miércoles, 30 de enero de 2019


                                                              Simplemente Berta

En un texto decía…

“Hola que tal, mi nombre es Berta y me gustan los hombres, sí, los verdaderos hombres. Aquellos que se forjan ellos mismos su destino, que sueñan y no paran de caminar hasta alcanzar su objetivo. Hay tan pocos de ellos, que a veces pasa uno y sin darme cuenta, una más espabilada que yo, se lo lleva. ¡Ay!, que se le va a hacer, seré una solterona toda mi vida. Todo por no querer conformarme con menos, yo sé lo que quiero y si no lo consigo, si no logro alcanzar también mi sueño, me quedaré como dice el dicho, “para vestir santos”, porque seguramente me haré tan mayor que entonces no tendré ganas de aventuras.”

Después de leerlo, lo arrugo, hago una bola de papel y lo tiro a la basura, diciendo ahora yo…
       
                      - ¡Hey tú!, corrientes eléctricas recorren mi cuerpo, corrientes de agua resbalan por él.          Músculos como el acero, huesos que son de hormigón armado, empujan mis puños a dar un golpe encima de la mesa. ¿Quién es el que manda más?, luces parpadeantes, resurgen de mis ojos. Soy invencible, soy como un trueno en una tormenta. ¿Quién me va a replicar?, no hago llover, pero si granizar. No cae la nieve, pero si sopla el viento. Estoy hecho como un ciclón, devasto todo lo que se me pasa por delante. Como es posible o solo es mi cabeza. Mi cabeza al borde la locura, la locura misteriosa de aquel que se cree invencible.

En un papel de color rosado venía impreso…

“De niña soñaba y ahora siendo ya una mujer, no sé lo que es el amor. Quizás busco algo imposible, quizás la gente se casa con aquellas personas, que en definitiva solo buscan un reemplazo, alguien que les cuide y alguien a quién cuidar. La soledad es muy mala, que si no me lo digan a mí. Bueno, dejo de escribir, que tengo que entrar a trabajar.”

Lo leo y lo vuelvo a leer, no lo arrugo, no lo tiro, solo le paso la yema de los dedos por encima. Berta, que es como se llama esta bella mujer, no es tan mayor como dicen. Adulta, pero joven, trabaja como maestra de primaria en uno de tantos colegios como hay alrededor del país y sueña, solo sueña en algún día alcanzar el logro de ser madre, ya que para ella todos sus alumnos son como sus propios hijos. A veces, solo a veces, olvida el griterío del aula y mira a través de la ventana. Sí, como hoy, que cae una ligera llovizna, es febrero y hace frío, pero al menos no nieva. Aunque si lo hiciese, los niños saltarían de alegría y ella entraría en gozo, al verlos tan felices y tan contentos.

Se hace la hora de salir y salgo corriendo calle abajo, cantando y todo en mi nube…
       ¡
                       -   Hey tú!, el futuro está al caer, o será ya el presente el que me hace fuerte…. Paseo por la calle, todo son miradas. Paseo por la calle, voy vestido de negro. De negro, con mis tejanos Jeans. Mis bambas son de azul eléctrico, una electricidad que hace tierra al pisar los adoquines del peatonal. Este retumba y mi pelo se eriza al pensar…. ¡Soy como el acero de los barcos y produzco energía, como una planta nuclear!, mis átomos están en comunión y el núcleo, hace su función. Giran que te giran a mi alrededor, neutrones y protones, todo me rodea. Todo el entorno es mío. Quien será capaz de romper tal perfección…

¡Ah!, no sé si lo soñé, pero si fue así, fue tan real como la vida misma y es qué antes de salir de clase, ocurrió una situación, que me hizo de mi nube un ligero humo, como si empezara a fumar tan joven… Estaban en sus tareas, cuando la rama de un árbol cercano, topó debido a una ventisca contra el cristal de la ventana, haciéndolo añicos. Se asustó, ella y sus pupilos. Los apartó de al lado de la ventana y llamó al conserje. Rápido subió haciendo bromas con la escoba, todo para quitar los cristales rotos y el susto a los niños.

Estuvo un par de días tapada la ventana con un cartón, el frío se colaba y eso enfadaba y enojaba a Berta. Hasta que vinieron a poner un cristal nuevo. Juan, un hombre algo más joven que ella, fue el encargado del trabajo. Cambiaba el cristal, mientras ella impartía la clase a los alumnos. Las miradas no fueron pocas y las sonrisas y el hablar bajito tampoco. El murmureo y la sonrisa, se adueñaron de los pequeños. Sabiendo que ella era soltera, se lo dijeron al hombre. Este, ni corto ni perezoso dijo en voz alta y clara, que él también. Que lo achacaba todo a su falta de estudios y espoleó a los niños a estudiar para no llegar a su edad sin mujer ni novia ni nada por el estilo.

Me quedé asombrado y no callado, dije también en voz alta y clara a mi joven edad…
     
                                          -     ¡Hey tú!, doy volumen a mis auriculares, doy volumen y piso cada vez más fuerte. Las miradas no cesan, ¿qué piensan?,  “habladurías”. ¿Piensan que soy como el acero?, no, piensan y dicen que no encajo con ellos. Que estoy fuera de lugar, no encajo en lo que ellos llaman sociedad, no encajo en el puzzle, llamado vida. A mí, procrear me da igual, soy como el acero y mi energía es la nuclear.

Entonces se me escapó y dije al foro…
       
                          -   ¡Hey tú!, te quiero, os quiero a todos. Aunque no encaje, os quiero. Os deseo lo mejor, pero yo sigo con mi energía eléctrica. Mis bambas son azules, azules eléctricas y mi cuerpo, mi cuerpo es como el acero de los barcos. Soldado a punta de lanza, con el destello eléctrico de la vara.

Echaron en unas risas, tantas, que hasta Berta se contagió, pero no se atrevió a decirle nada ni ofrecerse a darle unas clases de escribir y de lectura.

Pasó el tiempo y las flores florecieron, el Sol apuntaba ya alto y el calor primaveral hacía más llevadero el día. Estaba uno de tantos días, no me acuerdo si era miércoles o jueves, aunque puede ser que fuera lunes, sí lunes, estaba cansado de tanto jugar el fin de semana. ¡Vaya!, ya me habéis pillado, sí, soy uno de sus alumnos, mi nombre es José y yo le tengo a mi profesora en gran estima. Pues bien, a lo que iba. Uno de esos días, vino Juan a traer un presupuesto para un aula y se encontró con ella…
     
                                                     -        Hola, muy buenas.
                                                  
                                                     -        Hola Juan, ¿cómo de nuevo por aquí, se ha roto alguna ventana?
                                                    
                                                     -       ¡Se acuerda de mi nombre!, no, solo vengo a traer un presupuesto al director.
    
                                                       -     Claro que me acuerdo de ti, ahora lo llamo.

Se quedó pensativo, y como no sabía de letras, solo lo dijo mentalmente…

“No seré como el Titanic y no me dejaré rasgar por un trozo de hielo, para eso ya tengo mi corazón. Helado o ardiente…Qué más da. No me dejaré hundir en lo más profundo de ese mar llamado depresión, saldré y romperé esquemas, haciéndome resurgir como una ballena sale a tomar aliento.
No llevo ni tuercas ni tornillos, todo es soldado al milímetro. Todo está calculado al mínimo detalle, tengo un corazón de hierro. Bombea la sangre y ésta llega a mi cerebro, un cerebro que parece el centro de una torre. Una torre eléctrica, que va a más de mil voltios. Con una antena de radio, que alza mi voz a lo más alto de las nubes del cielo. ¡Qué más da!, no hay quien me toque. No hay nadie, que se me arrime. Le pega el latigazo, se queda pegado. Soy pura energía, energía atómica.”
     
                                                       -         ¡Hey tú! Nadie contesta.

Sigo paseando por la calle, sigo andando con mi música personal. Nadie la escucha y yo de la gente me aíslo, con mis auriculares en los oídos. Piso y piso, cada vez más fuerte, hincando el talón. No camino en zigzag, camino en línea recta. No me paro en mirar nada, solo camino con mis auriculares en los oídos. ¿Que pienso?, que se puede llegar a pensar, cuando se tiene energía nuclear. No soy una bomba, pero reviento de energía, mi cabeza está al borde de la locura, solo pienso en la electricidad.  No hay nada más. Ni bebida, ni mujeres. Solo el sonido de mi música, ésta me produce electricidad y piso, piso fuerte. Mi cuerpo musculado, es de acero. De acero de los barcos, del mismo que flota en el mar o se construye un fortín blindado. No hay quien lo traspase, solo la chica que deje yo pasar. Pero ahora no pienso en mujeres, solo en caminar y que la gente vea, que expulso energía nuclear.
    
                                                      -         ¡Hey tú!, venga tío, venga chicos, acompañadme. Os revelaré el secreto, el secreto que me hace invencible. Me alimento de las tormentas, de los tornados, de los ciclones. Venid conmigo y os conduciré a la verdadera verdad. Somos pura energía, energía que ni se crea ni se destruye, solo se transforma. Se transforma y te hace ser invencible. Venid conmigo y os demostraré lo que os digo, ya sé que parece mentira, pero es así. Todas las chicas querrán estar con vosotros, venid conmigo y os enseñaré el secreto mejor guardado de la historia. La energía que se produce, es como en una  planta nuclear y vuestro cerebro estará al borde de la locura, pero os mantendrá firmes. Firmes y fuertes, fuertes como el acero. Todo es energía, aprovechadlo y acompañadme.

Entonces y solo entonces, habló ella. Habló Berta y diciéndole a Juan, a los chicos y a mí se alejó, cerrando la puerta del colegio y de su corazón.
       
                                      -         No perdáis el autobús del futuro, no dejéis pasar la corriente como si esta fuera un puente y no fuera con vosotros. Juntaos y disfrutad del amanecer del día, disfrutad después de una borrachera eléctrica. A alto voltaje iba yo a vuestra edad. A más velocidad de la permitida, solo me faltaba volar, como deis un golpe encima de la mesa, os haré tronar, como si de una tormenta se tratase. Un golpe encima de la mesa y cambiaré vuestro futuro. ¿No me creéis?, acompañadme y os lo demostraré.

Será por mi juventud, que estoy en plena explosión, que tuteándola pero sin faltar el respeto, le hice alzar la vista al cielo. Son las cinco de la tarde, el Sol empieza a bajar y la Luna está impaciente por hacer su salida. Solo en ese momento, solo en ese preciso instante, la cogí de la mano y diciendo a todos aquellos que por allí andaban dije…
      
                                          -    ¡Hey tú!, ¿ves, veis esas nubes, que sobresalen por la colina?, son tormentas que buscan mi luz, son  nubes que necesitan de mi energía. A alto voltaje voy. A más velocidad de la permitida. Solo necesito la carretera despejada y en un huracán me convertiré. Vosotros podéis acompañadme, el secreto está ahí. En aquella nube a lo lejos, la más gris, esa es donde está mi casa, yo soy quien soy. Solo energía, venid conmigo y convertíos en nubes grises. Desatad la tormenta, pisad fuerte. Que la gente vea, que no vais en broma. Que sois eléctricos y desatáis las borrascas.  Nubes grises se acercan desde el norte, pongo los brazos en cruz y dejo que la energía fluya. Fluya desde el cielo a la tierra, de la tierra a sus mismísimas entrañas.

Ella lloró, sollozando, como aquella que recuerda toda su niñez y pubertad se atrevió y lanzó su voz, para que esta se hiciera eco.
    
                                                                       -          No soy nadie especial, en todos fluye la energía. Esa que ni se crea ni se destruye, solo se transforma. Transformaros en puentes, convertíos en cohetes y como en una planta nuclear, que fluya la corriente. Solo desde vuestros ojos, saldrán los rayos que iluminarán el cielo oscuro. No dejéis que salga el Sol, seguid haciendo puentes. Para que la sociedad vea, que de la unión sale la fuerza. Uníos y no habrá quien os separe, la electricidad te deja pegado. Como el cemento al ladrillo, así es. Como la cola al papel. Tendrán que rascar o romper con un martillo, para separar lo unido.
     
                                                                       -       Tendrán que rascar o romper con un martillo, para separar lo unido. Dije yo, en voz baja.

Nos abrazó a todos, no quedó nadie fuera del círculo de amistad y cariño que nos albergaba y nos decía a cada uno en el oído…
     
                                                                    -        Pasad fuertes y seréis puentes, para que la energía fluya del cielo a la tierra. Rayos, truenos….Que es el ser humano, sino corriente y puente a la vez. Puentes hacia el futuro, un futuro marcado por la corriente eléctrica. No por la de los hogares y fábricas, sino por la del hombre. Ese hombre, que inventa algo nuevo cada día y que descubrirá que todo tiene su lógica y que tiene su unión. Lanzaos y uníos, pisad fuerte y deciros para vosotros mismos, soy una tormenta, soy un ciclón nacido de una planta nuclear. Somos átomos en los que corre la luz, esa luz que sale por los ojos y nos deja ver, nos deja ver un futuro ya no lejano.

Yo le recordé, yo la animé, diciéndole que si un día pudo soñar, porque se va hacer arrugar como una pasa. Yo la animé a que le dijera algo al carpintero, pero ella se marchó y negando con la cabeza, me dijo que ya era tarde. En ese momento, me di cuenta de mis años precoces y mi alma de líder. Me subí a la ladera y desde ella, con una rama en la mano hablé de verdad por primera vez…
    
                                                                          -         ¡Hey tú!, sigo escuchando mi música, una tan electrizante que los tímpanos me hacen de dinamo. Escuchad por favor y sin favor. Yo no ordeno, pero os aconsejo. Que lo mejor que hay es escuchar un poco de Rock&Roll. Que las guitarras entren por vuestras orejas, llegando a colarse en el núcleo de vuestro ser.

Chispas y más chispas, saltan de mi cuerpo. Chispas y más chispas al contacto con los labios de una chica.¿ Que será ello?, no lo sé. Uníos, buscad ahora sí. Una chica a la que amar, amar durante toda la noche y demostrad, demostrad que somos algo fuera de lo común. Los roqueros no acaban en el infierno, ¿o sí?, a saber. Solo lanzad vuestras descargas eléctricas y que los besos sean auténticas chispas y que sean vuestros corazones sean verdaderos truenos, a los mandos de vuestro cerebro.
       
                                        -           ¡Hey tú!, imagínate, imaginaos una mañana, levantaros con tu ropa negra y tu chaqueta de cuero.  ¿Qué sería de vosotros si os lanzaran a cambiaros, por una camisa y un pantalón de nylon?, toda la energía se iría por la alcantarilla más cercana, os quedaríais sin agua para producir energía. ¿Dónde estarían vuestros pantalones jeans?, tened cuidado y que no os los robe ninguna mujer, que se los pondría y se llevaría con ellos toda vuestra energía. Tened cuidado con vuestra música, elegir bien. Elegir aquella que os haga sentir pura energía, esa que pasa por vuestros oídos hasta llegar al centro de vuestra alma. Esa alma roquera, que llena toda la plaza central, haciéndoos el centro. El centro de las miradas de todas aquellas chicas, que buscan alguien con energía.
       
                                           -           ¡Hey tú!, no días, no digáis nunca nuestro secreto, que nuestro secreto se llama Rock&Roll y nuestros pantalones jeans, marcan la diferencia. Por lo demás ser vosotros mismos y disfrutad con las notas distorsionadas que la guitarra os da como referencia. Ahora a dormir y mañana pensar en lo vivido y seguir por vuestro camino.

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