lunes, 1 de noviembre de 2021

 

ESCALERA AL INFIERNO

Sale el Sol por la mañana, se esconde ya la Luna a descansar, después de alumbrar la noche gélida en este otro lado del confín de la Tierra. Sentado estoy, mirando hacia las imágenes pintadas en los cristales de la iglesia. Tierra santa, espacio sagrado se dice, alumbran con velas el lugar. Sentado en silencio, escucho una voz que me susurra y no tardo en con papel y lápiz, el empezar  a hacer al principio garabatos, para acabar escribir cierto relato, que no está lejos de la realidad, aunque sea un secreto a voces, como voces son las que me vienen y me susurran, diciendo de mí verdaderas barbaridades, haciendo que hinque al final las rodillas y mirando a Jesucristo y me ruegue a él, como aquel que le pide explicaciones, pero no escucho su voz ni veo que se mueva. Solo noto una energía  que me envuelve y me entra dentro de mi cuerpo, llenando toda mi alma dejándome casi sin movilidad.

      Señor, dame fuerzas para que sea capaz de relatar todo aquello que para mí es verdad. Señor, yo de ti canalizo toda tu energía para que esta me llene de valentía y pueda gozar del libre albedrío, como libre soy y a ti no me siento atado y por eso no voy de lado a lado. Como el que sube una montaña, ¿qué habrá arriba de esta, estará la verdadera verdad o simplemente esta la cumbre desde donde todo se ve?  Seguro que solo es todo aquello en lo que todos somos ciegos, porque no hay mayor ciego que aquel que no quiere ver, aquel que se enerva en discutir lo que es de verdad. Dame la razón entonces y dame la fuerza para que ellos lo puedan contar, no quiero correr, quiero caminar despacio ya que es lo que me pide aquel que se introduce en mi interior, aquel al cual le mantengo su máximo respeto es solo dar su palabra.

Ya  no se cruzan espadas sino energías, para poder seguir luchando forzando así que la cortina transparente se rasgue completamente, dejando ver, dejando vislumbrar, todo aquello que hasta ahora nos ha sido desconocido. Todo por creer en aquello que posiblemente no sea cierto o quizás sí y yo solamente haya sido tergiversado por en una realidad paralela.

      Dime, dime hermano tú que entras dentro de mí de forma respetuosa, di mi hermano que quieres realmente para que yo pueda contar tu historia. Tienes que dejar verte o al menos dejarte percibir, para que yo pueda escribir. ¡Ay!, qué será de mí después de coincidir contigo, ha sido una casualidad, aunque estaba escrito que todo esto iba a ocurrir.

Que se puede decir, yo no me levanto, sigo de rodillas como si fuese rezando una plegaria lo que cantara. Todo son otros tiempos y otros momentos los que  me llenan de gozo y recuerdos, como si aquel que me entra hubiese sido en otro momento alguien importante en una de mis tantas vidas.

      No lo sé ciertamente, no lo sé, yo como amante de las letras canto a veces acompañado por mi mandolina, canto y bailo contando historias de caballeros y templarios. No hace falta que diga mi nombre, ya que he tenido tantas reencarnaciones que no sé cuál es el verdadero. Le respondo, entrando poco a poco en su mente, haciendo de esta  agua clara de algún manantial.

      Sangre en el campo de batalla es lo que se ve, sangre y más sangre hace de ella brotar flores como flotan rosas en el mar, pétalos de todos los colores como de razas y condiciones han caído en la tierra. Yo fui testigo de algo que es difícil de olvidar, la batalla era lo de menos lo más malvado y lo más cruel eran los saqueos, todo el pueblo corría y de espaldas morían por el golpe de la espada de aquel que se creía dueño de la vida de los demás, sangre y más sangre corría ladera abajo, como un reguero sin piedad.

Sombras percibo y me pongo de pie, y sin mirar hacia la cruz que tengo en frente, salgo de la iglesia con mi papel y lápiz….

      Yo solamente escribo, no me digas esas cosas que me acaban en paranoia, no puede ser cierto. ¿Cómo puede ser verdadero, aquello que cuentas?,  aunque tengo una vaga realidad de que todo es posible.

      Bebe mi caballo, come y descansa, que mañana nos queda un día más de lucha, lucha contra aquel que nosotros decimos diferentes, porque lo dice así, lo dice y nosotros nada más obedecemos órdenes, qué más da  Se dice a sí mismo, como si todavía estuviera en el plano terrenal.

      Viviré para luchar, viviré para saquear, ¿quieres ser mi recompensa?, pues ponte delante de mí y dame todo lo tuyo. Así es y que así se escriba y así se lea, porque todos somos portadores de nuestra verdadera verdad, porque todos creemos tener la conciencia tranquila, aunque sea esta de asesino y ladrón.

Lanzas de poder se alzan hacia lo más alto del castillo, construido por las manos sangrientas y los cuerpos desnutridos de aquellos que  llamaban esclavos. Lloro, lloro  desconsoladamente por aquellos que me invaden el alma llenándome de la pena, del horror que vivieron en una época dónde lo desconocido era fe. Donde aquello que no se le puede dar nombre era considerado sagrado, como sagrado es aquello que me invade y canalizo para poder transcribir, escribir y relatar lo sucedido.

      ¿Quién será aquel que me invade, que será aquel que me lleva a borde de la locura, no serás tú verdad? Alguien será de verdad, porque si no yo no encuentro razón alguna para que esté yo de esta manera.

Como legiones espartanas luchan dentro de mí aquellos que se dicen ser mis amigos, pero no saben todavía aún que me guardo una carta, un As debajo de la manga que es difícil que ellos vean. Todo sucedió o muy rápido muy lento, según se crea todo puede ser verdad, no todo puede ser mentira o quizás sí sea verdad. Sí es simplemente una herejía,  si es así, si hay algo después que me perdonen, pero yo no creo en cosas que no veo. Soy tan escéptico, que me cuesta creer aunque sea yo el que escriba tal relato, todo sucedió tan deprisa, todo se dio en un instante y yo me quedé perplejo al ver realmente lo que sucede cuando nuestro cuerpo perece. Podría llamarle Juan, podría llamarle Antonio, da igual el nombre, ya que en el otro lado somos uno más del conjunto de toda la luz.

      Corre,  corre me decían de joven. Corre, corre con espada en mano, ya luchaba aunque esta fuera al principio de madera, todo, como en todo en esta vida se necesita un aprendizaje y yo no fui menos y así ocurrió y así lo relatarás.

Solamente había un error, solamente hay una habilidad y una debilidad, la habilidad era el coraje y la valentía y la destreza con aquella que es con la que se defendía. La debilidad era simplemente las faldas de aquellas jóvenes que corrían a su alrededor, qué puedo contar para que me creáis que hay algo después de esta vida. Qué puedo decir, lo que sea que me invade se merece un respeto por su valentía, qué puedo decir más sino simplemente que si se lea y así se escriba.

      Puedo caminar, puedo andar por las llanuras, puedo trotar a lomos de mi caballo por según qué caminos de paz o de guerra, ¿qué será de mí cuando yo muera, qué será de mí cuando la letra ya no sea impresa?, cuando nadie lea y aquellos trovadores dejen de cantar aquellos relatos épicos, que a mí ciertamente, me hacen recordar que vivo en otro tiempo y en otro espacio.

      Todo es posible viejo amigo, todo es posible mientras todo sea de abrigo, no por el frío y la lluvia sino por la amistad y la concordia. Le contesto, abriéndole mi alma y mi corazón.

      En eso tienes razón, porque realmente la gente se pelea, la gente discute sin darse cuenta de la suerte que tienen.

Como en la noche perpetua, duerme en letargo aquel templario que se cree dueño y señor  de todo aquello que alcanza a ver con la vista, con la mente puesta en más allá del horizonte. Descansa la noche en paz, porque le esperan días de guerra, todo es relativo, menos el golpe de espada que puede recibir cualquiera detrás de la cabeza al pasar, dejando la sangre brotar de nuevo sin parar. ¡Ay señor!, ¿qué será de mí si yo solamente en mi corazón albergo la paz del amor?, cómo me puedes venir tú señor a decirme que coja con la mano derecha la espada y con la izquierda maneje el escudo de la venganza.

No se abren puertas a golpe de maza, son solo con las buenas palabras como se llenan los corazones faltos de cariño….

      Por favor señor, date cuenta de tu error y no canalices energías negativas que pueden llegar a arrancar corazones llenos de amor y valor, qué es lo que verdaderamente ha de prevalecer en el mundo que conocemos, ya que tú me hablas desde el otro portal, desde un plano adónde llegaremos todos al final.

Me comenta y me dice, me dice y me comenta que ardieron las casas como hogueras por San Juan a tu paso y tú te escudas en que son solamente son órdenes llegadas desde lo más alto. Yo me pregunto qué beneficio y qué respeto puede tener todo aquello que no da al final con la amistad hacia la concordia.

      Te digo y me marcho, que contigo yo me enervo y me enojo. Ya que la amistad y la concordia son para los débiles. Yo solo deseo volver, pero no sé si lo conseguiré. Estoy encerrado, es cierto, encerrado como una sombra en el anochecer tardío de una montaña tan alta, que no se ve ni el Sol ni la Luna. Atisbos de lo que un día yo fui se me reflejan, hechos por los cuales me maldicen pero que yo, siendo como soy, valoro y alzo a lo más alto. Solo puedo decir que un día volveré y seguiré y seguiré, ya que ese es mi objetivo y mi empeño, aunque para ello deba de convencer a quién haga falta.

Espantado me quedo con sus palabras, hace frío y más aún con sus palabras, casi quedo congelado, no por el frío de la mañana sino por el futuro incierto de un ayer. Cansado estoy, agotado me encuentro, pero asustado y de piedra se hace mi cuerpo y mi alma, al ver el reflejo de la iglesia en el suelo. En este se ven ciertas cosas y otras quedan ocultas, ya que los cristales no dejan traslucir toda la verdadera verdad. Solo veo una cruz invertida, que me hace ver lo que es cierto, aunque no lo quiera creer a lo primero. Me voy, me alejo y vuelvo a respirar con toda mi alma, solo me encuentro y feliz por saber lo que sé.

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