viernes, 24 de febrero de 2017

                                    En nombre de quién.

Miro al cielo, miro al Sol, le desafío, le muestro que no me falta valor para ello. Qué más se puede desear, solo la mujer de la que siempre me enamoré hace antaño. Ahora no soy nada más que un hombre de cierta edad, al que la pasión le ha sido relevada por la prudencia, pero al mismo tiempo por el desasosiego. A mis años y despertar ahora como si fuese un recién nacido, me hace llorar y gritar alto, tan alto que se me debe de escuchar desde los más lejanos planetas. Muchos dicen, algunos hablan, de que cada uno de nosotros tenemos nuestro propio planeta o venimos de él hasta este. Quién sabe la verdadera verdad, la verdad absoluta. No sé si existe algún Ser supremo, no he tenido ocasión de conversar con él. Pero si es así, le ruego que me diga mi nombre, mi verdadero nombre, aquel que me haga renacer del olvido y seamos todos recordados.
        
                ¡Por Júpiter!

Naves del espacio interestelar, ¿quién soy de verdad? No me digáis que he sido expulsado de un planeta mejor y mandado al mismísimo Infierno, que es La Tierra. Planeta donde reina la avaricia y la codicia, planeta dónde el amor se confunde con el ser débil y dejar toda alma pura atormentada.
        
                ¡Por Júpiter!

Naves del espacio interestelar. ¡Decidme! Mi verdadero nombre, ¿cuál es? Cuál es aquel de que se me priva de saber.  Seré acaso un títere, un payaso a quién gobernar. ¿Quién maneja los hilos, eres tú Sattan? Quien pueda perturbar un alma sincera, será el que tenga el poder de la Oscuridad.

Hola, no sabes quién soy, pero yo sí sé quién eres tú. Me perteneces, soy tu amo, soy tu conciencia y tu saber. No puedes escapar de mi fuerza y de mi poder. Serás siempre, no un títere o un payaso, sino mi perro de presa, aquel a quién lanzar como guardián de lo tenebroso. Has viajado hasta las entrañas de La Tierra y ahora explora aquello que tiene que ser de quién es verdadero o impuro. Recuerda tu destino, eso sí que ya eres poseedor.

Yo no recuerdo ningún viaje, al menos de que yo sea consciente de ello, para mí no ha ocurrido, no está en mis recuerdos. ¿Quién es el Centinela, que posee las llaves del Infierno? ¡Cuál será su nombre! Este se me ha sido borrado, así como el mío propio.

Para qué quieres saber tanto, no es bueno. No sabes que cuanto más ignorante eres, más rebosas felicidad, sí, rebosas del agua de que los demás dicen que es La Luz. Y ahí quiero que sea tu lugar, un lugar prohibido para aquellos que sienten inquietud por aquello que no es claro y que se confunde con lo malvado. No te apures, el Centinela ya sabe a quién encerrar por mil eternidades. No sufras que tú vienes de otros mares y de otros planos.
        
                  ¡Por Marte!

Seguro que si recordara tal nombre, recordaría tal hecho, tal que me ha llevado a sumirme en la tristeza y melancolía de saber que he vivido en un mundo mejor. ¿Solo soy acaso un hombre anónimo y sencillo, un hombre y ya está? Un cuerpo lleno de carne, con una mirada a veces perdida. ¿A quién le escribo la carta? Esta es de puño y letra, para después ser quemada y enviada al ser más oscuro que puede haber.

Tú eres energía, tú tienes el poder humano, aquel de que todos los que no conformamos el plano terrenal, somos negados. Tú, no te das cuenta, que intentan privarte de tal cosa, porque saben o intuyen o quizás y solo quizás saben que has nacido en la Oscuridad, con la llama de aquello que es impuro y prohibido.
        
                    ¡Por Venus!

Chico busca chica, chica busca chico, para poder procrear.  Quién sabe lo que hay después, pero hay que multiplicar y sumar a la población mundial. Somos los reyes, somos los amos de un planeta que se consume poco a poco.

Chico busca chica, chica busca chico, a quién enamorar. Mostrándole sus encantos, lo atará, lo embrujará de por vida a una existencia marital.

Mira, no seas tonto y mira por este agujero que hago en mitad del plano, sí, ese que se dibuja en la pared. ¿No es acaso aquella chica que tanto te hizo suspirar? ¿No es la que tú querías llevar hasta el altar? Ella sabe que existes, tiene algo que pertenece en el cajón y que le diste en prueba de tu amor. ¿No te acuerdas?

Me acerco y cerrando un ojo, miro a través del otro.  Que veo, está cada día más guapa, me va a hacer enloquecer y ya siento el suspiro del deseo y de la atracción.  ¡Cuál ha sido mi sorpresa! Ella tiene mi número de teléfono. ¿Me llamará? Seguro que me llamará y me rogará que la haga mía. Seguro que volaré en éxtasis  y pisaré los jardines carnales. Aquellos que yo me creía privado y que yo me quedaría sumido en la tristeza y en la melancolía.  Solo han pasado unos cuantos años, unos cuantos amaneceres y anocheceres, qué más da. Yo siempre me he mantenido igual, solo mi cuerpo ha envejecido ya y no mantiene la libido con el pabellón en lo más alto.
        
                         ¡Por Venus!

Reboso felicidad, tal como decía la “voz que me susurraba”. No salgo de la habitación y permanezco ahora inmóvil, tumbado en la cama con la mirada fija en la bombilla encendida. Pienso, solo pienso que si la bombilla fuese una rosa, no dudaría en cogerla y quemarme con ella. Solo pienso y me quedo absorto y después dormido.
        
                      ¡Por Neptuno!

Dos aviones en el aire, planeando entre las nubes respiran libertad, mientras hay algunos pájaros que dibujan esvásticas en el mar. Son gaviotas cazando indiscriminadamente aquellos peces que son débiles o simplemente diferentes. ¿Qué será de ellos, qué será de mí? ¿Me pasará lo mismo, me habrán dibujado una esvástica en la pared? ¡Quién sabe, a saber!
        
                       ¡Por Neptuno!

Yo solo sé que me niegan mi posición y mi nombre, me niega mi  “yo”, me niegan e intentan someterme. ¡Qué sea sumiso! Me dicen y yo no hago caso alguno, yo me niego en absoluto a ser uno más, uno más como en un viejo corral. Yo no quiero ser ni oveja ni pastor, yo solo deseo correr como un león en libertad. Pegar tal rugido que se me escuche en todo el planeta. Ese, ese mismo que me niega, lo que por derecho no se me puede quitar. Solo soy un extraño sin nombre, un hombre anónimo sin más. ¿Qué será de mí, si ansío mi libertad? Una libertad que no puedo en este mundo encontrar. ¡Ay,ay,ay!  Mi corazón late prisionero, bombardeando las ansias de volar.

¿Soy un alma o que dejo de ser? Si no quiero más que vivir y morir en paz, sabiendo que en el otro mundo puedo encontrar. Encontrar, como si fuese la imagen de algún cuadro de algún mediocre pintor, lo que realmente es la sinceridad. Como saber quién lo puede firmar si no es aquel que conmigo viaja con cadenas y sin libertad. Solo el deseo del amor, me hace caer en un estado febril y como si delirase recuerdo las siguientes frases…
      
                       -   Hola grandullón, soy yo tu dulce y bonita chica, aquella que por tanto haces suspirar, estoy aquí al otro lado, en otro plano. No me dejaste despedirme de ti, aquel día, solo nos vimos una vez, una sola noche. Esa vez que recuerdo como si fuese ayer y es que como no recordar tal bello y cálido encuentro. No, déjame hablar, no intentes hablar conmigo, seré yo el que te escriba cartas en el amanecer sombrío de la Oscuridad. Seré yo quien no te deje marchar. Pero por ahora seremos solo compañía, una de esas que se hablan en la lejanía. Rogando un encuentro, que tiene fecha pero no te la puedo decir.
       
                         ¡ Mi Luna!

Pico a la puerta, a una puerta trasera, rasgo la cortina. Sí, esa tela invisible que separa lo real de lo irreal. Qué más da, abrázame, da igual si eres joven mujer, solo deseo sentir el calor. Gozar del cálido sentir de todo aquello de lo que se me priva. ¿Quién es quién? Pica a mi puerta y yo no quiero que nadie me despierte de este sueño. ¿Quién osa molestarme en mi momento de plenitud?


Reza, ora y duerme, pensando que existe algo superior. Algo que se te sumerja en lo más profundo del sueño. Uno de esos que sientes hasta la caída en el vacío, una caída sin fin, pero con retorno al despertar. Vuela hacia abajo, desciende a lo más bajo de La Tierra. Al abismo, al mismísimo infierno. Vuela, vuela hasta que no puedas volver, hasta que no recuerdes el camino y  te dejen en el olvido. Que nadie te recuerde, que nadie te mencione, como si tu vida no hubiera existido jamás.

viernes, 10 de febrero de 2017

                                              Que es el amor ciego.

¿Qué es el amor, cuando se está en plena discordia? ¿Hablo yo o habla él?  Quién sabe, a saber. Solo sé lo que escribo, porque el escribir lo hago yo, ahora ¿quién es el que me relata o dicta? ¿Será un alma inmortal? Desde que los tiempos son tiempos y se hace el amanecer cada mañana, se sabe lo que se sabe y eso significa que “nada”. A muchos, no solo a mí, les gustaría saber a ciencia cierta, lo que hay detrás de la cortina transparente. Ese gran telón que hace terminar nuestra función y nuestra obra quede en si según hemos procreado o no. Lástima, a lo mejor yo por ese motivo escribo, para que todo quede impreso. Impreso, como mi vida misma. Quién sabe si lo que relato, solo es una parte de alguna obra de teatro. ¿Pero a quién no le gustaría elegir el papel? Yo solo escribo, mientras la música se canaliza por mis sentidos.

¿Quién es el que atraviesa por las noches la Gran Ciudad? ¿Quién es el que perturba la calma, en las noches sin sueño? Será, ¿quién será el circula por la serenidad de la Oscuridad?, cómo un diablo plácido es él. ¿Quién es el guardián de la noche? El Centinela que hay apostado en el faro grande de la Luna, solo la noche lo sabe, solo el Sol lo ciega.

    -Yo no camino, yo no corro, todo porque no salgo del lodo, todo por ser cómo no se debe ser, libre y sin alas con las que poder volar. Todo depende de lo que se deba o se juegue, Y yo no he sido bueno ni en una cosa ni en otra. Todo es el todo y nada es lo que poseo.

Banderas verdes, banderas rojas, ¿con cuales nadar? Todo depende de la que se alce en lo alto.  ¡Ojo! 
No llegar a perturbar la noche oscura. ¡Ojo! Con llegar a hacer sombra a la Luna.

¿Cuánto quieres por tu alma? O para ti no tiene ningún valor.¿ Cuanto quieres o que quieres por un rato de ocio o favor? Dímelo al oído, que no lo sepa nadie. ¿Qué quieres? Yo sé lo que vale, vale una vida en la tierra y una eternidad en el infierno. ¿Qué es el infierno? Una zona caliente y llena de fuego o una zona helada que se congela hasta las entrañas, a saber. Ya estoy aquí, ya he venido y me presento. Suelo ser caballero y gentil, pero a la vez justiciero y me cobro todos los contratos que hago, Con que estar seguros de lo que firmáis, porque vale una eternidad en la más absoluta oscuridad. Oscuridad, como oscuro es mi corazón si es que lo tengo. Amarraos bien a las sillas, porque si es posible entablaré amistad con vosotros y os contaré los secretos mejor guardados de la zona oscura. Una zona oscura, llena de sombras y almas débiles de las que se nutre el mismísimo Satanás. Adelantaos y coged asiento y despertad de un letargo largo. Adelantaos y mostraros ante él, el Jefe Supremo que os hará encoger en un baile de las sombras. El baile de las sombras, un baile solo otorgado a aquellas almas que son  fáciles de detectar  y que leen hasta el final. Porque son curiosas y quieren saberlo todo, de aquello que se acontece. No sé cuándo será, si hoy o mañana o tal vez pasado. Me presentaré y os escribiré. No os asustéis y si puedo os haré estremecer. ¡Ojalá lo consiga!, para mí solo es un divertimento. ¿Para vosotros que es? Dicen por ahí, que tengo más vidas que un gato. ¿Será cierto o solo será un plan prediseñado para lanzarme a la Oscuridad Quién sabe, a saber. Lo único que sé, es que no pasamos la vida eligiendo, poniéndonos a prueba, ya sea en la disputa o ya sea en el amor. Ya sea en una discusión acalorada o en los secretos de cama. Quién sabe, solo que domine el libre albedrío y todo sea dentro de un marco de tolerancia y respeto. Yo solo deseo eso y quién viene y no se presenta, quizás solo lo haga por pura diversión.
     
     -¡Sed mi amigo! Quiero que ayudes a superar mi agonía. ¡Sed mi hermano! Juntos venceremos a nuestro mayor enemigo, ese sí, el que hay dentro de mí. ¡Abrázame!, déjame que siente el calor de la amistad. Lloro, no dejo de llorar, por el vacío que hay en mi interior. Sin nada que lo llene, sin nada que lo perturbe, hace que me sienta desconsolado. ¿No hay nadie que me escuche? Solo el viento hace de testigo de aquello que no se ve, no se ve ni se escucha. Es mi vacío interior, es el que no quiere sentirse partícipe de la vida.

No temas, estoy aquí a tu lado, te mando un abrazo y mi más sincera amistad. Te escribiré una carta, para que veas de puño y letra, que lo que digo, lo digo con mi más verdadero sentir.

Sombras, solo sombras veo resurgir desde el suelo. ¿Serán demonios? O quizás el mismísimo Lucifer que viene a buscarme con su cuadrilla de gárgolas. ¿Quién remará en el mar gélido de la Oscuridad? Luz, yo quiero ver luz. Solo eso y el libre albedrío, de aquello que se tolera y se respeta. Siento el abrazo del que se dice ser mi amigo, siento el calor, mucho calor. Pero no sé si me engaña o es verdadero. Sombras y solo sombras en la negritud de la noche, noche negra para ver la luz del amor y de la amistad. Esta se hace un hueco y destruye el vacío, destruye aquello que no es sincero. A veces y solo a veces lo que es malo es solo rebeldía y aquello que se dice ser bueno es solo sometimiento y servidumbre. ¡Ay! Aquella oveja que se descarríe, acabará sola, sola y vacía. Todo por tener pensamientos diferentes y además puros. Nadie puede vencer al vacío, si no es con la complicidad de aquellos que demuestran ser amigos. El tiempo nos cambia las expresiones de la cara, el niño hoy en día es un abuelo, tiene las cicatrices de la vida marcadas. Surcos, como una canción de vinilo, quedan ahondados por culpa de la aguja de la vida, esta que marca las sonrisas y las decepciones.

Chica guapa, valiente mujer, es la que se presta a serle fiel. ¿Quién marca el giradiscos de un gramófono? Solo, realmente solo, se siente aquel que se dice amigo de la bebida. Solo, realmente solo se siente el que en ella se cobija. No hay remedio, no hay quizás solución alguna. No hay remedio de que él su vida destruya. Solo hay la esperanza de que aquella que parece su amiga, se rebele antes de tiempo. Solo queda que él quede adormecido y  en un banco quede sin sentido. Tumbado a ras de cielo oscuro, que sus pies acaben sin zapatos y congelados, por el frío intenso del invierno. Los primeros copos caen en el ambiente, helado y sombrío es el mes de febrero y solo un cartón de vino barato le acompaña. Solo, como una araña ha ido tejiendo su red el alcohol, hasta que cae como una mosca. Sirviendo de alimento, para aquello que no tiene vida propia. Pinceladas  de cielo gris blanquecino, trazos de personas caminando por el paseo marítimo. Bancos vacíos por la intensa helada de la noche. Víctima de los años, víctima de aquella araña, que lo atrapa ajeno a los peligros que acechan su historia.

Diez, veinte años pasan y algo se mueve por dentro de él y no es precisamente su alma, esta está adormecida por el letargo de aquella que produce somnolencia. Quita el frío, quita las penas, pero el dolor con los años se acrecentaran y alguna enfermedad surgirá. Ya sea una pulmonía o algún tipo de cáncer, que hará de araña compañera y se lo comerá por dentro, recorrerá su interior, aniquilando todo aquello es vida. Minará toda la salud y vitalidad y no será por culpa del paso de los años. Tambores resuenan con un sonido tormentoso, lágrimas de sal como lluvia caen en cascada.

¡Despierta! Pero él sigue adormecido. ¡Despierta! Qué será, será si ella lo quiere rescatar. No es una araña, pero también le lanza su red, intenta pescarlo como si fuese un pez en peligro.

Solo desea de qué no sea ahogado en la barra de algún local. Solo quiere que la quiera y que sea el amor incondicional lo que lo salve. ¡Sujétate! Suena una voz, como si viniese de algún país lejano. No hay mejor bandera, que aquella que florece como un almendro.¡ Lánzate a la vida! Solo la Luna hace reflejo, para que esta le sirva de guía.

¡Quieres dejarle en paz! Este hombre, esta alma es mía y tú ni nadie podrá salvarle de su caída. Yo le concedo una copa más, por el simple hecho de que va a ser mío. No podrás convencerle, la red ya ha sido tejida y él, el que tiene nombre pero no se menciona, será mi fiel perro de presa. Una alma como la suya es la que buscaba, sí, será un perro. Pero no un perro cualquiera, será un guardián de la puerta. Le haré superar su cobardía para enfrentarse a la vida y le convertiré en un valiente animal.

Triste pero cierto, yo no lo dejo en paz y que elija por sí mismo. Verdad es, que solo busco su compañía. ¡Seré egoísta! , solo busco mi propia satisfacción y desahogo personal. Solo soy una mujer, una alma fémina que busca un hombre con quién compartir algo más que una simple copa, como puedo ser tan mezquina. Tú sí que sabes, lo volverás valiente y no acabará sus días como un cobarde. Será un buen perro, cierto y eso te lo debemos a ti. Yo pensaba que la Luz era lo más grande, que era el amor y la amistad entre aquellos que quieren ser hermanos. Pero me has despertado de mi error, ahora sé que es más grande el ser un alma con decisión y coraje.

Suena una guitarra acústica a lo lejos, una canción, un réquiem por alguien que fallece. La mujer en cuestión y el hombre en sí, se encuentran en un hospital. Ella de pie con los ojos sollozos y él, el que tiene nombre pero no se menciona, se encuentra tumbado, inmóvil en una camilla de la sala de urgencias. Mucho pensar y mucha soledad, ha marcado su vida, la que es de su propiedad. Ella, asustada y preocupada por dónde irá, le agarra la mano derecha con fuerza. El médico le ha dicho que no despertará ya jamás y que su cuerpo perecerá en un pequeño intervalo de tiempo. A dónde irá ahora, solo el estallido de una bombilla, alerta de la muerte. Solo eso y ella se siente aliviada, porque sabe que al final será un valiente y le manda un pensamiento y ese es el que la espere en el otro lado de la cortina transparente.

domingo, 5 de febrero de 2017

                                             Tacones rubios.

Chica rubia 90-60-90 es lo que soy, solo un cuerpo bonito en un mundo feo y egoísta. Nadie quiere ver  más dentro de mí. Solo me ven pasearme y deslizarme por la barra que hay en el centro del escenario, solo eso. Y yo veo, veo y sigo viendo, un montón de hombres de mediana edad, sin mayor deseo que el de comerme con los ojos. No hay nadie que les espere, no hay nada en la nevera que les llene, solo tienen la bebida aguada de cierto local de una ciudad perdida.

Que será de mí, que será cuando ya no sea tan joven, solo cumplo ahora los 27 y me veo sola, sola y sin destino ni futuro cercano. Sigo adelante y sigo en la barra, hasta que veo como el tiempo de mi turno se agota, dándome un descanso y me marcho a mi camerino. Llego a la puerta y esta está abierta, solo el salir del humo del tabaco delata que hay alguien dentro. Yo me pregunto, yo le pregunto “que hace usted aquí”, sin cortarse ni un pelo me dice y me comenta que le ha dado un buen dinero a “mi amo” por verme en privado. Yo le comento, yo le afirmo que “no tengo ningún amo” y que del dinero que le ha dado yo no veré ni un céntimo. Cosa que él me responde enseñándome la risa que le da a la cartera, una cartera de piel llena de billetes grandes. Me hipnotiza, me deja perpleja y echando la cabeza para atrás tomo asiento en mi silla y le escucho y le observo por el espejo del tocador.

Baila para mí “nena”, baila y hazme vibrar y disfrutar de algo que hago con pronto pago. No puede ser de otra forma, yo quiero que tú “nena”, seas mía y solo mía. Quiero que tú “nena”, me hagas subir hasta el cielo, demuéstrame que puedes, que vales para algo. Yo no quiero más de ti, yo no deseo otra cosa que encontrar el placer en ti. Demuéstrame que no me equivoco y te daré una buena suma por los servicios prestados. Quiero que tú “nena”, me hagas volver loco, solo tú “nena”, me puedes hacer subir al éxtasis.

Se me va el lápiz de los ojos, se me va la cabeza y casi esta se une con los codos. Me quedo desconcertada y tengo que poner límites, porque este hombre no es cualquier hombre. Su traje marrón con corbata a juego, uno de esos que debe de valer unos 500$ y que él lo lleva con una buena percha encima. Su pelo engominado con el flequillo hacia un lado, un hombre de mediana edad y templado por los años. Yo me giro al mismo tiempo que le doy la vuelta a la silla. Trago saliva y le digo, en voz respetuosa, pero se lo hago saber…

Te has vuelto loco, solo es un deseo sexual para ti, no quieres saber si llegué a la Universidad o me quedé en Secundaria, no deseas nada más de mí. No sabes si vivo sola o estoy casada, si tengo hijos y algún padre o madre a la que atender. Que buscas aparte del sexo, yo solo bailo, pero no hago nada más. No traspases la línea, esa sí, la delgada línea que nos separa.

Solo la quietud de aquello que parece en calma, solo el deseo carnal del sexo más salvaje, puede originar tal detalle. El hombre, el ser humano en sí, solo ve lo que ve, sin darse cuenta en que a la gente, a las personas hay que mirarlas a los ojos, hay que saber si aquello que nos acecha es cálido o al contrario es algo tan adverso, que nos puede dejar helados. Qué más da si es de alta o baja estopa, lo que verdaderamente importa es saber si es bueno. Dame un poco de ese elixir, elixir mágico, que me vuelva otra vez joven, joven y llena de vida. Dame un poco de esa crema, crema blanca y aceitosa, con la que pueda disimular en mi cara el paso del tiempo. Solo quiero eso, solo deseo ser joven hasta que me mezcle con el viento. ¿Quién cree en profecías, quién cree en adivinanzas?, si todo es constante movimiento. Se enciende la bombilla roja, me hace la señal de que mi descanso ha acabado y salimos, salimos los dos, no sin antes que el caballero en cuestión, me diga que volverá. Yo suspiro, será mi salida del antro donde tengo que pencar y bailar. Como si fuese una muñeca muevo las piernas, las tengo de “porcelana” o serán de plástico barato. Quién sabe, a saber solo sé que mi oportunidad a lo mejor pasa por delante y tengo que estar atenta para echarle el lazo. De mientras, sigo bailando hasta que dan las doce y mi turno acaba, acaba pero no termina la jornada. Un número de teléfono hay escrito en un billete de 100$ y pienso y repienso, “que hacer”, dudo mucho, pero al final llamo y me responde un tal “Jack”.

Hola “nena”, por fin te has decidido, no te arrepentirás y encima te llevarás una suculenta propina. Eres guapa sabes, solo tienes que bailar para mí, para mí y algún amigo, solo eso, no vamos a tocarte. Solo deseo mirar y disfrutar de la belleza de una dama, solo eso. Ahora relájate y dúchate, que un coche te va a ir a esperar a la puerta. No te preocupes soy de fiar, no sufrirás percance alguno.

Suelto el móvil, me tiembla hasta la mano, pero voy a hacerlo, es necesario y un extra. En la ducha dejo caer el agua caliente, esta me resbala, llevándose, limpiando todo lo sucio del trabajo. Me tiro casi una hora, me dejo llevar y se me pasa el tiempo. “Toc, toc”, suena en la puerta. Es el encargado, me avisa, cosa rara en él. Seguro que también tiene interés, seguro que se lleva parte del baile privado. Solo soy eso, una “bailarina erótica”. Voy a coger tal borrachera, que no recuperaré mi estado sobrio, hasta que la Luna haga el próximo eclipse al Sol. Voy a coger tal mona, que todo parecerá que es cierto. Todo me lo creeré, todo lo tocaré con la punta de los dedos y con ello conseguiré dormir el tiempo.

No es una limosina, no es un Cadillac, pero impone. Su chofer y todo, me abre la puerta y muy gentilmente, me hace subir. Entro en él y él está dentro con una botella de champagne, parece que me haya leído la mente. No me lo pienso ni quiero echarme para atrás y agarro una de las copas de cristal. Luces de la gran ciudad, una ciudad perdida, como los dos que estamos dentro del coche. Este va despacio y puedo disfrutar de un buen sorbo, mientras observo las luces de la noche. ¿Quién será el invitado, quién será quién me espera? Solo espero y dejo pasar el tiempo, total siempre corre deprisa, deprisa y a contra de la corriente. ¿Qué será de mí? Triste y melancólica, no puede ser. Llegamos a una de las casas de la zona alta y se para, se para mientras el portón se abre y pasamos, entramos y él me guiña un ojo. No me toca, pero me siento perturbada.

No te asustes “nena”, no me como a nadie, solo soy un empresario de algo que fabrico. Cada uno es profesional de lo suyo y hoy, precisamente hoy, mi hijo cumple los 18’. Y que mejor fiesta por conseguir la mayoría de edad, que la de presentarle una de las mujeres más guapas de la ciudad. Seguro que me entiendes y le harás sonreír. No, no quiero que te acuestes con él, no eso no, pero sí hazle brillar los ojos.

Sus palabras me hacen sonreír, al mismo tiempo que entiendo la invitación. Un joven que está despertando al mundo, solo un recién llegado a la mayoría de edad que no está del todo preparado para la vida tal como es. Le enseñaré la manzana prohibida, le enseñaré lo oculto que se lleva el erotismo y la carne. No de aquella que debe ser mordida, sino saboreada y mimada, hasta llegar al éxtasis.

Relájate, no te pongas nervioso, para eso me has hecho venir, ¿quién es el joven? Siempre es bienvenido un nuevo, un nuevo a la vida, una vida que a veces parece una montaña rusa y a veces y solo a veces, parece un mar en calma con estrellas en el cielo. Así, así le haré sentirse, no estés preocupado que no traspasaré la línea del respeto y conseguiremos que sea un feliz cumpleaños.

Noches de baile y danza en la gran casa de la gran ciudad. Porteros, vigilantes y hasta perros de presa en la puerta. ¿Quién será dicho empresario? ¿Quién será, que teme y se protege de manera exagerada?. No lo conozco, no es ningún famoso, sino lo tendría visto. Lleva su buen traje y hasta al joven se le ve bien educado. Nada más importa, solo un poco de danza para que despierte su virilidad, pero sin traspasar las leyes del juego.

¡Oye, tú! Tú sí, el que cumple los 18’, ¿has conseguido hacer tuya alguna chica? A mí no me poseerás, pero mira y disfruta, disfruta y solo saborea con los detalles de mi baile y de mis carnes. ¡Sabes! Yo también tuve tu edad, no hace mucho y es que el tiempo corre rápido, con que disfruta. Rompe el muro de la timidez y sal y encuentra, todo es lanzarse al vacío, sabiendo que se lleva paracaídas.

¿Vértigo, que es el vértigo? Si no sufrir el rasgarse uno mismo, sus propias vestiduras. ¿Qué vestiduras? Pues las propias carnes, el sentir el alma como se separa de los huesos, flotando dentro del cuerpo.

Dame un poco de ese licor,¡ ese sí! , el que tienes en aquella estantería y que tiene un número escrito y ese es el “1983”. Quieres beber de ese año, ese año en el todo era tiempo y juventud, que más será sino todo flor y rebeldía.

He desencarnado, pero sigo todavía dentro de mi cuerpo. Solo me he desgarrado, solo me he liberado de tanto apego. Pienso a veces que sería de mí, si tratase de salir del todo, si intentara socorrer y consiguiera lanzarme a un nuevo mundo,  un mundo que creo por ahora cercano, pero lejano en el tiempo. Con qué tendré que esperar, esperar y esperar, hasta que den las doce o las seis, las tres o las cuatro de cualquier día, qué más da. Seguro que tenemos nuestra hora marcada en la pared y nuestro tren parta hacia un nuevo destino, un destino sin frío ni calor, sin hambre y sin sed. En el que todos nos alimentemos de nuestra propia luz, esa sí, la que nos alimenta el alma dándole alas a nuestro corazón.