellos que gobiernan. Todo es así y todo tiene nombre, por eso
mismo quedará bien escrito en mármol el nombre del último rey. El Consejo de
sabios se reúne, ninguno tiene una voz preferente ni un voto superior, pero
puede darse la causa del empate ya que son seis, son seis los que gobiernan al
pueblo. Son seis los que sobre sus mentes reposan la de diez mil personas, diez
mil personas que miran un futuro sin horizonte ninguno. Todo es como es,
esperemos que no acabe en un baile de espadas, porque la sangre sigue siendo
roja. Esperemos que el suelo no se tiñe de este dolor y color, es ya de noche
en un día de una época en la que mandaba no el más inteligente sino aquel que
muestra una fuerza superior y llena de temor al resto. Es de noche y la Luna
alumbra por respeto, cuando reunidos acuerdan hacer unos juegos para así quién
quede vencedor será el próximo rey.
Como un juego de póker será la lucha, lucha entre
cuatro con un tapete de color arena, que esperan que se tiña de rojo y de
gloria. Como si fuesen en una cruzada deberán luchar, como en medio de una contienda
deberán jugarse la vida, así que quién sabe quién, pero no se demorará mucho y
el juego se hará. El torneo entre los cuatro caballeros más nombrados de las
cercanías será, porque además de ser el nuevo rey, una nueva tierra se deberá
sumar, para así el Consejo de sabios saber mandar y ordenar. rey muerto, rey
puesto, así es y así deberá ser.
Como un As de picas es aquel que le busca el juego a
la muerte, le buscará al que se cree como un As de corazones, valioso
pretendiente rey, lo que no sabe es que este As lleva al pueblo dentro de su
alma. En su coraza de guerrero y caballero arrastra la muerte de todos aquellos
que gozaron tentarle y faltarle el respeto, el porqué sería que era él el que
en apuestas era el más superior o el más dichoso. Aquel que lleva como As de picas
la sartén por el mango se bate a caballo y a espada, la lucha tenaz e
interminable es aquella pelea que parecía fácil no lo es, sin duda así es que hasta
el último momento aquel que lleva como As de corazones al pueblo encima, lucha
sumando como energía aquella que el pueblo le vitorea pero la arena se tiñe de
rojo de la sangre de aquel caballero que era tan querido por los demás. Se hace
el silencio, no se escucha nada, así como si el pueblo quedará mudo, se escucha
un grito de victoria por aquel que lleva como As de picas el negro luto de la
muerte ajena. Victorioso, espera su próximo contrincante, este saldrá entre el As
de diamantes y aquel que lleva como As de trébol, la buena suerte en sus botas,
cada uno en cada lado espera el momento para luchar, cuando suene la trompeta
entre ellos dos, saldrá el que luchará contra el As de picas.
El cielo se tiñe de color negro como si fuera un mal
augurio y ¡ay!, que el vencedor de tal contienda suene al final la trompeta. Ya
los dos a caballo galopan hasta el centro de la arena, luchan sin cuartel. Lucha
sin doblegar ni romper la espada y el que tiene buen augurio tiene para siempre
su buen hacer y si fuerza bruta le hacen vencedor, haciendo de aquel que iba
con más de diamantes quede derrotado pero no muerto. No sabemos lo que es mejor
o estar vivo y quedar renegado o ser vencido y estar muerto, en fin la cuestión
es que aquel que lleva el As de picas y aquel que lleva como As de trébol sus
banderas lucharán mañana por reinar en aquel Reino del que nadie habla y que
todo el mundo escucha. Quién sabe la verdadera verdad, quién sabe dónde está el
origen del As, pero el Consejo de los sabios ya sabe que entre ellos dos mañana
nacerá el nuevo rey, aquel que tendrá el voto superior sobre los demás.
No hay ninguna duda, la Luna se alza en el cielo, los
dos caballeros descansan cada uno en diferente lugar, una cena solitaria para
no perder concentración y la noche se hace larga en noche cerrada y no se ven las
estrellas. Así que no se puede predecir el futuro, la Luna no quiere ser
testigo y no alumbra, Así que vencidos por el sueño quedan hasta que el primer
rayo de Sol entra por los ventanucos de un castillo qué espera al nuevo rey. Lanzas
de fuego es lo que se ve al alba, una trompeta llora de alegría al saber que
alguien se sentará muy pronto en el trono real, si le desearan larga vida o
será abucheado, será cuestión de tiempo, pero primero tienen que ver quién gana
el torneo. Así que al apuntar alto el astro rey, los dos se encuentran cada uno
por su lado y ya están situados con sus caballos preparados y las espadas afiladas.
Suena de nuevo a la trompeta dando comienzo a la última lucha, choque de espadas
una y otra vez choque de espadas y el sudor brota de la piel, qué le vamos a
hacer solo uno puede ser el vencedor, pero ninguno de los dos hinca la rodilla.
Pero hay un momento, solo un instante de gozo pasajero en el que el As de picas
pierde la concentración, todo es por culpa de una mujer morena con los ojos
negros, serán dos o tres segundos los que se queda como en una fijación verdadera,
que no puede apartar la mirada. El que va de As de trébol no pierde la
oportunidad y es de un golpe limpio o traicionero le corta el cuello, la sangre
burbujea hasta que flojeándole las piernas cae al suelo. El As de trébol no
puede creérselo, todo es luto por el vencido y honor y gloria para él, el gran
vencedor del torneo.
– ¡Bravo!,
soy el vencedor, soy el nuevo rey. Grita.
El pueblo lo clama como el nuevo rey, el pueblo no
deja de elogiar su hazaña, sin darse cuenta cómo es que ella, la mujer morena
corre al medio de la arena, no para decir adiós al que era como As de picas,
sino para fundirse en un abrazo y un largo beso en aquel que va como As de
trébol. Ahora ya tendrá un nombre, podrá elegir el que quiera ya que es el
nuevo rey, Juan dice él.
– Me
voy a llamar Juan, seré el rey Juan. El nuevo rey de este pequeño reino, vino
para todos es mi primer decreto.
No tarda mucho en caer dormido abrazado en los pechos de aquella bella mujer, Así es el
juego, Así son los torneos, cuatro segundos fuera y lo pierdes todo, hasta la
cabeza la puedes perder y nunca mejor dicho. Uno la lleva encima de los hombros
a veces de adorno, pero el otro ya no es capaz de reinar y el otro ya a saber
cómo todo acabó.
No hubo ni riña ni ninguna contienda, todo fluyó como
la vida misma. La mujer morena, se hizo llamar Anabel y los hijos que parió a
saber. Siempre lo tuvo muy claro y su marido, Juan el Grande hizo méritos y se
ganó el respeto. Todo parece que iba a cumplirse tal como decían los astros,
pero un cometa barrió todo lo sembrado. Y es que no hay peor espada que la
lengua y esta hizo trizas su gran reinado.
De la noche a la mañana, el Consejo de los sabios
quedó cegado ante tal bulo, no daban crédito a lo que escuchaban. “Juan el
Grande, había traicionado a su mujer.”
– Infiel
pecador, has pecado y en mancillado el nombre de la Reina.
Cuenta la historia, de que con una posadera había
mantenido relaciones y ello le llevó a ser cuestionado por el Consejo. Él, para
limpiar su nombre hizo apresar a la posadera y con ello el enojo de la familia
en cuestión. Que no estándose tranquilos y con el honor manchado, el marido de
esta, daga en mano intentó matar a uno de los hijos del Rey.
Recuerdos de un ayer lejano me vienen a la mente,
historias que no pueden ser contadas, pero que yo las hago cantar y narrar,
como si fuese en medio de un juglar…
“Todo no es negro o de luto, todo te devuelve la misma
cara o moneda. Ya sea verdad o mentira, todo a ti se te volverá, para hacerte
despertar de una noche llena de pesadillas y de sudor. Todo puede ser vengado,
ya pasen los años, ya que esta se sirve fría. Cómo será la cosa que mi gran
Rey, quedó desposado y sin trono y los dos hombres enviados a la guerra. Sí,
esa que nunca termina, ya que siempre son los reyes de tierra ansiosos.”
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