LA
BARAJA ESPAÑOLA
“Dime alma mía, que te despiertas al alba estando ya
de vacaciones, restándote de paz y descanso. Dime alma mía que solamente no soy
solo yo, que hay algo que te incordia con mi presencia, ¿cómo es posible, si
todavía sigues dormida? Que seas un alma tan
dormida, que como si fueses un albañil se deja llevar por la pura rutina,
No es tanto lo que me interesa si no eres un alma nueva por favor, no seas
capaz de hacer de tu vida, un paseo sin sabores ni olores a risas ni a
angustias.”
Desde
que era muy pequeña, desde que era muy niña,
he creído en algo especial, que una está en este mundo con otro objetivo o por
algún otro motivo. Lo que no me podía imaginar era lo que me iba a pasar ya de
mayor, algo increíble ocurrió y tan grande que aquí lo narro para que los
presentes lo tengan bien a tener en cuenta. Espero que no se crucen en su
camino su otra parte, en fin, no doy pistas, les dejo que lo lean. Ahí va….
A las puertas de un caluroso verano me encuentro, el
termómetro marca 30 grados a la sombra, a la sombra del diablo rojo, que aparece con tridente en mano y me va hastiando
haciendo sangrar mis propias entrañas, trata de hacerme la vida imposible. En
este pueblo de la provincia de Sevilla, no me quiero ni imaginar estar a pleno
Sol a las cuatro de la tarde, seguramente que el desmayo estaría asegurado y me
derretiría como una tableta de chocolate en un cazo a fuego lento en una cocina.
En fin, aquí me encuentro en el sofá, con los ojos cerrados, escuchando música
de rock y dejando la tarde pasar. No sé qué hacer, estoy de vacaciones, unas
vacaciones merecidas después de un año de trabajo. Pero ahora me siento
deprimida porque yo, en mi trabajo me refugio, porque yo en mi trabajo me
desfogo y ahora yo solo hablo con sombras imaginarias o con las paredes. Estas
aunque parezca mentira sí escuchan y te hablan, pero no te aconsejan, más bien
te injurian o te amenazan.
Como si la vida fuese una partida de cartas, yo barajo
esperando tener suerte en ella, sin darme cuenta que siempre me toca la sota de
espadas y el rey de bastos, que como si fuese el destino, siempre están a la
greña como en la vida misma lo está todo aquello que me rodea y me envuelve.
Cada día construyo y cada día destruyo parte de mí, me
sigo templando como una espada de acero a base de golpes, a base de maza en el
carbón ardiente me monto y quisiera de mí densidad, de la otra parte de mí. Aquella
que tanto dicen, que tanto hablan y que nada se sabe y nada se dice. No fuera
tan insistente, que no me atacara y alabara, solo que me dejara tranquila de
una vez. Yo, solamente sé que estoy viva y por lo tanto sufro, eso no significa
que deje de luchar, yo lo he hecho cada día por mejorar mi vida, yo lo he hecho cada día por ser quién soy de
verdad. Por muchos contratiempos que tenga, lo intento y no pararé hasta
conseguirlo, qué más da que digan los demás yo sé lo que digo yo y eso me vale
un imperio.
Es todo un reto, el poder explicar lo que siento,
porque para mí no es fácil definir la situación que vivo, pero en fin es lo que hay.
No quiero bajar al bar, no quiero bajar a sentarme en un banco público, porque
el calor sofocante me haría vivir una situación intensa y de agobio. Pero no
puedo resistirme a la tentación, no puedo alejarme de la idea ni los
pensamientos y bajó al bar. Abro la puerta y sentándome en uno de los taburetes
de la barra me pido una cerveza y de ahí a otra, está fresquita y el aire
acondicionado me delata, hasta que hablo
con la copa. Esta me relata, me habla. El camarero no se da cuenta y si se da
cuenta, hace oídos sordos ya que quién paga manda y mientras tenga dinero para
gastarme ya sea en vino o cervezas, seré bien atendida.
¿Qué
es verdad que realmente existe Dios?, yo no me lo creo aunque digan lo que
digan ya no soy del parecer así.
Entonces, no si será por efecto del alcohol o culpa
del calor, siento algo raro en mi interior y me hace hablar y pensar, pensar y
hablar.
– ¿Quién
soy yo, quién eres tú?, yo estoy en el bar y tú, tú tumbada en el sofá de tu
tétrica casa, ¿quién escribe entonces este relato? Todo es pura energía, yo me conecto
contigo a través de la copa, tú te conectas conmigo a saber cómo, pero seguimos
hablando seguimos dialogando. Tomando un
sorbo respira hondo la mujer.
– Yo
no te perdono y tú no me perdonas a mí, ya sabes por dónde voy. No sé a veces
dónde estoy, pues levanto la puerta de la vida y veo el Sol. La luz del día ya no
despunta a lo lejos, ya mismo amanecerá saldrá el Sol el astro rey y será un
nuevo día de batalla. Cansado y derrotado me encuentro, dónde vas de batalla si
no tienes fuerza ni en los pies para caminar, lo que yo sé es que necesitas
levantar del sofá y hacer que soy yo, tu parte masculina, esa que tanto odias.
Me siento somnolienta, aquí tumbada en el sofá
fumándome un cigarro, pienso en mi vida y aquella otra vida que no tuve. No es
mejor ni peor, solamente me es indiferente, tanto que me estremece al ver que
cada vez la muerte está más cerca. Pero no tengo miedo a la muerte, lo que
realmente me asusta es el envejecer y pensando en ello sigo echada en el sofá
con la mirada fija en la bombilla del techo del salón. Es verano, los mosquitos
acuden a su luz, son las 9 de la noche y ya empieza a oscurecer. Quién sabe lo
que realmente vivo, qué sabes de lo que realmente siento cuando ahora solamente
reflexiono.
Si
pudiera cantarle una canción a la vida cómo sería está, de risa o de
sufrimiento, simplemente he elegido el camino que he elegido.
– Dime
que no me quieres, dime con todos tus
llantos de orgullo que realmente no me amas y yo daré media vuelta y me
marcharé sin dejar huella alguna. Solamente haré un hoyo en tu corazón, para
que no te olvides nunca de mi presencia. Habla
tirándose un farol.
– Tú
sabes quién soy yo, porque yo no sé quién soy, parezco un alma dormida qué va a
paso lento. ¡Una guitarra española!, no hay nada igual que el sonido de los
acordes, el sonido de los arpegios, estos me hacen elevar el alma a tal
situación, que llego que no soy yo misma la que habla.
¿Quién lo hará por mí?, cómo lengua de serpiente lanza
saliva llena de veneno, pero este no me matará. Solamente me hará más fuerte,
más viva o más inerte, quién lo sabe realmente. Yo ahora no sé si estoy en mi
cuerpo, estoy fuera o estoy dentro de él, no lo sé pero me gratifica enormemente saber que existo realmente.
Tengo una melodía con mi guitarra, guitarra española que
suena sin voces, ¿quién es?, solamente
la melodía está en mi cerebro. Pero en mi cabeza es diferente, solamente salen
palabras hechas, para que ustedes entiendan lo que realmente se vive en el
mundo exterior. No, no digo en este mundo exterior, digo detrás de la cortina
transparente. Ese de que tanto se habla y tampoco se sabe, pero quizás algún
día de algún año se rasguen y se rompan, cayendo como un telón de un escenario
y entonces y solamente entonces, se sabrá la verdad absoluta. De qué narices
hacemos en este mundo, solamente es una carta, solamente es una reflexión y
divago solamente en el sofá. Corregirme si me equivoco o no dejarme callar, ya
que hablo más por los codos y la lengua no me para si no es para corregirme, ya
que también me equivoco. Todo es relativo, por eso te pregunto desconocido mío,
tú qué piensas de todo esto.
– Hola
amiga mía. Despierta de tu letargo y levántate de una vez que el sol se ha ido y ahora reina de la Luna.
Tú sabes quién soy yo, tú mismo soy, cuando estás dormida, ya que tu cuerpo
también me pertenece. Le dice, ya
contento.
– De
quién vas a estar enamorada., de quién sino de ti misma, el narcisismo puro te
lleva a la locura .El sentirte la más guapa hace sentirte enormemente soberbia,
a tal extremo llega tal pecado capital que entre dos mares te mueves, entre dos
ríos te creces. No seas trucha, aquella sí, la que raramente no se mueve, ten
cuidado con los con los pájaros que van buscando el sustento alimento, no seas
presa de ellos.
– Como
un toro bravo me siento, no me gusta que me creas capaz de mandarme y matarme por
la espalda. Dime capote a capote, como si fuese a bailar, a bailar a un son de
marionetas. A bailar un tema que no he querido y desconozco. No me bailaron los
mares no lo harán los ríos, quiero, conozco ya que no quiero, no me hagas eso
por favor. Solamente soy un toro o quizás no solo será la metáfora de las mías
para alimentar mi absurda locura.
Cántame
una canción al oído, susúrrame en voz baja, para que yo lo baile contigo y
pueda unirme a ti por la noche.
– ¿Quieres
que te cante una canción, lo deseas a la luz de la Luna o a pleno Sol?
“Yo luego mujer ardo de pasión, quizás el puzle me
mande a mi otra parte masculina, yo solo mujer, ahora donde estoy, yo quiero convertirme
en un demonio y de tal, tal cual lo digo y tal cual lo escribo para quién será…. “
– Están
detrás, era para ti estar en la barra del bar, vuelve conmigo al sofá y
disfrutaremos los dos del amor, de la paz y déjame que te haga un corte en la
baraja y salga de ellas la risa de amistad y de respeto. Vuelve conmigo, no te
vayas de locuras que después se pagan estas muy caras. Vente conmigo a
disfrutar realmente de lo que es la vida, no te sería de cine ir paseando por
la orilla del mar, cogidos de la mano, fundidos en uno solo paseando y oliendo
los dos a la vez el olor del mar. La salitre o el olor a hierba mojada del
bosque, únete a mí otra vez y no te despegues, no te deprimas cariño y te
refugies en el alcohol y piensa realmente lo que es la vida, no te lo pienses
dos veces vuelve.
Campanas suenan a medianoche, son tantos los repiques
que me dejan aturdida, así que me voy a la habitación, me dirijo a la cama y
echándome encima, entro en un sueño placentero. Todo son copas y más copas, las
espadas y los bastos han quedado relegados a un segundo lugar. Ahora juego
mientras duermo a la baraja española, esperando ganar la partida y que mi otra
parte me deje otro día más de vida, otro día más de regalo, ya que la vida no
deja de ser una ilusión, llena de placer y de sentimientos.
– Vuelve
conmigo, no te vayas. Le digo dentro de
mi sueño.
No solo no me hace caso, que me intenta arrebatar
aquello que más quiero, aquello que más valoro y es mi propia luz y mi propia
existencia.
– No
me quieras solo para ti, la vida está hecha para compartir, demuéstrame de lo
que eres capaz si tan hombre eres. No cojas la autopista, ve por carreteras
secundarias, esas que son más lentas, así saborearás todo el jugo de la vida. Sé que estoy dormida, aunque parezca mentira
soy consciente de ello.
Me ha ido de farol, las cartas las tiene marcadas,
será el destino el que las marque, pero al final salgo perdiendo y ello me
evoca en la desesperación. Me veo fuera de mi cuerpo, de pie al lado de la cama
y siento una corriente, una inercia que me lleva al estar compartiendo con él
una copa de cerveza. ¿Qué he hecho, a que he jugado?, que ahora me encuentro
dentro del bar. ¿Ha sido todo un sueño o lo he vivido sentado desde a lo
primero en uno de los taburetes del bar? Solo deseo marcharme, así que pago y
me marcho, me marcho dando un paseo haciendo a veces zigzag, hasta que el Sol sale
por la mañana y me encuentro medio dormida, en la cama de mi casa. ¿Habrá sido
todo una ilusión?, de verdad que no lo sé, a lo mejor todo ha sido cosa de
algún que otro demonio que me quería poner a prueba. Será, será, no lo sé, mi
ropa huele a tabaco y yo no fumo. Así que dejándolo en el olvido, me meto en la
ducha. Agua caliente resbala por mi cuerpo, agua caliente para unos huesos
entumecidos. Como si hubiese estado toda la noche de juerga me siento, la
cabeza, la cabeza estalla en una resaca, espero no volver a jugar y menos
poniendo mi cuerpo en la apuesta, ya que me puede costar cara la broma.
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