jueves, 14 de febrero de 2019


                                                          El paseante

Como el que busca un viejo mundo voy entre mis sueños, como el que busca un nuevo mundo camino entre los zarzales de la sociedad. De manera anónima, de mañana, presente y futuro, pero sin levantar sospechas a mí mismo. No sabiendo quién soy, pero no diciéndolo desde nunca, todo es como un barco que lleva a la deriva o hace de testamento un destino. Lo malo, no quiero ser de verdad lo que soy, es cierto y lo que es verdaderamente penoso, es que no sé realmente dónde voy. Grito,  grito fuerte enarbolando la bandera de la libertad. Qué más da donde vaya, si al final del camino encontraré aquello que busco y ya está enterrado en lo más profundo de la tierra.
       
                  -Hola amigo mío. No hagas caso de esa voz que truena y se mete en tus sueños, solamente guíate por tu corazón. A ver, si nunca te fallara y toda la gente fuera feliz gracias a nadie, ninguna voz que te venga sería la misma, porque esa misma te puede traicionar.

Bailando,  bailando con serpientes me encuentro yo, ellas realmente dan la cara cuando te van a morder. Lo que no sabes o solamente intuyes es que ellas te hipnotizan, búscame la canción y a cantar hasta que no esté en este mundo que es lo que evidentemente importa.

Como el que toca un tambor, paseando, paseando entre la negritud oscura de la noche veo o quiero ver un murciélago. Solo sé que soy muy hombre y este me susurró al oído, me susurró de tal forma, qué estoy formando un simple hombre, un simple hombre con dos patas que anda por l  las calles de la ciudad qué más da.

Canta,  canta y anda libre de estrofa en estrofa…
                                   
                                    Y en la noche anda,
                                     anda, camino libre.
                                     Y en un viaje que el Sol te bañe,
                                     y qué más da , lo demás no se convierte en un mar de dudas.
                                     Todo es posible, todo es cierto,
                                      todo es mentira o es solo simplemente una rebeldía.

Lo que no quiero yo maldita sea, lo que no quiero yo es entrar en la más absoluta soledad completa, esa es el árbol, que así que ahora me lleva hasta mi propio ser. Defensor de la puerta trasera, defensor de la esperanza.

Veo un anciano sentado en un banco, dibuja con su bastón una cruz en el suelo, no para de pasar  por el surco el palo. ¿Qué será, qué será, qué será de mí cuando ya no esté?,  ¿qué será, qué será qué será de mí, cuando yo llame al cielo?

Que sabe lo que es verdaderamente cierto, solamente escucho una voz, una voz que me dice que me ama y luego un trueno me asusta como a un niño pequeño. Busca, busca de verdad lo que hay en venta y que tú quieres encontrar. Busca en tu interior y encontrarás fuera lo que tú buscas realmente en el exterior. Pasar cien o mil años, a lo mejor ya no estaré en este mundo o a lo mejor lo veo como anciano. Bien gracias a las entrañas de la tierra me río o consigo reírme del mundo, bien dentro de mí hacia la libertad. Esa misma que busco y que no puedo haberme sujeto dentro de mí mismo, creo que no seré capaz, creo que no seré realmente quién soy.

Quién sabe…  Pero de la verdad quién sabe, que de aquí no sé qué tenemos o algo que oímos que tenemos que soportar. Todo depende de nuestra bondad, si estás en libre albedrío. Al anciano me acerco poco a poco. Voy despacio, camino lento, yo sé que los árboles de este parque, los pájaros hacen mutis. Un cuervo negro se hace a lo más alto del cielo, qué será, qué será, qué será de mí cuando ya no esté qué será qué será de mí cuando ya voy al cielo.
                                   
                                    Y en la noche anda,
                                     anda, camino libre.
                                     Y en un viaje que el Sol te bañe,
                                     y qué más da , lo demás no se convierte en un mar de dudas.
                                     Todo es posible, todo es cierto,
                                     todo es mentira o es solo simplemente una rebeldía.

Contento,  contento estoy, yo no quiero ir al cielo, yo quiero ir al infierno. A la oscuridad completa y que mi propia luz me ilumine, no me hace falta nadie que me domine. Durante mi propia existencia, mi luz será aquella que se alberga dentro de mi corazón. Será la que volará, ni siquiera el cielo oscuro del universo me podrá frenar. Qué más da si yo sé quién soy y vosotros sois los que sois, no hay nadie igual, todos somos únicos y eso nos convierte en irreparables. No se puede reparar una persona que puede reparar en el corazón de alma, todo aquello que concierne al hombre, la lucha por la libertad humana. Me acabo de acercar al anciano y me siento a su lado,  yo lo veo a él los rasgos de la cara, los surcos de su piel arrugada. Cada surco es como un anillo del árbol que marca la edad y un temple y una sabiduría. Su edad, su momento, él ya no está para luchar y se merece su mayor respeto,  porque al leer sus manos me fijo en su estado, no tiene temblores, las tiene hasta templadas.

¡Oh!, el frío viene de golpe como un alma herida, me hace tiritar, sí, porque no sé de dónde viene, pero los copos caen ya abajo, aquí en la llanura. Pero bien en calma, yo bien tranquilo. No caerán de forma sosegada, sino que en forma de ventisca será todo ello. Me va a dar un escalofrío y mirando hacia arriba a la montaña, me digo…  “no subiré, me quedaré aquí, andaré por el sendero de la noche, por los senderos de aquellos que me dieron la oportunidad de la negritud oscura. Aquello en que se revela uno mismo, no hay mayor verdad que la que siente uno dentro.”

Intuitivamente sigo mi camino, miro por la ventana, ya despierto, ya me he despertado. En los  edificios de al lado, la gente ha subido, la gente sigue siendo débil porque tú la voz, te pide otra voz, qué más da, todo es relativo, no todo es verdad. El amor al prójimo, el amor que se siente por alguien es mayor, es la mayor fuerza que se puede sentir en todo el Universo.
       
                              -    ¡Abrázame ya!, los enseres que han habido son los abrazos qué sientes, la llama de tu corazón. Yo, yo te guiare, tú eres realmente por el camino que debe de ser, voy camino de la Luz. Esta, de la verdad que sea realmente solamente lo sé yo o dos, quién sabe. Sube, sube la montaña, esa tan alta que ves y cuando llegues a lo más alto de la cima de la montaña verás la nieve caer. Pero esa nieve, esta nieve es diferente a las demás porque ahora, copo a copo de nieve represento un arma.  Una alma que te da, una alma que te da los buenos días y las buenas noches y eres bienvenido a nuestro lado. Corre, toma un sorbo de agua y sube arriba, hasta que estés en el pico de la montaña, todo, todo es relativo.

Incertidumbre maleta es la palabra, esa que se utiliza cuando algo no se sabe si es cierto o es mentira. Os espera un resultado de algo que puede ser del bien o del mal, triste pero contento me encuentro. Yo aquí, en mi casa, que no deja de ser una cueva de teatrillos con ventanales de cristal de cámara aislante. Me acuerdo ahora del anciano, ese hombre que he visto, yo desde luego de 90 años no paso. Yo solo tengo 40, el recorrido es más del doble que camino que yo y yo no  lo veo asustado, yo no lo veo en el pasado ni el presente. Porque yo ello, ese instante qué más da, yo sigo caminando el camino este de certidumbre, porque nadie,  nadie sabe a ciencia cierta lo que no depara después o porque el destino es caprichoso. Caprichoso destino nos ha llevado el nacer en un lugar en vez de otro, quién lo sabe. Yo ahora escribo una carta, escribo un relato, ¿cuándo saldrá la verdad, a quién va dirigida esa nota, va a ser a el poseedor de la verdad?

Como un famoso de caballeros de las cruzadas de templarios,  camino por el sendero oscuro de la noche voy tirando piedras sin saber si hay algún animalillo pero eso es consciente de ello camino y camino hasta que siento que hay una ardilla. Está enfadada, me sale, me mira, me habla, sale entre los arbustos o quizás eso creo.
     
                                    -  Yo creo que debes no ver más allá de dos metros solamente, la luz que albergo dentro mi corazón me hace sonreír.

La ardilla entra, esta hace aspavientos, se cabrea, yo no sabía que las ardillas habían hablado, yo no sabía que los animales tenían bondad. Yo le pido disculpas y sigo mi camino, pero ella no me deja. Me dice, me pregunta adónde voy y yo no sé qué contestarle. Solo le digo que estoy dando un paseo, un paseo sin retorno. Ella eriza la coletilla y me dice que será mi amiga y que me acompañará en el sendero oscuro de la noche. Me enseñará a llegar hasta el final, y yo le pregunto cuál es el final, cuál es el objetivo, el destino definitivo del hombre. Ella no me contesta, solamente en mi ceguera sigo. Qué más da el camino, del mismo podré seguir con compañía, no moriré de frío esta noche y si tirito haré un fuego para calentarme.
       
                             -      Amigo, nada de fuegos, en este sendero están las llamadas de voz, de esa forma solamente haz de una llama lo que te pertenece de aquí todos los días o al menos en la oscuridad.

Temblores en las piernas, pero orgulloso de mí mismo, sigo el camino erguido. La ardilla no hace más que cambiar de lugar y saltar de un lado para otro. Sí, en mi camino se siente feliz, se siente acompañada de la soledad que se aleja de ella.

¿De dónde sale esa voz?, parece ser del cielo, pero despierto un momento y veo una serpiente conocida en el suelo, que por haberme picado me veo dormido en mis sueños. Hoy estoy dentro del sueño, a saber. Que no conste que no quiero despertar,  porque me siento tan cálido, tan tranquilo que no quiero ser despertado. Aún la serpiente no se ha marchado lejos de mí y de mis sueños. No venden a las montañas nada extraño, solamente enciendo la luz y la bombilla blanca en mi techo. Me protejo de la lluvia, de todo lo malo o quizás no vas a estar dentro de mí y la lluvia, la lluvia seran las lágrimas cayendo de mi rostro, ajeno a todas corazones de los demás. Entre dos caminos me encuentro y diciéndome si ando, Me enseña una sonrisa, como si esta fuera algo que puedes ver tirado o fijado en la pared. Me van a llamar, sino tiempo al tiempo,  simplemente eso un pequeño arbusto entre la maleza.

Bueno, pasó un rato, me levanto y sigo caminando, echo la vista atrás y ahora sí, ahora sí que levanta la vista el anciano y bebe de su pequeña botella de agua y con el bastón me dice adiós, se  me queda contento. No me ha hablado, ni siquiera me ha mirado antes, pero he aprendido muchas cosas de él. Solamente 20 meses  y las arrugas y sus templos qué contrato llegarán a mi Ser. No 90 años, 90 años del día a día, que tiene todo depende, depende de lo que he sufrido subimos. Así y por su bondad, le han dado tantos años de vivencias, juventud solamente tú solo. Pero todo depende, ¿de qué depende entonces cambiar mi vida?

No veo la televisión, solo escucho música y alguien o tú mismo, me haces escribir, escribir de un cuento a un relato o es lo mismo. Pero te vas al rato, puede ser como un trovador para guitarra mandolina en un siglo pasado, traspasando la cortina transparente…

No hay comentarios:

Publicar un comentario