jueves, 6 de octubre de 2016

                                            Cantar a la nocturnidad

“Dice una canción, que en la vida hay de todo y por eso estoy yo en este mundo. Dice una triste canción que no todas las personas tienen futuro. Que algunos caen en el abismo o se encierran sentados en la barra de algún bar. Cómo es posible de que no se den cuenta y sigan dando palos al agua sin llegar a remar en ninguna dirección…”

¿Esto es vida? Dime que no. Dime que hay algo detrás de esta tupida niebla, formada por tu humo y que nuestro barco encontrará un buen puerto, un buen puerto donde descansar. Dime que no remamos sin ninguna dirección. Yo no quiero acabar siendo solo el envoltorio de algo que nadie ve, dime que me apoyarás y seré visto, visto por alguien más que tú. Sentados en el bordillo de la acera, vemos pasar la gente. Deambulan de un sitio a otro, sin ningún destino predeterminado y sin amarre. Yo te sigo ahora fumando y me río a carcajadas, pienso de la que me he librado. Me siento libre gracias a ti y cuando me falte tu compañía, buscaré más. Solo trabajo por ti y para ti, para poder costearme tu capricho, ¿o es el mío? Quien sabe, a saber. Me miro las manos y tampoco me las veo tan desgastadas. Pero bueno, no es el momento de hablar de trabajo, que estamos a viernes por la noche.
Solo pienso  y deseo, que la noche sea larga. Poder disfrutar de ella, tomarme unas copas y poder decir alto y claro, que tengo un amigo leal. Un amigo que me hace reír y que sin su compañía, la noche sería aburrida. Solo aspiro a lo que aspiro y me siento feliz. Te puedo comprar, puedo conseguir que cada anochecer me acompañes y que los fines de semana sean eso, noches de luces y juergas. Donde la soledad y la tristeza no tienen cabida, ni tienen lugar.

A veces y solo a veces, te comparto y me haces ser más social. Me haces de embajador de mi persona y eso es de agradecer. Sin ti, la vida no sería lo mismo. Sin ti, me sentiría solo y la soledad es mala consejera. Por eso me río y me siento aliviado, como si la sociedad no fuera conmigo. Sé que me entiendes y te vuelvo a enrollar en papel de fumar. Hoy, a esta hora, toca descanso, toca relax. Por eso prefiero fumarte y beberme un par de copas. La lucidez y la sobriedad, la dejo para los días de trabajo. Es nuestro secreto, cuando estoy contigo ni me afeito. Porque no me miras ni me quieres por el envoltorio, sino porque te compro. ¿Pero qué de malo hay? Hoy en día todo tiene un precio, si quisiese podría comprar hasta el deseo de una mujer. Pero no lo hago, no me hace falta. Que felices somos los dos, los fines de semana son nuestros.

“¿Cómo puedes decir que eres libre y estás fuera del juego de la vida? No observas que la gente que tú dices, va cogida de la mano o van en busca de ella. Eso es el amor y el tener una familia, una descendencia te ayuda a madurar y a ser un hombre respetable. No te das cuenta, que si sigues con tu fiel amigo, acabarás tus días de forma rápida y sin saborear los besos de aquella que tiene el destino para ti. Todo el mundo se casa o se junta, no es positiva tu elección. ¿Pero quién soy yo? Yo no soy tu conciencia. A la larga llorarás, llorarás por la calles sin saber con quién ir a quién amar. La soledad mata poco a poco y yo, que soy ella, te digo que me dejes ahora que puedes Que no te me agarres, como agarras las copas y las cervezas. No tendría que decírtelo, pero ya no soporto ver cómo la gente muere lamentando a una pared vacía y diciendo que la culpa es mía…”

Nosotros dos, no somos dos extraños en el amanecer. Hemos pasado toda la noche juntos de juerga, no me puedes decir que ya no nos conocemos. Somos uña y carne, somos ya inseparables. No te consumas tan rápido, que todavía no ha acabado la noche. Aunque ya sea de día y salga el Sol, todavía tengo ganas de seguir divirtiéndome a mi manera. A mi manera un poco tóxica a lo mejor, pero es la mejor para vencer la soledad. Una soledad que me amortigua tu compañía, yo te fumo, yo te esnifo y solo tú, solo tú me conoces por dentro. Me llenas de penas y de alegrías, todo es posible. Pero al menos tengo algo, algo que los demás no tienen ni entienden, no te separes y desaparezcas. Todavía queda mecha, todavía no quiero acostarme y volver a la realidad, esa que es tan dura y tan implacable. Ayúdame, sé comprensiva y haz que no tenga pesadillas por la noche, no dejes que atraviese el portal de lo desconocido. Tengo miedo, me asusta acostarme solo, siempre solo en una cama de dos. No sé qué pasará, por eso quiero tenerte cerca. Hago caso omiso de aquella que me habla cuando no estoy contigo y estoy en la oscuridad. Solo me preocupa que será de mi cuerpo cuando éste perezca. Yo daré mi último suspiro, yo me marcharé y quedaré en el olvido. Para qué seguir con el cuento familiar si a la larga nadie se va acordar de mí…

Tú lo harías por un módico precio, la soledad seguro que pasaré a engrosar uno más en su historial. Qué más da, si nos observan y todo lo que hacemos no merece la verdad la pena. Para que construir puentes, para que después solo pasen los soldados del infortunio. Para que formar una familia, una descendencia que después seguirá su propio camino.
Me voy a dormir ahora que todavía estoy contigo, no sé a qué hora me despertaré. Pero seguro que me saludará la Luna, ella sí que es guapa y se deja ver de cara. Puedes hablarle de tú a tú y se calla, no dice nada de lo que llega a ver. Me duermo, me quedo en el Limbo y solo respiro, pero sin llegar a roncar. ¿Cómo te llamas tú? Me llamo Pedro y ¿tú? Mi nombre da igual, solo te puedo decir que estoy a tú lado todas las noches mientras duermes. Yo soy aquel con el que puedes soñar o tener pesadillas. Aquel que se sienta a tu vera, cuando estás sobrio o trabajas.
En tus sueños me meto, en tus recuerdos me arraigo. ¿Qué será, será? Dame una oportunidad de explicarme, yo soy tu mejor amigo, aquel que te divierte por las noches y te mantiene en vela de madrugada, hasta que sale el Sol y te acuestas. No olvides jamás, no me mientas nunca y te vaya a dar ahora la cordura. Bastante sereno te mantienes en las horas de trabajo y miras el reloj, deseando que suene la sirena.

Es un trabajo de poca calificación en una empresa de fabricación de juguetes, tu cometido es quitar la rebaba y meter las piezas en la caja. Pero sabes que tienes que estar atento y que, mientras trabajas no puedes perder la concentración. A veces, te dejas llevar por esos recuerdos de cuando eras un niño, pero sabes que esos momentos no volverán. Sin embargo, te acuerdas de tus padres y solo te vienen a la mente cuando eran mayores. No has tenido ningún mejor amigo que yo, ni en tu infancia ni ahora. No me falles y siempre que me compres, estaré contigo. En las duras y en las maduras, en la felicidad y en la tristeza, haciéndote descansar tus horas cuando el Sol está en lo alto. 

Quieres viajar a lo desconocido, fúmate un poco de hierba y experimentarás lo que nunca tu imaginación, ha podido llegar a ver. Fuma y sentirás la sensación de volar y flotar. Alcanzarás el cielo con la mente y podrás dibujar el arco iris en tu cerebro. No hagas caso de lo que dicen, de los que están en contra. Tú fuma y verás el séptimo cielo. Verás el otro mundo tan cerca, que te quedarás enganchado. Fuma un poco de hierba, yo te invito a la primera. Para que lo pruebes y compruebes que no te miento. Fuma un poco de hierba, mucha gente lo hace y saborea como el humo fluye por su cabeza, dejando sin acción ni reacción a tu mente. Déjate llevar y podrás navegar por los mares que nunca has visto y podrás caminar por los senderos oscuros de lo que llaman “droga”.
No hagas caso de aquellos intolerantes, no hagas caso y fuma. Fuma hasta que en el ambiente, se forme una densa “niebla” de humo. Entonces ya no tendrás escapatoria, serás enganchado a la hierba. La “niebla” no te dejará ver el horizonte y quedará tu mente tan plana y dirigida por mí…… Eso es la “droga” y sus efectos. Tú viaja ahora gratis que ya te cobraré y encima serás mío. Me pertenecerás y además ganaré dinero.

Duerme si quieres, hasta que se te pase el efecto. Después te venderé todo lo que tu cartera pueda soportar.  Que hombre más ingenuo, nadie está libre de caer. Él ya es mío. Otro más para formar la cadena…




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