LA TRAMONTANA
Como una rosa de los vientos, hago esta girar a mi
antojo. Ahora son los hombres, ahora son las mujeres lo que más deseo. A unos
por tener ciertos privilegios a la hora de hablar, de las mujeres quién sabe
quizás. Solo quiero ser del mundo y que este me trate bien, solo deseo ello y
camino por las ramblas de Barcelona en busca de ciertas cosas, por ciertos
motivos. Quién sabe lo que me encontraré, todo es un suponer, ya que nada más
lejos de la realidad todo está mezclado como el agua, solo hay que echarle un
poco de azúcar para que la vida sea un poco más dulce. Ya puedes rezar, ya
puedes orar a quién quieras que lo que tenga de ser, será.
Soy obrero de la construcción y mi nombre da igual
decirlo o no, por ahora prefiero permanecer el anonimato, como la vida misma me
mantiene. No suelo escribir sobre mi ciudad favorita, no suelo decir lo que yo
llevo a amar esta ciudad, cosmopolita y urbana. Todo es tanto, tanto es el
tiempo que llevo sin pisar ni el campo ni el bosque, que me rasco el brazo y
saco cemento y hormigón de él. Tanto tiempo estoy dando vueltas que me dan las
tantas. Así que me voy a casa, un piso en la calle Balmes de alquiler, que es
dónde hago verdaderamente vida y me siento a gusto. Tardo un rato en llegar, el
rato que me lleva el paseo cansino del caminar tranquilo. Tomando el Sol estaba
y es que sus rayos luminosos me sientan mejor que cualquier copa, no tengo
prisa, tardo un tiempo en llegar. Es de casi una hora de camino, ya que he sido
de ir a caminar despacio, me gusta observar a la gente, que con sus prisas solo
van a su propia destrucción. El correr y consumir, es lo que la mente, el alma
les lleva a seguir el ritmo de cualquier ciudad. Me propongo subir un día de
estos al Tibidabo, solo por subir, no por entrar en el parque de atracciones,
no, solo por ver todo el panorama de la ciudad al borde de la orilla del mar y
ver como la vista se me pierde a lo lejos.
Abro la puerta y entro en mi casa, en mi lugar de
protección, en mi zona de confort, no me lo pienso dos veces y quitándome la
ropa en mitad del pasillo, ya estoy dentro de la ducha. Dejo caer el agua
caliente, cierro los ojos y pienso que estoy debajo de una cascada, rodeado de
verde por todos los lados. Solo, en este momento, me da por imaginar cierto
relato imaginario.
“Yo sólo sé qué camino por el río sin mojarme los pies,
ando por la orilla sin apoyar las manos ni en las piedras ni en los troncos cercanos de los árboles, me
fruto los ojos y miro al cielo. ¿Qué será de todo ello, aquello que me domina y
me supera a mí?, canaliza su gran poder haciéndome
imaginar cierto texto. Será posible que haya un ser superior un ser de tal
respeto que ni yo puedo negarme a ello, todo es posible en esta vida, hasta ser
zurdo, diestro o siniestro. En fin todo es así, el que diga que no, no está
diciendo la verdad, todo es así, pura energía. Esa qué tanto nos sale por la
mente, esa que tanto que quién sabe realmente si lo que llegamos a hacer está
bien hecho.”
Cierro la ducha y cogiendo una toalla, me seco desde
la cabeza a los pies. Pero en un momento de duda, en un segundo de
incertidumbre, pienso, llevándome la toalla otra vez a la cabeza y hablo o
mejor dicho, grito en voz alta, mientras me la vuelvo a secar, como si quisiera
sacarme algo de esta, me froto como si tuviese alguna mancha o algo agarrado
como una garrapata.
– Tú,
si tú qué crees que me dominas tú, si tú qué te crees que te canalizas, me
crees que no lo sé, todo puede quedar en agua de borrajas sí es mi deseo.
Miro el espejo empañado del lavabo y paso la mano para
ver mejor. Sin poder evitarlo salen palabras de mi boca, más bien balbuceo con
voz grave.
– Bien
no sabes lo que dices, tú simple mortal bien no sabes tú, eres parte del
Universo y el Universo lo soy yo si lo quisiera te dejaría dominar el mundo
pero no, no puede ser, soy yo el más grande.
Tiro la toalla al suelo y haciéndole la señal con el
dedo, salgo del lavabo al mismo tiempo que digo al aire.
– Eso
es lo que te crees tú, alzo la mano en post de la libertad, en el libre
albedrío qué debemos navegar.
Ya fuera de la ducha, expulsado como quién dice,
coloco una vela imaginaria, escucho a un susurro que surge del viento. Todo es
como es nada más, es cierto no salgo de la sala y ello me lleva a divagar y a
reflexionar todo es como es. Nada más es cierto que los diferentes planos que
se abren delante de nuestro sexto sentido, ese, ese que tiene tantos puntos y
tantas estrellas. Ahora sí, con un simple bolígrafo y una simple libreta,
escribo y escribo.
“La melancolía me inunda, me llena de estupor, no
sabes lo que soy realmente. Una simple alma, un siempre yo que no fallará nunca
a su propio criterio, todo por ser como
soy, ahora no camino por la calle.”
Con las manos en los bolsillos, paseo cansino en torno
la sala, cigarrillo en boca, me cuesta tirar para arriba como la vida misma.
Todo es un suponer, todos los que intuyo son de verdad, no quiero realmente separarme
de ello. No son y que sería de mí sin ti, ¿sería libertad o sería fracaso de
todo aquello por lo que he luchado?, nunca se sabe realmente la verdad. Sólo
cuando el cuerpo perece, sólo cuando nuestra mente se libera lo es. Cuando
aprendemos de la verdad del Universo, este se sincera, todo depende de lo qué
depende. Como a nosotros que dependemos de un hilo, no, ese no es hoy telefónico,
no porque simplemente cuando rasgas la cortina transparente, ves realmente lo
que hay después como un suspiro. Pensé yo, que es el descargar todas las
fuerzas de la energía y deberá ser el cuerpo, pero en fin eso era a lo mejor
otra historia. Ahora simplemente me dejo llevar por la música y nada más qué
más da lo que escuche, si la energía se canaliza entra dentro de mí.
He perdido mi religión, he perdido mi fe y mi
esperanza. ¿Qué será de mí?, ahora no, no sé realmente, necesito saber y si lo
supiera no diría nada, me lo callaría, me lo guardaría es lo más profundo de
mis entrañas, qué más da lo que soy o dejó de ser. Como todas las cosas sigo
navegando en mis dudas, dudas e incertidumbres qué sería de mí si uno pensara y sé de mí, sí navegara al son del
sonido de una flauta, había mejor acabado
siendo uno más del redil. Todo eso es una ilusión, pero no se pierde la
esperanza, ¿al igual, quienes pierden la esperanza de que salga el sol cada
mañana?
Sigo paseando por mi casa ya de madrugada del día
siguiente es sábado y no debo de madrugar así que la prisa debe de esperar. Vuelvo a mirarme al espejo y ahora soy yo el
que habla a un niño que se me refleja.
– Hola
niño, ¿qué haces por aquí solo, quién está contigo?, ¿porque no estás en tu
casa con tus padres?
Son altas horas de la noche ya y lo veo corretear como
si nada, como si fuera de día y los demás estuvieran ausentes. Se asusta al
verme y sale corriendo, pero no le doy más importancia y dejo de mirar al
espejo y tomando asiento, me pongo a escribir.
“Entre los mares de Orión, en las líneas de Pegaso se
cruzaron a nuestro paso un sinfín de guerreros, un sin fin de luchadores
valientes con ellos, ellos y para ellos escribo este relato. ¿Quieres que sea
para cerrar un trato de tratos, de esos que se hacen con la Oscuridad?, oscuridad
no hay sólo hay en lo que veis o vuestra mente,
mente inteligente es capaz de
discernir y es capaz me formar una imagen, ya que ellas dicen valen mucho más
que diez mil palabras, aunque yo con ello no estoy de acuerdo, ya que como
escritor que soy, creo que la expresión escrita es lo mejor. Ya que es capaz de
manifestar en palabras y en letras, todo aquello que la imagen no puede decir a
simple vista.”
Hola, no tengas miedo, no os asustéis, escuchar
atentos todo aquello que como un susurro entra dentro de nosotros mismos. Ese
día de aquello que me sobresaltó o de la vida misma me resultó cercano, las sombras
de la noche no nos tentarían a acompañarlas, sombras son sombras y estas son
vigiladas por el centinela. Tienes, puedo decir y digo que no es que sea la
verdadera verdad, aunque yo humildemente no soy portador de ella. Que como un juego
de cartas a veces es la vida, ¿cómo un juego de cartas, quién no se ha echado
un farol de vez en cuando? Las sombras me inundan dentro de mí, me hacen
canalizar energía negativa, para qué ellas, no en mi familia sino dentro de mí,
siga escribiendo.
“Ya es por la tarde del domingo, un fin de semana
diferente pensando en un mañana que ya está cercano, que sea de nosotros la
bondad y la alegría, que lo qué hacemos sea veces bonito. Nos creamos alrededor
nuestro una utopía, pero en fin, como digo muchas veces todo ello es otra
historia.”
Me gustaría tener más amigos, me gustaría ser más
conocido, porque realmente hay personas que no me valoran, pero en fin sigo
haciendo lo que puedo. Me siguen escribiendo las sombras a luz de una vela,
para que le sirva de faro a todo aquel que se quiera acercar y se canalice
dentro de mí amor.
A veces me inunda la tristeza pensando en solo que
todo acaba aquí, que en renacer en otra vida no es posible, hay algo. Hay algo
que intuyo, qué me dice dentro de mí que estoy equivocado, pero la esperanza es
lo último que se pierde y que siempre arde la llama de la amistad y del libre
albedrío. Qué más da si eres camionero o bombero, los dos saben conducir de
manera profesional y tienen su dedicación propia. Todo aquello que creemos se
puede hacer realidad, sólo lo debemos de despertar. Que tarde en reaccionar qué
más da, lo que quiero hacer es ser un búho por la noche y un halcón durante el
día, todo lo demás es relativo y eso me hace pensar qué futuro nos espera ya
que este siempre está en movimiento.
“Te amo, te quiero me lo digo a mí mismo, se lo digo a
mi propia alma, ya que es lo único que poseo desde mi nacimiento, qué más da lo
que piensen los demás. Si quieres vivir solo o en comunidad, nada me hará cambiar,
yo seré como soy, pero además sé de alguien que nunca cambiará.
Todo es relativo, todo se mueve cómo lo hace el mismo
planeta que gira y gira alrededor del Sol, por ello mismo yo me salgo
evoluciono en línea recta, para no seguir soñando y no despertar dentro del
sueño. Se acabó ya el fin de semana y con ello el descanso del obrero, qué más da no solamente sé qué me quiero.”
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