viernes, 19 de marzo de 2021

 

La echadora de cartas

Como un castillo de naipes es mi vida, como un castillo de arena se aplasta al venir la ola a la orilla. No sé lo que será de mi futuro, ni sé lo que será mi presente ya que esté vuela tan rápido,  que no me doy cuenta y me  veo soñando entre las nubes.

      ¡Luna, ven aquí!  Ven, ilumíname con el reflejo del astro rey, ese sí, el que se cree dominador del mundo y  eso no lo consiento.

¡Ay!, qué será  de mí cuando todo el mundo acabe sabiendo la verdad, tiemblo al  saber que la única verdad absoluta que  existe en el mundo, será algún día descubierta.  Camino y  divago, reflexiono y ando ligero, no quiero que la noche  me alcance y sea pasto  de mis fantasmas. ¿Qué cuáles son?, pregúntaselo a cualquier gato callejero, que cuando el reloj de la iglesia alcanza la medianoche sus campanadas, hacen que con sus repliques hacer llegar de nuevo a todos aquellos que están en otro lado. Quién sabe la verdadera verdad, yo no la sé  y si la sé me la llevaré a la tumba  y que  el humo negro que salga que se convierta en una nube negra de tormenta.  Ya que caigan rayos que fulminen  a toda aquella sombra que sigue en vida, yo no soy más que nadie, yo no soy nadie. Solo un alma mortal qué sé que he despertado y mi conciencia me hace relatar todo aquello que acontece. Porque no es de propio mérito todo lo que surge  de mi mente y lo traslado y lo plasmo en papel, para que no caiga este en papel mojad. Ya que es una verdad como un templo que todo aquello qué es de cuidado.

      Elévame a lo más alto, ya que las profundidades del mal ya  las conozco, elévame a lo más alto, ya que no conozco la luz aunque sea solo por un instante. Ya que ellos me agotan y me deja un vacío de energía, dime tú qué sabes tanto, quién soy yo para volar de un lado a otro sin saber destino.  Cómo es posible que yo a fuerza de la escuchar la vibración sonora, sea capaz de elevarme y llegar a ti que solo te conozco por fotos irreales. Qué será de mí, si cruzando los Mares del Sur, llego a los  vientos del norte. La brújula me engaña y no me ubico y estoy atrapado en una tela de araña, cuál será aquella que me quiera comer, haciéndome servir de alimento de todo aquello  que se dice es de bondad  y de ser caballero, quién puede imaginarse algo semejante. No veo, me quedo ciego, esta es la luz que tanto hablan y me alumbra a la que le doy la espalda y sin darme cuenta estoy de vuelta en las más profundas aguas de la oscuridad completa. Frío, me entra mucho frío  porqué será, si esta es mi casa verdadera, frío mucho frío, es tal  la helada que me llego a convertir en una estatua de hielo, solo que yo me muevo haciendo de mi cuerpo algo frágil y eso me da miedo.

Corre, corre, que ha sonado el despertador. Has dejado de soñar, me estás de nuevo en el mundo real, sabes cuál, es sabes cuál es la diferencia. En que en un mundo de sueños no eres consciente del tiempo,  cuando suena la melodía me despierto y me cabreo, me  enoja saber que solamente soy uno más de tantos. Uno de tantos que vive y sobrevive haciendo de su mundo una auténtica coraza, la que intentamos cubrir si hace falta de acero, para que nadie sepa de nuestra pureza y nuestra transparencia quede opaca.

      Échame las cartas mujer que el pasado lo llevo pegado en la piel, échame las cartas mujer que el presente  me fatiga y quiero saber más, porque el futuro no lo veo nada claro.

Luces de colores alumbran en la pared, luces de colores me dejan ciego y una vez escuché y escucho ahora la echadora de cartas otra vez.  Como dice que al infierno voy a caer, en mi cabeza no lo veo claro, mi alma es mía. No sé realmente si en el infierno está Lucifer, como saberlo de verdad  si estoy en este mundo terrenal.

      ¡Escúchame!, pon el oído. Que te hablaré en voz baja, me dice la echadora de cartas

      Tú vives en un mundo que no te pertenece, tú vives un mundo que no es el tuyo.

Me quedó anonadado, me quedo sorprendido de cómo esta mujer intuye y sabe. Yo creo que sabes ya que soy el mismísimo demonio, que soy quién soy. Tengo muchos nombres,   algunos de ellos son certeros, otros son imaginaciones y querer meter miedo a la humanidad. Yo quiero saber no solo mi futuro, que  ese ya lo sé ya que soy quién soy, no soy malvado no  soy retorcido simplemente me llama  la rebeldía.

Chico busca chica, chica busca chico, todo es procrear y procrear para que alguno se nutra   de la energía que uno posee. Yo en cambio te  regalo la mía para que tú seas fuerte en tu camino, quién sabe realmente que hay después de la muerte, solamente puedo decir una cosa. Chico busca chica y chica busca chico, porqué será que no ven más allá.

La echadora de cartas me mira a los ojos, unos ojos encendidos como las velas que nos rodean, las llamas apuntan alto. ¿Qué vela puede ser malintencionada que yo no sé quién canaliza la energía?,  pero me sorprende su rebeldía. No estoy solo o sí quién lo sabe, a saber, yo solamente soy aquel que traslada el mensaje. ¡Ay!, aquel que no escuche o se haga el sordo, no caerá en el infierno pero  dará vueltas en su bucle infinito. ¡Ay!, aquel que no despierte  de su letargo, no sabrá realmente ni siquiera de qué está vivo y por lo tanto, tiene sus derechos vampíricos energéticos. Estos pueblan la tierra,   pueblan la tierra en busca del más fuerte, ¡ay!,  aquel  que no sepa realmente su sin razón y no sepa su verdadero yo.

      Un, dos, tres, juguemos esta vez. Sepamos realmente el rol que nos toca que no es otra cosa vivir viviendo, dime tú, que tanto que te haces llamar. Dime tú qué te ensalzas  y te haces llamar  por mil nombres,  a qué vienes si ya tanto sabes, dime la verdad y solamente la verdad.

Camino despacio, camino sin retorno no sé, no sé a cuántas millas estoy de mi casa. Qué más me da, no sé volver. Dime tú, que eres un hombre de familia, cómo lo haces. Vamos a vivir el día a día hasta que la muerte nos separe y nos lleve a otros caminos diferentes. Todo es lo que es y todo nos concierne, porque por ello nacemos y por ello morimos, qué más da. Tú, qué eres un hombre de familia, dime realmente cuáles son tus ganas de vivir, porque yo no lo sé,  estoy en un vacío que yo no lo sé llenar.

      Oscuridad o rey de la oscuridad, Satanás en persona preséntate, dime que eres tú el que entra dentro de mí y canaliza la energía haciéndome escribir. Yo no sé sí todo esto es imaginación mía o simplemente es la auto sugestión, dímelo antes de acabar en el vacío.

Tengo temor, tengo miedo, por una vez siento el miedo, el pánico y no sé lo que será de mí cuando llegue ya a ser cenizas.  Dime, que haces en una nube en lo más alto que yo, de mientras afuera ya de la consulta de la echadora de cartas, camino y camino sin destino alguno. Tardo media hora en llegar, son treinta largos minutos adónde siento mi propia soledad  a campo abierto y soy la mirada de algunos. Hasta que ya yo por fin aquí, en mi casa, llego por fin a casa busco las llaves y no las encuentro, me entra la ansiedad, me entra el nerviosismo. Demonios, simplemente demonios jugando conmigo, al final las encuentro al enfadarme con todos ellos. Abro la puerta de mi casa  entro y paso del umbral en mi propio infierno, aunque en ella encuentre el refugio deseado.

Empieza a llover, empieza a caer a cántaros, todo por un motivo, ¿será que el cielo llora por alegría o por tristeza, por ira o melancolía, quién lo sabe?, yo no lo sé, y tú. Como si en otro  plano estuviese, tomo asiento en mi sillón orejero. Me siento caliente, no siento el frío de la lluvia y con la estufa puesta, me quedo absorto en mi particular sueño, dónde volar es lo más real. En el que me lleva al mismo infierno, todo es relativo, como la vida misma y todo puede cambiar en un solo instante. ¿Cómo, es posible todo ello si yo ya duermo y estoy fuera del espacio-tiempo?, o es posible que yo realmente viva la dos tiempos. Sueño, sueño, viajo y viajo. ¿Adónde me llevarán ellos?, demonios, hay malditos demonios, les gusta jugar, pero sé que en definitiva sois mis aliados. Vuelo entre las estrellas, vuelo entre las constelaciones del universo, esas mismas que un día fueron en mi casa.

A quién me encuentro en mi viaje si no es a mi fiel perro, no sabía, no lo sabía que los perros  se unían en el karma. Al alma del ser humano, se me acerca  y como sí todavía tuviera cuerpo y moviera la cola, me acompaña en mi viaje. ¡Habla!, me sorprende, me está hablando o un ser humano me está hablando me advierte.

      No vuelvas otra vez a la Tierra, quédate conmigo, juega, juega conmigo, solamente te pido eso a cambio de  mi lealtad.

Los dos viajamos juntos, solamente necesitamos una música que nos acompañe, me  elevo, me olvido que solamente es un sueño. Realmente estoy en mi sillón orejero,  lágrimas saladas resbalan por mí rostro, siento como la caricia de su morro, siento los besos del animal, nos hemos formado en uno. Volamos lejos, muy lejos, tan lejos cómo es de profundo mi sueño. No quiero volver a la realidad, quiero quedarme en el sueño,  pero eso se me escapa y cuando me quiero dar cuenta vuelvo al salón de mi casa.

Es mi casa, mi hogar dulce hogar, tan vacío que se corta la respiración con un soplo. Vuelvo al mundo de los vivos, no quiero estar en él, me niego a pertenecer a aquello que no me llena ni lo más mínimo. ¿Qué sería de mí, si poniendo una vela pudiera volver acariciar mi perro, todo esto se me va de las manos, que le vamos a hacer, la vida es así y a lo mejor en mis sueños ha venido a advertirme de lo que hay después. Esperemos que sea así, ya que solo lo tenía a él y que al igual que cualquier ser vivo, espero y deseo que  tengan los mismos derechos que cualquier ser humano. Pero quién lo sabe realmente si hasta que no llegue la fecha esa fecha de caducidad que todos tenemos, no sabemos la verdadera realidad. Por eso, cojo  una foto y con una vela le  honro, porque yo quiero ser uno más, no más que nadie sino un simple ser que se une a otro ser. Por la amistad que tuvimos durante tantos años, ahora miro por el balcón. He salido afuera y respirando el aire siento como él me entra, no es mentira, es verdad. Miro la vela y está apunta alto, ahora ya sé que sí que me esperará  y a mí se me unirá. Todo esto no me lo dijo la echadora de cartas, no sé el motivo pero así ha sido y así ha ocurrido.

 

 

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