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Mostrando entradas de enero, 2016
                                                  Aullidos de lobo Que sería de la gente, si caminaran con el miedo. Con el susto en el cuerpo del aullido de un lobo, que sería de la gente? Abrirían la puerta, saludarían a un vecino, saldrían a la calle con la misma seguridad. Quién sabe. Solo sé que una conocida mía o una conocida imaginaria, sí que siente los aullidos del lobo. No sale de casa, solo para lo necesario, no abre la persiana, se siente coaccionada por un sonido que parece imaginario. No le hace falta de nada, tiene la nevera llena y goza físicamente de buena salud. Lo que necesita se lo trae a pequeños pasos, pero que no son lo suficientemente grandes, como para sentirse libre. Es conocida por el barrio, aunque ella no conoc...
                                              Todavía te sigo queriendo. Quien necesita afecto, quien necesita un abrazo. Puedes ser tú? Puede ser que yo lo necesite, pero me hago el fuerte. No lloraré por nada, no lloraré por nadie. Porque nadie se lo merece, nadie es de tan buen corazón y de tanto agradecer, que merezca tal trato. Solo me compadezco yo solo, solo y siempre solo. Por el egoísmo humano, muchos nos vemos solos, pero no hundidos. Qué más da, para donde gire la rueda, la rueda de la fortuna, que nos sentimos agraciados incluso en la más absoluta soledad Hace meses que te fuiste de mi lado, hace tiempo que partiste en otra dirección. Norte o Sur, Este u Oeste, que más da.   Me has dejado solo, solo y mayor. Soy quizás un anciano sin suerte, ...
                                                    El cigarrillo Voy caminando por las calles, es de noche y las luces de las farolas me iluminan el paseo. Una noche fresca de otoño, una noche de hojas secas esparcidas por las aceras y el bolsillo de la chaqueta me hace recordar, que llevo en él un ticket. Un ticket, una llave de entrada a un mundo, ya desconocido. Una entrada a un local de baile, pero pienso y no quiero ser tentado, soy un hombre casado y me debo a una dulce mujer. El anillo me delata, me miro los dedos de la mano. Hago el amago de quitármelo y se me ve la marca, un detalle que hace más de testigo. Pero pienso y repienso, que tengo tres horas hasta que salga mi mujer de trabajar. No tengo hijos, no tengo más re...
                                               Túnica blanca Camina por las calles empedradas de Sitges, nadie le ve el rostro.   La capucha le oculta y no le ven y casi tampoco no ve él, solo mirando fijamente al suelo. Lleva sandalias de esparto ¿ Quién es quién camina, por esas calles empinadas? El olor a mar salada, se cuela por todos los rincones y no hace evidenciar al caminante su sudor. Todo es ajetreo y él se mezcla en mitad de los famosos carnavales del lugar. Sigue subiendo. Hasta que al llegar al final de la cuesta, echa la cabeza para atrás y descubriéndose la cabeza, observa la línea del horizonte y el mar. Todo está tranquilo allá arriba, nada comparado con el jolgorio que se vive abajo, en sus playas. No baja y se asienta en un pedru...