Arcángel 606 Las luces del casino parpadean hipnóticamente a los ojos de los clientes “”JUEGA, JUEGA”, invitándoles a entrar y echar unas monedas. Dicen que hay premio, dicen que se harán ricos. ”JUEGA, JUEGA” Colores de billetes, como personas diferentes hay. ¿Qué será de aquel que se deje hasta el último céntimo? No se sabe, a lo mejor entra el primero en el Reino de los Cielos. Quien sabe lo que puede ocurrir. “POBRE, POBRE”. ¿Quién puede decir que no alcanzará el cielo, si este está debajo de sus pies? ¿Quién puede decir que no alcanzará su sueño? Si sus pisadas son sombras en el anochecer. No por oscuras sino porque estas se confunden entre las demás. “TODOS SOMOS MULTITUD”. ¿Quién es, Quien es, quien da los golpes en la...
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Mostrando entradas de noviembre, 2016
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The thief Son las seis de la tarde, ni las cinco ni la siete. Simplemente las seis. No amanece, casi anochece y se empiezan a vislumbrar los destellos de las estrellas en el oscuro cielo de un pueblo cercano a Barcelona. No me he acabado de despertar de la siesta, como el que ha tenido una pesadilla. Todo esto, lo que estoy viviendo, está sucediendo como si el destino me lo tuviese escrito. Estoy sentado en mi viejo Ford Fiesta del 2002, a cincuenta metros de la gloria. Los ...
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Ida al olvido. Jaime miraba por la ventana como el frío de afuera traspasaba el vidrio templado y convertía en hielo todo aquello que encontraba. Lo calaba de manera intuitiva en los huesos y hacía que tuviera escalofríos hasta en el alma. Era el mes de enero, no recuerdo el día exacto. Pero el Sol no calentaba i no llegaba a subir el termómetro más de un par de grados. Él, sentado solo y de manera incomoda, observaba a la gente de pie, agarrados a las barras laterales que se sujetaban al techo o bien, a las verticales que eran atornilladas al suelo, haciendo a veces tuvieran que hacer movimientos acrobáticos para no caerse. Los semáforos se ponían verdes o rojos, pero el color que le gustaba era el amarillo, siempre había dicho que quería pintar un arco iris al cielo. Que quería hacerlo, porque se sentía feliz, feliz y contento p...
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Amanece y desvanece El agua del mar, arrastra parte de la arena de una playa española a lo más profundo de su interior. Barcos de hierro y de madera, se ven a lo lejos. Estos descansan, pero no se acercan demasiado, tienen cosas que ocultar y que no deben de ser descubiertas. En ellos no ondea ninguna bandera, el mástil está desnudo. Solo son tres, las naves fragatas y desde la costa de Cádiz, el vigía los avista y da la voz de alarma. Todos en sus puestos, no se sabe a lo que vienen. Muchos cañonazos han recibido ya y muchos son los ataques, como para dejar de estar prevenidos. ¿Pero estos barcos que traerán, cuando recogen en silencio las velas? Solo el viento puede hacer que esto cambie, solo el Sol o la lluvia, puede hacer que los tripulantes fantasmas,...