miércoles, 15 de junio de 2016


                                                  Dimensiones.

Llamando a una puerta dimensional, llamando a una puerta desconocida. Me adentro en los confines de los muertos, de aquellos que ya no viven. Levanto las lápidas del pensamiento y hago florecer los almendros. Quien soy, para llegar a hacer tal obra. Quien soy, que piensa de esta forma. Me adentro, me infiltro entre aquellos que no son ya de este mundo y descubro lo que realmente hay. Una nada que los es todo. Zumbando como abejas en un panal, viven ahora los sin cuerpo. Aquellos que un día existieron y vivieron en el mundo de los vivos o mejor dicho, en el mundo de los no conscientes.
Ahora, descubro un cosmos. Un vacío que está lleno y que con la simple mirada no se ve. Soy descubridor, no de nuevas tierras si no de nuevas formas de existir. Porque es cierto, se nace, se vive pero no se muere. Todo lo demás queda inmóvil, inerte. Salto de alegría, me enriquece ver como todo nace y renace. Se va y vuelve. Nace y muere, pero solo la materia. Esta se descompone mientras el alma se hace fuerte, se fortalece después de una vida sin razón. ¿Porqué?  ¿ Qué razón tiene vivir para morir? Yo he nacido y yo no perezco, solo mi cuerpo yacerá entre los muertos. Solo cuerpos sin vida, descomponiéndose por el paso de los tiempos. Tiempos de bonanza o tiempos de amargura, todos vivimos según qué tiempos. Unos más largos, otros más cortos. Yo he nacido muchas veces, tantas como las veces que mi alma ha cambiado. Miro unas fotos y lloro. Lloro y sonrío, sonrío al ver el paso del tiempo, un tiempo que me ha hecho cambiar por dentro y por fuera. Antes con cabello, ahora calvo y canoso, araño el muro de la vida. Un muro levantado por la injusticia y la desigualdad, una desigualdad que nos lleva por caminos tortuosos. Pero yo llamo a una puerta dimensional, que perdura en el tiempo. Hablo y hablo con aquellos que tienen experiencia y que han tenido la oportunidad de la vida y de traspasar la puerta, una puerta llena de luz en la cual, ven hasta los ciegos. Porque no hay más ciego que el intransigente y el que no quiere ver su propia alma.  Una alma a veces tan negra, que parece una sombra reflejada por el Sol.

Vuelvo y regreso a mi estado natural, después de mi viaje y me despido de aquellos, que me han acompañado y me han recibido con su luz, una luz que me hace ver, el camino a seguir. Como en un tren de mercancías, viajan todos aquellos que se dirigen hacia la luz. Yo, desde este mundo, les animo. Pelotas sobre la pared, voy tirando. Como si quisiera tirar el muro de la vida. Pelotas sobre la pared, esta parece inmóvil y me mira con desprecio, por una vida que yo quiero. Pelotas sobre la pared, un día lo tiraré. Con una simple pelota de virtud, tiraré el muro de la injusticia. ¿ Que será de mí entonces? Yo, que he levantado las lápidas del pensamiento. Para poder hablar con los no vivos o quizás mejor dicho, los no muertos. Qué pasará cuando mi cuerpo perezca, espero poder elegir. Porque no hay mejor juez que nuestra propia conciencia.
¿Estáis preparados para traspasar la puerta, una puerta al otro mundo? Un mundo del cual, desconocemos su interior. ¿ Estáis preparados para abrir la caja, una caja llena de olvidos y recuerdos de un ayer? de un ayer que parece que fue hoy. Estamos en el presente, siempre pensando en el futuro.¿ Que hay al otro lado?  A saber. Solo los que ya están lo saben y la mayoría no vienen a contar su contenido. Solo unos pocos, los elegidos son capaces de comunicarse entre los dos mundos.
Un mundo de amor y compasión, dicen que es la luz y un mundo de lujuria y corrupción, dicen que es la oscuridad. Blanco o negro, luz  como el sol u oscuridad como la noche. ¿A dónde perteneces? Tú mismo reflexiona y decide. Todos pertenecemos a algún lado, ya sea aquí en la Tierra o en el Cielo. Quién sabe. Solo toca meditar y hacer lo que nos dicte la conciencia, ya que tú eres tu propio juez. No hay juez más inflexible e imparcial, que nuestra conciencia. Solo meditar y sabréis donde ir. Solo que esperemos que tarde en llegar ese día y nos deje un poco más de aliento en este.

Quien sabe lo que nos despierta por las mañanas, ya sea el despertador. Éste nos avisa y volvemos a nuestro estado normal. Pero…..y mientras yacemos en el cama, dormidos en un placentero sueño. Es real o irreal, qué  más da. Lo que sabemos es que volvemos cada mañana. Reflexionar y llegareis a una conclusión. Quién sabe. A saber, donde estamos mientras dormimos esos instantes, que son horas. Horas, como toda la noche. Quién sabe si después se hace la noche perpetua y no despertamos jamás o quién sabe si ahora dormimos, para ser despertados con el último aliento de nuestra vida en este mundo.

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