sábado, 10 de noviembre de 2018

                                                                      CAOS

Con mi música de fondo, como si de fondo de armario se tratase, lloro, lloro desconsoladamente al ver el amor y el odio dentro de mí. Como se pelean entre ellos y yo, yo solo deseo a Luz, sí una mujer guapa entre las guapas que me tiene en permanente hipnosis. ¿Cómo es posible a mi edad?, con todo el camino por recorrer sea tan estúpido o tan ser humano, de estar colado por tan bella dama.

¿Tienes miedo a la oscuridad, tienes miedo a los fantasmas del pasado, vengan a acecharte? Deja una luz encendida o una vela, que te alumbre la habitación. Recuerda que los fantasmas vienen de noche, cuando todo está en calma, ellos atacan.

Un ramillete de orquídeas y de olvido, ella ya no se acuerda de mí. Será un fantasma pasajero, como esos que se adueñan del alma de cualquier gato. Tengo su número de teléfono, pero no tengo agallas para llamarla.

¿Tienes miedo a que se haga de noche, no sales, por miedo a que? Ten cuidado y cierra bien la puerta, echa bien el cerrojo y no le abras a nadie. No sabes, quien te puede acechar entre la negritud de la noche oscura.

Yo quiero inundarla de amor, pero no se deja, se seca y se queda áspera y agria. Ella decide que tiene el mando, que tiene el timón de nuestra relación. Es ese tipo de relación en la que la soledad nos la compartimos de mutuo acuerdo. Entre el día y la noche, no sé cuál debe ser mi elección. Por el día deseo caminar a su lado, sí a su lado y cuando se marcha el Sol, hacerle el amor hasta el amanecer. Así día tras día, noche tras noche y yo poder respirar tranquilo.

Solo los gatos deambulan por las calles, entre trepar por los árboles y esquivar las farolas, por dormir debajo de los coches, apuestan. Solo los gatos se atreven a salir de madrugada y solo los fantasmas se adueñan de sus cuerpos, para acercarse a la  población que duerme y duerme, ajenos a los peligros de aquello que por norma ni se ve ni se toca. Susurran al oído, mientras descansas. Susurran al oído, mientras emprendes un viaje a algún rincón de tu habitación.

La respiración se acelera y el corazón va más rápido, ¿verdad?  Falta poco para medianoche y la luna resplandece, como reina y burlona que es. La gente duerme, duerme y no se da cuenta, quienes entran en sus sueños, en sus ratos de descanso. Los fantasmas acechan, para hacerte volar entre la oscuridad de la noche perpetua. No tendrán piedad y se adueñarán por unas horas de la población. Una población que no se siente desprotegida, porque no saben del poder de los sueños, para estos fantasmas  no hay batalla perdida. Son los reyes de la noche, junto a la luna, reinan por unas horas y son los que gobiernan nuestras mentes. Son los que se adueñan de nuestros corazones, haciéndonos volar y navegar por senderos, llenos de piedras, fango y lodo.

No hay mayor dolor que el desgarro del alma y del corazón, al verla en manos de aquel que yo deseo su muerte. Sangre por sangre, alma por alma, yo solo respiro cuando estoy con ella. Como en una ruleta, van pasando las horas. Ya van quedando menos, para que salga el Sol. Solo falta que la bola caiga en las siete, entonces los fantasmas regresarán a sus lugares de origen y la gente será libre por una jornada de sus pesadillas.

Sumérgete en el sueño más profundo de la noche y deja que los gatos maúllen. No pueden entrar, las ventanas están bien cerradas. No entrarán y te susurrarán al oído, los fantasmas quedarán lejos de ti. No tendrás pesadillas, solo el sueño placentero de cualquier joven te hará gozar de tu momento. Solo disfrutarás del abrigo de la noche en calma.

Que hace en manos de ese hombre, de tal sujeto que podría ser mi padre. No por cariño o sabiduría, sino porque la edad que me la dobla. Al final me cortaré la mano derecha, para así no tener la suficiente fuerza como para acabar con la vida de tal sujeto. Escribo con mis lágrimas saladas, unas palabras, unas frases sin conexión, en las que tú eres el blanco del papel y la tinta, la sangre de mi corazón. Solo deseo dormir esta noche, sin que nadie me aceche. No, no me das miedo.

“Ábreme la puerta de tu casa, morena de ojos negros. Que yo me invito a ser tu novio, a ser tu amante y marido si hace falta. Yo siento el desgarro, yo siento el dolor de mi alma, cuando miro la pequeña foto que me acompaña. En ella nos vemos hace un par de años, sí los mismos que hace que nos conocemos. Ni una sola mirada, ni una sola sonrisa he conseguido arrancarte de tu boca, mientras tú, sí tú, me has arrancado el corazón. Uno que ya no palpita, que se ha quedado parado ante tal belleza.”

Le jura amor eterno, amor del verdadero. Arruga la hoja y la tira al suelo, la pisa y se pone de pie y mirando al techo escucha una voz que le dice…

No pienses que se moverá la cama, no pienses que las luces se encenderán y se apagarán solas, eso son falsas leyendas. Solo son gatos, gatos que callejean al resplandor de los faros de los coches, que van pasando. ¿A qué juegas, que piensas?, no te van a molestar. Solo tienes que esperar a que salga el sol. Si no quieres dormir y quieres estar en guardia, esa será tu historia, será tu problema. Duerme de día, si tienes miedo, yo no lo haría, solo no tienes que dejar que los gatos se acerquen a ti. Solo tienes que dormir.

Sueño, duermo. Sueño, levito que estoy encima de ella, que la rodeo y le ofrezco un jardín de flores y un manantial de agua pura y limpia.

Recuerda que ellos tienen siete vidas y tú solo una, con que descansa. Porque en alguna de las siete, te vendrán, se acercarán y conocerás el poder de los fantasmas. Esas almas errantes que soplan al viento. Que cantan una canción a la sombra de alguna farola, diciendo, maldiciendo que no puedan pasar la frontera y tengan que ser tristes y melancólicos, cantando siempre la misma canción. Maullarán los gatos a su son, como si de un coro de orquesta se tratase. Se juntarán y pensarás que es mejor taparse los oídos, con la almohada. Sentirás igualmente el llanto doloroso de aquellos que no son libres.

Dime, explícame como si fuese un chiquillo que se enamora por primera vez. ¡Ay, ay, ay!, me turba el darte la mano, no te digo nada si encima te arranco un beso. Paseamos por la calle, siempre a la sombra. Porque en Córdoba, si una cosa tiene el verano, es el caluroso día y el amoroso y tierno amor de la noche. Con las ventanas abiertas, en ella de una, me apoyo intentando olvidarte, pero me es imposible y me cruzo de brazos. La noche está a punto de llegar y con ello la soledad de mi cama. En ella te haría mía, en ella rozaría mis dedos tu cuerpo, caricia a caricia te besaría, esperando que nunca se fuese la noche.

No sentirás cadenas arrastrándose, solo los pasos de aquellos que no son felices. ¿Por qué, quién es feliz, siendo eternamente condenado a estar en este mundo, quién es feliz, sin tener la oportunidad de traspasar la puerta?  Una puerta ancestral a la que todos, tarde o temprano, estamos invitados. No hay mayor gato o mayor fantasma, que aquel que en el que entra el miedo, el miedo y la desesperación de sentirse impotente. No sentirse capaz y verse atrapado por toda la eternidad.  Se acaba la noche y se enciende el día, es sábado y no tiene porqué salir. Vuelve en sí, es joven y no piensa más allá de la juventud que le alberga. Pero no todo es así y como una nube negra y tormentosa, escucha entre el relámpago y el trueno….

¿No era para ti una simple puta?, ahora fastídiate y olvídame. Me trataste como si no valiese nada, me dabas el valor de una cerveza de barril. Solo deseabas acostarte conmigo y que te rebajara el precio. Ahora vienes, ahora es cuando te arrastras y vienes en busca de amor y de consuelo.

Ahora sí que llora, ahora sí que cierra los puños y dando un puñetazo a la pared, despierta al doler los nudillos de la mano. Quién sabe lo cierto o mentira, quién sabe quién es dicha señora o señorita, pero no la puede borrar de su mente y esta se adueña de su alma y como un ángel de la muerte se lo lleva, se lo lleva al caer  y precipitarse desde un quinto piso. No quedó nada más de él, que solo su cuerpo. El amor y su alma en sí, ya no son en este mundo, porque fue amor a primer suspiro.

Sueños ancestrales, mitos y leyendas…Quien Sabe la verdadera verdad, a saber





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