Bailando con nuestro fuego
Desde las estrellas, nos envían un haz de luz. Desde el final del núcleo, nos hacen llegar
una intensa claridad destellante. No somos los únicos seres en este Universo,
en él se escucha la nítida melodía de una guitarra eléctrica, que nos invita a
visitar sus casas. Son varias, las que nos hacen como una postal de su entorno.
Ello es bello, ello es precioso, son como cascadas de agua. No hay peces, pero si
otras formas de vida que viven como salmones, saltando y brincando de alegría.
Nos llaman por nuestro nombre de pila, nos hacen volver a
nuestra infancia y recordar cuando éramos puros e inocentes. Todos recordamos,
pero no todos somos capaces de hacer una regresión. Volver atrás, la luz es
como la de un fluorescente y nos hace creer,
que estamos en una pequeña sala de este Universo tan grande y del que se
cree que es infinito. Somos un punto en algún lugar del Cosmos, somos tan
insignificantes que nos creemos importantes y nada, nada es cierto. Todo es
como una obra de teatro, en la que el protagonista es uno mismo y tiene las
mismas sensaciones que todo lo humano. Miedo y valor, tristeza y alegría…
Yo me acuerdo de mi nombre actual, ¿pero quién se acuerda
del suyo verdadero? ¡Ese, el que tenemos como propio y que solo lo saben ellas,
las estrellas!
Es muy bonito y nos hipnotiza haciendo que vayamos en su
busca. Pero la mente terrícola es retorcida y no está limpia, eso hace de
bloqueo entre los sistemas. No podemos avanzar, porque nadie es dueño de nadie
y nosotros o quizás muchos pertenezcamos
a algún ser superior. Tenemos la costumbre de colonizar y adueñarnos de
lo ajeno, explotando al que creemos inferior. Siempre nos creemos superiores y
eso, eso hace que nos enfrentemos entre nosotros. Siguen ellos enviándonos
señales, como si fuese un buen blues, suena y nos hace no ensuciarnos más.
Que mejor nos haría sentir,
si no es descubrir la verdadera verdad. ¡Esa, que nos haría amarnos y
respetarnos de una vez por todas!
Pensamos que viajamos a una constelación desconocida, en
nuestro viaje vamos preparados. Preparados por si se llega a la hostilidad,
nunca se sabe, siempre hay ese punto de desconfianza. Como si hubiésemos
conocido a alguien nuevo, como si fuéramos con la mirada puesta en conquistar
una nueva amistad.
¿Qué es un abrazo?
Si. No me equivoco, todos lo
deseamos. Haría soltar gran parte de
nuestra energía negativa, siendo enormemente positivos. Si este es de verdad y sincero, será como
escuchar esa música que viene desde la estrellas. Un abrazo convierte a dos en
uno. Dejándose ver, por muy íntimo que sea, por aquellas que nos observan.
¿Seremos observados? No. No es nada impensable y todos
queremos un poco de privacidad. Quizás y
solo quizás, seamos vistos por muchos muros y muchas paredes que tengamos
delante. Somos ignorantes si creemos que todo esto que nos rodea es cierto y
solo lo real. Quizás y solo quizás seamos gobernados por una potente luz. Esa
misma que nos manda una canción, un mensaje de bienvenida que nos asombra.
Nos llaman “amigos”, sin conocernos en absoluto. Nos llaman
“amigos”, sin saber en realidad. El Ser Humano es muy voluble y a veces muy
inconsciente, es así porque ese así de nacer y de vivir. Quieren nuestra
amistad muy rápida y eso nos tiene que preocupar, nadie estrecha la mano a la
primera, como no sea por falsedad o engaño. Pensamos y llegamos a la conclusión
de que no vamos a acercarnos más a las constelaciones vecinas. No hay que fiarse, vaya que solo sea un caballo de Troya. No
hay que confiarse de aquello que desconocemos, no se pueden abrir las puertas
de primera a todo ello que se desconoce. Seamos precavidos y mandemos un
mensaje de amistad, un mensaje de conocerse en algún punto concreto y que este
no sea en nuestra casa. No se sabe, siempre hay que ser un poco desconfiado.
¿De qué estamos hechos, en cuál punto de nuestro cuerpo,
albergamos nuestra alma? Solo las vibraciones nos hacen estimular nuestros
sentidos, solo las imágenes son eso, imágenes. Pero los oídos, ¡ay! Los oídos
son como canales que hacen vibrar, llorar o reír. ¿Quién será el que nos venga
de embajador de las estrellas?
Generales de todo el planeta, unen sus mentes para poder
desarrollar un sistema defensivo, por si hiciese falta. Ha tenido que venir
alguien de fuera, para que se pongan todos de acuerdo y dejen atrás cosas que
son más propias de una edad temprana. Maduran y alían sus países, en defensa de
toda la humanidad. No saben si serán de verdad “amigos” o solo es una treta.
Dos naves salen desde sus bases respectivamente, una la
americana y la otra la europea. Todos unidos, van en busca de la verdadera
verdad, pero siempre precavidos. ¿Qué habrá en ese espacio o esa constelación?
La señal se hace cada vez más fuerte, se escucha ya en la misma calle. Nuestros
oídos dan alcance y eso nos hace despertar de un largo letargo. Un letargo que
puede ser de años, como de años que hace que se descubrió el fuego. Ya no bailamos o quizás sí, alrededor de un fuego. Las
danzas tribales quedaron atrás, cuando poco a poco, el hombre fue creciendo y
descubriendo. Después de tal hallazgo, han venido pequeños inventos, pequeños
avances. Pero en verdad, desde esa época, no se había descubierto nada igual.
¿Marcará algún tipo de final y comienzo de alguna era? Quien sabe, a saber.
No hay platillos ni nada parecido en el cielo, el espacio
aéreo está cerrado. Solo se les deja a los pájaros volar en libertad y en las
grandes ciudades no hay muchos, creo yo.
Es tal la vibración que se genera en el aire, que el cielo se nubla
pintándose de gris y amenazador. La humanidad está asustada, la falta de
costumbre de no ver más allá del horizonte, hace temblar al más valiente.
Tardarán en llegar las dos naves a su destino, nadie se aparta del televisor,
es algo mundial. Solo es la señal que sigue diciendo…
“Suena a golpe de Rock, una melodía que os une. Que os una y
nosotros seamos vuestros aliados vecinos, solo estamos a unos años luz. Pero ya
llega la señal, seguidnos, no somos ni ángeles ni demonios. Solo somos algo parecidos
a vosotros, tenemos también piernas y brazos.”
El presidente de la Organización Mundial, da el visto bueno.
Las dos naves tardarán un poco en llegar al lugar de encuentro, el mundo está
en estado de alerta. Solo pueden ser seres de otros planetas, que quieren abrir
un vínculo con nosotros. Han aprendido nuestro idioma y nuestro lenguaje, así como
nuestras diferentes maneras de comunicación, ya sea de audio, imagen o
escrito. Saben y nosotros no sabemos
nada, solo sabemos que existen. Que no podía ser que estuviésemos solos, como
tampoco podía ser que la Tierra fuera plana. ¿Ahora, a quien se le puede seguir
o creer? A quién no hace falta decirlo y sobre a quién creer, está claro que es
al presente y pensar, pensar en el futuro.
A veces y solo a veces, la guerra o la paz, se baila como
una canción de discoteca. ¡Cómo! Muy sencillo, hay que saber los pasos y
dejarse llevar por la melodía, ésta seguro que es de amor. Si hemos sido
capaces de reconciliar países en lucha, no vamos a saber hacer lo correcto y darle una
oportunidad a aquel que viene con una canción de blues. Solo depende de los que
mandan, solo depende de los verdaderos protagonistas. Porque uno, solo es un
mero observador y que a nadie le tiemble el pulso a la hora de estrechar la
mano, como el que estrecha lazos de amistad. Qué sería de todo si no nos
comunicáramos y fuésemos siempre recelosos, mirando rabiosamente por la
ventana. Por ésta solo se ve la Luna, ¿de dónde vendrá tal música? No se ve
nada, solo la noche en un cielo ahora lleno de estrellas, ¿de cuál será la
melodía?
El mundo no es capaz de conciliar el sueño, es como si fuese
un amor de juventud, un amor por carta, un amor del que no conoces su cara.
Pero algo o alguien te dice que sigamos escuchando una canción de blues, donde
las cuerdas de la guitarra son verdaderos embajadores y hace que nazca algo de
lo que se estaba esperando, pero no llegaba. Un amor a años luz, no se dirán ni
un ¡adiós!, ni un ¡hasta luego! Siempre será un ¡hola!, y un ¡hasta ahora!
Hasta ahora y siempre unidos, todo por escuchar una canción de blues en algún
lugar del Cosmos.
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