FEAR TO FEAR
Dicen o solo comentan, que estamos aquí de paso. Dicen
o solo comentan, que hay algo después que nos hace volar alto, tan alto que
traspasamos hasta las estrellas, llegando incluso a tocar lo infinito. Que sea
lo que sea, ahí, en el umbral de la muerte, es cierto de que nadie vuelve para
explicarlo. Yo, lo puedo explicar, yo, lo puedo contar y lo puedo narrar,
aquello que en una semana pasé y que me hubiese gustado pasar algunos años en
la misma espiral. Sigo pensando cada día en ello, yo de nombre Pedro, soy un
simple operario de fábrica de lunes a viernes en horario intensivo por las
mañanas en el sector del metal, así que tengo todas las noches para intentar
encontrar el motivo que me lleve a viajar como lo hice aquella semana. Solamente
pienso y enarbolo la bandera de la libertad, que no es otra que aquella que nos
une y nos simboliza todos en un solo mundo. A veces y solamente a veces pienso en
que sí fue un sueño solo, realmente lo viví demasiado, pero en fin así es la
vida y así es la muerte. Cuando a uno le llega decide y yo he tomado el camino
que me parece para mí el más correcto. Que será aquello que nos simboliza y
significa, que aunque no sea ni el más recto ni el más llano es aquel que me
hace sentir libre y que no siguen todos, ya que no nací como una oveja a la que
esquilar sino todo lo contrario. Solamente han visto qué canalizo energías y mi
hermano con todos aquellos que desean manifestarse, para que puedan explicar a su modo el más allá.
Viaja, viaja. Siento como un susurro
asomado en el balcón. Viaja, viaja.
Siento cuando entro en el salón, entonces y solamente entonces, colocándome mis
cascos le doy volumen a mi música y tumbándome en el sofá, cierro los ojos y viajo
hacia lugares desconocidos para el hombre. ¿Qué veo?, pues ciertamente nada. Solamente
veo cuando me duermo que viajo, eso y algunos recuerdos me llegan cuando
despierto de golpe. ¿Qué será de mí?, eso me pregunto yo. Pero en fin, no sé si
será esta una historia real o será una mentira tergiversada, simplemente sé qué
lo que relato sucedió hace ya algún año y que por ello se merece vivir, aunque
sea con anhelo a aquella semana.
Miedo a miedo va entrando este dentro de mi miedo, da
miedo, me va congelando el alma hasta tal punto que no puedo mover ni un dedo.
Lucho contra la fobia existencial de mi vida, miedo a miedo voy batalla en
batalla .Es la lucha de mi propia libertad, yo solo, sin que nadie me ayude ni
nadie me apoye voy luchando de forma titánica, cómo si empuñara una espada.
A veces me pregunto, a veces escribo sin saber el
porqué de mis relatos.
–
Mira miedo, yo puedo contigo, me defiendo. Grito a los cuatro vientos, asomado a una de
las ventanas de mi piso.
Lucho y lucho de una forma mental, hasta conseguir
borrar el miedo de mí mente. Voz a voz, voy sintiendo consuelo de mí mismo y de
aquella que me rodea, que no es otra que mi propia alma, aquella que sabiendo
lo que me pasa no deja de luchar conmigo. Como si fuera una lucha ante gigantes
quisiera de mí algo fuerte, para que ello me hiciera mantenerme en el trono, ¿en
qué trono os preguntaréis, en qué trono se puede sentar aquel que no es de
sangre real?, en qué trono se puede sentar aquel que lucha cada día por un poco
de vino y un trozo de pan. Todo depende de cómo salga el sol y de cómo duerma
la luna o a la inversa, porque yo me llevo mejor con la luna ya que con ella me
voy y río y río. Bebo, disfrutando de la noche. Una noche tras otra, sentado en
mi trono al lado de una fogata, sí, mi trono no es otra cosa que un leño de
madera.
Me junto con aquellos que podría ser mis iguales,
empatizo con aquellos sin techo que ríen
sin parar. Me invitan a vino, me invitan sin preguntarse cuanto se gastan en mí
y yo, algunas veces les respondo no solo con un “gracias” sino con algo de
comer.
Pasan los días y solo hago que mirar las estrellas,
las miró a ver si me dicen algo de mi futuro, a ver si quieren o desean decirme
algo que me alegre la noche y consiga dormir plácidamente mientras el fuego se
consume. No sé realmente lo que quiero, estoy solo, estoy acompañado con quién lo sabe, ¡con quienes!, o presiento
largas noches de vino y risas al calor del fuego al olor a ceniza. Es extraño,
será el vino o el cansancio, que caigo rendido y me duermo entrando de lleno en
las fauces de la oscuridad.
–
¿Quién pica la puerta, quién se atreve a molestarme y no me
deja descansar?
–
Soy yo Lucifer, que te exalto a lo más grande y en lo más alto
soy yo, no lo dudes hay quién te sigue y te acompaña día y noche, durmiendo
despierto ya que es cuando realmente se está vivo.
–
Entonces bienvenido seas, bienvenido a mi mundo, un mundo que
no representa el mal sino la rebeldía, no tengas en ningún momento miedo, ven,
acompáñame.
Cerrando los ojos le acompaño, cerrando los ojos
viajo, mientras duermo hay como un hilo de esperanza. Dime que me une a este
mundo, al verdadero, al qué viene después y a lo que todos tenemos miedo. Yo,
cada vez le tengo menos terror ya que a él uno se acostumbra, estoy dormido
pero despierto a la vez, porque mi alma ya no duerme como antes. Todo es como
es y no como lo ves con los propios ojos, hay un sexto sentido que nos embarca
en viajes desconocidos y que nos hace enloquecer llegando a veces al éxtasis. Al
éxtasis, pero no sexual sino al Nirvana, viajo y viajo noche tras noche y hablo
con él en sueños, sabiendo del despertar, del despertar de mi alma.
Como en un avión vuelo, como una nube traspaso
libremente fronteras. La tormenta está lejos y yo viajo seguro, no hay nada que
me pare, no hay nada que me llene más de gozo que viajar desnudo, ya que
desnudo es como viaja mi alma.
–
Bienvenido seas otra vez.
Cada noche me dice, ya sé dónde llegaré, ya se adónde
iré cuando mi cuerpo perezca y ello me
llena de orgullo y me embriaga.
El otro lado no está a cinco minutos, el otro lado no
está a una hora ni un día ni dos, es tan solo un instante el viaje. Cómo es la
diferencia entre el presente y el futuro, todo ello me hace volar, volar muy alto.
Hay un ángel que me quiere secuestrar, hay un ángel
que me quiere dominar y me dice a escondidas….
–
¿Pedro a dónde vas?
Yo le contesto, yo le digo, que a este lado adónde voy
es porque sé que es lo que he elegido yo. Nadie, absolutamente nadie puede decidir
por uno el destino de otra alma. No lloro, si no es solo por alegría, mi gozo
de saber cuál es mi meta es enorme. ¡Lo conseguiré o no!, eso depende de mi
actitud y de mi voluntad, todo ello depende de mí fortaleza y de mis
debilidades, aunque por ahora existo en
el mundo de los vivos y por ahora no tengo escapatoria.
Pasan los días, sí, al final mis viajes se cortan. No
sé porque ni el motivo, solamente sé que me quedo profundamente dormido, no
recuerdo nada. Solo el amanecer me alumbra por la mañana con la salida del Sol,
yo sé que a él no puedo engañarle, yo sé que a él no podré traicionarle ya que
si no tendrá todo alguna consecuencia. No por ningún castigo ni ninguna
reprimenda, ya que lucifer no es malvado como tal, simplemente es la lealtad lo
que nos hace vivir con respeto hacia los demás.
Desde que los tiempos son tiempos, desde que existe el
sol y la luna, las estrellas conjuraron contra nosotros haciéndonos mortales.
Asistir siempre al ligero temor del miedo a tener miedo eso nos embriaga y eso
nos llena de temor y nuestro deseo es hacer las cosas bien. Pero yo me pregunto,
¿qué es hacer las cosas bien, seguir el camino recto o seguir el camino qué uno
elige? Yo no lo sé o si lo sé, yo sigo caminando como aquel que camina sin
saber que al final hay un precipicio, cómo saberlo si entro en sueños, necesito
a mis compañeros para saber o es en solitario, ya que de ello depende mi
destino.
No me doy cuenta, pero el ambiente clandestino me
lleva hacia el precipicio nombrado, poco a poco voy echando cada vez más risas
con aquellos que se llaman mis amigos. No sé cuándo parar y solamente me
ausento cuando el trabajo me llama, ya es rara la vez cuando subo a casa. Ya
que con ellos me lo paso muy estupendamente, es como si tiraran de una cuerda que
me lanzara al vacío, lo único malo, lo único que se puede decir es que esa
cuerda no tiene punto de apoyo y cuando me doy cuenta, del golpe me despierto.
Me veo envuelto en sábanas, ¿qué hago yo aquí?, miro la hora, es lunes a las
10:00 h de la mañana. Hace rato que debería estar en mi puesto de trabajo, no
tengo excusa posible y entonces me desplazo a la fábrica, es extraño, el
encargado dice que no pasa nada, que pase y ocupe mi puesto de operario.
Entonces y solamente entonces, me doy cuenta de que
soy una máquina, un número más y por mucho que digan no me da miedo el miedo y
saliendo por la puerta sin fichar, me ausento. No cojo el teléfono y solamente
tomo una dirección, quien dice que es la equivocada, quién me va a decir que es la errónea. Dinero,
solamente es dinero y veo muy a lo lejos a unos hombres y una fogata, los
confundo con aquellos del sueño. En ellos me envuelvo y saludándolos me vuelvo
uno más de ellos, pasan los días. Buenos días por la mañana escucho a lo lejos,
sin ducharme y sin afeitarme, la dejadez me vuelve. Ya dando el sueño por dormido,
sueño despierto o quizás al revés. Quién sabe, solamente sé que tengo un
compañero a mi lado o será también parte del sueño. Muy seguido pasan dos meses
desde que dejé el trabajo por las buenas y me lancé al vacío, cartas me llegan
a casa, cartas amenazantes por impagos. Entonces y solamente entonces necesito
abandonar el barco, ¡pero qué barco!, aquel que flota o aquel que zozobra en
medio de un mar en calma. Todo me engaña y cuando me doy cuenta pasan otros dos
meses y la puerta de mi casa ya no la puedo abrir. Entonces no me queda otra,
entonces veo solamente una salida, mi corazón con aquellos que se lo merecen, por su simpatía y
su razón qué puedo decir, así que despierto ya no duermo y duermo en medio de
unos cartonés.
–
¿Tienes un cigarrito amigo? Le preguntó a uno de al lado de la fogata.
Pero pienso, si yo no fumo, no he fumado nunca, ¿qué
hago?, es un despertar el que tengo, entonces y solo entonces pido auxilio.
–
¿Qué quieres viejo amigo?, yo estoy aquí, a tú lado.
–
Quiero la vida de antes, quiero un techo para no mojarme los
días de lluvia, quiero un plato de comida para no sentir retortijones en el
estómago.
–
Tú me dijiste que deseabas tener amigos, pues ahí los tienes,
son los mejores que te vas a encontrar, ya que ellos te dirán siempre la
verdad.
Entonces y solamente entonces, siento un cierto
respiro, me siento reconfortado en una cama, pero que cama, si no es la mía o
sí, quién lo sabe, yo solo sé que sé lo que he vivido sueño tras sueño y que la
vida es un continuo miedo al miedo. Así que abandoné la libertad por elegir el
camino recto, el camino que todo el mundo sigue y dejé aquello que me hizo ver
cierto Ser. Ya que sin saberlo, hubiera elegido el camino de las estrellas y el
fuego en medio de cualquier callejón y ello, ello quizás me hubiera devorado
por dentro, haciendo rasgaduras en mis entrañas difícil de curar.