martes, 11 de mayo de 2021

 

BODAS DE FUEGO

Un domingo de un noviembre de 1971

Parecía una boda diferente, pero no dejaba de ser una de tantas que no dejan de desfilar por el catolicismo  de un régimen que tiene los días contados. Son las 11:00 de la mañana o mejor dicho, día del mediodía. Yo, el presente, debido a la situación que me envuelve me encuentro aquí esperando, esperando a mi prometida, sin saber si va a venir o me va a dejar plantado. Juan Antonio, que es mi nombre, me encuentro a pie de altar con mi traje de 2.000 pesetas. Me siento un señor, pero no dejo de ser lo que soy, aunque no lo demuestre y no lo muestre, lo llevo oculto dentro de mí Ser. ¿Qué será de mí si no aprendo la lección?, no sabré salir de esta, igual que no sé salir del armario. Yo que siempre lo he tenido claro, me veo abocado a un matrimonio sin amor, todo por el qué dirán, todo por el que hablarán y querer seguir el curso de la vida. Placer incauto, procrear y morir, ese es y será mi destino, si no lo cambia nadie es y será porque no tengo la libertad de hoy en día. Porque no tengo el coraje de decir a los cuatro vientos quién soy y lo que soy en realidad, pero en fin pasan los minutos y no viene. Esbozo una sonrisa hipócrita, esta me la llevo para adentro, creo que me estoy salvando. Pero cuando más pensaba yo que me iba a librar, se abre la puerta y ahí aparece con el padre. Que cualquiera le dice algo, ya que es Brigada de Infantería de Marina, no me lo quiero imaginar si supiera mi verdadera condición sexual. En fin, haré lo que pueda y me esforzaré en conseguir que su hija sea feliz, aunque todo sea un engaño. Todo sea un paripé y una mentira, tendré hijos o al menos intentaré llegar al coito con ella, en verdad no lo sé porque no nos hemos mantenido vírgenes al haber estado con otras personas. Al menos ella para consumar el acto esta noche, no sé si podré, no sé si llegaré ya que como digo mis inclinaciones son otras y eso se nace no se hace.

Es un noviembre lluvioso, hemos decidido casarnos mejor en otoño que en pleno verano, si llueve mejor que mejor porque no es un día para mí muy dichoso. Siendo una persona que ya que no cree en ello, ya que no creo en nada y no sé a simple vista razonablemente digno de justificar.

Yo no me puedo justificar que estoy engañando a todos ellos, me estoy engañando a mí mismo. No hay peor engaño ni peor mentira, la veo caminar ha pasado lento cogido del brazo de su padre, la música para la ocasión se escucha a un volumen alto y lo que tiene que ser un jolgorio, para mí es algo fúnebre de que hoy acabo con mi vida, esa vida que he llevado a doble juego.

Parece que soy escuchado y empieza a llover, ella llega mi altura y el Brigada dándome la mano, acercando esos cinco me da la mano de su hija, él se siente orgulloso y cree que será decisión acertada, ya que yo no estoy muy mal posicionado. Pero ello no quita de que sea todo el engaño acumulado, que llegará un día que acabe todo en una fuerte tormenta de discusión y de decir la verdad. Un engaño que me rasga el corazón y me hace claudicar, aunque me case con ella y en quedarme en la soledad perpetua, todo por no tener las narices, todo por no tener en la suficiente valentía de decir quién soy en realidad, de que alguna vez me escaparé para hacer lo que debo de hacer. Satisfacerme en mis juegos de sexo y amor sí que correspondido, siempre con cuidado ya que luego debo cumplir con ella.

Cosas de la vida, he invitado a la boda a mi mejor íntimo amigo, aquel con el que he tenido algún roce cariñoso y que nos miramos de manera cómplice,  diciéndonos a nosotros solos   ”jamás volaremos al viento”, pero en fin es lo que hay por aparentar todos salimos ganando y aquel que es mi mejor amigo, siempre se presentará en mi casa como tal.

Los días o los ratos que ella no esté, serán bien aprovechados por nosotros dos, porque era deber saber lo que llevamos en privado. Lo miro de reojo, lo veo tan guapo y tan apuesto que daría todo mi Ser, por que ocupara la posición, el lugar y la vida de la que va a ser mi futura esposa. Todo por querer aparentar, no me imagino al Brigada de infantería dándose cuenta de las faltas de respeto a su hija. Ya, en la Iglesia debemos hacer lo que hay que hacer, ya es demasiado tarde. El cura ha empezado ya el sermón, pronto vendrán los anillos, pronto vendrá el desespero y el claudicar en un “si quiero”, en aquello que yo no quiero para mi vida. En fin, es lo que hay, no se puede pedir más al menos tendré una vida normal y la vida esta es la única que vale, porqué volando hacia el viento yo me dejo llevar como una cometa de la que tiran de las cuerdas y yo solo obedezco las órdenes del qué es, ya que él que tira de los hilos. Qué le voy a hacer, me entran ganas de llorar, ellos piensan que es del amor y de la emoción del casamiento. Yo sí, sí sé por lo que es, es porque mi compañero no puede ocupar su lugar. ¡Placer!, la dicha hubiera sido eterno, tendremos que refugiarnos en lo oculto, en la mentira. En fin no escucho al cura, indico que las palabras me resbalan, hasta que llega el momento de firmar, pues sí, no sé si hacer una x o firmar con mi nombre. Nervioso, cojo la pluma de mi compañero y amigo que hace de testigo firmando también así su palabra de no decir ni pío.

Cada latido que me corazón palpita, no es por ella, es por la amistad tan completa que tengo con mi amigo anónimo. Después de firmar los papeles salimos por la puerta, no sé si será el arroz para darnos buena suerte en la vida, una vida que  será la que de ellos solo es la vida y para ello solamente hay un patrón. Bajo las escalinatas de la Iglesia, temblándome las manos y los pies. Si pudiera ser él con el que bajara, sería todo para atrás, maldito el día que la conocí a ella o a él. No sé qué es estar destinado a todos, pero da igual ahora me dirijo hasta la gran comilona. Mientras tengo el estómago cerrado por los nervios y por presionarme a mí mismo, simplemente para qué dirán. Los deseos fueron los de mis padres y familiares, ya que ellos no entienden y no me entenderán jamás mi forma de ser en particular.

Y aquí te escribo, antes de decírselo a él vaya que sea posible que la muerte antes de que la muerte me alcance, ya que está chapado a la antigua y no sé cómo será su reacción a saber decidir y armarme de valor.

Todas las verdades quedaron atrás, me monto en un coche grande parecido a una lemosina, me espera un banquete, las novias no van a poder conmigo o al menos eso pienso. Yo no es que odie a la mujer, es simplemente que no deseo de ser amado por ninguna y eso me lleva arrastras a una  locura. Una locura permanente, claro es así, lo primero es hacernos las fotos de recuerdo en un campo cercano, con la atenta mirada del Brigada. El fotógrafo nos indica y nosotros solamente posamos como si fuera un book de casting, todo aquello que va a relucir a partir de ahora, qué le vamos a hacer son los  años 70 y todavía cosas que no cambian. Estaba haciendo un otoño lluvioso, así que voy a caer solamente para el momento de las fotos, pero si existiera algo que dijera que estaba haciendo lo correcto, en fin es como son las cosas y yo no debo nada a nadie.

Pasar el rato y luego llegamos al banquete, miro a mi compañero y amigo que  ya lleva dos copas de vino. Me da miedo de que se vaya de la boca, me da miedo que tire todo al traste por los nervios y por los celos. No sé qué hacer si sentarme con la que es ya mi mujer o hablar en privado antes con él. Voy a todas, así qué más da, acceder y coger que él está en una esquina del salón y explicarle la verdadera realidad y que es él el que ocupa mi corazón y entonces que se dé cuenta de que ellas simplemente serán de postín de una vida sin fin.

      Hola viejo amigo. Te he dejado solo todo el día, no me malinterpretes porque tú eres el amor de mi vida. Le digo, posando mi mano encima de su hombro.

      Cómo creerte que eso es verdad, ¿cómo crees que te vas a volver a enamorar, si de mí pasas totalmente? Me responde lleno de enfado y con el sentimiento de traición.

      Eso no es cierto. Luego por lo que lo hago es porque tengo que mantener una apariencia de lo más normal, pero que sepas que tú eres mi demonio de mil demonios. Es el único que con el que el enfado me seduce, pero espero contener mis ganas pero no levantar sospecha alguna. Le digo con una sonrisa.

      Así que es cierto entonces. Tendrás hijos con ella y yo a mirarte desde un cristal, ¡tú lo ves eso normal! Se marcha, dejando las palabras correr.

      No, no lo veo normal, pero es lo que hay. Las cosas son así en este mundo, al menos en los años que vivimos. En los próximos, en los venideros, quién sabe lo que pasará, será entonces colega. Pero antes lo  primero paciencia y somos jóvenes y todavía podemos hacer muchas cosas juntos.

Nos separamos. Se sienta en una de las mesas redondas con la cara mustia y yo me siento en la principal con la que es ahora mi mujer. Primero viene el primer plato, después el segundo y después el postre. Todo son cantos de los gloriosos “vivan los novios”, viva los ratos al cantarse la misma canción una y otra vez. La cabeza me estaba entrando en la locura transitoria, cómo es posible.

En un momento de la celebración, me entran ganas de orinar y voy a los servicios, ahí me encuentro a mi amigo. No puedo, no puedo, no puedo y no quiero evitar poder besarle. En esas que entra el Brigada, la cara de alegría y orgullo le cambia en el acto, sumándose en una rabia que no quiere y no puede evitar.

Siendo de antaño lleva cuchillo en mano, en vez de apuñalar a mi amigo, cosa que no lo consigue. Hace de los primeros gritos al foro y está tal las voces y los gritos que se escuchan en todo el salón. Viene a mi mujer, el padre nervioso explica lo que todo es verdad, que anda forcejeando. Mi mujer intenta quitarle el cuchillo clavándoselo a ella misma en el estómago. El Brigada queda parado, ahora llora de no poder hacer nada, nosotros nos orinamos encima, no sé si al final de saber de esta historia.

La policía no tarda en venir, no se calla ni una. Es detenido por homicidio involuntario y nosotros por ser de una condición que entonces todavía era delito. Como acabar la vida en la cárcel, estuvimos poco por buena conducta, pero el Brigada, además de perder a su hija, perdió su libertad.

Pero no todo es malo, solamente la falta de saber hacer el tomar una decisión entonces y haber luchado por quién soy yo ahora. Ya de mayor puedo decir a los 4 vientos lo que soy hoy en día no pasa nada en la España de hoy. Antes no era así, pero quién iba a saber cómo iba a acabar todo. Que me va de acabar de los nuevos temas de negocios que fueron al traste, acabé completamente arruinado, hoy en día me mantengo gracias a la familia que todavía aun así, no entiende ni comprende.

Que de haber sido una final feliz y un deseo privado, muy hermoso, acabó fatalmente, pero bueno lo que ocurrió a partir de ahí es otra historia que ya contaré.

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