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Mostrando entradas de marzo, 2019
  Mujeres    No debe de sorprender a nadie, lo que hoy en día es todavía un asalto a la intimidad, qué   más da. Cada uno tendrá su manera de pensar, pero todo es de respeto. Quien sabe realmente, quién me dio estas frases o si simplemente soy yo el que dibuja con letras, todo aquello que solo hace unas pocas décadas, era toda una quimera. Esta historia puede ocurrir en Madrid o en Barcelona, en Sevilla o en Málaga, o en cualquier otra ciudad del mundo. Desde Chamartín a Atocha búscame, llegando a Vallecas es dónde me dirijo, voy leyendo un relato de los de pasar un rato o intento pensar o escribir, todo es mover la cabeza, haciendo de ella un run-run que no desaparece ni con ninguna borrachera. Todo es así, todas las penas no se van con el sabor de alguna triste botella, al igual que las risas no vienen con ella. Desde que me he subido al metro, desde Chamartín a Atocha, todavía no me he fijado en los rostros de la gente, gente de lo más normal y son las d...
La cabaña de paja ¡Justo!, es lo injusto. ¡Cierta!, es la mentira piadosa. ¡Crueldad!, es aquello que a veces es hacer el bien. ¿Dónde estará la verdadera verdad?, yo no lo sé, yo solo sé lo que viví, en esta época o en otra, solo sé que sigo siendo el mismo. Gracias a que me aferro a mi Ser, a que mantengo mi alma conmigo, soy quien soy. ¿Que hay en cierta cabaña de aquel pequeño bosque, que hay adentro que nadie de los que entran, salen?   Que será aquello que esconde… será un brujo, será una bruja o será, será. Yo lo sé, yo estuve allí dentro y conseguí escapar. Por eso y por ello, lo relato, lo cuento, para que nunca, nunca más vuelva a suceder tal suceso. No me acuerdo ya en qué año fue o si en este siglo ocurrió, solo sé que yo era un niño, un pequeño niño que rondaría los nueve años. Por aquellos tiempos, me gustaba jugar, me gustaba construir pequeñas cabañas, con pequeños trozos de madera. Ya por aquel tiempo, intentaba robarle un beso a toda aquella niña de mi e...
                                                       El abejorro llamado Luz Escribo todo lo que se me ocurre, ¡qué más da!, como si quisiera que el momento que vivo quedara impreso y eso, eso   me hace temblar el pulso y la letra, ¡ay!, la letra no es tan clara como debería. Alguien o algo me dice que siga, no sé si es mi mente o mi corazón, que galopa como un caballo desbocado. Pero no, no os equivoquéis, nada es igual que antes, nada tiene parecido alguno con lo que fui en antaño, en una época de flechas y espadas, en los que el respeto por la fuerza era lo que se adueñaba de todo aquello que la vista era capaz de alcanzar. Solo escribo, a veces sin sentido. Otras, hasta yo mismo me doy miedo. Pero es igual,  ...
                                                  Solo Diógenes Qué carajo me importa a mí la vida, que mierda es aquella que se pisa en mitad de la acera, que nos hace enfurecernos tanto. La propia existencia no deja de ser una cuestión de incertidumbre y llena de mil preguntas, todo es relativo, todo es según actuemos en todo momento. Aquello que nos ilumina la mente, no deja de ser aquello que no somos capaces de asimilar. Por eso, qué carajo me importa a mí la vida de aquellos que no son los míos. Soy tan insensible, no tengo corazón o al menos eso era así hasta que leí este relato o lo que sea, porque en verdad, la verdadera verdad no está escrita. Solo se dice, solo se habla y solo se comenta con la boca pequeña. Son las cinco de la ta...