EL
GUARDIÁN
En un barco velero,
navegando por los mares del Sur, va guiado por los vientos templados del Este
hacia un lugar desconocido para él. Solo la inspiración le viene de noche,
cuando el aire en calma, hace que el agua del mar parezca una balsa de aceite.
Todo se torna en la oscuridad más completa y la Luna brilla por su ausencia.
Solo, guiado por las estrellas escribe ciertas frases las cuales cito….
Banderas negras al anochecer, banderas rojas al atardecer, solo
una bandera blanca al despertar es lo que me encuentro, que como señal de
rendición dejo de volar en cierto plano. En mi lugar todo había sido solamente
en sueño, un sueño qué ha sido tan real como la vida misma, qué puedo decir de
ello. Como si fuese un lugar encantado, escucho sirenas a lo lejos, escucho
voces de lamentos, intuyo, pero nada de ello me hace temer lo que no debo, porque
ello me evocaría al fracaso. Pero, como no recordar mí paso por cierta época,
como guardián de armas, escribiente de cartas de amor y de desconsuelo, de
esperanza y desasosiego en una vida de lucha y guerras. Una vida en la que solo
sobrevivía el más fuerte con la espada y el que tenía suerte de esquivar
enfermedades, en aquellos tiempos, mortales.
Como no recordar a mi señor, a aquel gran personaje que lo llevo
en el recuerdo, entre mis anhelos están
los buenos tiempos, aquellos que perdurarán
en los años venideros, todo son recuerdos quizás, pero todo está tan
plasmado en la verdad y en el presente
que me lleva a pensar en que todo lo que
pienso es cierto, que sería de mí si no recordara todo lo que recuerdo. Momentos fueron momentos y como si
fueran hoy, yo me lo plasmo en el
presente porque no hay mejor recuerdo
que aquel qué se vive intensamente, no es por nada, es por todo lo
vivido y lo bebido, sí, es cierto, lo bebido porque no hay mayor recuerdo que aquel qué entre fiestas y jolgorios se
recuerda. Porque es así, si éramos de bailes y algarabía, bailes para flirtear
con bellas damas, todo es así y al menos así lo dejó plasmado en mis sueños. En
vivir en el presente, aunque ello forme parte del pasado, solamente hace falta
un poco de música y un poco de vino para sentirme en un instante ya lejano,
pero qué más da, yo solo sé qué es mi hermano el que me llama.
Como un haz de luz es lo
que atraviesa la noche cerrada, solo las estrellas hacen de testigo de tal
hecho, haciendo creer al navegante que lo que ha visto es real y no es nada que
le haya cegado la vista. Ello le hace tomar la escritura con más empeño, que
con plumín y un papel en blanco y a la
luz de una vela, se hace para describir una historia, que real o ficticia le
lleva al éxtasis literario.
El alma como una espada se templa, sí, es cierto que como el acero
entra en la carne y la desgarra, llevando al contrario a la muerte en el acto.
Pero la espada y el coraje te hacen más fuerte, quizás no se me entienda o quizás no se me recuerde por todo aquello
que yo sí que me acuerdo. Pero todo ello es una larga historia que contaré en breve. Porque siento su voz,
huelo su olor y casi saboreo el vino de antaño.
–
Abre tus ojos, abre tu alma y
abre tu Ser, déjame entrar y te enseñaré un mundo jamás visto. Te advierto que
tan ciegos estamos en la vida terrenal, que no vemos más de lo que está delante
de nuestros ojos. Tenemos que aprender a mirar con nuestro corazón y todo ello
cambiara nuestra propia razón de vivir.
Abre tus alas como si fueras una mariposa y quisieras alcanzar el cielo con la punta de
los dedos. Tú solo puedes hacerlo, yo solo puedo enseñarte, créeme, confía en
mí y sígueme hasta el fin de los fines.
No te digo una eternidad, te digo para siempre y por todos los siempre. Siente una ligera brisa que le entra por la
nariz y le sale por la boca, será lo que será o solo pura casualidad.
Todo comienza, todo empieza con un simple llanto, como el de un
niño en un parto, ya tan lejano en el tiempo, que ya el día que fue no lo
retengo en mi poca memoria, ya no me acuerdo la fecha.
–
Entra, entra dentro de mí y
lléname de placer, sexo, lujuria, qué más da. Sodoma y Gomorra están de nuevo aquí contigo, tu les
acompañas, solo tienes que llamarlos y ellos acudirán a tu llamada y con ello sabrás lo que es bueno, Todo es
placer, no todo es amor, también existe el sexo por el sexo, el placer por el
placer, que siempre es bueno darse un
gusto, quién va a decir que no siempre al desfogue sino aquel que se reprime
porque así le enseñaron o así lo lleva él de nacimiento. Grita a los cuatro vientos el navegante y ahora escritor.
–
¿Quién es el guardián de todo
aquello que nos acontece, qué es el guardián, quién es el ángel o demonio?, ¿cómo
será posible que en los tiempos que vivimos siguen surgiendo esas dudas y esos anhelos?, ciudades de que desgarran el
alma, ciudades de lamentos, que se corta la respiración con un cuchillo de
acero. Le responde el siempre jefe y
hermano, guerrero y amigo.
Qué es
aquello que se ve desde a lo lejos si no es nuestro propio reflejo, qué es
aquello que se ve aquí, a mi lado si no un triste recuerdo de aquello de lo que
fui. Todo será y yo creo que debe de ser o quizás no, todo depende de no ser
que escuché la guitarra hablarme, una guitarra española que viaja a través de
la brisa del mar y que me lleva a recordar a todos aquellos que antes que yo, por aquí estuvieron.
Bailo al son de la música, vivo
gracias a quién sabe qué, pero aquí estoy escribiendo estas frases que me llegan desde lo más profundo de mi ser.
Todo es relativo y todo es un baile hasta que acaba la música y la orquesta se
retira. Todo es posible y nada debe ser negativo, ya que solo estamos aquí de
paso, solo que en estos mundos los bloques de hormigón, los prados y los ríos
helados las montañas de España son los que se quedan y están desbordados, como
si fuese una ría tan grande, que se confunde con el mismo mar.
–
Dime tú, si sabes más que yo
qué hago en este mundo, si no es otra cosa qué esperar envejecer, de esperar mi propia muerte, ¡voy
a dar razón de ser a que se viva con tal lamento!
–
¿Quién me busca, quién me
llama, quién quiere arder entre mis llamas?, ser bienvenidos todos aquellos que
vengan. Entra alguien, entra un Ser
conocido por muchos y temido por algunos.
Se hace de día, el Sol sale como cada mañana, pero
el cielo se hace más oscuro de golpe, no es por ningún eclipse, si no por la
bandada de cuervos qué salen de la nada y desaparecen en el horizonte.
–
¿Cómo es posible, sí yo estoy
aquí el mundo de los vivos, cómo es posible si yo soy aquí y ellos son mi
ejército?, pues es así porque todo
depende de quién me llame todo depende, porque todo está a mi alcance.
–
De nuevo sale el sol, yo se
lo permito y qué más da lo que piensen los demás, nada más importa, qué es la
realidad más completa y ello y con ello
me identifico. ¿Qué será de mí si yo vivo eternamente? Responde
enérgicamente al navegante, dando un golpe de autoridad.
–
Dime entonces, tú qué sabes
de lo que hablo, ¿qué hago yo en la tierra y no estoy contigo?
–
Sí que estás conmigo en tus
sueños, sueñas conmigo y en tus despertares me llevas contigo. Ya sea durmiendo, ya sea comiendo, tú piensas en mí porque
formas parte de mí y yo soy tú otra parte.
No creo que lo entiendas, pero quiero que lo comprendas, porque para ello
escribes todo aquello que se trasluce entre la espesa niebla, pero que tú solo sabes
transmitir.
No quiero llorar, no quiero lamentar solo quiero vivir, vivir en mi mundo. Navegar en mi barco sin
rumbo, dejarme llevar por la rosa de los vientos y tirar por la borda la
brújula para que no me oriente y sea tentado por acercarme a ciertos puertos.
De todos es sabido que sé leer cartas de navegación, de todos es sabido que sé
guiarme por las estrellas, por eso mismo me niego a mirar al cielo si no es
para admirar la oscuridad más completa. Que no es que sea más bueno o más malo,
no quiero diferenciar lo mío de lo ajeno.
–
Por cierto, que no me apropio
de aquello que no es de mi propiedad, mi alma es mía, pero tu vida pasada me
pertenece, pero al menos la comparto. Ya que fui yo quién te orientó y te dio
coraje para enfrentarte a todo aquello cuando te venían mal dadas. Acuérdate de ello y sé feliz que en esta vida te lo has
ganado por propios méritos así que deja correr el tiempo. Haz que este vaya
lento, como si fuese un respirar continuo.
Sueños son sueños, el
despertar de ellos nos puede llevar a un caos, todo es empezar a caminar al caminar
solo, como si fuésemos en un desierto dónde lo único que escasea es el agua.
Sí, el agua cómo es el amor en la tierra, todos en bloques de hormigón paseando
como hormigas y volando cómo abejas en
un panal. Todo se puede romper, hasta el
hechizo más completo puede romperse si la actitud y el compromiso es fuerte. No
hay nada que mil años dure, solo el compromiso
adquirido con aquel qué es bienvenido. Lleguemos caminando, lleguemos
hasta el final y seamos los primeros en llegar a la meta, porque todo tiene un
fin. Pero no olvidemos que también en
principio, en ti depende qué carrera tomar y
qué camino seguir, no olvidemos nunca que esto es así.
–
Como no recordar los vientos
que me llevaron a conocer a mi señor, aquel gran hombre y gran luchador, al cual,
dentro de mi más máxima admiración y respeto seguí a su lado, hasta que una
flecha perdida dio alcance a mi pecho provocándome la muerte.
Eran otros tiempos que no recordaba, ya que al volver al nacer
todo queda dormido, sí, dormido en nuestro más pequeño espacio de memoria, para
que así, una y otra vez volvamos y volvamos, cometiendo los mismos errores y
sin darnos cuenta, sigamos un bucle que nos envuelve y nos lleva a vivir el
infinito. Por eso mismo, por ese motivo, he tirado la brújula y me dejo llevar,
no por los aires de grandeza, si no por los aires de libertad y prosperidad,
alejándome de tentaciones que aunque sean bellas, no me llevarán a buen puerto
y yo, que no digo mi nombre, necesito descanso, que aunque no haya empuñado
ninguna espada, he visto y he estado presente en muchas de ellas.
El cielo se llena de
nubes grises, haciendo temer lo que teme, el viento gira al Norte haciendo el
ambiente más fresco y con aire más fuerte, tan fuerte que se convierte en
vendaval. Truenos suenan a lo lejos, truenos que cada vez se escuchan más cerca
y hacen resonar los tímpanos del navegante, dejándole sin ánimo ni con tiempo
para la escritura. Recoge las velas como puede, haciendo de su fuerza todo un
acto de valentía.
–
Venid, venid a buscarme
cobardes. Venid, que yo no tengo más espada que mis manos y mi lengua. Venid e
intentar cogerme sin mi permiso.
Rugen las olas, grita el viento, el mar bravío se
enfrenta con el navegante, haciendo de su pequeño velero un títere que como
guiado por hilos, es llevado de un lado para otro, intentando hacerlo zozobrar
para que este se hunda. Como si fuera en un sueño entra al darse un golpe en la
cabeza, cayendo dentro del habitáculo de la embarcación, sueña y sueña,
mientras el agua y el aire golpean al velero.
–
No sufras, soy tu hermano y
como tal no dejaré que perezcas todavía tan joven. Sueña y duerme, que yo te
protejo. Déjalo que se enfade, que el ángel de la muerte todavía no puede ni
debe llevarte con él. Sueña con bellas damas y no seas tan terco y acércate a
todo puerto que esté a tu alcance y disfruta. Haz del dicho una verdad, de que
el marinero tiene una novia en cada puerto o al menos lo intenta.
La tormenta solo dura media hora escasa, tiempo
suficiente para hacer del navegante un hombre que se ha enfrentado a la muerte,
ganándole esta partida pero no el juego. Sabe y es consciente que al final se
lo llevará o conseguirá irse con su hermano y compañero de armas, quién sabe,
solo los años lo dirán, los años o el tiempo, como queráis llamarlo.
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