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Mostrando entradas de enero, 2019
                                                               Simplemente Berta En un texto decía… “Hola que tal, mi nombre es Berta y me gustan los hombres, sí, los verdaderos hombres. Aquellos que se forjan ellos mismos su destino, que sueñan y no paran de caminar hasta alcanzar su objetivo. Hay tan pocos de ellos, que a veces pasa uno y sin darme cuenta, una más espabilada que yo, se lo lleva. ¡Ay!, que se le va a hacer, seré una solterona toda mi vida. Todo por no querer conformarme con menos, yo sé lo que quiero y si no lo consigo, si no logro alcanzar también mi sueño, me quedaré como dice el dicho, “para vestir santos”, porque seguramente me haré tan mayor que entonces no tendré ganas de aventuras.” Después de leerlo, lo arrugo, hago una bola de papel y lo tiro a la basura, diciendo ahora yo… ...
                                                A la edad de las mariposas Trago tras trago, voy dejándome algo más que la cartera. Miro alrededor y no hay nadie, yo, solo sentado en un taburete, me hago compañía a mí mismo. Suena música de los 80’ por los altavoces y a la botella no le doy tregua. ¿Qué será de mí, cuando sea más mayor?, la soledad me abraza y siento el frío seco de la muerte en mi nuca. ¿Qué será, a lo mejor me tocará la lotería?, no lo creo, ya que no juego. En fin, son cosas que pasan. Es un momento de la tarde que me gustaría olvidar, pero siento un revolver en el estómago y necesito ir al baño. Corro, corro apretando el trasero y llego, llego a mi destino. Qué curioso, hay todo de frases y letras escritas en la pared. No le hago mucho caso, hasta que me doy cuenta que puede ser todo un relato. Así, ya que no me espera nadie y estoy senta...
                                      Tormento de mis tormentos En un atardecer sombrío, con la luz de una vela como testigo, yo escribo y escribo. No solo por gusto, a lo mejor también es por disgusto, ya que no se me ofrece mejor plan y no se me ofrece mejor alternativa. Me están llamando, me están llamando desde el otro portal y yo sigilosamente me acerco, les abro la puerta de par en par y esto es lo que me encuentro… Entre el resplandor de la noche, la luna abraza aquella alma que se hace de merecer. Todo es relativo pero todo tiene que ser,  como debe de ser, sí, se acerca aquel que todos temen como un ángel de luz. – Acércate, no tengas miedo. Abrázame y muéstrate tal como eres. Por una vez en tu vida, sé puro y transparente. Ya no estás por un rato en el mundo de los vivos, aquí si quieres puedes alcanzar las estrellas.  Me dice rodeándome como un molinillo de fuego....
                        Con mi camisa a rayas Frío, hace mucho frío, cierro las ventanas y bajo las persianas. Encendiendo una vela con una cerilla, me asiento en el suelo. No miro nada más que la pequeña llama de la vela, centro la mirada en ella y me dispongo a cerrar los ojos, al mismo tiempo que, pegando un suspiro, inspiro todo el aire que puedo y canalizo mi energía. Cuál es mi sorpresa, a los cinco minutos de comenzar, me quedo como dormido, pero soy consciente de mis actos, solo sé lo que sé y es lo que escribo… Con mi camisa a rayas, voy caminando en contra del viento. Con mi camisa a rayas, ando en contra de todo aquello que empuja hacia adelante al Ser humano. Todo, todo por querer ser diferente. No hay nada más, no hay nada peor que hacerlo desde la nariz, polvos mágicos que me llevan al borde de la locura. “Loco o ido”, no entiendo cómo pude caer en tan viejo truco, tan viejo como la sociedad habla de ello...
                                            Navegante de mares encrespados No soy yo, no soy nadie, nada más soy lo que soy y sé, sé lo que sé. No sé si es cierto o todo es mentira, pero me vi inmerso en este episodio de mi vida. Sí, digámoslo así, un episodio, porque la vida de cada uno, es como un libro que poco a poco se va escribiendo. El pasado, pasado está y se puede escribir y se puede narrar. El presente es un instante y se olvida con más facilidad que el pasado, ya sea este reciente o más antiguo. El futuro…  Este puede ser mi futuro o quizás no, ¿quién lo sabe?, a saber. – Navegante de mares encrespados, marinero de agua salada. ¡Oh!,  ¿quién es aquel que intenta poseerme? ¡Oh!,  ¿quién es aquel que intenta entrar dentro de mi alma y de mi corazón? Cierro los ojos e intento olvidar hasta mi propia existencia. Como en un baile de sombras en medio ...