viernes, 4 de marzo de 2016


                                               Puñales.

Caminando solo por la calle, una calle llena de gente pero vacía de personas. Que habrá sido de todos aquellos, que nacían con una ilusión. Donde estarán, todo sea vuelto tan individualista y creemos que todo esto significa “igualdad”. Que es la igualdad sin la libertad y sin la fraternidad. Todo esto parece que ha caído en el olvido, como si hubiese caído por el vacío de un precipicio. No sé porqué, pero sigo caminando solo. Cuando de golpe y sin razón alguna, un hombre me coge de la mano. Lo primero que siento, es el rechazo de mi cuerpo, pero después le miro a los ojos y le veo una mirada limpia y honesta…

-         ¿ Porqué me hundes este puñal, en el centro de mi corazón? No sabes que soy de hielo, de hielo que quema y te quedas pegado a él, por toda una eternidad. Yo no tengo frío, pero el puñal se hace añicos. No por nada y sí por todo, todo lo que toco o quien se me acerca, se rompe en mil trozos. Yo fui concebido entre el fuego y el calor humano del amor. Pero yo, no soy así y por eso soy dueño de la soledad. La soledad me pertenece, nadie más tiene derecho a ella.

Sigo mi rumbo y me habla y me contesta en voz suave..

-         Quien te crees que eres, para decir tal cosa. ¿Qué es de aquel? De aquel que cambia, como si un ángel se hubiese posado en su ventana. Como una paloma que busca su propia libertad, así es la soledad. Esta la llevamos todos dentro y no es de propiedad de nadie. Todos, pero todos. En algún momento del tiempo horario, se encuentra solo. Solo, sin que nadie le escuche ni le hable.

Me hace razonar y que hay muchos que se creen que el dinero es la felicidad y que cada noche estrenan cama, pero siempre solos. Yo tengo gente a mi alrededor, pero me he convertido en una figura de hielo.

-         A lo mejor es un alivio para aquellos que necesitan el abrigo humano, cuando a uno lo que le llena, es el mar de la oscuridad. Aquella que no te ciega y te deja ver, por los senderos de las sombras. Sol y sombras que son aquello que no deseamos. Pero qué más da. Uno puede estar muy acompañado y estar solo a la vez.

Me para y me pone ambas manos en los hombros y me mira, me mira de tal manera que me penetra su mirada, hasta lo más hondo de mi alma.

-         Cierto, muy cierto. Pero es que cada uno necesita su espacio y su tiempo. Espacio, como  rincón de meditación y tiempo, tiempo para hablar con el señor del espejo. Yo lo hago a menudo, sobre todo cuando toca afeitado. Me veo en él y me pregunto cómo se me ha pasado la juventud. Esa que solo se tiene una vez y que eres capaz de tirar todos los muros. Ya sean de injusticia o intolerancia. Qué más da, no quiero decir que esté cansado de luchar o de vivir, pero solo espero que un puñal se me hunda en mi alma, haciéndome por los tiempos de los tiempos, en el hombre más feliz del mundo.

Esbozamos una sonrisa a la vez, miramos a nuestro alrededor y la gente va a lo suyo. Nadie se percata de nuestra conversación y no escuchamos ni los coches al pasar. Estamos sordos o simplemente estamos en nuestro espacio-tiempo.

-         El amor es el peor puñal que existe, ya que te entra en todo el interior del corazón y al ser este engañado o sacado a la fuerza, sangra y se desangra de pena y desconsuelo la persona en cuestión.  Que será de aquellos que reciben esta clase de puñaladas. Muchos lo llevan clavado toda la vida y ellos danzan el ritmo del amor. Que será de aquellos que reciben puñaladas y estas no encuentren ese amor, serán de amor frío o simplemente no conciben la amistad y el deseo. Que serán de estas personas, a lo mejor no salen del fondo del mar, cuando este está embravecido. Como coraje y enfado, te puede llevar a lo más lejos. A la deriva y las estrellas se apaguen y la Luna, la Luna no te ofrezca el reflejo del Sol.

Quienes somos en verdad, somos almas y existen los ángeles y ese es el que me ha detenido en mi marcha..

-         Puede ser verdad, pero hasta en el fondo del mar existen estrellas. Aquellas que llamamos de mar y van a ras de suelo. A lo mejor te ves en la oscuridad, como en lo más profundo y ahí encontrar esa soledad que tanto añoras. ¿Qué es un océano, sin profundidad ni distancia. Que será de verdad, todo aquello que nos separa, sino un simple mar, bañado por la lejanía. Una lejanía hoy es salvada y que no hace falta que sea por carta. Aunque si lo prefieres, pueden hacerlo a la antigua y mandar una y que esta sea contestada con un buen perfume y que te recuerde el olor de esa persona que añoras.

No sé quién es, simplemente un desconocido, que al parecer me conoce. ¿Quién será? Da la impresión de que sea un libro abierto para él,  qué más da. A lo mejor es ese hermano que tanto deseaba y no solo para que fuera compañero de juegos.

 

-         No esperes ni sirenas ni delfines que te orienten. Unas porque lo único que buscan, es tu persona, robarte el corazón y el alma. Los otros, porque son listos y no se acercan a aquellos que no son de querer. Porque solo unos elegidos, pueden llegar a intuir y no caer en una red de araña. Ese querer que pocas personas, pueden decir tenerlo y por ello sentirse ricos. Porque todo no es el dinero y las propiedades.

Que puñales hay, hay de todos los tipos. Cada uno tiene uno y el más peligroso se encuentra escondido en la envidia y en la rabia. Aunque la codicia y la avaricia, también lo son. Los primeros son más grandes y más ciegos.

-         Alguna vez he dibujado un águila en mi imaginación y he volado con él, enganchado a sus alas. Unas alas que pueden llevar a lo más lejano del cielo y a la vez, hacer que si ocurre una caída, esta sea más fuerte y más dura. Pero no quiero pensar en ello, pero no puede haber algo peor que caer y recibir un pisotón de una sociedad. Que como bien observas, solo va a lo suyo.

Se despide apretándome con las manos en los hombros, suelto un estornudo y cuando reacciono y levanto la vista, ya no hay nadie. Miro a mi alrededor, me miro los bolsillos. Todo está en orden, ¿Qué habrá sido? Quizás un ángel o quizás solo mi imaginación. Quien sabe, a saber.

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