domingo, 27 de diciembre de 2020

 

                         QUE DIOS HAGA DE ÉL SU SOMBRA

¡Maldito sea aquel que creó la leyenda!, ¡Maldito sea aquel que escribió sus memorias!, yo soy aquel, que reflejado en un triste espejo de una sala, ve pasar a los turistas que creen en aquello que yo solo sé si es verdad. ¡Ay!, aquel que no crea en su historia, porque esta pone a todos en su sitio y quizás sea verdad o quizás sea mentira, pero yo creo más que se trata de una alegoría.

Aquí, por si acaso dejo plasmada su historia o aquella que me contó en su lecho de muerte y que, como último suspiro lo vi marchar hacia otro lado, abriéndose delante en mí, de par en par el otro portal. No pudieron llevárselo las sombras o sí, quién sabe. Si quieres saber, lee, aquí dejo escrito aquello que me contó…

Sentado al lado de la ventana, de espaldas a la pared que tengo enfrente, donde cuelga una foto de mi padre, lloro al ver caer los primeros copos de la temporada, todo está helado como si fuese un témpano de iceberg. Mi padre no sé si se acordará de mí, no lo sé, hace tanto tiempo que no converso con él, qué más da, ya no sé. Por si acaso, enciendo una vela en su recuerdo, en un vago recuerdo de mi niñez, tan lejano como si estuviese en Marte y yo en la Luna. Me vienen a la memoria adónde estarán aquellos tiempos, en los que estaba deseando que  llegara el verano, para disfrutar del Sol y de la compañía de mi madre y de mi padre. ¿Qué será de nosotros, cuando nuestro cuerpo perezca?, cuando ya no seamos sus únicos dueños, todo dependerá del destino que nos tengan deparados los que verdaderamente nos llevan con hilos transparentes.

Como una marioneta me siento a veces, no hago otra cosa que repetir los pasos, día tras día hago lo mismo. Deseo que todo cambie y ya no sé a quién pedírselo, no sé a quién rogar que todo cambie, que todo sea más amable y más informal. Que no haya dueño ni amo de nadie ni de nada y todo sea de forma anárquica, pero con control. Quién sabe por qué lo siento así, pero así ocurre y no paro de llorar.

Todo es un suponer, todo es un divagar, porque no sabemos la verdadera verdad de todo aquello que nos envuelve y nos hace iluminar o ennegrecer nuestro propio Ser como persona en un mundo limitado, limitado como una burbuja de cristal. Me enciendo un cigarrillo y abro la ventana, dejo entrar el aire frío y con ello, la nieve. Dejo que me dé en la cara y asomándome por el hueco, veo pasar a la gente con los abrigos de un invierno recién estrenado.

                                                  LUCIFER

Es un allanamiento de la mente, es un descubridor eficaz de aquello que más profundo escondes. Tiene nombre diabólico, pero no es malvado, solo llama las cosas por su nombre. Quién es, quién es, quién pica a tu puerta trasera, esa misma que te lleva a lo desconocido, a aquello que tu cerebro rechaza.

Tu cerebro lo rechaza, pero tu corazón y toda tu alma dice sí, sí que existe y está conmigo y contigo ahora mismo. Porqué será que puedo conectarme con aquellos llamados muertos si yo todavía siento mi cuerpo y estoy vivo en este mundo.

      A ti te llamo, a ti te invoco, con mis palabras te hago llegar mi buena voluntad y respeto. Todo aquel que te aclame que sea bienvenido en esta reunión, aquel que no venga en son de buena voluntad, le rogamos que se marche, ya que no será bienvenido y será enviado a las profundidades del mal.

Enciendo la vela y a modo de altar, la coloco encima del mueble, todo por poner un faro en el mar dentro de una espesa niebla. Que sirva de guía a aquellos que buscan una salida o una entrada a algún plano de algún lugar. Todo es así, lleno de planos que son rasgados como una cortina transparente.

¡Que se haga la luz!, y con ello el mundo. ¡Qué se haga la oscuridad!, y con ello el saber.

Desde las tinieblas me habla no sé quién, desde las profundidades me dirige un saludo alguien, como si yo lo fuese a conocer, ¿quién será, será?, que me tiene absorto. No sé, será mi padre, que me sirve de guía o quizás alguien disfrazado de ángel de luz. Por si acaso, cierro la ventana y tomando asiento, me dejo llevar por la música, esa que disfraza lo real de lo irreal y por lo tanto, los dos lados se dan la mano, de forma de concordia, ya que uno no puede vivir sin el otro.

Lucifer es su nombre o al menos eso dice él, su energía es impresionante, su valor de potencia de vibración me provoca espasmos en los brazos, no consigo casi escribir y a ratos lo dejo, a ratos paro, ya que es inmenso su poder. Es tan grande, que me hace creer en que no hay nada ni nadie más grande y su energía me evoca en una desesperación por querer saber más de la cuenta, cuando no se puede hasta que llega el día de la marcha.

Gritos silenciosos, escucho desde la lejanía. Me asusta, me acongoja el saber no saber nada de nada. No le pregunto, pero por mi saber sé que son las sombras, aquellas que por su maldad no tienen derecho a volver a la vida, a reencarnar de nuevo y tener un nuevo fin.

Yo le ruego que el día que yo muera, el día que mi cuerpo perezca, no sea arrastrado a las profundidades del mal, ya que a ello yo soy ajeno, ya que yo no me comporto ni soy como tal. Solo soy un hombre, solo soy un alma que no sigue la cadena porque no cree en ciertas cosas y yo tengo valores, mis valores, diferentes pero válidos, también  igual de válidos.

Vienen cambios, me dice. Vienen hechos que deben ocurrir, porque así está escrito. Será como un baile de sombras en el anochecer sombrío de los corazones más emergentes. La profecía se cumplirá y aquel que sube desde las mismas entrañas de la Tierra, gobernará por los siglos de los siglos y ¡ay!, aquel que no cumpla la Ley, será destinado adónde bailan las sombras por toda una eternidad. Todo será el libre albedrío, todo será la buena voluntad del hombre, no habrá mayor castigo que aquel que imponga el nuevo gobernante.

Arden los vientos en tempestad, se congela mi alma al sentir tales palabras, no habrá lugar para el desalmado y el cruel, todo será una buena vibración de aquel que viene y ya llega. Sentado en mi silla, miro a la vela que tengo encima de un mueble a modo de altar, esta arde, esta quema, se alza altiva hacia arriba, como si quisiese alcanzar los retos del mismísimo cielo universal.

No habrá batalla, no existirán ni el hambre ni las guerras, todo será un remanso de paz. No iremos nunca más como ovejas en un redil a que nos esquilen la lana, ya que cada uno tiene su pensamiento y su razón de vivir. Ya no será solo vivir y procrear, será también otra la razón la vida, ¡ay!, aquel que adivine cuál es. Será su propio destino, ya que cada uno de nosotros tenemos nuestro propio camino, nuestro propio sendero. No todo es luz sino también oscuridad.

Hablando, conversando, canalizando la energía de aquel que se hace llamar el centinela, converso largo y tendido, como tendido en el armario tiene a aquellas almas que no tienen dueño, ya que su luz ha quedado empobrecida por tanta maldad. Me habla, me dice…

    -         Yo soy el centinela. No dejo alma sin condena, no dejo que la maldad se adueñe de la Tierra.

Escucho una guitarra española, que me llega al corazón, ese corazón andaluz de sangre. Solo deseo ver la realidad, solo deseo quitarme la venda que me envuelve y que me deje ver aquella tal como es. Yo, ya despierto, veo que la vida es algo ilusionaría, que no es verdad todo aquello que se ve y que aquellas personas que nos aguardan en el otro lado, lo hacen con empatía y con emoción, ya que nos ven llenos de luz.

Adónde vas corriendo, como si se te llevase el alma el diablo, no corras con tu mente, ya que nada de lo que ves es real, todo es como una película de ficción, pero no se sabe cuál es el final, ese tan deseado y a la vez tan temido, hasta que el día menos pensado, pero señalado sientes la llamada de aquel que te espera. Yo, yo no sé cómo será mi vejez, pero por ahora vamos marchando, como a toque de corneta y con el banderín o el estandarte en nuestro corazón. Todo es voluntad y pasión, solo el deseo de amar y ser amado nos llena por dentro y eso, eso es digno de admiración, ya que casi nadie desea lo anterior o aquello ya vivido, pero desean vivir más, más y mejor, sin darse cuenta que hay que valorar cada momento de pasión.

Se hace la noche, se apaga la vela, esta ya se ha consumido. No hay nada ni nadie que me ilumine y yo no soy capaz de ver mi propia luz dentro de mí. Seré un alma en pena si no consigo ver aquello que me colme de felicidad y me llene tanto, que tan solo con el burbujeo de la felicidad, esta me haga rebosar mi alma.

¿Dónde está esa guitarra?, que deseo cortarle las cuerdas que le atan a mi Ser, ya que al ritmo de su música vivo y al ritmo de sus notas doy yo mis pasos, como marioneta en un falso ser. Yo soy capaz de elegir mi propia vida, mi propia vibración, esa que por fin me llene, ya que no soy de tener familia y los amigos, ¡ay!, los amigos se marchan volando al verme llegar. No sé por qué será, pero  es así.

Yo no amo ya a nadie, yo no me quiero ni a mí mismo, todo es ya rasgado como mi alma. Mi corazón ya es de piedra, de piedra como los peñascos de la orilla del mar, que golpean las olas sin hacerlo enmudecer, que será de mí, ¡ay!, yo no lo sé.

Escucho una lejana vibración, como si fuese de alguien cercano, me dejo llevar y me evado. Tal es mi sorpresa, tal es mi propia emotividad que me llego a querer un poquito y amar a aquel que me habla…

“Recuerdos de un ayer no muy lejano, yo me siento de ti honrado, aunque a veces de ti haya cosas que no hubiera esperado. Toca la guitarra una malagueña y tú sigues escribiendo, porque me sigues percibiendo. Acuérdate de que siempre soy muy cercano, que la cortina transparente es tan fina, que vibra con un suspiro. Así que déjate llevar y dile a aquellos que te rodean de que todo no tiene final”.

Se ha hecho la noche, pero me siento contento, enciendo no velas, sino todas las luces de la casa y pongo la música a todo gas. La guitarra me dice que no le corte las cuerdas, ya que si ellas, será un trozo hueco de madera, que no hará sonar la vida y esta no llorará ni reirá nunca más. Así que yo la dejo y la guardo en el armario, al menos ya sé que cuando deba o quiera escuchar algo más que simple música solo debo hacerla sonar, para que las almas viajeras y aquellas que esperan, resuenen dentro de mí.

Ahora duermo, ahora descanso. Han pasado ya ciertos años desde aquel hecho, y ahora aquí me encuentro cogido de las manos de mi propio hijo, el mismo que me dice que todavía no me marche, pero como hizo mi padre hago yo. No puedo quedarme, todo es solo un tránsito y quién sabe quién me espera. Solo sé que se me nubla la vista y veo una espesa niebla, al final una luz como un faro en el mar y allí me dirijo. Cada vez siento menos las manos, hasta que como un niño que empieza a andar me suelto y empiezo mi nuevo caminar por caminos distintos. Ello no me sorprende, es más, me llena de alegría y paz.

 

 

 

sábado, 12 de diciembre de 2020

 

                                         EL DIARIO DE MARIO J.

Se me congela el alma, he encontrado por casualidad el diario de un compañero de barraca, no sé quién es, solo sé que dice que se llama Mario, pero yo no me acuerdo de ningún hombre con ese nombre. En fin, me pone los pelos de punta el solo pensar, que nadie de los primeros llegadores al lugar sobrevivieron y que yo fui salvado por las tropas rusas, ¿fui liberado como un pájaro?, no, porque los pájaros en sus jaulas tienen más libertad y más cuidados que las personas que como yo, hemos estado en campos de exterminio. En fin, solo son unas pocas anotaciones, las cuales comparto con vosotros.

Finales de octubre de 1941. Cansado de esconderme salí a la calle con mi estrella amarilla y la cabeza alta, tan alta, que fui visto por los hombres de gris. Fue el principio de un final avanzado, adelantándome a todos aquellos que me siguieron después, fui deportado, fui enviado a un campo de concentración en AUSCHWITZ (Polonia)

Pronto, muy pronto llegaron las primeras nieves y con ello el frío, sin hablar del hambre y de las enfermedades. Poco se podía hacer, solo dos cosas podíamos elegir, ser valientes y aguantar esperanzados en nuestra liberación o ser valientes y enfrentarnos y acabar todo con un disparo en la cabeza. No había otra, por eso escribo, quiero plasmar la barbarie que puede llegar a cometer el Ser humano, todo según dicen, por órdenes de cierto personaje que no se olvidará nunca su nombre. No por su gran elocuencia y permisividad, sino por pisar a todo aquel que no era considerado apto para el nuevo país o nueva raza.

Oculté mi orientación sexual, ya que no quería que me lo pusieran más difícil y así fue, como ocurrió o al menos eso  me pareció a mí, hasta que pasó cierto tiempo. Ya que aquellos o aquellas que eran homosexuales, éramos considerados como “no aptos”, para el plan diseñado para lo nuevo.

Leo lo anotado y me quedo sorprendido, a la situación tan límite que puede llegar el hombre, pero es así, no todo ha sido y es como ahora. En este nuevo siglo solo nos amenazan ciertos aspectos de la vida, pero no nadie con ganas de conquistar el mundo y menos de aniquilar de una forma tan sistemática a ciertos colectivos.

Sigo leyendo y no salgo de mi asombro al poder ver con mis propios ojos, las palabras escritas a saber cómo, ya que eran tiempos tan difíciles que no se puede creer tanta maldad.

Noviembre de 1941. Voy escribiendo con un poco de papel, cuando encuentro algún trozo a escondidas, hasta conseguir una libreta, donde poder anotar, todo aquello que me ocurre u ocurrió. Tal es como sucedió por parte de una gente sin escrúpulos y faltos de sentimientos, hacia personas que su único fallo fue estar en sitio equivocado y en una época equivocada.. Da la impresión que hasta se divierten, haciendo enloquecer a todo aquel que duerme en las dichosas barracas. La primeras heladas nos llega a entrar en los mismísimos huesos y con el hambre a cuestas, yo no tardo en desarrollar una pulmonía, una enfermedad que se vuelve crónica y la que debo de esconder y no toser, resguardarme de los soldados con sus perros guardianes. Perros que a una sola orden, eran capaces de dar muerte a cualquiera que discutiera o pusiera en entredicho las palabras de aquellos dictadores.

Maldita sea, podía haber nacido en otro país, en otro lugar, pero no, cuento con tan solo veinticinco años, llevo poco tiempo y ya aparento más edad. Mi aspecto ha empeorado de manera inimaginable y estoy calado hasta las mismas carnes, a veces me cuesta andar, incluso he perdido el ejercicio de la mandíbula de no comer

Me quedo estupefacto de llegar a pensar en la locura que puede llegar la persona, al estar in-extremis, sin saber dónde conseguir comida o un techo adónde dormir, ni siquiera saber si al día siguiente vas a estar vivo.

Diciembre de 1941 Con mucho y con recelo, me hago amigo de un soldado, que a cambio de algunos favores, consigo retrasar mi exterminio, además de conseguir una buena libreta adónde poder seguir escribiendo. No tengo maldad ni me hago amigo de mi verdugo, solo es la situación lo que me lleva a hacer ciertas cosas. Es un buen hombre, no es tan dictador y es más benevolente, pero aun así debo de andar con cuidado de no delatarlo, ya que además de seguir mí mismo camino, yo acabaría en cualquier hoyo o fosa común.

Gritos silenciosos se escuchan dentro de los barracones, familias enteras y familias separadas, no pierden la esperanza, no pierden la lealtad y perdonan, incluso poniendo la otra mejilla. Solo no tiemblan por el helado ambiente, sino por el temor a la muerte y a la lentitud en que se va alargar su agonía. Madres que duermen junto con sus hijos, abrazándolos para que no vengan por la noche y se los lleven.

Parece ser que un chusco de pan y algo de agua es lo que busca y necesita, ya hace tiempo que ha perdido las esperanzas de que un Ser superior le salve de tal agonía. Sinceramente, creo que hasta se siente a gusto con su nueva compañía y es que hay ciertas cosas que no cambian y no saben ni de idiomas ni de países. Solo, la única diferencia es que en alguno de estos países hoy en día se respira con más libertad.

La nieve cae plácidamente en un mes de invierno en Polonia, nada hace presagiar el desenlace de lo que es la historia de alguien o simplemente puede llegar a ser un ejemplo de lo que puede llegar a  hacer el hombre en una situación límite.

Enero de 1942. Me siento solo y apartado por aquellos que son de mis mismas creencias, todo porque se han dado cuenta de todo. Me dicen traidor, me llaman cómplice y eso me enoja, llegando a cortar la relación de amistad interesada con el alemán. Que le vamos a hacer, si no tuviese bastante con el hambre y el frío, ahora debo sentirme completamente aislado, los días van pasando y ellos dicen que lo delate, pero yo me niego al saber que sería la muerte para los dos. Así, que intento hablar con él, pero no hay escapatoria alguna. Me refugio en las letras, mientras pasan por al lado mío sin hacerme caso, como si no existiese vivo los momentos más amargos de mi propia existencia.

Una vela me hace compañía y me sirve para calentar los dedos para poder seguir escribiendo y quede todo escrito en papel. Espero y deseo que no quede quemado y destruido, por contener ciertas revelaciones, que quién sabe si no hubiese sido por la situación, la cosa sería otra.

Si existiese algo o alguna forma de vida diferente a la que conocemos, hubiera sido bueno que se hubiese manifestado y hubiera borrado tal barbarie, que camino puede seguir el hombre, el Ser humano en una situación difícil de manejar. Por lo que leo, le hubiese gustado seguramente haber conocido al soldado en otra situación y a lo mejor en otro año y en otro país. Menos mal, que las cosas cambian.

Febrero de 1942. Empiezo con mis dudas, empiezo no con mis fiebres por la enfermedad a pensar y a no creer la existencia de según qué Ser que tanto seguimos y le llamamos “señor”, ya que nuestro camino es siempre el sufrimiento y la amargura. Yo deseo vivir como una persona de los que se dicen normales, sin creer en nada más de lo que veo a cierta distancia y pierdo la fe en todo aquello que se nos prometió. ¿Cómo es posible el seguir el camino siempre del lloro y de la propia y ajena compasión, en vez de seguir el camino de la comodidad y de la abundancia? Ya no creo en nada y solo busco mi propia salvación. Encerrado en barracones, marginado por los míos y siendo a veces violado por aquellos que se decían que eran la autoridad.  Todo lo apunto, todo lo escribo, para que no vuelva a suceder, el hombre debe a aprender lo que es el respeto y la dignidad de la persona, ya sea su condición, raza o sexo.

Marzo de 1942 No puedo casi ni escribir, las manos se me congelan, no hay abrigo que soporte tal frío, pero sé que solo falta poco, para que abril haga abrir sus primeros rayos de Sol y pueda al menos calentarme. Ya que no puedo hacerlo como desearía, lo hago conmigo mismo, practico el sexo conmigo mismo, ya que eso me da pilas para seguir caminando, andando por una delgada línea roja. No hablo de guerras, ya que ello no va conmigo, solo deseo salvarme, solo deseo salir de allí, pero aquellos que conozco ya han desaparecido, han sido gaseados y quemados. Barbarie de la persona, como es posible que ocurra lo que ocurre y no venga nadie a soltarnos de aquí. Un chusco de pan y vaso de agua, es mi alimento para todo el día.

Tardarán todavía en llegar los verdaderos salvadores, tardarán en llegar los portadores de la paz y la concordia entre lo que se convertiría en los dos grandes bloques. Pero en fin, eso es otra historia. No dejo de pensar, en que menos mal que han pasado ya los años y ahora, viéndolo desde mi casa, lo veo desde otra perspectiva. Yo estuve poco tiempo, pero el suficiente para oler el dolor y el sufrimiento. Gracias a mi fortaleza, sobreviví, haciendo fosas, haciéndome valer para no ser exterminado, al mismo tiempo que los odiaba.

Mayo de 1942. Llega por fin los primeros calores, mi amigo alemán me va sacando de las listas, no sé lo que busca, yo me hago cómplice de su buena voluntad y sin mirarle para no delatarle me dirijo de nuevo al barracón. No me miro a ningún espejo, no tengo adónde mírame y mejor sea así ya que ni las manos me las conozco y mirándome las piernas deduzco que he perdido mucho peso. Pero no quiero amargarme, tengo a alguien en el otro bando que me ayuda, que caray, todo es salvarse uno mismo. Pero eso no quita, que algunos de los que se me llaman compañeros lo delatan. Ahí empieza verdaderamente mi calvario y mi propio sufrimiento, siendo víctimas de torturas los dos, hasta que en un momento de flaqueza confesamos y ahora le acompañan en la zona del campo y a mí, destrozado y casi mutilado me empujan dentro de la litera. En diferentes barracones y sin dejarnos acercarnos uno al otro, somos víctimas del holocausto.

 Seguro que le echará de menos, no solo por el sexo a escondidas, si no por sus dulces palabras, que le hacían entrar en calor y esa, esa es la llama que a lo mejor hoy en día, aun siga viva aunque ellos uno de los dos ya no estén en este mundo.

Julio de 1942. Empiezo a sentir la soledad como algo amargo, algo que no debería ser así, a mi amigo ya no lo veo más, no puedo decir, no puedo escribir adónde fue enviado o si simplemente fue aniquilado o víctima de alguna investigación de aquellos tiempos difíciles de olvidar. Ya no sigo más, ahora que ya soy llamado a formar en medio del patio, guardo donde puedo el diario, por si alguien lo quiere leer o seguir escribiendo, ya que no creo que salga de esta, ya que  no está mi amigo para salvarme.

No se me permite tenerles odio, no se permite tener rencor, al revés me hacen sentir tristeza y compasión, en aquellos que tienen el corazón tan negro como el carbón. En aquellos que gritan en las duchas, siento el dolor y la agonía del sufrimiento. ¿Cómo perdonarles?, a veces me lo pregunto, pero no se puede estar odiando y seguir siendo rencoroso con aquellos que van vestidos de gris, ya que en ellos caerá el caos y se derrumbarán y la humanidad entera no tendrá compasión con ellos al igual que ellos no lo han tenido con los hombres, las mujeres y los niños, que no tienen culpa de tener una creencia diferente a la que ellos proclaman.

Lo mismo sucede con aquellos, que por su condición, son humillados y destrozados en los campos de concentración. No todo fue por la religión, en mi caso no, pero….

Mario fue exterminado no sé el día y la fecha concreta y quién sabe adónde fue el que llegó a ser su amigo, una corta relación de amistad, dentro de los adentros de la maldad. Todo quedó en ello, como humo salió de aquel campo, sus cenizas no se sabe adónde llegaron. Esperemos que tal hecho no vuelva nunca a suceder.

 

 

jueves, 3 de diciembre de 2020

 

                                       EL DUEÑO

Que conste. Yo no soy ningún perro y si así fuere, no es de desmerecer y merecen el mismo respeto. Ya que ellos nos brindan todo su corazón, a cambio de un techo adónde dormir y cobijarse del duro invierno. Que conste. Solo soy un simple narrador de historias fantásticas o no, quizás puede darse el caso de alguna coincidencia, pues si es así no es real, lo que digo o escribo o quizás sí, quién sabe. A saber, ni yo mismo lo sé.

Se abre la puerta cómo se abre un niño a la vida, se escucha un escandaloso llanto para poder después este, volver a respirar tranquilo. Ya sabe de dónde viene pero no sabe adónde va. Cuando se nace en vientre ajeno, todo se convierte en una incógnita. Ya que si ajena es la razón, más es aún  si es porqué son de vientre de alquiler y todo lo que proviene y nace así,  proviene del afán del amor por un lado y del dinero del otro. Por unos o por unas, por unos euros alquilan un óvulo el que fecundar o los otros donan su esperma por unos pocos euros. Qué será de aquel qué proviene de manera natural, a una edad fecundado y engendrado, de manera dónde el amor es una llamada al querer ser único.

Sea cierto o sea mentira, lo que estamos viviendo es una utopía, todos los años lo mismo, todos los años en lo mismo. Como ver pasar las estaciones de primavera a verano y de otoño a invierno. Todas son reales, vale la misma adicción el sol por la playa, que la nieve por la montaña, quién será que será todo aquello que descubrís en el transcurrir del tiempo de la vida.

Se desvanece en la niebla, se desvanece todo en mi interior, todavía que fueron de los juegos de desenfreno que  me llevan al deshielo. Qué más da, si no es romper a llorar sino más bien es que estuvieras ciego, no creo que al final uno era feliz provenga de dónde provenga, tal hecho, dime, hace sospechar o soy yo que no dejo de divagar.

Tiempo era dice a mí, este día esta debacle ella no se la creía, todos nieve, todo es blanco como el azúcar o como los mares de sal. Todo se desvanece, todo aquello es destruido, solo yo vivo y me desvivo, no es que me crea poderoso, es porqué no hay quien me escuche, no ha llegado nadie solo o me lo parece, todo es una auténtica locura.

Una voz resuena desde a lo lejos, ello me pone en guardia…

      Tú quién eres para decirme amigo qué debo hacer, yo soy libre como el viento, yo vuelo más alto que las nubes. ¿No me crees?, fuma un poco de esta hierba, de verdad veras a lo lejos que llegas. Todos los desafíos no son con la espada, salvo no tengan de carne esta como la propia lengua.

Lanzo una mirada directa al Sol, ese astro, esa estrella que lo ilumina todo, me abrasa la vista y debo apartarla, llevándome al caos mental. Voces y más voces escucho en la lejanía, aunque parece que cuanta más cerca están, cuanto más lejos queda el odio y el rencor, más abrazo la armonía.

Dejo de fumar tal tóxico y me digo o me dicen, estoy y me siento tan elevado que ya no sé el que pensar…

      No estoy quién soy, no me digas nada más de solamente deseo vivir, solamente deseo descubrir todo aquello que me fue arrebatado en su día. No hay que ser de vientre de alquiler para ser de desmerecer y quiero llegar a conocer quién es mi propia madre, aunque ello me lleve por caminos tortuosos. Todo es aquello que descubra será nuevo para mí, todo el mundo tiene su propia descendencia y su propia familia, ¿decidme, padre y madre quién soy yo?

Pues sonríe amigo mío, pues a lo lejos se divisa el horizonte. No seas tan negativo hombre,  que no sea que veas que no te va a llegar a ningún lado esos pensamientos. Luego recapacita, que como no sea para llevarte al precipicio no existe la desesperanza, corre y corre, llueve en el camino más tortuoso que aunque este se lo forja uno mismo, tiempo será el tiempo donde ya a uno a cierta edad va descubriendo ciertas cosas. Cómo la que sigue, da igual la edad que tengas, las nubes serán surcando el cielo allá donde el viento las lleve.

      Adónde me llevas haciendo camino que estoy ciego, no sé realmente dónde voy solamente sé que tú eres mi guía.

Nuestra frase amigo mío, pese a que en ella no queda el amor suficiente para descubrir la ciudad llena de gente, todo el mundo lucha. Podrá algo que no es de ser, son las nubes en lo alto las que pueden firmar un contrato de bienvenida y decir, desear felicidad y si  deseas ser dichoso ni idea si la suerte te sonreirá. Adónde serán los cielos rasos de la tierra, que no se divisan a lo lejos, todo queda sin sabor alegre, esto es la nueva aura de aquello que les mantienen despiertos, porque todo el mundo cuando nace a poco tiempo se le dice.

“Lo quiero hacer, le quiero hacer llegar a ser alguien  y formar mi propia familia todo depende de cómo pende de un hilo, pero bueno eso es otra historia”.

No creo en que exista ahora, no, también real, morena, alta es aquella que te quita el sentido de la realidad completa. ¿Qué más da sí uno es sumado por ella?, si será haciendo porque todo lo normal es como es. Baila conmigo morena, que te llevaré al séptimo cielo, baila morena, baila conmigo, mientras nosotros lo hacemos aquellos que nos tienen envidia ser rasgan el cuerpo entero, todo es posible entre nosotros. Todos, es verdad no todo es mentira, solamente sé que te veo sentada y en el olivo qué pienso para mí en el que tú serás mía. Yo te poseeré y con ello haremos una familia, una familia de verdad, queriéndonos cada noche y mezclando todo nuestro sudor en uno solo. Qué más da todo lo que digamos, qué más da todos aquellos, que se diga, aunque digan de nosotros somos lo que somos. Una sola vida nos convertimos y de ello nacerá nuestro hijo, nacido del amor puro, aunque todos lo son, ya que aquellos que se ven forzados a tomar tales decisiones son libres y lo hacen con las ganas de sentirse padres y reflejados en el amor de un hijo.

Entre muros de lamentos, trepa la discordia, por lo que está bien y lo que está mal. Por los mares de la tristeza, navegan las incertidumbres del nacer o no nacer. Qué más da, qué es de poner en entredicho, cuando nace un nuevo Ser. Ya sea por la mano de la ciencia o por algo de natural él tiene al ser fecundado y engendrado, da lo mismo.

Alguien me lee, alguien me escucha y es  tal su enfado que se me mete en mi cabeza y dice y me dice, escribe directamente en medio de su enojo….

      ¡Mal nacidos!, de qué habláis sin tener sentido. Yo soy lo que quiero ser y nadie me lo va arrebatar. Yo fui fecundado gracias a la ciencia y hoy le doy las gracias a mis padres y a aquella señora que me mantuvo durante nueve meses dentro de su vientre.

El Sol apunta alto, la Luna se esconde para no entrar en disputa, ni se le ocurre hacer eclipsar al astro rey.

      Perdone usted. Hablamos sin saber y sin razón, ya que la mayoría somos fecundados en una noche de roces. Tiene razón que es hablar sin saber el qué, perdone de nuevo.

Se pone en posición vertical y como si fuese una serpiente a punto de morder, echa chispas y más chispas por la lengua.

      Malditos, se creen con el derecho a opinar de aquello que está bien o está mal, sin saber ni la razón ni la dicha que les lleva a tomar tal decisión. El amor es el mismo, el deseo materno y paterno igual, pero qué se habrán creído.

Despierto o despierta del letargo del tóxico y se ve o me veo, no doy crédito a mis ojos y menos a mis oídos. ¿Soy yo el que habla, soy yo el que escribe?, no lo sé.

Mece que mece la cuna, todo ha sido un sueño, yo ahora sonrío al verle más feliz y sin llanto alguno. Le tapo, le arropo, estamos en invierno y hace frío afuera. ¿Cómo es posible que me haya hablado, si es de meses el niño?, ¿cómo es posible que sepa cómo ha sido concebido? Qué más da, ya es nuestro hijo, lleva mi sangre y lleva el óvulo de su verdadera madre. Aunque no hay que quitarle el valor y la responsabilidad de aquella que la engendrado.

Una sola voz, una sola, parece como un susurro de la voz del viento, cuando se cuela por la rendija de la ventana…

      No lleva a ningún lado tal enfado, ya que es navegar contracorriente. Ven, abrázate con nosotros, únete al calor de aquellos que son concebidos a través del deseo, ya que mereces el mismo respeto y empatizamos contigo. Ven, únete, no te aísles ahora que ya sabes de dónde provienes, porque sigues siendo el hijo del amor y nadie es dueño de nadie. Todo el mundo tiene derecho a volar libre, nadie, absolutamente nadie puede quitarte ese derecho.

Yo le hablo, mientras le canto una canción. Yo le llamo por su nombre, Gabriel, se llama Gabriel. Quién sabe lo que llegará a ser, yo ya estaré al tanto y le ayudaré en todo aquello que como padre pueda. Todos somos bienvenidos, todos somos puros al nacer. Después, a la mayoría de edad, ya deciden por voluntad propia, quién sabe el qué. A saber

    Solo has llorado al nacer y ahora lo haces de la misma forma, a veces hay que volver a nacer varias veces en la misma vida, para darse cuenta de lo que uno vale. Solo déjalo como un recuerdo de procedencia, pero eso sí, escarba en ello y verás el amor del sueño de una pareja de enamorados. Sigue que mece la cuna, entra su madre, su propia mujer. Aquella que por alguna circunstancia que no viene al caso ha tenido que dar este paso. Son hijos bienvenidos, aunque no sepa lo que es el parto, seguro que lo querrá como hijo suyo que es.