jueves, 6 de julio de 2017

                                          La habitación menuda.

Cinco, seis, siete…  Hasta doce años son los que suelen alcanzar, los que suelen tener  aquellos que nacen y crecen entre algodones, todo para ellas y todo para ellos es un juego. ¡Qué más da! , todos tienen derecho a su propia habitación de los juguetes. Aquella pequeña sala, donde los muñecos y cacharros cobran vida y campean al antojo de los pequeños. 

–          Hola chico, no pares de jugar. Hola chica, no pares de soñar, ello es gratis y no te va a costar ni dinero ni ningún tributo, solo el deseo de dejar tu cabeza inventar. No es nada malo, con que disfruta.

Como mariposas en la cabeza, circulan un par de moscas, alrededor de la bombilla encendida que hay colgando del techo blanco de la habitación, ¿quién no quiere jugar hasta cierta edad, quién no desea no pensar y no tener preocupaciones? Dejar solo la mente volar a un mundo ficticio que se puede formar alrededor, en tan solo unos pocos metros cuadrados de la habitación. Esa sí, que será especial y de mayor se acordará uno, al menos todos aquellos que hayan tenido una feliz infancia.

–          Como sé que no pasa nada, ayer jugábamos y hoy también, ¿cómo sabemos  cuándo el juego va a parar, como para, para llegar a ser una persona con algo de edad?

Muchos, algunos o quizás ninguno más que uno que es el narrador, se ha tumbado en el suelo, mirando al techo a oscuras, pensando en querer ver las estrellas y que la oscuridad y el momento es dominado por el Universo. Uno tan grande y tan infinito que no es el soñado, solo el que uno desea es irreal, solo aquel que nos provocan al crecer es el verdadero. Nada más importa, nada más es merecedor de la atención de un niño. Solo la oscuridad del Universo, ese sí, el que es infinito, como la imaginación de cualquiera de tan corta edad. Aquel que nos da realmente sentido a la vida, será el que es cierto. Brazos en cruz, piernas separadas en diagonal, con la vista fijada en la oscuridad, miran  hacia arriba. No nieva, solo en un momento, solo en un destello, cuando alguna madre enciende la luz,  se hace la ceguera por un momento.

–          No tengas prisa, que después echarás de menos tanta velocidad y te tomarás las cosas de otra manera. Te enamorarás y saborearás la vida con calma y con tranquilidad. Solo enfadándote alguna vez, solo un poquito, al ver que los años pasan sin poder llegar a detener el destino fijado, que es el de la propia muerte.

Radian calor, radian salud y bienestar, nada ni nadie, puede hacerles negar de sus infantiles juegos. Ni los truenos y relámpagos de una fría noche de otoño, pueden enfriar la calidez y el entorno hogareño de cualquier pequeño. Pistoleros, azafatas y que sé yo, son capaces de crear, con tal solo el deseo de vivir sus propias películas. No saben de peligros, no saben a lo que se deberán enfrentar algún día en algún lugar. Todo es relativo y todo es cierto, hasta el más mínimo detalle de su devenir es real, es un juego solo apto para niños. Son juegos en los que se mezcla el desarrollo de la invención, con la inocencia y el querer vivir de una manera muy especial.
      
            ---                      Rompe contigo mismo y sé libre, rompe, sal de ti mismo y alégrate por estar vivo. Solo las abejas son capaces de cimbrear y mover sus alas de flor en flor. Prueba, juega y cimbrea, vibra por todos los sentidos. Grita si hace falta, pero juega, que ya habrá tiempo de hacerse mayor.

Todo es en la habitación de algún hogar, un espacio silencioso a dónde solo se escucha el griterío de los pequeños. Sus padres, adultos, descansan al otro lado y no se sienten preocupados, porque no existe ningún peligro. Juegan a que pueden volar, mueven los brazos, como si fuesen alas lanzadas al viento. Un pequeño sofá hace de roca que sobresale de un peñasco de una gran montaña. Todo es soñar y todo es aprender a vivir, a compartir pequeñas historias que a uno lo engrandece. Todo pasa en un momento, todo pasa en una décima de segundo, quién hace a quién. ¿Quién moldea y modela a su antojo el cerebro infantil de un pequeño? Solo aquel que lleva la malicia de nacimiento, puede intentar tal enredo. No existe el diablo, solo existe el fantasma del que se cree con el derecho propio de hacer mayor de golpe a cualquiera.

Saltan, corren y brincan por el pasillo hasta llegar al salón. Un abrazo materno, un abrazo paterno. Todo es felicidad, ellos lloran, ellos se ven felices, todos se unen al ver un sinfín de entusiasmo y alegría. Juega conmigo, juega y disfruta. ¿Quién es quién habla? No soy yo, solo soy un humilde narrador. La bombilla sigue encendida, caliente del rato que lleva, da miedo tocarla, por terror a ser quemado. Juega y juega y solo la mira. Es de noche, ya mismo tendrán que irse a dormir y soñar jugando a jugar dormidos.

Sombras chinescas surgen entre las pesadillas, como en una obra de teatro surgen. Todo es un maldito sueño, entre lo real y lo irreal.  Permanecen sentados en sus sueños, permanecen quietos, como el que ve algo asombroso. Desiertos de arena son los que se vislumbran en la lejanía, ríos secos sin peces son los que nos albergan en un futuro devastador. Sol imponente es el que calienta la habitación menuda de nuestro corazón. Hemos crecido y no queremos que les pase lo mismo a los nuestros, a aquellos que son de nuestra sangre y vienen por detrás, empujando sin parar. ¿Por quién llora el cielo? Si no es por nuestra pequeña habitación, ese pequeño corazón que ahora juega sin saber lo que le espera de mayor.

Yo solo soy un simple narrador, pero también soy tu ángel de la guarda, sí, ese que no te abandona nunca y está siempre en tus sueños. Qué más da tu edad, siempre estaré contigo y después, cuando te hagas mayor, lo estaré de tus hijos. No olvides nunca que estoy a tu lado, aunque cometas errores, yo estaré aquí para sanarlos.

Nunca llegará lejos o quizás sí, todo depende de su empuje y su fuerza de voluntad. Para algunos, la vida sigue siendo de colores, como un arco iris dibujado en el cielo. Pero éste, antes de dibujarse tiene que haber llorado, tiene que haber habido una tormenta. Por pequeña que sea, debe producirse y con ello, después la alegría y el sosiego. La alegría de ver un mundo de colores y un sosiego de oler a la hierba húmeda.

Dime que ves en la bombilla encendida, apágala mejor y juguemos a ser libres. A que el espacio no existe y todo es infinito, como vuestras propias ganas de vivir. Lanzarme una voz, una de esas que haga un sonido hueco y pueda acércame a ti. No tengáis miedo, no soy el diablo ni ningún malvado Ser. Soy quien quieras tú que seas, camionero o bombero, siempre rodeado de chicas guapas. ¡Dime tú quien quieres que sea! Solo me tienes que guiñar un ojo o rascarte la punta de la nariz y ahí estaré, dentro de tu imaginación.

Como es posible, como puede ser, que no queramos crecer cuando somos mayores. Solo el simple hecho de envejecer nos acobarda, nos hace enfurecer de espanto. Más que el simple hecho de morir, es el hecho de vernos poco a poco, año tras año, más limitados. Como puede ser que nos demos cuenta, cuando ya es demasiado tarde y no estaría bien visto que nos pusiéramos a correr. Todo tiene su momento, todo tiene su tiempo, aquel que no lo viva entonces, ya no lo vivirá de la misma forma.

–          Cuando me haga mayor, ¿estarás tú aquí? Dice uno de ellos.

–          Claro que sí, no te he dicho que soy tu ángel de la guarda. Estaré aquí y cuando seas mayor, cuidaré de tus hijos.

Sol abrasador, no hay tormenta de otoño, todo es lo que es, un simple ahora, para que después no haya un después. ¿Es posible que la vida en sí, sea una continua muerte? No sufráis, dormir y descansar.

Yo duermo tranquilo, hago de mí un descanso dentro de una paz serena. Al veros, reflejáis la inocente mirada de aquel niño que duerme. Abro los postigos, dejo que el reflejo de la luna os dé en la cara. Todo es relajado, todo es en calma. Como puede ser que los senderos de la vida tengan tantas piedras.
La noche envuelve hasta al más pintado, todo se vuelve oscuro y todos duermen, algunos sueñan, otros simplemente hacen del momento un detenerse de tanto correr. Todo es lo que es, un momento en crecer, unos segundos en vivir y muchos años para darse cuenta de que se está vivo. Todos en su habitación menuda ansían el sentirse mayores, mayores y si puede ser, importantes. Todos duermen hasta que…
        
        -                 Ángel de la guarda, ángel de la guarda, ¿cuál es mi futuro? Lanza la pregunta uno de los niños.
        
          -         El que tú quieras pequeño, todo es una ilusión.


No sabe si creerle o no, rascándose con el puño los ojos, vuelve a la cama, sí, en su habitación menuda, dónde la fábrica de las ilusiones sigue creciendo.

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