miércoles, 1 de junio de 2022

 

Todo por una guitarra

Paseando por la Alhambra voy tomando el Sol, es el mes de mayo y el calor todavía no aprieta. Será en junio cuando sea ya imposible a ciertas horas el caminar, el andar por todos los patios y rincones árabes de la ciudad. Yo solo soy uno más, un turista que anda por la zona, viendo todo lo bonito, que no es poco, y disfrutando del devenir de la gente. Parece que fue ayer cuando empecé a dar mis primeros pasos y hoy en día ya paso de la treintena. Que se le va a hacer, solo todo aquello que es de piedra y es conservado por ello no le pasa el tiempo, que será de mí, yo no soy de piedra. Al revés, soy todo un aventurero de alguna ciudad española, que se adentra por las murallas de aquellos lugares dignos de ver y de respeto. Que le voy a hacer, disfrutaré del tiempo que tengo, antes que este me lo arrebate y muera.

Aquí conocí a Dolores, mi querida Dolores, la misma que me enloquece el alma y por la que pierdo el sentido. Morena ella de ojos negros, no es guapa, es hermosa y no es lista, es picarona y tiene a medio barrio granadino bebiendo los vientos por ella. Que será lo que tiene Dolores, que no duermo ni por las noches. A mí ya me gustaría escribirle una canción, pero no una canción cualquiera, sino una balada de rock.

Ante dichas estrellas yo me fundo en un material de metal, que sería de mí sin el sonido de una guitarra eléctrica. Vibra dentro de mi cuerpo, vibra dentro de mi alma, será así, será como es porque es mi sangre emanando metal fundido. Yo no sé cuál será, yo no sé el qué será, todo empezó no sé cuándo. Lo único que recuerdo es que yo todavía cuando era un niño y ya me sentaba en el balcón de casa con mi radio de los años 70’. Ha pasado mucho tiempo, ha llovido y ha tronado, pero yo sigo aquí, porque al qué sigue el rock nunca envejece, siempre es un alma joven que volar.

Araño los muros, me golpeo la cabeza contra las piedras del lugar, deseando perder el norte, ¡norte!, no sé cuál es, ya que se me acercan unos agentes de la autoridad. Me intentan tranquilizar, intentan que tome asiento y en vez de ello, me enojo y enarbolo la bandera de la rabia y de la rebeldía. La pareja de agentes, me esposan, no hay más remedio, solo deseo que a donde vaya me sea posible tocar la guitarra y porqué no, también cantar.

Es verdad, todo no sé cuándo empezó, solamente sé que la canción ha acabado y todo lo que se hace en un silencio me inunda el alma de soledad. Como será posible que según qué canción me mine dentro el alma, ¡cómo será posible!, pero si es así, todo es comenzar a sentir aquello qué te hace disfrutar de la música. Hay muchos cantantes que nos han dejado un gran recuerdo que jamás se podrá olvidar y por ello, al sacar a la luz todas sus canciones prohibidas, me han metido en prisión. Sí, os escribo ahora desde la cárcel. Todo por no decir no a la música, no sé dónde está viva aquella estrella rock que me hacía despertar llenándome de libertad. Estoy viendo que vida solamente hay una y todo es como linda canción, esa misma que le cantaría y tocaría a aquella chica que me enloquece todas las noches y que con todo mi corazón le hago rugir a este como un león y al mismo tiempo que también que soy suave con ella, como la propia seda yo a ella le digo y a ella le escribo unas letras.

“Ay Dolores. Sí que estoy a tu lado si tú estás al mío, por mucho que nos hayan querido separar yo ya te digo que no te olvidaré jamás. No puedo, mi corazón está tan roto y es muy difícil que pueda volver a amar como lo hice en aquellos tiempos de juventud. Yo a ti Dolores te querré siempre, por mucha distancia que pongan entre los dos siempre te sentiré a mi lado y te abrazaré en la distancia. No sé si me acuerdo de otras frases, pero es así, yo te quiero para siempre de lo siempre, para que así lo sepas te dejo lo que he escrito para que plasme con la letra y la palabra escrita en tinta china en mi propia piel y así no se borre ni con el agua.”

Escrita estas frases en el muro de donde estoy, digo y hago un pentagrama visual en el suelo e invoco al más grande, al más tenebroso, pero él no viene y si viene lo hace de forma tan sutil, tanto, que no me entero. Vendería mi alma al diablo si con ello consiguiera darle un ritmo de blues a la vida, qué sería de mí si no existiera la música rock…  con ella bailo todos los días y mi sangre burbujea haciéndome sangrar la nariz .Todo por unos acordes, do re mi fa sol, que pueden componer una música que me haga vibrar por dentro de mí algo que se nace con ello.

¡Ay!, carajo mi nombre se llama blues, mi hermano se llama rock, entre los dos componemos esta canción. Todo es un do re mi fa sol, que me hace vibrar y enloquezco al escuchar la distorsión que me llega a todo, a lo más hondo de mi corazón. Que daría yo por una guitarra, pero no una guitarra cualquiera, tendría que ser una especial, una de esas que te convierte en una estrella de rock, una de esas que te hace emocionar con el blues.

“Cantemos y bailemos, dame la mano chica que te demostraré mis dotes a la hora de darle vida a la música, cantemos y bailemos que con ello ahora debemos tambalear los muros de la prisión. Sube el volumen, que con ello recordaremos al mundo entero que el viejo rockero nunca muere, somos como unos predestinados a seguir los caminos del rock and roll.

Chica guapa agárrame de la mano, que con ello voy agudizando los oídos y entonces te mostraré los caminos del rock. Me olvidé de la memoria ahora una canción llena de sentimientos y de pasión, hasta tal punto qué me veo encerrado por ser culpable de tener corazón. Compañera no me dejes solo, que la música es lo más grande que ha existido nunca, pues yo tengo corazón y por eso me condenan y al saber la razón real ya que el amor, la amistad y la fraternidad no tienen límites y  por ello todas las canciones son recordadas.”

Como si fuésemos hermanos nacemos juntos, como si fuésemos hermanos crecemos juntos, siendo una verdadera familia. Qué más da, todo está por demostrar, pero me quedan pocos días para el juicio final. Sí hermano, sí chica guapa, ojalá que las escopetas disparasen flores, porque a ti guapa te sembraría en un jardín de rosas. Qué más da lo que piense, ello, la justicia a veces se equivoca o son malentendidos que pueden llevar a la mismísima muerte.

Todo por una guitarra y un poco de rock, y seremos hermanos para siempre. Tócame esa canción que me hace despertar del letargo de la vida. Lanza un disco con un Long Play que llegue a ser el número uno, tú puedes y solamente tú, lo veo todo desde la esquina de la prisión. Todo rock, todo blues, todo ello conforma la rebeldía, la rebeldía a ser escuchado como algo diferente, algo que se sale de lo estrictamente normal. Qué más da, yo seré como seré y no cambiaré nunca por el simple hecho de contentar a una mayoría llamada sociedad. Una sociedad sucia dentro de lo que ellos llaman  natural y normal.

Entre la frontera del odio y la frontera del amor yo me encuentro, ya no hay quien me salve, tengo los días contados. Que se hagan en estas fechas clave y cuando mi cuerpo espire, todo es  posible, hasta que llegue un indulto o un perdón, cosa que no creo que sea posible. Me moriré de amor, de amor por Dolores y el rock, que se puede hacer, no todo está inventado y por ello yo todavía aguardo cierta esperanza, una esperanza con un toque de blues.

Me desvanezco, desaparezco del mapa un tiempo, encerrado entre rejas, no sé cuándo saldré o sí han tirado a la basura las llaves de mi libertad. No sé lo que es mirarme a un espejo en tiempo, tanto, que la barba se hace trenzas para disimular el tiempo que llevo encerrado. Maldita sea, yo solo quería tocarle un tema, una balada de rock a Dolores, pero en fin, mis pies me han llevado a acabar entre estos muros. Siempre injusticieros, porque hay personas inocentes dentro y eso, eso no debería ser posible.

Lloro, lloro al escuchar una canción de blues y recordar a todos aquellos que ya no se encuentran entre nosotros. Me enervo y me lleno de energía al escuchar una canción de rock, no podría vivir sin ella, sin la música. Sigo aquí, encerrado entre los muros de la prisión, mirando cómo pasa el tiempo a través de un tragaluz qué hay cerca del techo. Tengo que hacer algo, tengo que cambiar de actitud, no me pueden tener encerrado eternamente, el por siempre el silencio de la música, el no escuchar ni una nota musical me puede llevar a la desesperación, ya que es mi vida, mi fe y mi esperanza.

“Dolores espérame, pero si no quieres y tienes prisa búscate a otro ya que lo comprendo, yo no sé el día que saldré, solamente sé el día que llegué, entrando ese día tan marcado que lo tengo señalado hasta en la frente.”

El día que yo muera, que me entierren con una guitarra, pero no una guitarra cualquiera, quiero que esta sea una eléctrica. De esas capaces de distorsionar y hacer enloquecer al más rockero, ven, ven aquí, acércate, escucha ahora la canción, no hace falta tocarla ni cantarla, solamente hace falta leerla.

“Creadores de la música sois, los creadores de la ilusión y el frenesí que nos hace vivir de una forma más intensa o darnos más coraje del qué jamás visto. Toca, toca y sé feliz, que yo lo soy, porque mi alma está hecha de metal fundido. Creadores de todo aquello que hace vibrar, enloquecer a todo rockero, viajar por el mundo haciendo llegar vuestra música a cualquier rincón del planeta.”

Como quien no quiere la cosa se hace de noche entre los muros de la prisión, otra noche más soñando con la salida de este lugar. Pasan los días, hasta que pierdo la memoria del día en que vivo. Cuál es mi gracia o mi dicha dónde dice mi nombre y cuál es mi nombre, eso da igual, solamente soy un ciudadano anónimo enamorado de la música. Por fin respiro aire de libertad, no sé cuánto tiempo he estado aquí dentro, solamente sé que tengo que recoger mis pertenencias y me marcharme. Camino, llevando solo un par de euros en el bolsillo. Entro en un bar cercano y con la excusa de pedirme un café, ojeo un periódico. Miro la fecha y marca el 10 de junio, he estado cerca de dos semanas encerrado por ser rebelde conmigo mismo. Pero bueno, sí es otra historia no lo sé, tentándome en el día que estoy. Situándome me dirijo para casa, sí, mi casa. Cuando empiezo a sonreír, es verdad que soy un hombre con suerte, hay alguien que está tocando una canción de rock. Agudizo los oídos y válgame Dios, parece salir de la puerta de mi casa y de mi ventana parece airear una melodía de balada de rock. No puede ser, no espero a nadie, ¿quién puede haber dentro de mi casa? Abro la puerta, todo ello mezclado con la ansiedad de mi alma, cuál es mi sorpresa a encontrarme a Dolores dentro de ella. ¿Cómo es posible?, ella me lanza una sonrisa y me dice que he sido mi hermano la qué le ha dejado entrar. Ella deja de tocar un momento, instante que aprovecho para darle un abrazo. Todo es música y creación, porque más de uno lleva un artista dentro de sí. Cómo acabaría esa balada de rock que pasado ya algún tiempo, le explico a mis hijos toda la historia .Incrédulos a veces de los lances de la vida, sigo escuchando esta música. Nada me hará cambiar ni a mí ni a Dolores e incluso hemos inculcado estos valores a aquellos que son mis hijos. Ahora toco una canción, ahora toco un tema para que el día que no esté, los hijos de mis hijos sepan la historia y pueden pasarles los valores de aquellos que somos rockeros incansables y que por ello somos eternos, hasta la posteridad.

 

 

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