lunes, 8 de junio de 2015

Estoy en espacio, respiro por mi burbuja de cristal. Veo naves estelares y cohetes espaciales. No es el efecto de ningún alucinógeno, sino más bien es un sueño hecho realidad. Son de metal de acero y flotan por la falta de gravedad. Me creo el centinela, el guardián de toda la nada. No bajaré a la Tierra, me encuentro muy a gusto, aquí en el exterior. Que será de mí, no quiero ni comer. El estómago no me pide nada y la garganta está húmeda de la emoción. Sigo flotando, tengo aire para rato.
Me saludan con la mano. Veo como atónitos,  no se creen lo que ven sus ojos. Ellos se sienten protegidos por sus naves de acero y yo solo, flotando en mitad de la negritud. Con la sola ayuda del respirador. Que pasará cuando se acabe el aire, que pasará cuando no me mire nadie. No tengo donde regresar, es como bucear en medio del mar. Sin barco que me rescate, que pasará? Al menos no hay ni tiburones ni animales cósmicos. Solo faltaba que hubiera, alguna amenaza. Entonces sí estaría asustado, entonces sí que estaría alarmado. Será una bonita muerte, envasado al vacío me conservaré por los años de los años. Hasta que alguna nave espacial, recoja mi cuerpo. Pero yo ya no estaré dentro de él, donde estaré? A saber.
Sigo respirando, sigo mirando y me siguen saludando. Nadie se acerca y me dejan en medio del vacío, solo tengo ya aire para unas horas. Unas horas que se hacen interminables, es como si tuviera curiosidad por saber que hay detrás. Es como querer ver a través de una cortina opaca y no vieras nada. Solo intuyes la luz, una luz poderosa, que atraviesa lo más duro. Quiero correr la cortina, pero no puedo. Quiero ver la eternidad, si realmente existe. Me estoy durmiendo, que muerte más plácida. No tengo frío y sigo flotando como en una nube.
No tengo dinero, no tengo propiedades y nadie va a heredar nada mío. Solo veo a aquellos que celebran el regreso a casa, solo veo a través de un sueño. Un sueño plácido, que precede a la muerte. Una muerte silenciosa, un adiós sin retorno. Flotaré como si estuviese enganchado a alguna droga, que droga si no a la de la vida. En esa sí que nos enganchamos todos, intentamos exprimir hasta el último segundo. Para poder decir que se ha vivido. Yo sigo flotando, yo sigo soñando dormido ya. El aire se acaba, se me hincha la cara y la garganta se reseca. No hay nadie que me salve en el último segundo, me quedaré por los restos en el vacío. Es como en la vida real, te puedes caer que nadie te echa una mano. A lo mejor si muero de una vez y ven el resultado cambie algo la humanidad y sirva para algo mi muerte, aunque lo dudo.
Sigo flotando y siguen pasando. Ahora sí que se acercan, pero con mucho cuidado de no rasgarme el traje. De una de ellas, sale un brazo mecánico y me coge de un pie, introduciéndome en la nave.
Que sorpresa la mía, no son seres humanos. Son otra especie, seguramente más inteligente. A lo mejor me quieren para hacer estudios o a saber. Me quitan la burbuja de cristal y mis pulmones se hinchan, como los de un niño acabado de nacer. No grito, no lloro. Pero si me río, me río delante de ellos y se quedan perplejos. Dirán, que falta de respeto. Encima que le salvamos la vida, se ríe. Intento hablarles, pero no me entienden. Lo intento con gestos, con mímica y resulta. Me comunico! Que bárbaro, esto nuevo. Tengo que ser el primero, pero ellos me dicen que no. Que hay varios, de varios países entre ellos. Me abrazan por el hombro y me conducen al centro de la nave. Es cierto! Están ahí, me sonríen  y yo les sonrío. Es cierto mi sueño, ya no tendré que preocuparme de bajar a la Tierra.

Son matemáticos, físicos, filósofos…Que más da, me encuentro entre ellos. El azar y el destino me ha llevado a conocer este otro mundo. Un mundo virgen y sin explorar, del cual mejor que no se entere nadie. Sería destruir un bonito paraíso, paraíso para aquellos que buscan la cordialidad y el entendimiento. No la muerte y la destrucción.

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