martes, 15 de junio de 2021

 

VIENTOS TRISTES DEL SUR

Hubo un tiempo, un pasado feliz en mi vida, los vientos que soplaban eran aires de libertad y felicidad, no es que me lo invente, solo lo relato ahora que estoy en paz y en calma. Tengo todavía su foto en la cartera, la llevo conmigo siempre, no la olvidaré jamás y es que no hay nada como el amor verdadero. Cuando te sientes que vuelas con los pies tocando el suelo, que levitas dentro de un sueño que parece no tener final y deseas parar el tiempo y que las horas no sigan su curso. Pero eso nos es así, lamentablemente todo tiene su final, como un disco de vinilo acaba de circular y finaliza la canción y el brazo del tocadiscos vuelve a reposar solo en su lugar. Así es de triste la vida, aunque para estar triste, primero debes haber sido feliz si no es así significa que no has vivido. Ahora, sentado por fin en el sofá de mi casa, fumándome un cigarrillo, me vienen cosas fugaces a mi cabeza que deseo compartir con vosotros.

Recuerdos en un ayer no muy lejano, cuando todavía estábamos enamorados y nos rozábamos piel con piel, nos besábamos labios con labios. ¡Te acuerdas!, tiempos, solo eran tiempos jóvenes a luz de unas velas, ya sea en la cama o en la alfombra de casa. Nos queríamos, nos amábamos y dejábamos correr la pasión y la imaginación, así como las risas y los lloros de alegría.

Solamente han pasado cuatro años que para mí han sido como cuatro siglos, no es posible que por un error y una reyerta nos hayamos separado. Quien sepa realmente lo que hicimos, quien sepa realmente lo que bebimos, que hable, ya que solamente sé que ya no estás conmigo y yo ahogo mis penas en el alcohol. Cerveza a cerveza, vino a vino y copa s copa yo me voy a autodestruyendo, yo me voy desmoronando. Pues el no tenerte a mi lado no sé lo que soy o cómo soy y te sigo queriendo enormemente. No hay día que no me levante con tu recuerdo, no hay día que no me queme la sangre sin poder olvidarme de tus besos. Solamente el sabor de la cerveza los ahoga, me fustigo yo solo, porque sé que no entraras por la puerta del bar. Aunque ello me desemboque en un lloro tan amargo, que se mezcle con el sabor de la cerveza. Cada vez que se abra la puerta del bar miraré hacia ella, con la esperanza de ver tu imagen y sentir tu voz. Eso es lo que me llenaba, me colmaba de alegría, ahora solo me siento, ahora solo me encuentro a veces y solamente a veces me voy a la playa. Sí, a la playa y en ella veo como las olas se acercan y después se alejan una y otra vez, el aire que respiro es salado como mis lágrimas, todo ello me hace gritar al cielo y de dar media vuelta sollozando de aquí. Me vuelvo a encontrar encerrado, sentado en un taburete de la barra de un bar no muy lejos de mi casa, esperando que mis dulces sueños me acerquen a ti. Solamente tengo un sueño es verdad, pero al menos te tengo en algo, ya que no puedo acercarme, al menos déjame que sueñe contigo. Hundo mi cuerpo en alcohol y le pido a un Ser superior que tal sueño caiga por las noches y que me haga rozar tus manos. Si no recuerdo mal, miro en frente mío, viendo las botellas y en ellas me reflejo con la cara distorsionada. ¿Qué será de mí sin ti a mi lado, qué será de mí ahora cuando ya te he perdido para siempre? No hay vuelta atrás, el orgullo y la soberbia me lo impide y solamente hago que pedir otra copa, quién sabe cuántas llevo ya, cuando pagando casi sin saber cuántas, estoy en la puerta mareado por alcohol, ¿qué será de mí?, no recuerdo ni el nombre de mi calle, no recuerdo dónde vivo, solamente tránsito a paso lento por la avenida.

De la gran ciudad las farolas iluminan la noche cerrada, con las nubes tapando el cielo y ello lleva a qué solamente se vea un halo de lo que es la Luna. Quién sabe realmente más, no sé qué ahí, estoy que ni sé a dónde voy, pero qué más da, si nadie me espera. Solamente la soledad me carcome por dentro.

Guapa entre las  guapas, eras tan hermosa entre aquellas que son elegidas por su belleza como las modelos de cine.

Podría escribir un libro, podría escribir un relato, pero todo esto me lo guardo, aquí, en mi corazón, el mismo que está tan dañado que no recibo recompensa alguna por llorarte por cada barra.

No sé cómo, pero doy con una iglesia. Está cerrada, es lógico a esta hora de la noche como pretendo yo que esté abierta para mí. Pero necesito confesarme, aunque no sea muy creyente necesito confesar que me he ido con más chicas mientras estaba con ella y es que a veces no valoras lo que tienes hasta que lo pierdes. Siempre recordaré el día, mejor dicho aquella tarde que ella me encontró con una desconocida en nuestra cama, tú abriste la puerta de la habitación y con ello abriste la puerta del odio y del rencor, no me perdonarás nunca lo sé, solamente es un pensamiento y por ello solamente me siento en la escalinata de dicha iglesia, con las rodillas plegadas y la cabeza entre estas, para mi desconsuelo.

Tengo que tener fuerza, tengo que tener coraje, transformarme en una nueva persona, aunque ello me cueste mi tiempo y mi vida. Estupefacto me encuentro, cuando no puedo olvidarte. Levanto la cabeza, la cabeza bien alta y me estiro y mirando a la Luna me hago la promesa de no volver a pisar nunca más un bar. En vaciar de mi casa todas las botellas que tengo, en llenar de energía positiva toda ella y ser un nuevo yo. Beber solo agua, beber solo el agua de la vida, de una vida que sea real y alejarse de todo aquello que te lleva a entrar en una espiral. Pero no es fácil, tomaré la última, la última lo prometo.

Vuelvo al bar, está a punto de cerrar, pero por buen cliente me concede una rápida y ello me lleva a pensar y a divagar.

“Recuerdas en un ayer no muy lejano, cuando todavía estábamos enamorados, el rozarnos piel con piel nos llenaba de amor y de placer. Nos besábamos labios con labios, ¿te acuerdas?, solamente han pasado cuatro años, que para mí han sido como cuatro siglos. No es posible que por un error y una reyerta nos separáramos, quien realmente lo decimos de verdad, quien sebe realmente lo que hicimos. Solamente sé que ya no estás conmigo y yo hago las penas en alcohol. Cerveza a cerveza, vino a vino y copa a copa yo me voy a autodestruyendo yo me voy desmoronando, pues no tenerte a mi lado es vivir en el caos. No sé cómo soy en verdad y te quiero enormemente, no hay día que no me levante con tu recuerdo. No hay día que no me levante sin acordarme de los besos, solamente el sabor de la cerveza los ahoga, me fustigo yo solo porque sé que no entrarás por la puerta del bar, aunque ello me desemboque en un lloró tan amargo, que se mezcla con el sabor de la cerveza. Cada vez que se abra la puerta, miraré hacia ella con la esperanza de ver tu  imagen y sentir tu voz, eso es lo que me llenaba en los años que tuvimos de plenitud y de alegría. Ahora solo me siento, ahora solo me encuentro, a veces y solamente a veces me voy a la playa, sí, a la playa y en ella veo como las olas se acercan y después se alejan una y otra vez. El aire que respiro es salado, como mis lágrimas todo ello me hace gritar al cielo y de dar media vuelta y aquí me vuelvo a encontrar, encerrado, sentado en un taburete de la barra de un bar esperando que mis dulces sueños me acerquen a ti. Solamente tengo un sueño, es verdad, pero al menos te tengo en algo que puedo acercarme, al menos déjame que sueñe contigo aunque hunde mi cuerpo de alcohol y qué  tal sueño caiga, que me haga rozar tus manos. Si no recuerdo mal, miro en frente mío y veo la realidad, como si viniesen vientos tristes, veo botellas de licor y en ellas me reflejo con la cara de distorsionada. ¿Qué será de mí?, sin ti a mi lado, ¿qué será de mí?,  ahora cuando ya te he perdido para siempre. No hay vuelta atrás, el orgullo y la soberbia me lo impide y solamente hago que pedir otra copa. Quién sabe cuántas llevo ya, cuando pagando casi sin saber, cuánto estoy en la puerta mareado por el alcohol y el dueño me invita a que me marche. ¿Qué será de mí?, no recuerdo bien mi calle, no recuerdo dónde vivo, solamente tránsito por la avenida de la gran ciudad. Las farolas iluminan la oscura noche, cerrada con las nubes, tapando el cielo y ello lleva a que solamente se vea un halo de lo que es la luna. Quién sabe realmente, más no sé qué ahí aquí por donde camino. Estoy en un lugar extraño, solo el viento triste del Sur me acompaña, empujándome  por la espalda. ¿Adónde voy?, pero qué más da si nadie me espera,  solamente la soledad me carcome por dentro.”

Todo ello lo he escrito en servilletas de papel y me las llevo conmigo en el bolsillo de la chaqueta.

Guapa entre las guapa, eres tú guapa, entre las guapas sigues siendo tú, morena de ojos verdes, alta como las modelos de cine.

Ahora llueve barro, agua mezclada con las arenas del Sáhara y ello hace que todo quede marcado como si mi alma fuere, son los vientos tristes del Sur lo que trae ello. Solo se me ocurre el hacer una cosa en mi pésimo paseo hasta casa y eso es dibujar un corazón roto en los cristales delanteros de los coches. Tan rotos hago los corazones, que dentro de mi amargura y la borrachera, empiezo a romper los cristales. Estoy desquiciado, no soy el mismo de antes, no sé qué hacer ni a quién llamar, estoy solo, completamente solo. Grito, grito con toda mi alma mientras hago añicos todo cristal que se me pone delante. Solo paro, solo me detengo cuando lo hace de manera forzosa la policía. Me maniatan, me ponen las esposas en medio del forcejeo, sigo llorando, sigo gritando. Viene una ambulancia y yo me quedo parado sin saber el porqué. No comprendo nada, no entiendo el motivo, pero en vez de acabar en la comisaría acabo en uno de los hospitales de la comarca. Paso la noche, paso los días y nadie me dice nada. Yo ya paro de llorar, viendo la situación y que la memoria me hace recordar los actos que he cometido. Asimilo y acepto que la culpa es mía, pero no paro de pensar en ella.

“Amor, eres todo amor. No digo tu nombre, eso me lo guardo para mí solo, todo dependerá de dónde venga el viento.” Solo pienso en salir del hospital, en que me den el alta y poder volver a mi casa, ahora eso sí, se acabaron los bares. No son compatibles para amortiguar la soledad y la falta de afecto y cariño. Pasearé, andaré y caminaré por lugares que me ofrezcan una oportunidad, una oportunidad de vivir. Saborear de nuevo la vida con otra mujer, aunque ya no será lo mismo, no hay nada como el primer amor, ese que te deja marca y la huella no se borra ni con el jabón. Es una herida que cicatriza y deja el rastro y el tiempo vivido.

 

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