Estoy cansado, muy cansado. Cansado y triste de ver, como
funcionan las cosas. Que más da, que más se puede pedir. Que si no esperar, un
esperar que puede ser largo. Largo y penoso, penoso como aquello que se hace,
sin ilusión y con esfuerzo. Gira, que gira. Como un ratón en una rueda, es a
veces la vida. Una vida, que puede tener dos caras o dos cruces, todo depende
de donde nos ubiquemos. Todo y todo es relativo. La felicidad en sí, es
relativa. Solo, solo un hecho en un momento puede provocar la tristeza, dentro
de tu ser.
Abrázame, dame un abrazo y sentiré la felicidad de nuevo.
Que más da, hay muchas clases de amor. Pero ya sabes, cual es la que más
necesito. A lo mejor es el amor y deseo carnal o simplemente es el cariño y el
mutuo respeto. Cógeme de la mano, apriétala fuerte y hazme sentir seguro,
seguro de mí mismo. En un entorno, que parece hostil.
Llueve, llueve a cántaros y yo lo miro a través del cristal
de la ventana. Viento, mucho viento. Me hace estremecer y me abrazo yo mismo,
dándome cuenta que no me hace falta nadie. Solo yo mismo, yo mismo con
confianza. No dependo de nadie, solo de mí mismo. Ahora, un abrazo real y no
hipócrita sienta bien. Solo aquel, que no viene acompañado con un puñal, es de
agradecer.
Blanco o negro, porqué no puede ser gris. Hay muchas
tonalidades de grises, pero solo un blanco o negro. Solo un sí o un no, solo lo
real o lo irreal. No puede ser todo relativo, tiene que ser como debe de ser.
Todo tiene un precio, hasta un beso lo tiene. Que puedo pedirle a la vida, que
sea gratis. Gratis, casi no lo es, ni el aire que respiramos. Que va a ser
gratis, que va a ser si hasta el amor tiene un precio. Dime cuanto tienes y te
diré lo que vales, dime un precio por quererte y yo me lo pensaré
detenidamente. No te estoy poniendo en venta ni quiero que me regales tu
cariño, solo saber si es de verdad o tiene una etiqueta por detrás, por la espalda que no veo claramente.
Estoy solo, muy solo. Ni la compañía de la televisión, llena
mi cuerpo ni mi tiempo y decido escribir, escribir para poder soltar. Soltar
por no llorar, porque la humanidad no tiene corazón. Solo tiene el recelo de el
del al lado, de aquel que tiene cerca. De aquel, que dice ser amigo. Pero que a
la hora de cerrar la puerta, no se sabe si por dentro escupe y maldice.
Quien está libre? A saber, yo no sé nada. Solo que el que
dice, que tiene muchos amigos, en verdad tendría que contar los enemigos.
Seguro que son cientos, pero el que dice tener pocos, es aquel que los cuenta
con los dedos de una mano.
A veces y solo a veces, vale solo escuchar el sonido del
viento. Nada más, ni música ni lamentos. Solo el viento, que se cuela por una
rendija. Eso significa soledad? No es así, eso significa compañía. No hace
falta, estar acompañado físicamente. Para sentir el aire colarse a gran
velocidad, como si quisiese decir algo. Como si quisiese dar palabra y con su
sonido interpretar algún mensaje. No hay que pensar mucho y solo tener cuidado,
de cuando hace viento. Viento y agua, que golpea sobre el cristal de la
ventana. Mientras yo me siento seguro dentro de casa, solo el aire que se
cuela. Me avisa y me alerta, de que nunca se está solo y que nunca se sabe, de
donde puede venir un abrazo.
Duermo o sueño despierto, que es real? Solo lo que vemos o
sentimos, es lo que verdadera-mente creemos. Lo demás, solo no queremos verlo o
sentirnos identificados. Por la sencilla razón de que somos así, escépticos
para lo que no queremos. Que es más real, que el propio nacimiento y la propia
muerte. Solo la vida está por el medio, una vida en la que intentamos querer o
abrazar a los que más sentimos cariño sin preguntarnos si realmente nos quieren
a nosotros mismos.
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