Todo
por una guitarra
Paseando por la Alhambra voy tomando el Sol, es el mes
de mayo y el calor todavía no aprieta. Será en junio cuando sea ya imposible a
ciertas horas el caminar, el andar por todos los patios y rincones árabes de la
ciudad. Yo solo soy uno más, un turista que anda por la zona, viendo todo lo
bonito, que no es poco, y disfrutando del devenir de la gente. Parece que fue
ayer cuando empecé a dar mis primeros pasos y hoy en día ya paso de la treintena.
Que se le va a hacer, solo todo aquello que es de piedra y es conservado por
ello no le pasa el tiempo, que será de mí, yo no soy de piedra. Al revés, soy
todo un aventurero de alguna ciudad española, que se adentra por las murallas
de aquellos lugares dignos de ver y de respeto. Que le voy a hacer, disfrutaré
del tiempo que tengo, antes que este me lo arrebate y muera.
Aquí conocí a Dolores, mi querida Dolores, la misma
que me enloquece el alma y por la que pierdo el sentido. Morena ella de ojos
negros, no es guapa, es hermosa y no es lista, es picarona y tiene a medio
barrio granadino bebiendo los vientos por ella. Que será lo que tiene Dolores,
que no duermo ni por las noches. A mí ya me gustaría escribirle una canción,
pero no una canción cualquiera, sino una balada de rock.
Ante dichas estrellas yo me fundo en un material de
metal, que sería de mí sin el sonido de una guitarra eléctrica. Vibra dentro de
mi cuerpo, vibra dentro de mi alma, será así, será como es porque es mi sangre
emanando metal fundido. Yo no sé cuál será, yo no sé el qué será, todo empezó
no sé cuándo. Lo único que recuerdo es que yo todavía cuando era un niño y ya
me sentaba en el balcón de casa con mi radio de los años 70’. Ha pasado mucho
tiempo, ha llovido y ha tronado, pero yo sigo aquí, porque al qué sigue el rock
nunca envejece, siempre es un alma joven que volar.
Araño los muros, me golpeo la cabeza contra las
piedras del lugar, deseando perder el norte, ¡norte!, no sé cuál es, ya que se
me acercan unos agentes de la autoridad. Me intentan tranquilizar, intentan que
tome asiento y en vez de ello, me enojo y enarbolo la bandera de la rabia y de
la rebeldía. La pareja de agentes, me esposan, no hay más remedio, solo deseo
que a donde vaya me sea posible tocar la guitarra y porqué no, también cantar.
Es verdad, todo no sé cuándo empezó, solamente sé que
la canción ha acabado y todo lo que se hace en un silencio me inunda el alma de
soledad. Como será posible que según qué canción me mine dentro el alma, ¡cómo
será posible!, pero si es así, todo es comenzar a sentir aquello qué te hace
disfrutar de la música. Hay muchos cantantes que nos han dejado un gran recuerdo
que jamás se podrá olvidar y por ello, al sacar a la luz todas sus canciones
prohibidas, me han metido en prisión. Sí, os escribo ahora desde la cárcel. Todo
por no decir no a la música, no sé dónde está viva aquella estrella rock que me
hacía despertar llenándome de libertad. Estoy viendo que vida solamente hay una
y todo es como linda canción, esa misma que le cantaría y tocaría a aquella
chica que me enloquece todas las noches y que con todo mi corazón le hago rugir
a este como un león y al mismo tiempo que también que soy suave con ella, como
la propia seda yo a ella le digo y a ella le escribo unas letras.
“Ay Dolores. Sí que estoy a tu lado si tú estás al mío,
por mucho que nos hayan querido separar yo ya te digo que no te olvidaré jamás.
No puedo, mi corazón está tan roto y es muy difícil que pueda volver a amar
como lo hice en aquellos tiempos de juventud. Yo a ti Dolores te querré siempre,
por mucha distancia que pongan entre los dos siempre te sentiré a mi lado y te
abrazaré en la distancia. No sé si me acuerdo de otras frases, pero es así, yo
te quiero para siempre de lo siempre, para que así lo sepas te dejo lo que he
escrito para que plasme con la letra y la palabra escrita en tinta china en mi
propia piel y así no se borre ni con el agua.”
Escrita estas frases en el muro de donde estoy, digo y
hago un pentagrama visual en el suelo e invoco al más grande, al más tenebroso,
pero él no viene y si viene lo hace de forma tan sutil, tanto, que no me
entero. Vendería mi alma al diablo si con ello consiguiera darle un ritmo de
blues a la vida, qué sería de mí si no existiera la música rock… con ella bailo todos los días y mi sangre
burbujea haciéndome sangrar la nariz .Todo por unos acordes, do re mi fa sol, que
pueden componer una música que me haga vibrar por dentro de mí algo que se nace
con ello.
¡Ay!, carajo mi nombre se llama blues, mi hermano se
llama rock, entre los dos componemos esta canción. Todo es un do re mi fa sol,
que me hace vibrar y enloquezco al escuchar la distorsión que me llega a todo,
a lo más hondo de mi corazón. Que daría yo por una guitarra, pero no una
guitarra cualquiera, tendría que ser una especial, una de esas que te convierte
en una estrella de rock, una de esas que te hace emocionar con el blues.
“Cantemos y bailemos, dame la mano chica que te
demostraré mis dotes a la hora de darle vida a la música, cantemos y bailemos
que con ello ahora debemos tambalear los muros de la prisión. Sube el volumen,
que con ello recordaremos al mundo entero que el viejo rockero nunca muere,
somos como unos predestinados a seguir los caminos del rock and roll.
Chica guapa agárrame de la mano, que con ello voy
agudizando los oídos y entonces te mostraré los caminos del rock. Me olvidé de la
memoria ahora una canción llena de sentimientos y de pasión, hasta tal punto qué
me veo encerrado por ser culpable de tener corazón. Compañera no me dejes solo,
que la música es lo más grande que ha existido nunca, pues yo tengo corazón y
por eso me condenan y al saber la razón real ya que el amor, la amistad y la
fraternidad no tienen límites y por ello
todas las canciones son recordadas.”
Como si fuésemos hermanos nacemos juntos, como si
fuésemos hermanos crecemos juntos, siendo una verdadera familia. Qué más da,
todo está por demostrar, pero me quedan pocos días para el juicio final. Sí
hermano, sí chica guapa, ojalá que las escopetas disparasen flores, porque a ti
guapa te sembraría en un jardín de rosas. Qué más da lo que piense, ello, la
justicia a veces se equivoca o son malentendidos que pueden llevar a la
mismísima muerte.
Todo por una guitarra y un poco de rock, y seremos
hermanos para siempre. Tócame esa canción que me hace despertar del letargo de
la vida. Lanza un disco con un Long Play que llegue a ser el número uno, tú
puedes y solamente tú, lo veo todo desde la esquina de la prisión. Todo rock,
todo blues, todo ello conforma la rebeldía, la rebeldía a ser escuchado como
algo diferente, algo que se sale de lo estrictamente normal. Qué más da, yo
seré como seré y no cambiaré nunca por el simple hecho de contentar a una
mayoría llamada sociedad. Una sociedad sucia dentro de lo que ellos llaman natural y normal.
Entre la frontera del odio y la frontera del amor yo
me encuentro, ya no hay quien me salve, tengo los días contados. Que se hagan en
estas fechas clave y cuando mi cuerpo espire, todo es posible, hasta que llegue un indulto o un
perdón, cosa que no creo que sea posible. Me moriré de amor, de amor por
Dolores y el rock, que se puede hacer, no todo está inventado y por ello yo
todavía aguardo cierta esperanza, una esperanza con un toque de blues.
Me desvanezco, desaparezco del mapa un tiempo,
encerrado entre rejas, no sé cuándo saldré o sí han tirado a la basura las
llaves de mi libertad. No sé lo que es mirarme a un espejo en tiempo, tanto,
que la barba se hace trenzas para disimular el tiempo que llevo encerrado.
Maldita sea, yo solo quería tocarle un tema, una balada de rock a Dolores, pero
en fin, mis pies me han llevado a acabar entre estos muros. Siempre
injusticieros, porque hay personas inocentes dentro y eso, eso no debería ser
posible.
Lloro, lloro al escuchar una canción de blues y
recordar a todos aquellos que ya no se encuentran entre nosotros. Me enervo y
me lleno de energía al escuchar una canción de rock, no podría vivir sin ella,
sin la música. Sigo aquí, encerrado entre los muros de la prisión, mirando cómo
pasa el tiempo a través de un tragaluz qué hay cerca del techo. Tengo que hacer
algo, tengo que cambiar de actitud, no me pueden tener encerrado eternamente,
el por siempre el silencio de la música, el no escuchar ni una nota musical me puede
llevar a la desesperación, ya que es mi vida, mi fe y mi esperanza.
“Dolores espérame, pero si no quieres y tienes prisa
búscate a otro ya que lo comprendo, yo no sé el día que saldré, solamente sé el
día que llegué, entrando ese día tan marcado que lo tengo señalado hasta en la
frente.”
El día que yo muera, que me entierren con una guitarra,
pero no una guitarra cualquiera, quiero que esta sea una eléctrica. De esas
capaces de distorsionar y hacer enloquecer al más rockero, ven, ven aquí, acércate,
escucha ahora la canción, no hace falta tocarla ni cantarla, solamente hace
falta leerla.
“Creadores de la música sois, los creadores de la
ilusión y el frenesí que nos hace vivir de una forma más intensa o darnos más coraje
del qué jamás visto. Toca, toca y sé feliz, que yo lo soy, porque mi alma está hecha
de metal fundido. Creadores de todo aquello que hace vibrar, enloquecer a todo rockero,
viajar por el mundo haciendo llegar vuestra música a cualquier rincón del
planeta.”
Como quien no quiere la cosa se hace de noche entre
los muros de la prisión, otra noche más soñando con la salida de este lugar. Pasan
los días, hasta que pierdo la memoria del día en que vivo. Cuál es mi gracia o
mi dicha dónde dice mi nombre y cuál es mi nombre, eso da igual, solamente soy
un ciudadano anónimo enamorado de la música. Por fin respiro aire de libertad,
no sé cuánto tiempo he estado aquí dentro, solamente sé que tengo que recoger
mis pertenencias y me marcharme. Camino, llevando solo un par de euros en el
bolsillo. Entro en un bar cercano y con la excusa de pedirme un café, ojeo un
periódico. Miro la fecha y marca el 10 de junio, he estado cerca de dos semanas
encerrado por ser rebelde conmigo mismo. Pero bueno, sí es otra historia no lo
sé, tentándome en el día que estoy. Situándome me dirijo para casa, sí, mi casa.
Cuando empiezo a sonreír, es verdad que soy un hombre con suerte, hay alguien
que está tocando una canción de rock. Agudizo los oídos y válgame Dios, parece
salir de la puerta de mi casa y de mi ventana parece airear una melodía de
balada de rock. No puede ser, no espero a nadie, ¿quién puede haber dentro de
mi casa? Abro la puerta, todo ello mezclado con la ansiedad de mi alma, cuál es
mi sorpresa a encontrarme a Dolores dentro de ella. ¿Cómo es posible?, ella me
lanza una sonrisa y me dice que he sido mi hermano la qué le ha dejado entrar.
Ella deja de tocar un momento, instante que aprovecho para darle un abrazo.
Todo es música y creación, porque más de uno lleva un artista dentro de sí. Cómo
acabaría esa balada de rock que pasado ya algún tiempo, le explico a mis hijos
toda la historia .Incrédulos a veces de los lances de la vida, sigo escuchando
esta música. Nada me hará cambiar ni a mí ni a Dolores e incluso hemos inculcado
estos valores a aquellos que son mis hijos. Ahora toco una canción, ahora toco un
tema para que el día que no esté, los hijos de mis hijos sepan la historia y
pueden pasarles los valores de aquellos que somos rockeros incansables y que
por ello somos eternos, hasta la posteridad.