viernes, 24 de julio de 2015

Señor espejo, no me hagas seguir las lineas blancas de la muerte. Una muerte cerebral, debido a su dañino efecto que hace en mi cerebro. Espejo, no me engañes. Que esas lineas son traicioneras y no me llevarán a buen puerto. Que marinero se dejaría prestar a tal suicidio, yo no. No reflejes una imagen mía de alegría y esperanza, cuando en verdad es de tristeza y desesperación.
Cuando esté perdido, te darás la vuelta y no querrás saber de mí. Cuando esté verdaderamente enganchado y perdido, no querrás reflejar mi imagen. Una imagen de un hombre sin esperanza y desconsolado. Que no encontrará refugio en su cabeza, para tal descanso. Que más da, dirías tú. Pero yo soy más fuerte de lo que parece y no lo probaré ni siquiera. Seguiré con mi mente aburrida, pero contenta. Estoy por tirarte al suelo, espejo no traes nada bueno.
Hay casos, en los que la linea blanca entra como un suspiro. Pero como los campos de plantación, son cortados de raíz y tu mente se descoloca, llegando a no saber ni tu identidad. Espejo, espejo. Yo me miro en ti y te sonrío, sonrío porque veo la cara de un hombre bueno. Un hombre que sabe decir que no, que no a aquello que no le traerá ningún disfrute. Solo el tormento, después de una felicidad irreal y efímera. No trae nada bueno, con que espejo yo te guardo. No te rompo en pedazos, pero si me olvidaré de ti. Te encierro en lo más profundo del cajón, para evitar tentaciones que no me darían ninguna felicidad.
Estoy preparado, no necesito ningún guía. Saldré a la calle, como si mi vida dependiera de ello. Saldré a la calle, con la cabeza despejada y sin nada que temer. Porque no hay mayor enemigo que uno mismo, uno cuando no sabe decir que no. Hay una negativa y ni siquiera de regalo, caeré en la tentación.
Sopla el viento y yo lo absorbo y noto la libertad, una libertad que me ofrecía el espejo y que era del todo engañosa. Solo entra el aire limpio y solo veo el cielo, la gente no se da cuenta de mi presencia. Que más da, soy libre. No hay mayor libertad, que aquella que no te hace depender de nada ni de nadie. Vuelvo a absorber, vuelvo a respirar y camino, camino firme por la acera. Nadie se percata de mi presencia, pero yo sí de ellos. Algunos son libres, otros están atados y los más desgraciados, encadenados a una libertad irreal-. Condenados a depender del espejo, para poder caminar y decidir, sin ello no son nadie y con ello les llegará la muerte. Una muerte rápida y en muchos casos en plena juventud.
Yo ya no tengo espejo, no me hace falta para ver la clase de persona que soy. Soy quien soy, libre de todo aquello que nos condena y libre seré hasta en la peor de las situaciones. De eso, consiste la felicidad. No hay que seguir la linea blanca de un espejo, porque en ese caso, serás ciego y no te verás reflejado. Reflejado no serás y condenado sí, a una vida triste y cercado por un entorno viciado por el capricho de un espejo.
Corro, corro y me siento ágil, voy en busca de aquello que realmente quiero. Que puede querer o anhelar una persona, si no es su propia felicidad. Pero una felicidad real y duradera, que no sea algo que no notemos y no prestemos atención a nuestros sentidos. Que más real puede ser, que el tacto y el roce de una mujer en una noche oscura, con la única luz de una vela. Veré y tocaré lo real, no aquello que me promete el espejo y que es solo como la palabra dice, un espejismo. Alguna alucinación, solo para aquellos que se conforman con tan poco. Yo quiero más espejo, quiero además oír las verdaderas voces de los que me rodean por afecto y no aquellas voces, que son de interés o simplemente imaginarias.
Estoy cansado, cansado de ti espejo. No sé como has venido a mí, pero sí se como te marcharás. No te voy a romper, te lo he prometido. Pero si quedarás en el recuerdo, en un recuerdo que intentaré no olvidar, para alejarme de tentaciones traicioneras. Espejo, espejo ya me miro todos los días. Pero no en ti y veo una persona con esperanza, con esperanza de que algún día. Use los demás sentidos, que tengo y que no son en vano. No serán en vano el poseerlos, porque algún día disfrutaré de ellos de una forma real, real y segura. Para que de éste sí, me quede un buen recuerdo.


miércoles, 22 de julio de 2015

Llueve a cántaros, la noche es oscura y fría. Yo me abrigo con una manta en el sofá, mientras que veo una película. Es de acción, bélica y como siempre se espera que ganen los “buenos”. Quienes son los “buenos” y quienes son los “malos”. Quien tiene más negro el corazón? Quien empuña primero un arma, con ansia de matar.
Los postigos de la contraventana, golpean con fuerza y me levanto. Abro la ventana y el aire y el agua, me hacen correr deprisa a cerrarlo todo. No pienso en nadie ni en nada, solo vuelvo al sofá. Para terminar de ver la película, son las diez de la noche. Pero no hay prisa, es viernes y mañana toca día de descanso. Descanso, después de una semana larga.
Escucho caer las bombas y los tiros, a través de los altavoces del televisor. Me arropo y me sitúo en posición fetal. No quiero ver más muerte, solo quiero que acabe este infierno. No sé porqué, solo es una película más. Pero yo me arropo, me abrigo con la manta y me coloco en posición fetal. Siguen cayendo las bombas, ganarán los buenos? Quien sabe. Por un momento, casi me decido a apagar el televisor.
Son las diez y media, queda menos para que acabe. Para que acabe el tormento y es que después de todo uno es masoca. Con lo fácil que es apagar o cambiar de canal, no, sigo viendo la pelicula. Mejor dicho, escuchando. Que sería de mí, si me llamaran a filas. Que sería de mí, si estuviésemos en guerra. Que sería de mí, si me dieran un fusil. No sé que pasaría, no sé que ocurriría. Solo quiero vivir en paz y en armonía con el mundo. A quien le regalaría una rosa, que mujer se puede sentir atraída hacia mi persona. Vivo solo y solo moriré. Solo estaré el día que me vaya y desaparezca. Nadie se acordará de mí, pero yo sí de las bombas y de los tiros.
La mayor victoria que puede tener la humanidad, es que no ocurra ninguna guerra. Que no ocurra ningún conflicto. Esa es la mayor de las victorias y poder construir un mundo. Un mundo donde las bombas, queden en el olvido
Son las once y ya ha terminado, como siempre ganan aquellos que se hacen decir “buenos”. Los malos quedan rezagados y aniquilados por la maquinaria bélica. Me levanto del sofá y me asiento, alargo la mano y cojo un cigarrillo. Porqué tanto sufrir, porque sí. Cuando es fácil cambiar de canal, será por canales. Ya no es como antes, que solo habían dos. Ahora hay un montón. Me siento ya tranquilo, fumando. Aspiro el humo para adentro y lo soplo para afuera. Se consume rápido, como la vida misma. Esa que parece que no acaba nunca y cuando nos damos cuenta, viene ya el de la guadaña. Pero espero que eso tarde, no me asusta la muerte. Me asusta lo que puede venir después, si es que hay algo.
Ahora dan anuncios, pero miro el reloj y me decido por acostarme. Acostarme en una cama fría y solitaria. Una cama sin compañía, no pienso y solo rezo poder dormirme rápido. Cuanto más rápido mejor, cuanto menos dure con los ojos abiertos, menos durarán los pésimos pensamientos. Doblo la almohada y sueño con un nuevo porvenir, un nuevo sueño o una nueva meta. La película me ha dado que pensar, me ha hecho reflexionar de qué iba yo a luchar. Porqué motivo empuñaría un arma y salir a la aventura de la muerte. Solo viven los héroes o solo mueren los valientes? En la película se ven muchos que perecen al ser valientes y no ponerle valor a su vida. O sí lo hacen y soy yo, el que le da poco valor. Pero no quiero agazaparme en una trinchera, al igual que lo hago en el sofá. Que dirían de mí, si me vieran. Se reirían o se enfadarían, mejor no saberlo. Solo sé, que la película a acabado y yo me siento más relajado. Mañana es sábado y continuaré mi vida como civil. No tengo ninguna obligación de hacerme con un arma y menos de ir a ninguna lucha. Todo ha sido una película de entretenimiento a la que yo le doy demasiada importancia.

Se me cierran poco a poco los ojos y me relajo, mil sueños tendré esta noche. Espero no tener ni una sola pesadilla. Dulces sueños

lunes, 20 de julio de 2015

Dale al botón y apaga la luz, sopla la vela del barco hasta que nos lleve a buen puerto. Sopla la vela, dios del viento. Naveguemos por el mar de tinieblas, que es la vida. Caminemos por los senderos de la noche. Circulemos por las vías, como si fuesen nuestras propias venas. Arde la sangre, que albergamos en nuestro cuerpo. Quien sabe de donde procede, solo sabemos de que estamos vivos. Cinco minutos antes, cinco minutos después. Nos puede cambiar el destino de forma radical. Solo el Sol  y la Luna, hacen de testigos de nuestra lucha. Una lucha diaria, una lucha que no cesa. Como no sea para emprender el nuevo camino, después de la vida. Luchemos entonces, porque entonces aprenderemos que no todo es en vano y quizá, solo quizás alguien o alguno, se acuerde de nosotros y de nuestro paso por la vida. Solo el simple latido del corazón, nos esboza una ligera sonrisa. Que al vernos en el espejo, nos hace reír. Reír y creer en nosotros,  en nosotros mismos. En lo que podemos llegar a ser capaces sin temor a perder lo que más apreciamos en esta vida, que no es otra cosa, que nuestra propia existencia. Sonriamos entonces y demos un pequeño empujón a la rutina diaria, de la cual estamos condenados como seres humanos. Quien sabe lo que hay después, solo sabemos que es real lo que vemos, que es real lo que oímos y que es real lo que tocamos. Como podemos saber si es real o simplemente un espejismo. Y si realmente estamos dormidos, años y  años. Hasta que despertamos de nuestro letargo y vemos y escuchamos a aquellos que teníamos olvidados, olvidados porque ya no estaban a nuestro lado. Quien sabe, sin en verdad de morir, lo que hacemos es despertar como si estuviésemos todavía en el vientre de nuestra madre. Una madre que puede ser grande, tan grande como el planeta Tierra y a la vez tan pequeño, que no podemos salir de ella.
Quien sabe donde llegaremos, solo quiero darle al botón y despertar. Estirar los brazos y que éstos toquen el techo. Que mi mirada no se pierda en el horizonte y llegue a un sinfín de lejanía. Quien sabe a donde vamos, solo sabemos que cada mañana nos despertamos dentro de un sueño. Un sueño llamado vida y de que el cual, solo vemos la claridad del Sol. Porque sin él, estaríamos perdidos. Aparte de no ver, moriríamos de frío. Que grande es la estrella que nos ilumina cada día y como no saber, que él y solo él es nuestra verdadera madre. Una madre con nombre masculino, cuando realmente es lo que es. Todo germina y todo sale gracias a él, todo circula a su alrededor, es el centro de todo. Que grande y que poco se puede acercar uno a ella, te quemaría, te abrasaría como si fuese un volcán en erupción. No quedaría de ti, ni el más pequeño aliento ni el más pequeño trozo de carne o hueso. Todo sería aniquilado, como será el Sol en verdad. Solo sabemos lo que sabemos, es decir, nada.
La Luna es más bella. Tiene nombre de mujer, pero es un satélite. Una pequeña piedra, que gira a nuestro alrededor como si fuese nuestro centinela. Quien sabe. Pero cuando la luz se refleja en ella, se le ve tan hermosa……que no me hace dudar de mi destino. Yo sé que hay algo más, que no es solo lo que vemos o tocamos. Que en verdad es lo que sentimos e intuimos, lo que verdaderamente cuenta. Lo que hace latir nuestro corazón, no es solo la sangre si no nuestra propias ganas de vivir y eso, eso es lo que cuenta. Salir y estirar los brazos, siempre y cuando no toquemos o alcancemos el Sol, él sí está por encima de todo y de todos.  No podemos alcanzar todo lo que soñamos, pero quien sabe lo que es real o irreal, solo con la muerte sabremos la verdad o el resultado de nuestra propia existencia.


miércoles, 1 de julio de 2015

Rayo veloz es el que me acecha. Rayo veloz es el que me impacta, me impacta pero no me quema ni me destruye. Su energía eléctrica, se desvía desde los dedos de mis pies. Miro aquella chica, aquella chica inalcanzable. No por mi economía y estatus, sino porque según ella. Les gustan rápidos y lanzados. Yo le comento, que me ha alcanzado un rayo y que me siento pletórico de energía. Que venga a mis brazos y se lo demostraré. Hace caso omiso y me ignora, bueno, no es la primera. Han habido muchas que han tomado esa actitud.
Yo no me he echo para atrás, inundo de energía el local y solo pienso en acercarme a ella, pero sin llegar al acoso. No duermo por las noches y por las mañanas, me encuentro solo y sin compañía. Que daría, por tener un rato de amor y roce con ella. Pero es inalcanzable, ella los desea, quizás más guapos. Yo no soy feo, pero no llego a superar sus espectativas y me rechaza una y otra vez. Me siento derrotado y me voy a la barra, la única rubia que me es fiel y me entiende, sí, la cerveza.
Me bebo una, me bebo dos. Pero ahí paro, ella se acerca. Me flaquean las piernas y cierta parte del cuerpo, hace lo contrario. Que más da, se acerca y me toca la mejilla. Me roza con su mano y yo pienso estar en el paraiso. Ese paraíso que se llama....A saber. No le he preguntado su nombre y quiero saberlo, para poder escribirlo en mis ratos de soledad. Ella calla boca y se mantiene en silencio.
Se sienta a mi lado, en ese momento desaparece la gente que concurre el local. No la escucho pero la oigo, lo mismo que la música que salen por los altavoces. Altavoces que me quieren chivar el nombre. Me estaré volviendo loco, que más da. Su nombre es Ana, que suerte tengo. Ana, me dicen los altavoces. Con discrección y tentando a la suerte, le cojo la mano. Ella se deja y yo sonrío. Era inalcanzable, como es posible. Solo he tenido que sentarme en la barra del local, para que acuda a mí, porqué? Porqué se sienta a mi lado, después de tanto rechazo.
Quizás alcancemos con la mano el cielo,
o quizás nos arranquen el alma en el mismísimo infierno.
Que más da. yo todavía te quiero,
te quiero y no olvido tu último beso.
Como dos jovenzuelos, podemos correr,
o como dos adultos podemos dar un paseo.
La cuestión es no separarnos,
que ninguna ley del destino lo consiga.
Yo lucho cada día, por nuestro amor,
yo peleo cada segundo por nuestra unión.
Yo soy jinete y cabalgo,
cabalgo hasta el lugar más lejano.
No olvides, que solo voy por esa flor,
esa flor tan extraña y tan bonita como tú.
Súbete a mi caballo y abrázame,
que sentiré tus manos apretando mi cuerpo.
Acompáñame, sígueme,
olvida el pasado y vive el presente.
Forjemos juntos, nuestro futuro,
un futuro unidos, unidos por nuestro amor.

No puedo expresar lo que siento, es un sueño hecho realidad. Tanto tiempo pensando en ella, que me he sumergido en el mar y me he enterrado en la tierra. Yo busco su amor, pero y ella? Tendré que arriesgarme, no puede ser real. Estoy flotando en el aire y vuelo alto, para regalarle la Luna. No creo que sea tan malvada y sea el principio de algo, de algo que pueda llenar mi corazón de alegría y cabalgue, cabalgue hasta alcanzarle la flor prometida.