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Mostrando entradas de julio, 2017
                                                        Calor invernal. Miran por la ventana, cogidos de la mano. Una encima de la otra, los dos observan como nieva afuera. Son dos los que se unen en algo más que una simple amistad.  La música suena desde la otra habitación. No se llaman por el nombre, solo se dicen cosas al oído, mientras esbozan una sonrisa cómplice. Uno de ellos, le dice y le susurra al otro… –                                       -    Bésame en los ojos, mírame los labios y lánzame un deseo de amor eterno. No puedo vivir sin ti y tú ya sé que me echarías de menos si me marchase sin mirar para atrás. Por eso en esta cajita, en este pequeño trozo de cartón, te traigo un poquito de oro de mi corazón...
                                                         La montaña del deseo. Que cambios pega la vida de un día para otro, que esta queda marcada en la piel. Como unas cadenas de la esclavitud eterna, quedan sus señas y sus trazos en las manos de aquel que se cree a salvo de tal destino.  Víctima del deshacer de ella, sigue su camino, anda despacio, camina tranquilo. Llueve a cántaros dentro de la cabeza del gran hombre, llueve y llueve desconsoladamente. Las lágrimas le resbalan y como en un momento de desamor se acuerda de su mujer querida. Han pasado cinco años desde la última vez, pero para él es como si hubiesen pasado cien. No entiende, no comprende ella de que todo fue un error, que la joven que se interpuso en su camino alegre, solo era una hembra de la vanidad y de la discordia. Como soldado del destino, busca su espada...
                                          La habitación menuda. Cinco, seis, siete…  Hasta doce años son los que suelen alcanzar, los que suelen tener  aquellos que nacen y crecen entre algodones, todo para ellas y todo para ellos es un juego. ¡Qué más da! , todos tienen derecho a su propia habitación de los juguetes. Aquella pequeña sala, donde los muñecos y cacharros cobran vida y campean al antojo de los pequeños.  –          Hola chico, no pares de jugar. Hola chica, no pares de soñar, ello es gratis y no te va a costar ni dinero ni ningún tributo, solo el deseo de dejar tu cabeza inventar. No es nada malo, con que disfruta. Como mariposas en la cabeza, circulan un par de moscas, alrededor de la bombilla encendida que hay colgando del techo blanco de la habitación, ¿quién no quiere jugar hasta cierta edad, q...