viernes, 9 de marzo de 2018


                                                     Palabras

Desde nuestro nacimiento, desde mucho, desde mucho antes. Desde cuando solo somos unos simples espermas en busca de un óvulo, luchamos por sobrevivir, luchamos por el saber y el conseguir. Corremos y nos damos prisa, por ser los primeros. El qué buscamos, el que somos, es la gran incógnita. Toda respuesta está después de perecer nuestro cuerpo, si es de anciano mejor que mejor. Así nos vamos tranquilos y con la lección aprendida. Cuanto más tiempo estemos en este mundo, cuanto más azotes recibamos, más aprenderemos y sabremos más para nuestro próximo viaje. ¿Qué viaje y a dónde? Eso es lo que sabremos dentro de…  esperemos muchos años. Todos nacemos, muchos procrean y otros simplemente viven o sobreviven. ¿Quién hizo la gracia de hacernos venir a este mundo?

Un campo de rosas es lo que veo, en un color rojizo, como el de mi sangre cuando burbujea a través de la jeringuilla. Estoy flotando, estoy volando a través del otro lado del cielo. Solo es sangre con una pizca de añadido, de aliño para que todo suba y sea yo capaz de descubrir cómo viven en lo ajeno. Porque es de mutuo acuerdo que todo lo que se vive no es del todo real, solo nos movemos y solo somos capaces de crear a través de cuando estamos verdaderamente dormidos.

Sin techo, me mojo, sin techo me lloro. Qué más da, sueño con que en el algún momento de la noche, las nubes se marcharán de mi mente y me dejarán ver el manto de estrellas. Esas mismas que me guían y me protegen. Sin ellas no sería nadie, sin su luz no sería capaz de reflexionar o divagar en el cielo oscuro de la noche. Esta piedra, esta roca imaginaria donde tomo asiento, es como un diván. El suelo, es de acero pero la Tierra está húmeda de mis lágrimas. Esta es mi casa y toda la montaña, todo aquello que mi vista es capaz de alcanzar, es mi territorio, es mi finca y soy dueño de todo ello. No hace falta firma, no hace falta sello, solo arrodillarse y besarlo. De forma que hago la paz con mi suelo y con mi entorno, uniendo todo en amistad. Yo no quiero volver, yo no quiero retroceder en el tiempo y volver a revivir lo mismo. Yo solo quiero ser como la cascada de una montaña, una cascada donde el agua no deja de caer al vacío, al vacío hasta chocar con las pequeñas piedras del suelo, yendo poco a poco, de manera lenta, hacia la desembocadura de algún mar. Hacia alguna ría, hacia dónde los arrozales sobresalen, mostrando la espiga.

Dame cincuenta euros, los necesito urgentemente. Necesito viajar y calmar mis nervios y temblores. Cincuenta euros, haré lo que quieras, soy tu siervo. Tú dime por esa boca y yo me arrodillaré y agacharé la cabeza para obedecerte.

Sin Sol que me atosigue, sin llama que me caliente, busco a la Luna. Pero desde la tierra, desde los peñascos de la montaña escarpada, no soy capaz de alcanzarla. Tendría que convertirme en halcón, o en gaviota si con ello quiero alcanzar también el mar.

Rezo a un dios sin nombre, oro a un Ser que no tiene ni forma ni voz, le busco entre las pequeñas callejuelas de mi ciudad y no lo encuentro. En ellas solo veo hambre y miseria. No creo que ningún dios permitiera esto, no creo que ningún Ser dejara morir y hacer sufrir a una humanidad insensible y a veces sin sentimientos. ¿Dónde está todo aquello que dicen que reluce, dónde está todo aquello que dicen que hay que cubrir con un manto de oro? Yo no lo sé, solo soy un hombre, un simple hombre que sigue su camino empedrado, eso sí, lleno de piedras y arena. Como deben de ser los senderos del anochecer sombrío, que no me pierdo nunca y eso me hace estremecer.

No hablas, no dices nada y a mí me va a dar un ataque al corazón. Se me va a parar, va a ciento-veinte por minuto, galopa, galopa como si fuese el caballo que necesito. Dime, ¿porqué, eres tan cruel, porqué, no me das aquello que necesito?, quiero dormir tranquilo y viajar, despegar, y como en un lago, desplazarme en una balsa. Mejor, en un cohete que me lleve a ver realmente como es la vida desde afuera. Para ello necesito, que la sangre burbujee y pueda ser capaz de soñar.

Yo no quiero más viajes en el tiempo, no quiero volver a sentir el miedo, no quiero volver a sentir la decepción. Aunque todo ello, está dentro del mismo juego. No me quejo no, cuando exalto de felicidad y me estalla la carcajada o la risa. Entonces y solo  entonces me pellizco, para saber que todo es real. Que todo aquello que surgió de la nada, hoy tiene forma y tiene la esperanza de que no acabe aquí. ¡Ojo!, pero sin volver.

Bombea de nuevo la alegría en mi corazón, galopa como si fuese un motor de acero. No sé qué haría sin ello. Todo es un espejismo, todo no es real. Tomo asiento en el suelo o al menos eso a mí me lo parece y apoyo la espalda en la valla de la calle. Veo pasar a la gente, esta, me mira, y yo sigo en mis nubes. Pronto veré las estrellas, veré al verdadero dios, ese al que tanto temen. Lo sé, soy capaz de ello. Nadie me va a limitar, gracias, gracias por darme la oportunidad de ser jinete y poder galopar. Gracias por dejarme subir hasta lo más alto y ser capaz de esfumarme del mundo por un rato.

De pequeño, jugaba al lado de una casa de juegos, esta era de verdad y veía salir a gente triste y al mismo tiempo veía a otros como entraban algo más que felices. Yo me hacía muchas preguntas, una de ellas y la más importante era la del porqué, ¿porqué, entraban felices y contentos y salían tristes y sin dinero, para que iban entonces?

Al cabo de los años me he dado cuenta, que no se merece saber tanto, porque cuanto más sabes más triste eres, porque más consciente eres, tu conciencia te puede llevar a caer en depresiones y resentimientos. ¡Miseria! Es aquello que nos regodea, pero al mismo tiempo nos arrastra. ¡Miseria! Es aquello que nos limita como personas, sin dejar que nuestro corazón se abra y se llene de todo amor que no reluce. He visto entrar por el contrario, mujeres, muchas mujeres jóvenes. ¡Madre mía!, a cuál más bella. Entraban tristes y salían felices, felices de llevarse lo ajeno quizás o solo era  porque hacen su mero trabajo. Todo depende por el prisma que se mire, todo es según de qué lado de la ventana lo mires.

Acuérdate, que yo te quise, hasta que vi lo que vi y desde entonces no estoy ciego. Ciego de amor por ti, ciego de sentir aquello que no es correspondido, porque dioses pueden nombrar muchos, pero en verdad, ninguno tiene un nombre verdadero. Y menos, mucho menos, renombre y respeto recíproco, ya que este no es mutuo.

De adulto, miro y reconozco haber entrado alguna vez, es como el deseo de una serpiente cuando saca su lengua bífida…

Desde que el Sol nació en medio de la fría noche oscura, nos quiere hacer desvelar y nos quiere hacer ver que solo somos unos insignificantes hombres, que andamos por medio de un bosque de envidia e hipocresía. Todo no es así, cuando el Sol nació, nacimos nosotros, sí, entre las demás estrellas. Sí, entre aquellas constelaciones y nacemos, nacemos y procreamos abriendo el portal de aquello que nos es desconocido. Tiro la piedra hacia los cristales de tan vieja casa, rompo con ello toda contradicción e irracionalidad, rompo los corazones de muchos hombres. Qué más da, si soy o no soy homosexual, todo es según el prisma que se mire, a fin de cuentas, todos somos almas y  en el otro lado no sé si existe la diferencia de sexo. Solo sé que tiene carácter y me enamora.

Sin agua salada, sin agua dulce, como un barbo o como una sardina es capaz de vivir, como es capaz de llegar a la edad adulta y poder llegar a engendrar en otros peces de su entorno, en sus iguales aumentando así en número. Nadan no, solo chapotean en la orilla seca de las playas y los arroyos. Alguien parece no estar contento y está triste y por eso me lloro.

Viaje tras viaje, pernoctando en la Luna, jugando en el Sol, me encuentro. Mientras, observo todo aquello que se sumerge en lo más profundo del océano. Todo es irracional, todo es sobrevivir. No solo vivir y despertar, a algunos no les da tiempo. No tienen tiempo, y por ello excusa tampoco, todo es relativo. Todo es como es, una parálisis en el tiempo y un juego de palabras, que no llevan a ningún término.

Observo desde mi nave espacial todo ello y no me asombro cuando el Sol entra por el cristal, anunciando que aquí, arriba, el día nunca se aclara y reina siempre la oscuridad. Quien soy y lo que soy, es personal y privado, o al menos eso creo yo. No sé si a veces vivo en mis sueños o simplemente duermo. Quien lo sabe, si no soy yo mismo. Todo es relativo, no se puede ser más objetivo, porque entraríamos en lo más racional y eso, eso a veces me confunde. Me confunde a tal extremo, de no saber realmente mi personalidad.

No busco ningún amante, no busco sexo ocasional, me conformo conmigo mismo. No gasto dinero, ya que no lo tengo. Tienes que volver a dejarme, tienes que volver a prestarme algo, para que pueda con este sufrimiento. ¡Sabes! Que te recompensaré, con aquello que tú quieras. ¡Sabes! Todo es verdad o todo es mentira, no sé hacerlo a medias tintas. Dame una muestra de afecto y a lo mejor, ello amortigüe mi prisión mental. Soy tu mejor amigo, eso no lo puedes negar. Solo que no me vendo, como las chicas de aquella casa.

Falta poco para volver, pero yo no quiero. Falta poco para ser reconocido, pero, ¿qué más da, no? Todo depende, y llegar a ser alguien famoso. Porque ver, ver las estrellas y el planeta Tierra desde afuera, no lo hace ni lo hará todas las personas. Aunque yo sea un representante de la humanidad, no puedo ser embajador de algo o de dónde no hay vida. Solo el vacío perpetuo descubro y no sé dónde hincar mi bandera. ¿Cuál sería la incógnita, si fuese solo de un país? Yo soy del mundo, del planeta Tierra y ahora, ahora ya también de las estrellas. Me han adoptado, lo sé, sé que soy bien recibido. No dudaré ni un instante en dar la mano a aquel que se preste, no dudaré en abrazar, sin temor alguno, a aquel sistema de vida que me venga con los brazos abiertos.

Bajo rápido, desciendo en mi nave a gran velocidad. El armazón quema, la nave arde por fuera debido al roce de la entrada en el mundo. Mi sangre ya no burbujea y eso me altera y mi mente vuelve a cubrirse por las pesadas nubes de la rutina. Yo quería ser libre y libre seré, pero esa será solo cuando me muera y para eso, para eso falta mucho tiempo. Voy a bajarme del caballo, voy a descender de la nave y lucharé, lucharé a brazo partido contra la sociedad, contra la humanidad y contra todo aquel que me ponga a mi persona como duda. Solo soy un hombre, un hombre con derechos, con obligaciones las justas, pero con todos los derechos. A ello me agarro como hierro ardiendo y me quemo, pero no grito. Soy valiente, no volveré a ser débil y demostraré a todo el mundo, que se equivocan y no deben de dar de lado a nadie. A nadie, porque todo el Ser humano merece un respeto y una oportunidad. A ello me agarro yo y a ello voy, voy a ser duro, voy a ser libre.

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