CARNE CRUDA
Os voy a contar una historia, que
lejos de ser real, al menos os pondrá los pelos de punta. No sabréis si os estará pasando al mismo
tiempo que lo escribo. Mi nombre, qué más da, no soy un Ser diabólico, soy más
bien una sombra del pasado, que viene a vuestro presente. Puedo estar sentado
aquí, al lado en el sofá o simplemente tener paciencia y esperar a que alguno
de vosotros entre en la ducha. Os resbalaré como el agua fría en verano, a lo
primero un poco de susto, pero luego entraré en los poros de vuestra piel,
demostrando que os puedo poseer.
“Yo he sido poseído, yo he sido atacado por esta sombra que me acompaña
desde casi mi niñez. Es Daniel, ese su nombre, él no lo quiere decir, pero lo
digo yo. El mío sí prefiero mantenerlo en el anonimato, por lo que pueda ser o
surgir.”
“Escuchadle”, sabe de qué habla,
lo mantengo en vida, simplemente para que escriba. Todo es de color, cada uno
de nosotros tiene uno, el mío a lo mejor es el negro, quién lo sabe, a saber. Como
puede escapar del otro plano, es todo un secreto. Siempre, absolutamente
siempre, todo se puede comprar o vender, siempre, absolutamente todo y todo siempre
se puede llegar a saltar la sorpresa y salir huyendo. No llevo grilletes, pero
la poca luz que iluminaba mi corazón, se ha ido, se ha congelado en la más
oscuridad tenebrosa y por eso, por eso vengo a vengarme. Esta será tal, que me
reiré no una eternidad, sino dos o tres. Si existe el tiempo, ya que en el otro
lado no existe como tal.
“Liberadme, liberadme de este tormento, yo no soy así, quiere que sea
su marioneta, quiere que sea su muñeco arlequín. Desnudadme y meterme en la
ducha, frotad bien mi cuerpo, que suelte cualquier tipo de estigma que pueda llevar
pegado o alojado en él.”
Rompiendo la ley, fugado y en
busca y captura soy yo. Rompiendo la ley y el yugo de mi esclavitud enervo la
bandera de la venganza. Todo aquel que se sentía libre de mí, ahora me
conocerá, ya pueden poner velas a cualquier imagen, que no surtirá efecto, ya
pueden hacer lo que quieran, que los milagros no existen, solo existen las
coincidencias.
“Como en una pelea navajera, me siento en el medio, con el miedo de
recibir una sin ser el destinatario de tal final. ¡Él porqué!, no lo sé. Yo me
siento cansado de recibir y esquivar, y a esto le llaman amor, a esto le llaman
odio o quién sabe si incluso rencor.”
Como empezar una historia, sin
saber ni el principio ni el final de ella. Como intentar relatar algo, sin
saber si es verdad o es mentira, si es algo inventado por la imaginación o me
la cuenta alguien. ¿Cómo es posible de saber?, yo no lo sé.
Todo no empezó como se cree con
una espada, antes de la espada, existieron los palos y las piedras, luego el
fuego y así, paso a paso, se llegó hasta dónde se ha llegado. Pero en fin, voy
a intentar hacer lo que sé hacer o al menos eso es me parece a mí.
“Ayer, fue ayer y han pasado más de cien años, cuando te tenía en mis
manos, que eran hábiles y fuertes. Hoy ya, formas parte del pasado, como un día
formaré yo, intentando no caer en el olvido. Que siempre prenda una llama en mi
nombre, no por el calor, sino por el recuerdo de alguien que sea cercano. No te
das cuenta que ya soy un anciano, que no puedes entrar dentro de mí. Sueño con
acabar mis días en paz y de manera sosegada. Sí, sí, como una vela que poco a
poco se va haciendo cada vez más pequeña hasta que la llama que la prende, se
apaga.”
Deja de hablar y escribe, que no
te mato por pena con toda la fuerza que dentro de mí, albergo. Me imagino un
cielo sin infierno, me creo que la Tierra ya forma parte de los dos. Que en
este puede ser cierto, que la gente te ignora o te exalta. ¿Cómo es posible?,
todo puede ser lo que es un dulce sueño o una terrible pesadilla.
Fue ayer cuando imaginé que coloqué
el pie derecho en el suelo, me acababa de despertar de mi letargo, alguien
venía y me decía…
–
- Despierta Daniel, despierta que ya no vuelves a
este sitio ni vivirás ciertos recuerdos. Despierta, pero despierta de todo
aquello que se llama desesperanza y desconsuelo. Despierta y salta, pero ten
cuidado, ten cuidado que si caes ya no será lo mismo. No es lo mismo una caída
a los veinte, que a los años del que escribe. Ten cuidado y vive, que este
mundo es como es.
Ahora despierto, me pregunto qué
quiero ser. No hay muchas opciones y el cielo no me gusta, el cielo está lleno
de Luz, yo quiero iluminar por luz propia, que me vean a lo lejos y digan, “por
ahí viene Daniel”. Todo es un suponer, porque no son reales las alas, solo
flotamos en el aire, como el polvo, como todo aquello que cae suavemente, ya
sea una pluma o un copo de nieve. ¿Qué seré, seré?, no lo sé. Una sombra otra
vez no, ja,ja,ja.
Amor, ¡ay, amor!, solo lo he
sentido muy pocas veces. Quién sabe, si el destino me depara alguna sorpresa, pero
a nuestra edad y sin existir realmente en este mundo, lo veo difícil, ahora, me
siento orgulloso, ya que tal sentimiento me ha enseñado que soy una alma con
deseos como muchos y muchas. El amor, no está falto de odio, pero no deseo
pensar en ello y todo lo que deseo, todo lo que quiero, es que pase el tiempo y
cicatrice aquella herida que en su día emanaba sangre en cascada, por no decir
de lágrimas, porque de esas son pocas.
Circula, camina pero en sentido
recto, siempre para adelante, ello te llevará lejos. Porque aquel que se
conforma y se asienta, solo hace que crecer barriga en vez de crecer el alma. Bebo,
ahora bebo y le hago beber, me siento como un barco varado en la orilla de una
playa lejana, tan lejana que no hay nadie. Bebo, nada más que hago que beber,
no sé si para olvidar o para retenerte en mi recuerdo. No salgo de esta pequeña
cantina pesquera, solo escucho el sonido del mar y el vocear brabucón de
aquellos que tengo cerca. Que no son amigos, pero son compañeros de
calamidades.
Escribe mal nacido, escribe, que
es lo único que sabes hacer…
“Fuiste mi gran amor y como si un barco zozobrase, se hundió todo. Solo
el frío y oscuro fondo del mar, sabe realmente lo que fue y lo que pasó, todo
es así. Contigo toqué las estrellas e incluso me senté en la Luna. Todo fue
como ocurrió y por lances del destino, tú seguiste un camino y yo otro. Todo es
relativo, todo como el querer, que se puede contar con los dedos de una mano
las veces que he querido con tal pasión y ello me ha llevado a creer en tener
mariposas en el estómago y volar sin tocar los pies en el suelo. Soñar que
llegara la mañana para decirte los buenos días y que llegara la noche, para
amarte hasta el alba.
Siempre guardaré un mechón de tu pelo, de esa larga melena que siempre
has tenido y que el tiempo lo ha vuelto de manera canosa, dando tiempo a que
pasase tal y yo no fuese testigo del cambio diario.
Ya no te veo, ya no te oigo, ya no te beso a escondidas. Todo por el
qué, qué, quién sabrá.
No sé si existo ya realmente, porque me aíslo, no quiero saber nada con
el mundo. Todo se me ha negado, a todo se me ha dicho que no, asunto que no me
explico, ya que no soy el culpable de que exista el amor. Yo no soy el culpable
del odio y del rencor en este planeta. Un planeta tan grande y a la vez tan
pequeño, tan diminuto que no cabemos los dos. Muchos se preguntarán si hablo de
ti o de quién hablo.”
Le hace buscar y rebuscar, hasta
que encuentra, hasta que aparece una foto con una cara, es una cara, es un
rostro de mujer. Morena, guapa, pero no ríe, se le ve triste. Como si quisiese
escapar de cualquier presente.
¡Silvia!, eres tú y solo tú, la
que mereces mi recuerdo y yo soy quizás quién desmerece tu anhelo. Todo por
aquello que ocurrió, un millón de perdones no sirven para acallar la rabia de
tu cabeza y de tu corazón. No le voy a achacar la culpa a la bebida, ya que no
bebo como antes. Como si no fuese de tus propios labios, entonces, por entonces
eran mi fuente de la alegría. No habrá regalo lo suficiente grande y caro,
aunque me empeñe por años, nunca conseguiré que vuelves a ser tú la que me
esperes al salir del trabajo.
Sueños, son solo sueños, escribir
sobre el amor, cuando normalmente no lo hago. No porque no quiera, si no que el
romanticismo no es lo mismo. El plasmarlo en letras, no es lo que suelo hacer,
como no sea para escribir solo la palabra “amor”.
Yo pensaba que eras perfecta, que
eras la más original de todas aquellas que se me han acercado y me han rondado.
No me equivocaba, porque para encontrar otra como tú, no lo conseguiré en años. Espero, en que el anciano sea capaz de sentir prenderse la llama otra vez
dentro de mi helado corazón, que este no se muera de frío y sienta de nuevo lo
que es entrecruzar los dedos y pasear sin un rumbo fijo y dejar la mente soñar.
Ya he comentado y espero que esta
carta llegue a tus manos y no la rompas sin antes leerla, porque escribo solo
con la herida todavía abierta y tardará, tardará años en curarse.
Agito las olas, agito el fuego,
soplo para que estas se eleven, soplo para que este sea fuerte. No hay nada
más, que no se diga que no respeto al anciano, tiene sus deberes hechos y
merece ya un descanso. Qué más da, todo es un suponer. Qué más da, todo es
cierto en cierta manera. ¿Porque, sino, porqué estoy escribiendo estas letras?
Yo en su día amé y el anciano
también, nos conocemos. Nos llevamos unos años, él se cree que me lleva ventaja
y es al revés, yo he estado en dos lugares encerrado. Una vez, en este mundo,
dentro de un cuerpo que vi como crecía y después se oxidaba, pero no del todo,
alguien acabó con mí caminar y todo por culpa de una bella muchacha. Parece
sacado de un cuento, pero es así, ahí vosotros creerlo.
El otro mundo, cuando pensaba que
me liberaba, ciertas criaturas blancas, se hicieron dueños de mi alma y me
aprisionaron como un póster en la pared. No para ser admirado, más bien para
todo lo contrario. Ese, ese es el verdadero infierno. Todo no sé porque, tan
malvado y despiadado no me considero.
“Liberadme, por lo que más queráis, liberadme, no puedo levantarme de
la silla y la artritis no me deja escribir. Sufro, sufro mucho y no me deja.”
–
- ¡Hombre!, quién viene a lo lejos, que honor.
Eres tú, eres el hijo del anciano. Ten cuidado, que puedo dejar sin vida a tu
padre.
– - Quién te crees que eres, te mandaré a la
oscuridad eterna, a lo más bajo del plano, para que no vuelvas a levantar
cabeza, si es que la tienes.
Rápido como el viento sale del
cuerpo del anciano, entrando por la boca del todavía joven hombre y le hace, lo
que le hace. Le habla a su cerebro, le vuelve loco, enajenación, puñetazos
contra la pared, hasta de cabezazos. Se hiere de gravedad, el padre anciano
llama a una ambulancia, pero antes de que llegue Daniel ya se ha marchado. No
antes sin decir que volverá y volverá, pero eso es otra historia.
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