SIMPLEMENTE SUSANA
Dime
viejo amigo, de que estoy equivocado, que
todo es fruto de mi imaginación, que nadie más andará mi camino solitario. El sonido de
las aves, el sonido de los pajaritos cuando están en época de celo, me hacen recordar un viejo
amor que fluctúa por mis adentros, que me desgasta y me corrompe el alma y mi
cuerpo, hasta el punto de no saber quién
soy yo. Solo me evado en las barras de
los bares de las afueras de la ciudad, como si mi vida no tuviera sentido
alguno y solo tuviera que dejarme
llevar, hasta que un día el ángel de la
muerte se presentase y me llamara para que le acompañara.
—
¿De qué vas tú?, que te crees tan poderoso, qué
crees que puedes gobernar el mundo. ¿Quién te crees que eres como todos alcemos
la voz?, tú te quedarías sin nada y Susana que esté ese día conmigo…. pero en
fin eso son otras cuestiones que ya te
plantearé cuando mi cuerpo muera y tenga la posibilidad de acercarme otra vez a
ella.
Lazos de color brillante anudo en el puente de la discordia,
lazos de color verde anudo en las ramas de un viejo árbol. Sangre roja
burbujea desde sus entrañas, como
si fuese
un verdadero manantial. No sé si
es lloro o risa, si es alegría o
tristeza, pero todo ocurre así. El árbol inmóvil sugiere el movimiento de sus hojas a favor del viento del Oeste sin
que ello haga parar mi corazón latente y
falto de amor.
Tiene la raíz muy profunda, al igual que profundo es el amor
de mi corazón hacia ella. Ando por los bares recordándola, con la mano
izquierda aguanto su foto carnet mientras que la derecha me sirve para coger la
botella. Esté medio llena o medio vacía eso es lo de menos, lo importante es
que haya siempre un camarero que me pueda servir otra, hasta que al final caído
por el alcohol me doy por vencido y regreso a mi casa.
Pero aún es pronto y solo acaba de empezar
la fiesta, ya sea en tu casa o en la mía, en el bar de al lado o en el bar de enfrente, toda ocasión es buena para
festejar y olvidar por un rato todo aquello
que nos hace daño, dejándonos
doloridos y sangrando como el viejo árbol, que parece impasible pero sufre en
verdad.
Rema que rema, surcando los mares de las tinieblas voy en
busca de mi propia existencia, ¿qué será de mí, que será de aquellos que me
reconozcan por mi semblanza?, a ellos mismos voy, yo no sé qué decir. ¡Oh! No
sabría mejor decir sí no sé qué decidir.
¿No era así como nace el amor puro?, casi seguro que no, no
era así seguramente que no yo no llegué. Decida perros, perros que hablan de perros, yo no hablo de
nada de eso. Lo que digo, es que es lo
mismo nacer de vientre de alquiler que de aquello que surge de una noche o de
varias, quién sabe qué lo que puede llevar a hacer aquellos gestión de ellos, hay
más respeto donde debemos más cariño de que el que adoptado qué hora crees que
es regenerado.
Ella se llamaba Susana, su nombre es uno de tantos de los
que hay en el mundo, pero ella era una chica especial, era una chica del mundo.
Chica de los bajos fondos, Susana, Susana,
Susana tu nombre me trae tantos recuerdos que no puedo totalmente
nombrarlos. Susana, Susana, Susana, qué sería de mí si tú estuvieses aquí. Yo
no te olvido, espero que tú tampoco lo hagas, aunque ya no estés conmigo, todo
pende de un hilo. ¿Susana quieres casarte conmigo, Susana quieres venir a vivir
conmigo?, me harías el hombre más feliz del planeta, serías la envidia en el
barrio pero al mismo momento yo sería el
más deseado por tantas mujeres que no podría contarlas ni darles número.
Solo decir solo el nombrar Susana, hace que ellas se vuelven
locas de envidia y quieran ocupar tu puesto, ya que yo soy el hombre más rico
al tenerte a mi lado. Susana, Susana, Susana, no olvido tu nombre y a veces no
recuerdo que ella no está aquí, que no depende de mí tu propia existencia. Si
fuese capaz, si tuviese la posibilidad alguna encendería un gran cirio o
montaría tal que tú acudirías a mi lado, pero eso ya no es posible, eso ya no
está a mi alcance. Los que un día como hoy de hace varios años, alguien o
algunos por alguna razón que hoy en día todavía desconozco, te dieron muerte.
Yo acudo a menudo adónde yacen tus restos, me quedo inmóvil,
me quedo pasivo o mejor dicho me quedo sin palabra alguna ya que por mucho que
diga no podrás volver nunca. Si
estuvieses aquí te diría tócame, tócame mucho para que ellos noten tu presencia,
para que ellos sepan que realmente existes y no eres fruto de mi imaginación. Podría
escribirte una carta que te llegará te diría lo siguiente….
“Susana, Susana, Susana, eres la mujer más bonita del mundo.
Esto puede sonar muy vulgar, pero la verdad es la verdad, todo es como eso y yo
que soy del montón daría lo que fuera por poder acariciar tu rostro. Susana,
Susana, Susana, te escribo esta carta
abierta por si alguna vez llega a tu mente y la puedes leer.”
Aunque soy un poco
escéptico en todo ello, por eso no paro y voy de cerveza en cerveza y me paso
el día deambulando por las calles sin ningún tipo de destino, no sé ni cómo soy.
¡Oh sí!, quién lo sabe, a saber. Yo no
transmito esta voz, solo transmito estas frases para que lleguen a aquellos que
ahogan con alcohol sus penas, intento
salir de ello pero me completamente difícil de hacer.
“Qué curioso, siento cierto calor y siento frío a la vez,
cómo si con un escalofrío ardiente mi amor impuro recorriera todo mi cuerpo. No
sé si es la cerveza, el whisky, pero corriendo no llego a tiempo y vomito todo
lo que llevo dentro. El camarero al verlo me echa a patadas, por qué será sí yo
solo busco el amor puro en aquella muchacha llamada Susana. Qué más da, para mí
ahora todas son Susana, que le voy a hacer al tiempo si me voy volviendo cada
vez más viejo, la única ventaja de ello es que cada vez estoy más cerca de ti,
por eso esta carta me espero que la recibas de mí”
Sigo deambulando por la calle de lado a lado sin orientación
alguna, necesito saber por la calle que ando, qué será de mí cuando pierda la
esperanza. Espero que eso no vuelva nunca a suceder y que la carta que te he
escrito te llegue y me esperes, porque ello con otra mujer no voy a estar,
porque en todas ellas veo reflejada tu rostro y no puede ser, está el amor que
deseo contigo que percibo tu olor en cada rincón.
–
Dime Luz quién es ella, que me embauca de esta
forma, dímelo hermana mía quién es esta muchacha en la que pienso cada día.
Mirando las farolas se
queda en espera de alguna respuesta,
espera y espera, hasta que sentado en un banco de un parque se queda dormido.
Ello le transporta, le redirige a cierto lugar, a cierto entorno en el que solo habla con ella.
Pero ella no es Susana, es Luz quién le responde.
–
El cielo es muy grande para encontrarla,
necesitarías una eternidad ya que quedan luces que a veces se confunden en la oscuridad.
Quien sea verdad, quién era ella, la conociste una noche de fiesta y para ella
la fiesta era continua, ¿qué te crees que es la vida? No pienses en ella, búscate
una, una que no en la que no veas su cara reflejada como si mirases un espejo.
–
Anda despacio y ven para casa que a ella te guío
desde el otro lado, qué más da ven aquí corre, acércate a mí no te lo pienses
dos veces y pon la mano en el altavoz.
Lo que te voy a contar
no es una historia de amor y a lo mejor no tiene un final feliz, pero es la verdad y nada más que la verdad,
así lo cuenta ahora yo el narrador de
esta historia.
–
El amor el verdadero amor solamente se cruza en
nuestro camino rara vez, con qué deja la cerveza y sal, descubre todo aquello que todavía tú no
conoces y en donde pueda ver alguna chica que es de tu agrado. No lo olvides
nunca ni la olvides a ella tampoco, porque el amor aunque en este esté presente
te acompañará siempre.
Hace caso omiso y
sigue su camino ahora despierto, qué más da, es su vida, no es la mía.
El camino es largo y lo hago
tan despacio, que la gente se me queda mirando. De lado al lado voy sin
saber rasgar la cortina transparente
que nos separa a todos, ando despacio recordando los paseos con ella cogidos de
la mano. No era una chica normal, para mí era especial, pero para gustos
colores nadie puede decir que ha elegido
la chica perfecta, simplemente pueden decir, que se están con las chicas que
quieren que aman y qué se desean.
Decía que esperaría, pero yo no sé si creerme nada, porque
resulta que para mujeres hay un millón. Pero solamente una pequeña parte son
para mi corazón, no todas ellas son de mi razón ya que en ella me fijé en su
inteligencia qué más en otra cosa.
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