lunes, 15 de junio de 2015

Quieres viajar a lo desconocido, fúmate un poco de hierba y experimentarás lo que nunca tu imaginación, ha podido llegar a ver. Fuma y sentirás la sensación de volar y flotar. Alcanzarás el cielo con la mente y podrás dibujar el arco iris en tu cerebro. No hagas caso de lo que dicen, de los que están en contra. Tú fuma y verás el séptimo cielo. Verás el otro mundo tan cerca, que te quedarás enganchado.
Fuma un poco de hierba, yo te invito a la primera. Para que lo pruebes y compruebes que no te miento. Fuma un poco de hierba, mucha gente lo hace y saborea como el humo fluye por su cabeza, dejando sin acción ni reacción a tu mente. Déjate llevar y podrás navegar por los mares que nunca has visto y podrás caminar por los senderos oscuros de lo que llaman “droga”.
No hagas caso de aquellos intolerantes, no hagas caso y fuma. Fuma hasta que en el ambiente, se forme una densa “niebla” de humo. Entonces ya no tendrás escapatoria, serás enganchado a la hierba. La “niebla” no te dejará ver el horizonte y quedará tu mente tan plana y dirigida por mí…… Eso es la “droga” y sus efectos. Tú viaja ahora gratis que ya te cobraré y encima serás mío. Me pertenecerás y además ganaré dinero.

Duerme si quieres, hasta que se te pase el efecto. Después te venderé todo lo que tu cartera pueda soportar.  Que hombre más ingenuo, nadie está libre de caer. Él ya es mío. Otro más para formar la cadena…..
Que has hecho de mí, ahora no soy capaz ni de escribir. Dame una calada o échame el humo a la cara. Que has hecho de mí, que ahora tengo que fumar si me quiero reir. Antes era risueño, ahora me veo siempre con sueño.  Que más da, cuánto cuesta. Cuánto vale, el poder navegar por los rincones oscuros de la droga. Cuánto cuesta, entrar en ambiente. Si no fumo, no me dejáis entrar. Porque despierto, me daría cuenta del error y echaría a correr. Pero no lo hago y compro y no como. Con el dinero de la comida, fumo y no me desespero. Solo ha sido por un día más, está todo controlado. Con lo comprado, tengo para varios días. Mañana podré comer y navegar al mismo tiempo. Echo una calada y una tras otra, sigo riendo. Riendo a mi manera, mi cabeza flota entre el humo de la hierba, que se va quemando a la misma velocidad, que el papel que la envuelve.
Aspiro hasta quemarme los dedos, estoy enganchado. Como podré dejarlo, aunque creo que lo tengo controlado y es toda una autopista hacia la felicidad. Que caray, no tengo cosa mejor que hacer, que fumar. Aprovecho el tiempo libre, que me deja el trabajo y fumo uno tras otro. Hasta caer anestesiado hacia el anochecer. Aprovecho y duermo, duermo y sueño.
Pasan las horas y sigo durmiendo, sigo soñando y no escucho el despertador. No escuché el timbre de corneta, que me avisa de que tengo que volver al mundo real. Que es real o irreal, que es verdad o mentira. La vida es una sátira del mismo ser humano, yo fumando me siento en mi mundo. Un mundo que he formado a mi medida, solo con un poco de hierba me mantengo.
Vuelve a sonar el timbre de corneta y esta vez sí que me levanto, es hora de trabajar. Un trabajo sucio y pesado, pero no hay otra cosa. Menos mal, después me evadiré con mi humo.
Uno por vender y ganar, yo por comprar y perder….Que más da si soy un perdedor, que más da si el mundo me ha comido ya. Necesito de la hierba, para ser feliz. Estoy enganchado hasta las cejas, que será de mí. Cada día necesito más y ya no me conformo con fumar después de la jornada, si no que lo hago a escondidas mientras trabajo. Lo hago, solo me delatan unos ojos rojos. Que no pasan desapercibidos y que no puedo ocultar, tras las negras lentes de unas gafas. El encargado empieza a sospechar de algo, se me acerca y observa como trabajo, yo no hago mucho caso de su presencia y sigo a destajo. Se marcha y sonrío, podré seguir en los dos mundos. En el real y en el irreal, haciendo viajes a lo desconocido. Un viaje que cada vez, conozco mejor o cada vez me veo peor, quien sabe. Solo sé que necesito un poco de hierba, para poder volar, volar y flotar como el humo, en el aire.
Suena la sirena, soy libre. Libre por unas horas y mientras voy para casa, voy pensando en reunirme con aquellos que siguen mi mismo camino. Que será de todos nosotros, no seguimos el camino trazado y eso que está bien claro. Trabajar y procrear. Pero eso no es para aquellos que no son bienvenidos entre la sociedad. Una sociedad que te maltrata y no quiere a aquel que intenta rebelarse.
Una ducha rápida y ya echo humo, un humo que flota en el aire y me visto con ropa de calle, una calle que me espera, hasta altas horas de la noche. Me chocan la mano, me ponen ésta encima del hombro y me llaman por mi nombre. Me siento integrado, entre los que no son aceptados. Fumamos y reímos, reímos por no llorar. Pero por unas horas, me siento a gusto y nada puede hacer romper este momento. No hay ventanas y se condensa el aire, un aire turbio que se mezcla con el sudor de la gente. Da igual, aquí me quedo. Hasta que sea la hora de marchar para casa y seguir soñando. Soñando y despertar mañana a la  realidad, una realidad que empañaré con los “cigarrillos” que fumaré.

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