Fiasco de vida
¿Doy
pena o doy lástima?, quién lo sabe, solo sé que lo hago todo por amor, amor al
prójimo y solo quiero quitarle sufrimiento. Qué más da lo que piensen de mí, yo
sé lo que he hecho, yo solo me merezco a mí mismo un poquito más de respeto, ya
que nadie empatiza conmigo. Seguiremos probando, seguiremos luchando.
Levantarnos por las mañanas, poniendo los dos pies en el suelo a la vez,
alzando los brazos formando una cruz, diciéndome a mí mismo, que me perdonen
todos mis pecados. No, no es nada fuera de la común, la gente lo hace a diario.
Año de la maldad, mes de la crueldad, hora
fatídica, es el momento de la verdad, la verdad de aquel que no es hombre, no
es demonio y no es un ángel. Es solo un individuo que se maneja bien con los
cuchillos, es solo un personaje que tuvo su minuto de gloria en las noticias de
las tres y después fue olvidado en una de las cárceles más húmedas del país.
Quiso ser abanderado del Mal y acabó siendo encerrado de por vida. No pudo ser,
no había rehabilitación posible, no existe inserción alguna en la sociedad.
Manuel, veterano guardián de celdas, trabaja
en la prisión donde está encerrado. Ya no es como antes, ya no llevan grilletes ni están
encadenados, aunque a más de alguno le haría falta un poco de escarmiento.
Habla con los presos, se le está permitido debido a su experiencia. Algunos,
incomunicados, no tienen más contacto con lo que pasa afuera que un simple rayo
de Sol. Este ilumina de vez en cuando a nuestro personaje, individuo encerrado ya
de por vida. Se le acerca a los barrotes y lo llama, este
viene a paso lento, con las manos en los bolsillos y una sonrisa malévola, le
escucha.
–
- No vuelvas a hacerlo, esto es un
delito y va en contra de cualquier conciencia. El matar, el descuartizar a una
persona, no es motivo de risa. ¿Porque te ríes, porque esa carcajada, esa risa
macabra, que no desaparece de tu rostro?
Se aleja dándole la espalda, al mismo tiempo
que le hace la señal con el dedo, sinónimo de falta de respeto y de que todo le
da igual. No tiene por mucho que digan, no tiene por mucho que hagan en
intentar algo positivo, solución alguna. Camina entre los cuatro metros
cuadrados de la celda, no piensa que detrás de los barrotes está la muerte, no
pueden mezclarlo con el resto de presos, los despellejarían, lo matarían a
golpes. En parte es normal, es un asesino, es un descuartizador de almas
inocentes, de jóvenes que solo quieren pasear cogidos de las manos, en señal de
su verdadero cariño y amor. Todo, es como es, pero no piensa o no razona, no
pueden mezclarlo con la sociedad ni siquiera con aquellos a los que se les
llama delincuentes.
Alza la voz de manera solitaria, pero se le
escucha por todo el recinto, como si fuese buscando bronca.
–
- ¡Qué sabrás tú lo que es la vida y
desfogarse!, no sabes realmente que soy una persona terriblemente peligrosa,
soy un arma vigilante, un arma andante, un arma de matar. No creas que ha sido
fácil dar conmigo mismo, mucho caminar y mucho tabaco he gastado en ello.
Manuel, cabreado y enrabiado, con la sangre
burbujeando de forma incandescente, le grita sin acercarse. No por miedo, sino
porque sabe que no hay solución con él y es un fracaso como persona.
Le dice,
le advierte y hasta le amenaza.
–
- Todos acabáis entre rejas, todos
acabáis que no sabéis realmente quienes sois. Yo no soy tu juez, yo soy tu
guardián, pero no tu verdugo, ese serás tú mismo, cuando te des cuenta del
error que cometes. Todo depende lo que depende, pero yo te prometo que no
saldrás de la cárcel, eso si antes no acabo de un disparo contigo.
Dime que
hay para soñar y te diré lo que hay para olvidar. Todos aquellos momentos de
gloria han desaparecido como volando a través del viento. Duerme e intenta
volver hacia atrás si eres capaz. Dime si realmente tienes algún anhelo o
simplemente eres un vulgar caballero. Yo soy quién soy, no soy ni tu salvador
ni tu conciencia, solo soy tu vida, tu energía, aquello por lo que vives y por
la que cada mañana, sin pensar en el ayer, te levantas y te pones de pies,
erigiéndote como una serpiente de cascabel.
La humanidad ya no tiembla, ya pueden salir
tranquilos por la noche. Solo, se ha quedado solo, pisando los cuatro metros
cuadrados que circundan en su celda. Solo, como siempre, pero ahora además
encerrado por el resto de su vida. Da igual su edad actual, lo que hay que
saber hasta qué edad llegará hasta que le aceche la muerte. Vida, es lo que se
le retiene, después de que él se le arrebatara a unos cuantos, todo por pasar
por allí, por donde era habitual el verle a él. No digo su nombre, porque no lo
tiene, no tiene derecho a ello.
El Sol entra a través del cristal de la
ventana enrejada, haciendo una sombra en la pared. Como si fuese hablarle o a
tener compañía, habla con ella como si fuese su verdadero amor, su verdadero
motivo de existencia. No sabe qué hacer, no sabe que todo lo que le ocurre no
es una broma. Que es real y no es un sueño, le agarraron en un arrebato o en un
momento que él había diseño de forma errónea.
–
- ¡Dame un beso!, anda dame uno. Un
solo beso me hará curar mi tormento, yo quiero salir, yo quiero querer, pero no
tengo oportunidad alguna. Son muchos los errores cometidos, que ya no se tiene
confianza en mí. Ya no creen en mis buenos propósitos, y la verdad, yo tampoco.
Ni se me ocurre pedir clemencia, ya que soy mejor carnicero que muchos. Podría
haberme ganado la vida de cirujano, sería elogiado y respetado, separo las
carnes mejor que nadie y eso, eso me enorgullece. Qué más da, si antes debo de
llevarles a la muerte, si esta es súbita no padecen. No lo hago de forma lenta,
tengo mi corazón y mis sentimientos.
Como si fuese una respuesta venida desde la
pared de hormigón, piensa y se dice a sí mismo, ya que una sombra no habla.
–
- No hables conmigo, yo soy tu
sombra, soy todo aquello que alumbra el Sol y solo soy un reflejo de todo lo
bueno que podías haber sido. No tienes perdón ni nadie te salvará de tu
condena. Déjame en paz, que bastante tengo con ser quien te acompañe en los
ratos de claridad y luz.
No se acaba el tiempo, hasta que llegue la
Luna y con ella llegue la burla y el sin razón. Busca todavía la gloria y
cuando duerme es cuando es feliz, por los vagos recuerdos que le vienen a la
mente y a los que no puede tener acceso la sociedad ni la justicia. Le brillan
los ojos mientras duerme y piensa en que se le acaba el tiempo y que este
resbala como la cera de una vela encendida. Esperemos que nadie le ponga
ninguna, no tiene ese derecho, al igual que no tiene familia y si la tuviese,
mejor que no le hicieran visita alguna.
Campea unido, campea de forma solitaria, pero
cada paso que des, dalo con fuerza, dalo con verdadero sentido de saber. Todo
es relativo, como todo no tiene final, ni siquiera una novela o un relato, todo
sigue su curso en la cabeza de cada uno de nosotros. No tiene fin, no acaba ni
muriendo de amor, ni en la soledad más completa nos encontramos nadie, ¿o sí,
quién lo sabe?, a saber.
Sueños,
son simplemente sueños, todo aquello que diseñé con mi mente. Nada es cierto y
todo es verdadero, ¿qué enigma., eh?,
solo somos eso, simplemente sueños de nuestros cerebros. Algunos con más
energía que otros, pero en definitiva seguimos dormidos, ¿a la espera de qué?
No se sabe a ciencia cierta, pero después de esta vida viene la verdadera,
aquella por la que debemos de verdad luchar, ya que esta es para aprender y
estudiar, estudiarse a uno mismo.
Soy el
Rey, soy un Ser supremo que llegará lejos hasta en la otra vida. Hasta el día
que muera mi cuerpo no seré libre, eso ya lo sé, hasta esa fecha deambularé por
los cuatro metros y el pasillo que hay hacia el comedor. Es curioso, me dan
hasta de comer gratis, me dan cama y no me mojo cuando llueve a cantaros en el
exterior. Si quisiese podría estudiar una carrera, pero ya tengo una, esa es la
que es y tengo el título marcado en la frente.
Solo sueña, solo anhela lo que fue y no fue
nada, no fue nadie en verdad, solo fue un disparo en el tiempo terrenal lo que
le duró la libertad. Todo el tiempo que le llevó a la primera vez, a aquella
pareja que paseaba por el parque a solas, alejados de todo aquello a lo que se
llama sociedad. Sabía elegir a sus víctimas, acertaba, hasta que un día se
equivocó y lo cogieron, lo detuvieron.
Ahora divaga, pero no reflexiona ni se da
cuenta de sus actos.
–
- El tiempo pasa lento dentro de
estas cuatro paredes, las horas pasan en balde sin saber o sí, lo que me depara
el destino. Todo por no poder soportar a la gente amarse o quizás por mi propio
instinto asesino, es lo que me lleva a hacer lo que hago. Da igual, yo sigo
queriéndome, yo sigo amándome, quién sabe lo que me depara el futuro, aunque si
fuese alguna carta del tarot no sé la que elegiría. Hay de todo, está desde la
templanza, hasta pasar por la rueda de la fortuna. Quién lo sabe, ya no lo
sabré nunca, solo escribo en mi mente, solo lo guardo en mi cerebro y sueño,
tengo sueños fugaces con todos los actos que cometí en un pasado, que muchas
veces se hace presente.
Haciendo la ronda, pasa Manuel, con una de las
manos sujeta la porra y la va acercando a las puertas cerradas de las celdas.
Sube hasta la galería donde el individuo en sí habla, ya lo escucha. Es un
personaje que no calla ni cuando duerme, Manuel se compadece de aquel que no
tiene derecho a ello y aunque no le está permitido, Manuel le da un cigarrillo
y este se lo agradece. Lo único que no sabe, es que está mezclado con cianuro.
El guardián no se sabe el porqué, pero tiene compasión y le hace morir como si
fuese dentro de un sueño. Dentro de ese sueño, sale de su cuerpo y mirando,
observa cómo le quieren agarrar y llevarlo a lo más profundo de la Tierra, no
puede escapar. Para él no está abierta la posibilidad de elegir. Todo por su
maldad y crueldad, ya no ríe ni le satisface la situación.
Nunca ha tenido novia, nunca ha tenido coche.
Nunca ha trabajado y nunca ha soñado de pequeño con ser alguien o algo, ahora
todo no son lamentos. Todo ahora le da risa y solo espera, que cuando ahora
muerto, sus pecados serán perdonados y pasará a un buen retiro, sin tener que
apenarse de nada más.
–
- Bienvenido al otro lado,
bienvenido al otro portal. Este no es cualquier paso, no es cualquier umbral,
este pertenece al lado de aquellas que no pueden andar junto las demás. Se os
niega la voluntad y el deseo de libertad, serás una sombra por toda la
eternidad, al menos por una y aquí el espacio-tiempo no existe, con que ya te
apañarás. Todas aquellas a las que les llegaste a interrumpir su deseo, hoy en
día andan como una sola luz, entre las demás.
Intenta gritar, un sordo aullido de lobo se
escucha desde su final, la Luna no le
saluda, ya que este no pertenece a la Oscuridad. Consiguen, como si fuese un
líquido espeso ser tragado por uno de los desagües de la celda. No tiene
fuerza, ni siquiera puede agarrarse, aferrarse a la vida y esta le traga, como
el que engulle en vez de comer. Qué será de él, quién sabe, seguramente una
simple sombra más, a cuál más cruel y más despiadada.
No hay mucho que seguir contando, solo se sabe
que Manuel siguió con sus rondas, intentando reciclar, rehabilitar a aquellos
que quieren tener alguna oportunidad. Lo del cigarrillo no llegó a ser
investigado y dijeron que había muerto de un infarto.
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